La ruptura de Banco Base, certificada ayer por las asambleas de Cajastur, Cantabria y Extremadura, supone un problema mayúsculo para el Banco de España. Tiene que buscar una solución de emergencia para Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y en ello lleva más de una semana. Ha pasado un documento de venta a Santander, BBVA, […]
La ruptura de Banco Base, certificada ayer por las asambleas de Cajastur, Cantabria y Extremadura, supone un problema mayúsculo para el Banco de España. Tiene que buscar una solución de emergencia para Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y en ello lleva más de una semana. Ha pasado un documento de venta a Santander, BBVA, La Caixa, Popular y Sabadell, según fuentes conocedoras de la operación. Otras fuentes añaden a Ibercaja -la única caja de cierto tamaño que sigue soltera- a esta lista.
El destino inmediato, si no hay intervención, será su nacionalización parcial por parte del Frob que, muy probablemente, acabará colocando a la entidad alicantina en un banco una vez esté saneada. Tal vez no más allá de octubre.
La CAM tiene un problema muy serio. La imagen de la entidad está en estos momentos muy dañada, por el desgaste del proceloso viaje con Cajastur, pero sobre todo por el estado real de sus cuentas. El motivo por el que sus socias han roto el banco -una morosidad del 9% y una exposición al sector inmobiliario demasiado elevada les llevó a pedir al Frob el doble del dinero que les requería el Banco de España en previsión de que la CAM no resista las nuevas pruebas de solvencia y arrastre a todo el grupo a estar controlado mayoritariamente por el Estado- supone un duro golpe para la entidad alicantina, hasta el punto de que ayer llegó a temerse que podría haber hasta una intervención del supervisor para evitar un posible pánico entre los impositores.
La institución presidida por Miguel Ángel Fernández Ordóñez se ha limitado, por el momento, a pedir que los gestores de la CAM le informen ya de cómo van a salir del atolladero en que se han metido. La caja ha anunciado que, dado que sus socios han decidido descolgarse, ella se va a quedar con el Banco Base, al que ayer aprobó el traspaso de todos sus activos y pasivos y que sería el trampolín para su recapitalización. Esto la sitúa en una posición parecida a la de La Caixa u otras cajas que han optado por convertirse en bancos.
El Banco de España determinará qué cantidad de capital necesita para llegar al 10% -los 1.493 millones que el banco pidió al FROB, aún no concedidos, están ahora anulados- y después se producirá la entrada del capital público, siempre y cuando el supervisor no se decante por otras opciones, como una intervención, que se ve como muy peligrosa para el proceso de captación de inversores en que está sumido el resto del sector financiero. El 28 de abril finaliza el plazo para tener aprobados todos los planes.
Si el Estado supera el 50%, la caja se convertirá automáticamente en una fundación para regir los destinos de la obra social, aunque podría plantearse esta opción con un porcentaje menor o seguir como tal. Lo esencial, sin embargo, es que el FROB incorporará a sus propios consejeros, que procederán, sin lugar a dudas, a una limpieza interna en toda regla.
Las entidades que reciban fondos del FROB tendrán un plazo de dos años para recomprar la participación. En caso de que la entidad no sea capaz de retomar el control, la participación del FROB deberá venderse a través de un proceso competitivo, siempre antes de un período máximo de cinco años. Éste sería el escenario para la CAM, pero las fuentes financieras consultadas creen que, dada la extrema dificultad de la caja para generar recursos suficientes para devolver el dinero, lo más probable es que a partir de octubre, cuando se cierre el proceso de recapitalización, el Banco de España decida colocar la CAM a otra entidad.
Se ha planteado la opción de que La Caixa se haga cargo de la entidad alicantina, aunque parece muy difícil en un momento en que la catalana está en pleno proceso de cambio y precisa una imagen ante los mercados que la CAM oscurecería. Así que la posibilidad que en este momento se apunta como más factible es que acabe en manos de alguno de los grandes bancos -Santander, BBVA, Sabadell o Popular-, aunque es muy probable que con contrapartidas monetarias.