La arrogante soberbia de la potencia ocupante israelí impuso el reino del terror de los colonos judíos contra los ciudadanos palestinos. En el doloroso álbum de los recuerdos, los sionistas crearon a Israel destruyendo 418 aldeas y ciudades palestinas en 1948. En abril de 1949, el gobierno israelí ya había instalado a 180.000 judíos en […]
La arrogante soberbia de la potencia ocupante israelí impuso el reino del terror de los colonos judíos contra los ciudadanos palestinos.
En el doloroso álbum de los recuerdos, los sionistas crearon a Israel destruyendo 418 aldeas y ciudades palestinas en 1948. En abril de 1949, el gobierno israelí ya había instalado a 180.000 judíos en viviendas expropiadas a palestinos. La teoría de la destrucción fue inagotable.
En su guerra unilateral, encubierta y racista, Israel continuó con sus actividades ilegales de colonizar Palestina. Construyendo asentamientos a partir de 1967 y el muro de Apartheid que sobrepasó los 800 kilómetros de longitud desde 2002.
De acuerdo a estadísticas. El pueblo palestino sufrió muchísimo durante los últimos ochos años como resultado del plan ‘Sharon-Mofaz’, que aplicó la solución final, la limpieza étnica, los ataques militares, invasiones y la reocupación de ciudades y aldeas. La crisis humanitaria se fue incrementando como consecuencia de la asfixia económica y la presión israelí. Siendo el muro de Apartheid y los asentamientos el cáncer que carcomió diariamente a Palestina.
Por la ubicación estratégica de los asentamientos ilegales y la construcción de carreteras que los une, Israel, aisló el libre movimiento palestino dividiendo la zona norte de Palestina (Ribera Occidental) en cantones incomunicados. El permanente robo de tierras sofocó el desarrollo de las ciudades y las aldeas palestinas. Su asedió obstruyó el transito y la comunicación como resultado de los soldados de ocupación, las clausuras, los toques de queda, los puntos de controles militares (checkpoints) y el control del Mar Mediterráneo en Gaza.
Frente a la iniquidad israelí, florecieron las palabras pronunciadas en 1956 por uno de los europeos-sionistas fundadores de Israel, David Ben Gurion: «si fuera un líder árabe, nunca firmaría un acuerdo con Israel. Es normal: hemos tomado su país. Es verdad que Dios nos lo prometió a nosotros. ¿Cómo puede interesarles eso? Nuestro Dios no les pertenece. Existieron el antisemitismo, el nazismo, Hitler, Auschwitz. ¿Eso fue por su culpa? (no)… Sólo saben que fuimos y les robamos su país».
Cincuenta años después de esas expresiones, el premier Ehud Olmert, en el 2006, consideró que: «Israel fijará sus fronteras de aquí al 2010». Reafirmando el histórico interés sionista de un permanente rediseño de las fronteras israelíes marcadas por la usurpación de tierras, la expansión, el muro y los asentamientos, para quedarse con un alto porcentaje del territorio palestino de 1967, incluida Jerusalem, antes de 2010.
Con sabiduría colonial y un mar de vacíos ofrecimientos de paz, Olmert, se burló de las reiteradas promesas de su gobierno de congelar la construcción en los asentamientos. Las falsas palabras fueron denunciadas por el diario estadounidense Washington Post, quien relató: «A pesar de los compromisos de Israel para poner fin a la expansión de los asentamientos, tanto en la planificación como la construcción están avanzando cada día en toda la Ribera Occidental y Jerusalem Este. En los seis meses desde que se reanudaron las negociaciones entre Israel y los palestinos (en Anápolis), los asentamientos siguieron siendo una llaga», agregando: «a los palestinos, la expansión de los asentamientos representa una prueba de que Israel no es serio acerca de querer la paz que refieren» (WP, Mayo 20, 2008).
Actualmente, en el asentamiento ilegal de Givat Zeev, al noroeste de Jerusalem, se están construyendo 750 departamentos en el enclave de una ladera palestina que se encuentra a una milla de otros asentamientos existentes. Promocionándolos con un provocativo gran letrero que reza: «Bienvenidos a la Nueva Alta Givat Zeev», prometiendo «exclusivos apartamentos con alta calidad en las normas de construcción».
