Traducido para Rebelión por Jalil Sadaka
Las relaciones entre las autoridades egipcias y el movimiento islámico Hamás pasan por malos momentos y se espera que vayan a peor. El detonante de este deterioro es el nuevo fracaso de los intentos de reconciliación entre al Fatah y Hamás, por mediación de Egipto, que no dudó en acusar a Hamás de dicho fracaso, la guerra de declaraciones desatada Inmediatamente después revela el nivel el enfrentamiento entre ambos. El punto álgido de esta crisis produjo cuando uno de los lideres de Hamás, Zahaar se quejó amargamente de que Egipto considera a los asuntos palestinos como un tema de seguridad nacional, muestra de ello es que la competencia sobre estos asuntos corresponde al ministro responsable de los servicios de inteligencia
Las desavenencias entre Hamás y Egipto estaban previstas y hasta cierto punto son naturales, aunque ambos se esforzaban en ocultarlas, pero la paciencia mutua parece que ha tocado a su fin, ya resulta imposible mantener por más tiempo la cortesía.
Resulta evidente afirmar que las autoridades de Egipto no sienten la más minima simpatía por Hamás y no desean que sea su vecino por una serie de poderosas razones que enumeramos a continuación:
Primero: El pleno compromiso del Gobierno de Egipto con la seguridad de Israel adquirido a partir de la firma del los acuerdos de Camp David. Estos acuerdos obligan al Gobierno de Egipto a velar por la seguridad de Israel e impedir cualquier amenaza procedente de su territorio o los territorios palestinos aledaños, aunque tenga que oponerse a los movimientos de de la resistencia palestina, entre ellos Hamás.
Segundo: Las autoridades egipcias consideran a Hamás una amenaza directa para sus propios intereses, por considerarlo el brazo armado del movimiento de los Hermanos Musulmanes, que es el grupo de oposición mas serio al gobierno en Egipto. La existencia de Hamás intensifica los temores del régimen de Mubarak ante los posibles enfrentamientos con la oposición interna, que pueden devenir en violencia si continúa el estancamiento democrático en este país
Tercero: las autoridades egipcias, están plenamente comprometidas con EE.UU. en la lucha contra los movimientos islamistas en el mundo árabe, con la excusa de luchar contra el terrorismo. Por lo que Egipto ya es parte fundamental en esta guerra y por ello es natural considerar a Hamás como una prioridad para las autoridades de este país.
Cuarto: Las autoridades egipcias consideran la Franja de Gaza un eslabón más en su seguridad nacional. Aunque hasta este momento no han formulado una alternativa política sobre el futuro de esta zona, por una parte no desean recuperar su dominio sobre la Franja, tal como estaba antes del 1967, una opción que prefiere Israel, por otro lad, no puede aceptar el dominio de Hamás reconociendo la realidad existente, y lo más grave es que todos los intentos de derrocar a Hamás no han tenido éxito, más bien al contrario.
Las autoridades egipcias contemplan todo esto como un fracaso propio, su política resulta contradictoria, sobre todo al ver que el control del los asuntos palestinos se le escapa de las manos, sólo le queda una parte menguante representada por ANP en Ramala, que pierde protagonismo dentro y fuera del campo palestino por varios motivos, entre los que cabe destacar el fracaso del proceso de paz.
Una destacado líder del Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, Zahaar, tiene toda la razón al expresar su malestar por hecho de que Egipto otorga la competencia sobre el conflicto palestino a los servicios de inteligencia dirigidos por Omar Sulaiman. Pero Zahaar omitió decir que Egipto trata las relaciones con Hamás como asunto de seguridad nacional, remarcando su negativa de reconocer a Hamás como un movimiento político con gran arraigo en la sociedad Palestina, y que obtuvo una amplísima mayoría en las elecciones, libres y justas.
Este trato por parte de Egipto hacia Hamás, enmarcarlo dentro del marco de la seguridad, es lo que llevó a este país a expresar su disgusto por la visita del secretario general de la Liga de los Estados árabes a la Franja de Gaza y su encuentro con el Primer Ministro de Hamás Ismael Hanyia. Dicha visita del máximo representante de la Liga Árabe es un reconocimiento político que no agrada a Egipto, por las connotaciones políticas, en relación con Hamás, que supone su reconocimiento definitivo del mundo árabe, después de cuatro años de dudas.
