Cuatro jóvenes de Palestina e Israel acaban de hacer escala en Euskal Herria para dar a conocer su realidad pero, sobre todo, para reclamar una ayuda que puede ir desde el boicot a los productos israelíes hasta las visitas a las páginas web existentes contra la ocupación. Tania Wahbeh es palestina, vive en Ramallah y […]
Cuatro jóvenes de Palestina e Israel acaban de hacer escala en Euskal Herria para dar a conocer su realidad pero, sobre todo, para reclamar una ayuda que puede ir desde el boicot a los productos israelíes hasta las visitas a las páginas web existentes contra la ocupación.
Tania Wahbeh es palestina, vive en Ramallah y estudia inglés y traducción en la universidad de Birzeit. A su lado, se sienta Gilad Meyshar, israelí y activista contra la ocupación de Palestina. Es también miembro de Alternative Information Centre (AIC), cuyo objetivo es denunciar todas las agresiones y vulneraciones de derechos. Esa denuncia les ha traído a Euskal Herria de la mano de la Red Mewando (PTM, EHGAM, Zutik, ELA, CCOO, Consejo de la Juventud de la CAV y Coordinadora de ONGD de Euskadi) y varios agentes sociales. Mira Dabit, también palestina de Ramallah y estudiante de sicología y sociología, y Ofir Feuerstein, de Israel y representante de Btselem, les han acompañado en el viaje. El mensaje que Tania Wahbeh quiere trasladar en su primera visita a Euskal Herria es claro: «Emplazo a todos que nos ayuden para acabar con la situación que padecemos, que empeora cada día. Hay mil formas de ayudar».
Una de ellas es «boicotear los productos israelíes, porque éstos ayudan a construir los asentamientos y a comprar las armas con las que se mata a los palestinos. Si el conjunto de la ciudadanía empezara a boicotear a Israel, estaría dando un paso importante para ayudar a los palestinos y poner fin a la ocupación», subraya. «Podemos lograr que la comunidad internacional se involucre en organismos de apoyo a Palestina», añade. Wahbeh pone el mismo énfasis en reclamar el boicot para Estados Unidos, «uno de los principales aliados de Israel».
«El muro, un verdadero monstruo»
Mientras las grandes potencias les dan la espalda, la situación y conculcación de derechos va de mal en peor a cada día que pasa. Ella lo sabe muy bien. Cualquier desplazamiento, por mínimo que sea, supone un calvario debido a los férreos puestos de control, «donde los israelíes ni siquiera nos tratan como seres humanos». «Es deprimente, porque todos los días es lo mismo. Pese a todo, los palestinos resistimos y vamos a estudiar, porque queremos obtener una educación, trabajar y, en definitiva, vivir como cualquier otro ser humano», remarca.
En este contexto de vulneraciones sitúa la construcción del muro y recuerda que sigue su curso y que tampoco ha habido tregua en la destrucción de las viviendas de palestinos y en su expulsión. «No podemos salir para nada y mucha gente está desempleada porque, sencillamente, no puede trabajar», denuncia.
Preguntada sobre la posición que mantiene la Unión Europea con respecto al Gobierno palestino de unidad nacional, no duda en afirmar que «todos sus posicionamientos vienen a reforzar y respaldar a Israel. Hamas venció en las elecciones democráticas y, pese a haber sido unos comicios democráticos, la UE no los reconoce».
Por su parte, Meyshar lamenta que en Israel, «la resistencia contra la ocupación es muy pequeña. La mayoría de la población cree en la ocupación; ir en contra de ella y de esta percepción generalizada es un paso importante». Ocasionalmente, trabaja en Ramallah. Para eso, «primero tengo que pasar por varios puestos de control. Recorrer 15 kilómetros equivale a tres horas. Aparte de esto, para mí es ilegal ir a Ramallah».
Como militante activo, coopera en la reconstrucción de las viviendas demolidas por el Ejército israelí, secunda cada manifestación en contra del muro y «cualquier otra iniciativa que se presente».
Sobre las sensaciones que le produce esta inmensa y kilométrica barrera, «no sé si decir que la odio, la detesto o… No sé cuál es el adjetivo más apropiado, lo que sí tengo claro es que debe ser el más contudente del diccionario». «Es un verdadero monstruo», afirma. Eso sí, Meyshar considera que «todavía estamos a tiempo de pararlo. Han construido el 50% y, aunque esto suena terrible, aún podemos evitar el resto si hay suficiente presión contra el Gobierno israelí».