En las afueras de Jerusalem, en el ultra-ortodoxo asentamiento sionista de Betar Illit, su alcalde Meir Rubinstein, ávido de más tierras palestinas, hizo saber que: «el último recuento fue de 39.000 colonos. Quizás ahora llegan a 40 o 41.000…Cada día en Betar hay más nacimientos». En complacencia colonial. El portavoz del fundamentalista partido israelí ultra-ortodoxo Shas, Roi Lachmanovitch, le prometió que «pronto habrá 800 unidades de viviendas más en Betar Illit».
Los colosales asentamientos de Jerusalem fueron erigidos durante la ilegal alcaldía de Teddy Kollek y se extendieron sobre un amplio suelo jerosolimitano, como Ma’ale Adumim, donde los israelíes desde hace tiempo tienen intenciones de construir 3.500 viviendas en los terrenos palestinos adyacentes. El crecimiento tiene los espurios deseos de aislar definitivamente a Jerusalem Este, cortar el norte de la Ribera Occidental desde el sur de la propia Ribera y unificar desde Jericó hasta Jerusalem. El complejo Ma’ale Adumim, protegido por el muro de Apartheid, es el mayor asentamiento judío convertido en una gran ciudad dentro del territorio palestino con más de 55.000 colonos judíos ilegales llegados de distintas parte del mundo.
La zona fronteriza del asentamiento cubre 50 kilómetros cuadrados, y de acuerdo a los planos, cuenta con aproximadamente 10 mil apartamentos. El objetivo israelí es cortar los vínculos existentes entre los poblados palestinos, judaizar, estrangular y llegar a la zona Este de Jerusalem a través de asentamientos, confiscación de tierras, demolición de casas y terrorismo de Estado. El 14 de septiembre de 1999, Ehud Barak visitó Ma’ale Adumim y declaró: «Ustedes son parte de Jerusalem. (.) Cada casa que han construido forman parte del Estado israelí». (MEDEA, Bruselas Nov.2001).
La estrategia silenciosa de la expansión ilegal de los asentamientos, demostró que todas las políticas declaradas por Israel sobre una retirada del territorio palestino ocupado, desde los acuerdos de Oslo 1993 hasta Anápolis 2007, fueron una farsa para engañar la opinión pública internacional. A finales de febrero de 2008, colonos ilegales judíos establecieron el nuevo asentamiento Maskiot, en el Valle del Jordán, Ribera Occidental y la ampliación del asentamiento Elí, ubicado aproximadamente a 10 kilómetros al norte de Ramallah. El ministro de Defensa Ehud Barak, aprobó a finales de julio los planes para el nuevo asentamiento colonial Maskiot en tierras palestinas del Jordán, como parte de un acuerdo entre él y los colonos que fueron evacuados de la Franja de Gaza en 2005, según el diario The Jerusalem Post (5/8/2008).
Los constantes intentos de colonizar y judaizar las tierras de Jerusalem Este por los fanáticos grupos ultra-religiosos judíos nunca se interrumpió. Durante la década del ’90, el estadounidense-judío Irwin Moskowitch, de manera espuria, adquirió una superficie de 14.500 metros cuadrados en Jerusalem Este. A partir de noviembre de 1998, los colonos judíos comenzaron a excavar ese terreno en el barrio palestino de Ras Al-Amud, para iniciar la construcción del asentamiento Ma’alah Hazeintim. Con impunidad, las autoridades israelíes, de manera mentirosa, afirmaron que esa excavación solo era para búsquedas arqueológicas.
La construcción de 133 viviendas, una sinagoga y un centro comercial en Ras Al-Amud (Ma’alah Hazeintim), representó un paso más de Israel en su campaña de asentamientos coloniales en territorio palestino ocupado y las reiteradas violaciones al derecho internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad.
La sagrada ciudad de Belén, recuperada en 1995 y reocupada en el 2000, fue atravesada por el muro de Apartheid junto con las ciudades de Beit Sahour y Beit Yala. En Beit Sahour, al sur de Jerusalem, los colonos israelíes durante la tercera semana de mayo 2008, ocuparon por la fuerza 1.000 dunum de tierras palestinas al este de la ciudad para construir un nuevo asentamiento ilegal. En relación, el Instituto de Investigación Aplicadas de Jerusalem (ARIJ, siglas en ingles), reveló en un informe las intenciones israelíes de construir en ese lugar un nuevo asentamiento llamado Ush Ghurab.
