Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
«Si los «humanitarios» de la Iniciativa de Política Exterior y la Fundación por la Defensa de la Democracia logran que el gobierno de Obama adopte sus «opciones» para ayudar a la oposición contra el régimen sirio, Bill Kristol pronto celebrará la sexta «guerra de liberación musulmana» que él y sus compinches pro israelíes han llevado a librar a EE.UU., con poca consideración por toda «la sangre vertida y el tesoro gastado». A menos que el pueblo sirio quiera que su país se agregue a la dudosa lista de Kristol de los «liberados» -Kuwait, los Balcanes, Afganistán, Iraq y Libia- más vale que haga saber claramente que no tiene deseo alguno de obtener el tipo de «ayuda» ofrecido por grupos pro israelíes».
El 8 de noviembre, la Iniciativa de Política Exterior (FPI por sus siglas en inglés y la Fundación por la Defensa de Democracias (FDD) emitieron en conjunto un documento de debate que describe «opciones políticas para que EE.UU. y naciones de la misma opinión ayuden más a la oposición al régimen sirio». Titulado «Hacia una Siria post Assad», el documento aboga por la imposición de «sanciones paralizadoras» contra el gobierno de Assad, el suministro de ayuda a grupos opositores sirios y la introducción de zonas de exclusión aérea y zonas prohibidas en Siria.
Fundada en 2009, la FPI es la sucesora del Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC), un grupo neoconservador que presionó incansablemente por la guerra contra Iraq desde su fundación en 1997. El consejo de directores de la FPI consiste en los cofundadores de la PNAC Robert Kagan y William Kristol; Dan Senor, expasante del Comité de Asuntos Públicos EE.UU./Israel (AIPAC) y Eric Edelman, protegido de Paul Wolfowitz en el Pentágono, quien gracias al apoyo de Richard Perle reemplazó al subsecretario de Defensa Douglas Feith (abrumado por escándalos) en 2005. En un artículo de 2004 titulado «Al servicio de dos banderas», Stephen Green calificó a Wolfowitz, Perle y Feith de ser «los poderdantes» de una red neoconservadora pro Israel, que habían «demostrado, en su anterior servicio en el gobierno, su disposición a sacrificar los intereses nacionales de seguridad de EE.UU. a los del otro país».
Establecida poco después de los ataques del 11-S para propugnar una agresiva «guerra contra el terror», la FDD también ha demostrado una preocupación preeminente por los intereses de seguridad de Israel. Entre sus fundadores más destacados están Edgar M. Bronfman, presidente del Congreso Judío Mundial de 1979 a 2007, Charles Bronfman y Michael Steinhardt, cofundadores de Taglit Birthright, que ofrece viajes gratuitos a Israel a jóvenes adultos judíos como aliciente para continuar su programa de adoctrinamiento pro Israel; el magnate de los medios Haim Sabam, quien prometió 13 millones de dólares a Brookings Institution en 2002 para fundar el Centro Sabam para Política de Medio Oriente a fin de influenciar la política de EE.UU. en una dirección pro Israel; Jennifer Mizrahi, directora del Proyecto Israel, y Dalck Feith, padre del antes mencionado «riesgo para la seguridad» Douglas Feith. «Con la revelación de sus listas de donantes», escribió Eli Clifton en un informe del 19 de julio, «es cada vez más obvio que la propugnación por la FDD de una intervención militar de EE.UU. en Medio Oriente, su actitud belicista contra Irán, y su defensa de la política derechista israelí son consecuentes con los intereses de sus donantes en la propugnación ‘pro Israel’.»
Aunque no menciona el antiguo interés de Israel por la desestabilización de Siria, el documento de debate de FPI/FDD subraya dos de los trillados temas de los grupos: la lucha contra el terrorismo y la protección de los derechos humanos. «El gobierno sirio, antiguo patrocinador del terrorismo más allá de sus fronteras», afirma el documento, «libra ahora una guerra interior contra su propio pueblo».
Reconociendo que es «poco probable» que el Consejo de Seguridad de la ONU «actúe pronto» «debido a lo que ellos desacreditan como la «parálisis» impuesta por Rusia y China, la FPI y la FDD se dedican a proponer las opciones que según ellos tiene EE.UU. para responder a «las provocaciones del régimen de Assad». Citando un documento de Michael O’Hanlon de Brookings Institution, que sugiere las «opciones militares» de una campaña aérea, una operación marítima para imponer enérgicas sanciones, una zona de exclusión, e incluso una invasión para realizar el cambio de régimen, propone mantener esas opciones «sobre la mesa» mientras se explotan algunos «pasos intermedios» adicionales.
Crítico de la lenta reacción del gobierno de Obama ante la crisis siria, el documento de FPI/FDD insta al presidente y al Congreso a «trabajar a fin de aprobar rápidamente legislación para imponer sanciones estadounidenses más duras contra Siria». Como ejemplos de proyectos de ley relevantes que están pendientes, el documento cita la Ley de Sanciones Siria de 2011, presentada originalmente por los senadores Kirsten Gillibrand, Joe Lieberman y Mark Kirk; y la Ley de Apoyo a la Libertad Siria, presentada originalmente por los representantes Ileana Ros-Lehtinen y Eliot Engel. Mientras pocos miembros de Congreso se pueden permitir enfadar al lobby Israel, no sería una sorpresa para observadores del lobby oír que Gillibrand, Lieberman, Kirk, Ros-Lehtinen y Engel han «presentado» lo que fue ciertamente legislación redactada por el AIPAC.
Para reforzar su caso a favor de zonas de exclusión aérea y zonas prohibidas en Siria, FPI y FDD señalan que «destacados legisladores discuten ahora esa posibilidad». El senador Joe Lieberman, señalan, «sugirió primero que se consideraran opciones militares para proteger a los civiles sirios en marzo de 2011, y volvió a la idea de zonas de exclusión aérea y zonas prohibidas en octubre de 2011». También se refieren al discurso del 23 de octubre del senador John McCain ante un reunión del Foro Económico Mundial en Jordania, donde aventuró: «Ahora que están terminando las operaciones militares en Libia, habrá un enfoque renovado sobre qué operaciones militares prácticas pueden considerarse para proteger vidas de civiles en Siria». Como bien saben los que están familiarizados con las carreras de Lieberman y McCain, son ciertamente «destacados legisladores» cuando se trata de colocar los intereses de Israel por sobre los de EE.UU.
Si los «humanitarios» de la Iniciativa de Política Exterior y la Fundación por la Defensa de Democracia logran que el gobierno de Obama adopte sus «opciones» para ayudar a la oposición contra el régimen sirio, Bill Kristol pronto celebrará la sexta «guerra de liberación musulmana» que él y sus compinches pro israelíes han llevado a librar a EE.UU., con poca consideración por toda «la sangre vertida y el tesoro gastado». A menos que el pueblo sirio quiera que su país se agregue a la dudosa lista de Kristol de los «liberados» -Kuwait, los Balcanes, Afganistán, Iraq y Libia- más vale que hagan saber claramente que no tienen deseo alguno de obtener el tipo de «ayuda» ofrecido por grupos pro israelíes.
By courtesy & © 2011 Maidhc Ó Cathail
Maidhc Ó Cathail es escritor independiente y columnista en Kansai Time Out magazine (Japón) y de la revista en Internet en lenguaje irlandés Beo! (Irlanda). Contribuyó este artículo a Media Monitors Network (MMN) desde Japón-
Fuente: http://americas.mediamonitors.
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