Las consecuencias sociales, económicas y ambientales del desperdicio de alimentos son graves para Medio Oriente y el norte de África, que depende mucho de las importaciones, tiene limitadas posibilidades de aumentar la producción y sufre escasez de agua y de tierras cultivables. Reducir la pérdida de alimentos es fundamental para tener sistemas de alimentación sostenibles […]
Las consecuencias sociales, económicas y ambientales del desperdicio de alimentos son graves para Medio Oriente y el norte de África, que depende mucho de las importaciones, tiene limitadas posibilidades de aumentar la producción y sufre escasez de agua y de tierras cultivables. Reducir la pérdida de alimentos es fundamental para tener sistemas de alimentación sostenibles y lograr la seguridad alimentaria. Crédito: FAO
ROMA, 27 jun 2017 (IPS) – No es ningún secreto que el mayor responsable del cambio climático es la codicia: de las mayores corporaciones privadas del mundo, que ciegamente buscan obtener un ilimitado rédito económico, y de dirigentes políticos, que también ciegamente están dispuestos a mantener su poder a cualquier costo. Pero la gente de a pie puede ayudar a enlentecer esta carrera infernal.
El desperdicio de alimentos se instaló como una costumbre peligrosa, pues compramos más de lo que necesitamos en los supermercados, lo que hace que las verduras y las frutas se terminen pudriendo en casa, u ordenamos más de lo que podemos comer en los restaurantes.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) insiste sobre estos problemas. Pero al parecer la humanidad no presta realmente atención a las formas de evitar el enorme desperdicio y la pérdida de alimentos, pero se lamenta que el hambre y la pobreza otra vez alcanzaron cifras récord en varias partes del mundo, a menudo como resultado de desastres causados por los seres humanos y su consumo excesivo y hasta voraz.
Los hechos son contundentes en lo que respecta a la pérdida y al desperdicio de alimentos.
En los países en desarrollo, la gran parte de los alimentos, 40 por ciento, se pierden en la etapa de cosecha o de procesamiento, precisó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en Roma.
Mientras, en los países ricos, se pierde la misma proporción, 40 por ciento, en la etapa de consumo o de venta al por menor. Los comercios tiran la comida que nadie compró o los hogares, la que nadie se comió.
Cualquiera de las dos formas se conocen como «desperdicio alimenticio».
Todos los años, se pierden o se tiran unas 1.300 millones de toneladas de alimentos producidos para consumo humano en el mundo.
El desperdicio de alimento aumenta los gases invernadero
«Creamos hábitos que dañan a nuestro mundo y suponen una presión adicional para nuestros recursos naturales. Cuando desperdiciamos alimentos, desperdiciamos trabajo, dinero y recursos preciados (como agua y semillas) utilizados para obtener alimentos, por no mencionar los recursos destinados al transporte», detalló la FAO.
En otras palabras, el desperdicio de alimentos eleva las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático. Se trata de un exceso en un momento en que casi 1.000 millones de personas pasan hambre, y un desperdicio de trabajo, agua, energía, tierras y otros insumos utilizados en la producción.
En los países industrializados, el desperdicio se concentra en la etapa de consumo, mientras que en los de bajos ingresos se da principalmente al inicio y en el medio de la cadena de suministro, detalla la agencia de la ONU.
Asimismo, en los países en desarrollo, las pérdidas obedecen principalmente a problemas relacionados con la mala calidad del transporte y de las instalaciones para almacenar, procesar y empaquetar, además de la falta de ciertas capacidades que hacen que la producción, la cosecha, el procesamiento y el transporte de alimentos sean ineficientes.
Según las características del alimento y el contexto local, las actividades que son clave para reducir las pérdidas están a cargo de pequeños agricultores u otros actores que operan cerca de granjas, como comerciantes, recolectores, agroprocesadores y cooperativas de venta, detalló.
Una razón del desperdicio es que es difícil para los pequeños agricultores garantizar una entrega eficiente de la producción a sus clientes por el volumen pequeño de sus operaciones y por su vulnerabilidad cuando deben de hacer frente a fluctuaciones ambientales y comerciales.
La situación contribuye no solo al desperdicio, sino también al elevado costo de las transacciones, a la pérdida de ingresos y al aumento de la inseguridad alimentaria, lo que refuerza el argumento para apoyar a las organizaciones de productores que promueven la capacidad colectiva de las operaciones minifundistas.
Iniciativa del Banco de Alimentos de Emiratos Árabes Unidos
Algunos países ya tomaron decisiones políticas para institucionalizar esfuerzos para luchar contra el hambre y el desperdicio de alimentos. Emiratos Árabes Unidos creó a principios de este año el Banco de Alimentos.
Ese país confirmó su voluntad política de institucionalizar la lucha contra el hambre y la pérdida de alimentos, y encabezará los esfuerzos regionales en la lucha contra el desperdicio y la pérdida de comida.
El banco reunirá a muchos actores para recolectar el exceso de alimentos en hoteles, supermercados, restaurantes y granjas. Luego, almacenará y empaquetará la comida para su distribución. Aparte, los alimentos no comestibles se reciclarán para otros usos, incluido, aunque no solamente, la elaboración de alimentos para animales y de fertilizantes.
El desperdicio y la pérdida de alimentos en Medio Oriente y el norte de África se estima en unos 250 kilogramos por persona, unos 60.000 millones de dólares al año, y por ello es fundamental reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos para lograr sistemas sostenibles de alimentos y garantizar la seguridad alimentaria regional.
Mientras, los malos hábitos se pueden cambiar y el recalentamiento planetario se puede reducir también a escala individual.
Ideas para reducir el desperdicio de comida
• Pequeñas cantidades: Sirve o come porciones de comida más pequeñas en tu casa y comparte con tus amigos en los restaurantes, en caso de que las porciones sean muy grandes.
• Reutiliza tus sobras: Guarda tus sobras para otra comida o utilízalas en un plato diferente.
• Compra sólo lo que necesitas: Sé inteligente con tus compras. Haz una lista de lo que necesitas y procura seguirla. No compres más de lo que puedes consumir.
• Deja los prejuicios a un lado: Compra frutas y verduras «feas» o irregulares. Son igual de buenas, pero un poco diferentes.
• Revisa tu refrigerador: Almacena los alimentos a una temperatura entre 1 y 5 grados centígrados para una frescura y una vida útil máximas.
• Primero en entrar, primero en salir: Trata de usar productos que habías comprado anteriormente. Mueve los productos más viejos al frente y coloca los más nuevos en la parte posterior.
• Entender las fechas: «Consumir antes de» indica una fecha en la que el alimento es seguro para ser consumido, mientras que «Consumir preferentemente antes de» significa que la calidad del alimento es mejor antes de esa fecha, pero sigue siendo seguro para el consumo después de esta. Otra fecha que se puede encontrar en los paquetes de alimentos es la de «Caducidad», la cual es útil para la rotación del inventario para los fabricantes y minoristas.
• Compostar: Algunos desperdicios de alimentos pueden ser inevitables, así que ¿por qué no instalar un contenedor de compost?
• Dona el excedente, compartir es vivir.
FUENTE: FAO
Traducido por Verónica Firme
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/06/el-cambio-climatico-puede-frenarse-a-escala-individual/