Entre los tediosos ejemplos del robo de tierras palestinas. En Hebrón (Al-Khalil), hogar de 180.000 palestinos y lugar de entierro del profeta Abraham (Ibrahim), se encuentra Kiryat Arba’a. Otro de los asentamientos ilegales en expansión y uno de los más agresivos por el feroz fanatismo ultra-religioso de sus 7.000 colonos, con ataques y persecuciones constantes contra la población civil palestina. En Hebrón se respira un permanente aire de tensión, debido a que Kiryat Arba’a, es una fortaleza beligerante custodiada y resguardada por las fuerzas israelíes.
El abogado alemán-judío, Elyakim Ha’itzni, es uno de los fundadores del movimiento de colonos en Palestina ocupada y uno de los creadores del asentamiento Kiryat Arba’a, junto con los ultra-fanáticos rabinos Moshe Levinger y Meir Kahana. Ha’itzni nació en Kiel, Alemania, 1926. En 1938, la agencia europea-sionista lo trasladó de Alemania hacia Jerusalem, Palestina, entretanto, muchos de su familiares perecieron en el Holocausto Nazi. En 1967, después de la guerra de ocupación israelí, él y otros fanáticos judíos se trasladaron rápidamente a establecer asentamientos sionistas en los nuevos territorios palestinos ocupados e impusieron el Holocausto Sionista en contra de la población palestina de Hebrón.
En el asentamiento se encuentra la tumba del colono terrorista Baruch Goldstein, un médico nacido y criado en Brooklyn, EEUU. El 25 de febrero de 1994, con su fusil de guerra «Galil», abrió fuego contra los feligreses musulmanes en la Mezquita de Ibrahim (Abraham), asesinando a 63 e hiriendo a más de 200 palestinos, en lo que se conoció como «La masacre de Hebrón». Al terrorista estadounidense-judío en Kiriat Arba’a, se lo consideró un ‘héroe’ y le construyeron un monumento con su figura.
Detrás de las familias de los colonos está la organización fundamentalista Nakhalat Shimon, fundada por Benny Elon, ex ministro y dirigente del ultra-ortodoxo Partido Moledet, que exigió la expulsión de los palestinos de todos los territorios y consideró que: «Construir barrios judíos junto a zonas abiertas en Jerusalem es impedir la invasión ilegal y la construcción de palestinos que viven cerca de la Vieja Ciudad». En el 2004, presentó su fastidioso plan «Jordania es Palestina», para deportar definitivamente a todos los palestinos.
La mayoría de los asentamientos se construyeron en tierras fértiles usurpadas a los palestinos. Con sus ricos recursos hídricos como el acuífero occidental (cuenca del Jordán), manantiales y pozos, que permitió a los colonos utilizar 2,400 m3 de las aguas palestinas por año, a diferencia de los 50 m3 por año permitidos por la potencia ocupante a los palestinos.
El cáncer de los asentamientos fue avalado por las leyes y los ministerios israelíes. a) La Ley de Emergencia del Ministerio de Vivienda de 1990, le permitió planificar el sitio para los asentamientos sin primero pasar por los municipios. b) El Ministerio de Justicia en la mayoría de los casos evitó procesar a los colonos que expulsaron por la fuerza a palestinos de sus hogares. c) El Knesset (parlamento), aprobó una ley que autorizó a los colonos ha portar armas de guerra y su uso frente a cualquier palestino ‘sospechoso’, armado o no. d) El Ministerio de Finanzas tiene autorización de confiscar las viviendas de palestinos que no pagaron sus impuestos de propiedad. La Orden Militar Nº 58, permitió usurpar, vender o alquilar los inmuebles palestinos de la Ribera Occidental. e) El Ministerio del Interior, generalmente, aplicó la ley de la «propiedad de ausentes» de 1950, habilitando a los jueces militares la expropiación de tierras o casas. f) Las municipalidades, en el caso de la ilegal Municipalidad de Jerusalem, emitieron decretos que permitieron los asentamientos alrededor de los vecindarios árabes y establecer los lugares densamente poblados por palestinos como «Zonas Verdes», en las que se les prohíbe construir. Las planificaciones habitualmente son secretas para sorprender y no dar lugar a las apelaciones.
