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La tragedia de la inmigración en Canarias

El buque fantasma o el terrorista errante

Fuentes: Rebelión

A finales de agosto de 2001 saltaba a las primeras páginas de los medios internacionales la noticia de que un carguero noruego, El Tampa, con capacidad para 20 tripulantes había rescatado a unas 438 personas -casi todas afganas, todas pobres- al naufragar el ferry en el que viajaban en aguas internacionales, cerca de la isla […]

A finales de agosto de 2001 saltaba a las primeras páginas de los medios internacionales la noticia de que un carguero noruego, El Tampa, con capacidad para 20 tripulantes había rescatado a unas 438 personas -casi todas afganas, todas pobres- al naufragar el ferry en el que viajaban en aguas internacionales, cerca de la isla australiana de Christmas, a unos 1.500 kilómetros de Oceanía y a 350 de la isla indonesa de Java. La lejanía del suceso acrecentó las simpatías y adhesiones por un «capitán coraje», Arne Rinnan, que contra viento y marea luchó por una salida digna para su cargamento humano. Se las vio con el mismísimo John Howard, primer ministro australiano, más preocupado por organizar la participación del ejército australiano en la coalición de la muerte que invadió, expolió y bombardeó Iraq, que en dar asilo a un grupo de desheredados. Ya se encargarían los neozelandeses o lo papuanos de ofrecerles humanidad, y así fue finalmente.

Los medios canarios se hicieron eco de tal hazaña dando rienda suelta a una sana ira contra lo inhumanos que son en las antípodas con los pobres, con esos inmigrantes que no tienen nada, los pobres sin papeles. En el periódico El Día, el articulista Manuel Alcántara llegó a vaticinar: «La historia de la inmigración será un capítulo tan vergonzoso en la historia de la humanidad como lo fue la historia de la esclavitud». El Diario de Avisos competía en «solidaridad» con la Opinión y La Gaceta por esos lejanos y pobres desgraciados que nadie parecía querer. La televisión Canaria y El País, empresas de Prisa -por si no se sabía- hablaba de parias en un mundo insolidario. ¡Qué ternura!

Pero eso era en 2001 y con los pobres del otro lado del mundo. Ahora y con los vecinos pobres africanos la cosa es distinta, la solidaridad y la ternura no se reflejan sino cuando la miseria aparece flotando muerta en nuestras playas; por lo demás, y desde hace muchos años, sólo nos enseñan a tener miedo a la invasión negra de las pateras. Nos martillean con la consigna de que unos curiosos mafiosos, que se ponen de oro jugándose la vida en unos barcuchos, son los únicos responsables de todas estas tragedias; sin embargo, nada se sabe de los contratantes de la segunda parte, es decir, de los empresarios aprovechados, y mucho menos cuánto se paga a gobiernos corruptos o a monarquías asesinas e invasoras por el trabajo sucio de pararles los pies lejos de aquí y de cualquier manera.

La última invención para crear pánico, para multiplicar exponencialmente el miedo cerval al emigrante pobre y negro, lleva la firma del más prestigioso periódico canario en materia de desinformación, de alienación, de falta de veracidad, de manipulación y odio -sobre todo al pérfido canarión-. El Día ha añadido una nueva muesca en la culata de la xenofobia más rancia, por él el mundo ha sabido que el barco que desde finales de marzo deambulaba por el golfo de Guinea rumbo a Canarias es nada más y nada menos que un nido de terroristas de Al Qaeda. Todas las Armadas de la región, para regocijo del fascista José Manuel Soria, líder del PP canario, han estado persiguiendo a ese «maldito barco», incluso la mauritana que no tiene más que una patrullera prestada por el Estado Español. Poco importa que sus 500 pasajeros sean igual de pobres que los afganos, y mucho menos que tengan algún problema de salud, de espacio o falta de alimentos, porque ya se sabe: el mejor terrorista es el terrorista muerto. Este barco no es el Tampa ni se encuentra a millones de kilómetros de distancia, no tiene nombre y casi lo ilumina el faro de Orchilla en el fin del mundo de la isla de El Hierro, es un barco que navega razonablemente bien y, por lo tanto, algo esconde, casi seguro que terroristas pakistaníes, porque de no ser así el barco sería un cascarón destartalado. Esta ballena metálica parece haber engullido a cientos de Jonás terroristas dispuestos a acabar con las torres gemelas que construye Ferrovial a dos palmos de las chimeneas de la refinería de Santa Cruz de Tenerife. Esa ha sido su deducción, su confirmación se las proporcionó el servicio secreto marroquí. Eso es ojo clínico antiterrorista.

La verdad es que la élite político-empresarial canaria no sabía cómo involucrar definitivamente a la UE en su nueva cruzada en busca de otras suculentas subvenciones que sustituyan a aquellos fondos de cohesión, estructurales, etc. a los que la ampliación de la Unión ha puesto fecha de caducidad. El terrorismo siempre ha dado réditos a aquellos que dicen combatirlo, Al PP y al PSOE en forma de votos fuera de Euskal Herria; incluso Coalición Canaria ha sacado pecho con los golpes policiales a ETA. Ya empezó la campaña de sensibilización de una supuesta e insoportable presión inmigratoria, adornada con supuestos terroristas. A Ricardo Melchior, multiempleado en la presidencia del Cabildo tinerfeño y en el Senado español, tanta indignación por la insensibilidad del gobierno español le ha agravado la cuperosis. ¿Por qué no se indignó con los asesinatos de saharauis a manos del invasor Mohamed VI? ¿Por qué su partido (CC) sólo demanda medidas policiales y de control de frontera? ¿Por qué mienten hablando de «invasión» cuando estos inmigrantes sólo representan el 1.5 % de las personas foráneas que llegan a las islas? ¿Por qué en las islas no se construyen centros dignos que den cobijo a todos los sin papeles que van a seguir llegando? Finalmente, ¿Es consciente de que en Mauritania, a donde el Gobierno Canario está expulsando a las últimas oleadas de inmigrantes, la esclavitud, aunque abolida, sigue siendo una práctica habitual tal como ha denunciado Amnistía Internacional, Sos Slave o la Organización Mundial contra la Tortura? Sí, seguro que si.

Los Satocan y los Ignacio, los Lopesan y los Plasencia y los Cobiella saben perfectamente que el futuro para sus negocios está en África a pesar de que el Magreb se halle blindado, el Golfo de Guinea en continua convulsión y el Sahel a punto de combustión. Ya se han instalado varias oficinas de negocio de las Cámaras de Comercio insulares -debidamente subvencionadas, faltaría más- a modo de potentes «cabezas de puente» empresariales en la región, sólo falta que empiecen a llegar los camellos cargados de euros contra el terrorismo, para el blindaje de las fronteras o para las numerosísimas iniciativas de cooperación que, a buen seguro, se desarrollarán. La marca «Canarias, plataforma tricontinental» empieza su andadura.

No obstante, estos aprendices de gendarme neocolonial pondrán el grito en el cielo contra las ineludibles maniobras militares, sobre todo si aparece algún zifio muerto, y llorarán, junto a sus piadosas ONGs, las seguras muertes de más pobres negros emigrantes.