Es evidente que Hamás tiene una parte de la responsabilidad por tolerar el trato recibido por Egipto como un movimiento insurgente y porque su máximo líder Jaled Mishaal, que visitó Egipto en más de una ocasión, nunca manifestó su disgusto por tener a un interlocutor como el director de los servicios secretos, Omar Sulaiman, en vez de haber sido recibido al menos por el Ministro de Asuntos Exteriores si no por el propio presidente.
Mishaal debería haber exigido el reconocimiento de Egipto como contrapartida a su disposición a firmar el documento de reconciliación palestina redactado por Egipto, y no lo hizo, al menos públicamente.
Este mismo razonamiento se podría decir de los lideres de Hamás en el interior que visitaron Egipto en varias ocasiones, tenian suficientes argumentos para convencer a las autoridades egipcias de cambiar su actitud hacia ellos, al igual que trataron en su día con Arafat y su Comité Central, que fueron recibidos por las autoridades de este país mucho antes de que fuera presidente de la OLP, al igual que el dirigente de las Fuerza Libanesas, Samir Gaga, que fue recibido por el mismo Mubarak.
Otra cuestión que deberíamos abordar en este pequeño análisis sobre las relaciones entre Hamás y Egipto se refiriere a las circunstancias en las que estalla esta crisis, para ello debemos apuntar una serie de cuestiones regionales:
1- El incremento del protagonismo de Turquía en el conflicto Árabe- israelí. Está claro que Turquía, aliado de Hamás, ha adquirido después de la crisis de la Flotilla de la Libertad un papel principal, ganándose la simpatía de la mayoría de los árabes y musulmanes, esta notoriedad turca se consiguió en detrimento del papel tradicional de Egipto, que se ha reducido al mínimo. Esto explica la decisión de Egipto de abrir el paso de Rafah sin contrapartidas, por temor a la reacción del pueblo egipcio.
2- El estancamiento del proceso de paz del que Egipto se considera uno de sus principales patrocinadores. Las negociaciones se encuentran en punto muerto pues la colonización judía de los territorios ocupados ha viciado totalmente dicho proceso.
3- Egipto siente una gran desazón por la negativa de Hamás a aceptar su mediación en las negociaciones para el intercambio de presos con Israel, incluso contempla con disgusto el intento de Hamás de buscar intermediarios occidentales, sobre todo alemanes, para concretar los detalles de esta posible operación de canje.
4- La intensificación de las presiones internacionales para poner fin al bloqueo de Gaza, al que ha contribuido de forma decisiva Egipto en colaboración con Estados Unidos, Israel, Europa y la Autoridad nacional Palestina. El fin del bloqueo supone el fracaso de las apuestas egipcias, para restaurar el poder de la ANP en Gaza en sustitución de Hamás.
La crisis entre Egipto y Hamás puede intensificarse. Las consecuencias mas probables son el giro de Hamás hacia el eje de Turquía, Siria e Irán, con las consiguiente presiones, por no decir persecuciones, contra los lideres de Hamás en Gaza, y el posible cierre total de del paso fronterizo de Gaza con Egipto.
No hay duda de que los graves errores cometidos por las autoridades egipcias durante los últimos cuatro años como consecuencia de su política de castigos colectivos contra la población de la Franja de Gaza, para desprestigiar a Hamás y provocar un levantamiento en su contra, van a persistir. Los que conocen el trato recibido por los habitantes de Gaza en el territorio egipcio, donde son conducidos como animales enjaulaos hacia el paso de Rafah, saben muy bien a qué nos referimos.
Respecto a la reconciliación palestina y el famoso documento egipcio, podemos afirmar que éste ha caducado. Las consecuencias de la matanza de la Flotilla de la Libertad han eclipsado todo lo anterior. Podemos decir que el Movimiento de Resistencia Islámico está ahora en una posición más consolidada por las alianzas forjadas, al contrario de las alianzas de la ANP que sólo procuran debilitarla más para obligarla a aceptar una solución conforme a los intereses de Israel.
rCR