En el primer trimestre de 2008, las fuerzas israelíes demolieron 124 propiedades, comparadas con las 107 de todo el año 2007, obligando el desplazamiento de 530 palestinos civiles, incluidos 135 niños. Según la oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU: «más de 3.000 propiedades palestinas de Cisjordania (R.O.) tienen órdenes de demolición pendientes de ejecución, que pueden llevarse a cabo sin previo aviso»… «Los niños se sienten con frecuencia terriblemente afectados por las demoliciones de sus hogares y los consiguientes desplazamientos de sus familias». Por su parte, según el diario israelí Ha’aretz, en los primeros seis meses de 2008, los colonos sionistas cometieron 439 violentos ataques contra la población civil palestina.(H.15/8/2008).
El 22 de mayo de 2008, los buldózer de la potencia ocupante demolieron seis apartamentos palestinos en Jerusalem ocupada, utilizando el habitual pretexto de la falta de permisos de edificación. Sin sosiego para el castigado pueblo palestino. El pasado 10 de junio, Israel, anunció la construcción de 1.300 viviendas en el barrio de Ramat Shlomo de Jerusalem, que ya cuenta con unas 2.000 unidades. La ilegal Comisión Israelí de Planificación Urbana de Jerusalem, sujeta al Ministerio de Interior, pronosticó que en total se duplicará el número de viviendas en ese asentamiento, llevándolas a 4.000 unidades.
A mediado del mes junio, los equipos municipales de Jerusalem entregaron «notificaciones de demolición» a los propietarios de otras 88 casas situadas en Silwan, en cercanías del monte de Jabal Abu Ghneim, los que dejarían sin hogar a más de 1.500 palestinos.
La crisis del monte Jabal Abu Ghneim en Jerusalem Este, por su expropiación en 1991 y el establecimiento del asentamiento sionista de Har Homa (1999-2005), obligó a la Asamblea General de la ONU, llamar a un período extraordinario de sesiones de emergencia el 24 de abril de 1997, con el fin de examinar las «Medidas ilegales israelíes en Jerusalem Oriental ocupada y el resto del territorio palestino ocupado». Las sesiones aprobaron por amplia mayoría cinco resoluciones: ES-10/2 (25/4/’97), ES-10/3 (15/7/’97), ES-10/4 (13/11/’97), ES-10/5 (17/3/’98) y ES-10/6 (9/2/’99), en la que: «condenan la construcción israelí en Jabal Abu Ghneim y de todas las demás medidas ilegales israelíes en los territorios palestinos ocupados, incluida Jerusalem…reafirmando la aplicación del Cuarto Convenio de Ginebra de 1949». Además, en las resoluciones: «reafirma que las medidas adoptadas por Israel, que han alterado o pretendido alterar el carácter, la condición jurídica y la composición demográfica de Jerusalem son nulos y carecen de validez alguna».
La Presidencia del Consejo de la Unión Europea, a cargo de Francia, el 8 de agosto de 2008, expresó: «su profunda preocupación por la decisión de las autoridades israelíes de aprobar la construcción de 400 viviendas en el asentamiento de Neveh Yaacov y lanzar una licitación para la construcción de 286 y 130 viviendas en los asentamientos de Beitar Illit y de Har Homa». La Presidencia, «reitera que el asentamiento de las colonias en cualquier lugar que sea dentro de los territorios palestinos ocupados, incluyendo Jerusalem Este, es ilegal en virtud del derecho internacional».
Irónico e ignorando las leyes jurídicas internacionales, Ehud Olmert, expresó: «Estamos construyendo en Jerusalem, porque todo el mundo sabe que no hay posibilidad que el Estado de Israel vaya a renunciar a barrios como Har Homa, como saben, es una parte inseparable de Jerusalem».
Las maniobras fraudulentas de los colonos, respaldados por el gobierno israelí, crisparon el estratégico barrio palestino de Sheikh Jarrah, cercano al Mount Scopus en Jerusalem Este. En 1956 el barrio albergó 28 familias de los refugiados palestinos de 1948. Después de la ocupación de 1967, colonos fanáticos ultra-ortodoxos se adjudicaron impunemente esas tierras, registrándolas como propias en el Registro de la Propiedad israelí en 1972. Finalmente, los colonos les vendieron las tierras a la empresa israelí Nahlat Shamo’an, quien en febrero de 2008 presentó un proyecto a la Municipalidad israelí de Jerusalem para demoler las 28 casas y en su lugar construir 200 apartamentos y un centro comercial como preludio de un nuevo asentamiento para judíos emigrantes.
El comité palestino de residentes de Sheik Jarrah, en julio de 2008, rechazó la iniciativa y exhortó a la comunidad internacional, a las organizaciones de Derechos Humanos y a las Naciones Unidas, a «condenar la política de judaización de Jerusalem que afecta la presencia palestina». Sheikh Jarrah, es uno de los sitios más sensibles en Jerusalem Este. La instalación de un nuevo asentamiento contribuirá significativamente al encierro de la Vieja Ciudad.
Sin ética. Israel, utilizó durante 15 años las negociaciones ante el mundo como escudo para dar la impresión de que hay un verdadero ‘proceso de paz’ en curso. Mientras, por medios pérfidos potenció sus 120 asentamientos y 102 puestos de avanzada ilegales con más de 470.000 colonos judíos que oprimen la vida y la armonía dentro de Palestina ocupada. Solo en la capital, sector Este de Jerusalem, se instalaron 250.000 colonos desde 1967.
Los principales asentamientos convertidos en opulentas ciudades, son: Attarot; Neveh Yaacov; Pisgat Zeev; French Hill; Montus Scorpus; Ramot; Ramot Eshkoh Talpiot; Gilo; Har Homa; Karnei Shomron, Ariel; Givat Zeev; Geva Benyamin; Ma’ale Adumim; Gush Etzion; Ma’alah Hazeintim; Migron; Gush Katif; Elí; Kiryat Arba’a y Beitar Illit y el nuevo Maskiot, entre otros centenares.
Gaza, es un doloroso capitulo. El criminal de guerra Ariel Sharon (convaleciente), ingeniero del muro de Apartheid, removió sus 21 asentamientos de Gaza en septiembre de 2005, con los 8.692 colonos y convirtió a la Franja de Gaza en una ‘gran cárcel a cielo abierto’, donde viven 1,5 millón de palestinos en apenas 356 kilómetros cuadrados. Ehud Olmert, heredero y regente del Apartheid, continuó con la limpieza étnica palestina. Desde junio de 2007, cercó Gaza; cerró el cruce de Rafah en la frontera con Egipto, único paso que cuentan los gazauie para entrar o salir de Gaza; bloqueó y restringió la energia electrica, el combustible, los alimentos y medicamentos, convirtiendo a la Franja de Gaza en un gran ‘campo de concentración’ del Siglo XXI.
La comunidad internacional y las Naciones Unidas, consideraron a todos los asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados, como ilegales. Sin tener en cuenta cuándo fueron construidos o, si están o no autorizados por el gobierno Israelí. La expulsión de personas y la confiscación de sus tierras para la construcción de asentamientos es una violación a las normas del reglamento de La Haya de 1907, sobre la protección de la propiedad pública y privada de un territorio ocupado. La política de Israel de asentamientos y sus prácticas, son claramente contrarias al derecho internacional.
El Consejo de Seguridad en su resolución 452 del 20 de julio de 1979, «Hace un llamado al Gobierno y al pueblo de Israel para que ponga fin, con carácter de urgencia, el establecimiento, construcción y planificación de asentamientos en los territorios árabes ocupados desde 1967, incluida Jerusalem»… «no sólo violan el Cuarto Convenio de Ginebra, sino también, constituyen un serio obstáculo para el logro de una paz completa, justa y duradera en el Medio Oriente». En su resolución 465 del 9 de marzo de 1980, por unanimidad, «Deplora profundamente que Israel se rehúse a cooperar…y lamenta por su formal rechazo a la resolución 452».
El artículo 49, párrafo 6 del Cuarto Convenio de Ginebra de 1949, dispone que: «la potencia ocupante no pueden efectuar la evacuación o el traslado de una parte de la propia población civil al territorio por ellos ocupado». Por su parte, la Corte Internacional de Justicia, el 9 de julio de 2004, consideró que: «los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalem Este, son ilegales y constituyen un obstáculo para la paz y el desarrollo económico y social». Llamó al «muro ilegal» y «pidió a Israel congelar su construcción, demoler lo construido e indemnizar a las familias palestinas perjudicadas».
La verdadera paz sólo puede construirse sobre la base de la dignidad y la justicia. El gobierno israelí luego de 60 años no mostró signos positivos que permitan la restitución del Estado de Palestina independiente con Jerusalem capital.
La potencia ocupante, quebrantó los principios básicos del ser humano, violando la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948: «…Considerando que el reconocimiento inherente de la dignidad y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana es el fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo». El mundo los debe juzgar.
(*) ex Embajador del Estado de Palestina en la Argentina
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