El siempre volátil escenario político libanés enfrenta hoy profundas divisiones respecto a las investigaciones de un tribunal internacional sobre el asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri, según señalan fuentes locales. La eventualidad de un peligroso cisma político cobró fuerza a raíz de que el movimiento de resistencia Hizbulah adelantó su intención de bloquear en […]
El siempre volátil escenario político libanés enfrenta hoy profundas divisiones respecto a las investigaciones de un tribunal internacional sobre el asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri, según señalan fuentes locales.
La eventualidad de un peligroso cisma político cobró fuerza a raíz de que el movimiento de resistencia Hizbulah adelantó su intención de bloquear en el Parlamento el financiamiento para el Tribunal Especial para el Líbano (TEL), auspiciado por la ONU y controlado por magistrados cercanos a Estaos Unidos y Francia.
A pesar de la politización del Tribunal que quedó demostrada hace meses, al cambiar toda la línea de investigación y las conclusiones avanzadas de un proceso iniciado hace tres años, magistrados de esa instancia judicial -a cuyo presupuesto el Líbano aporta el 49 por ciento- expresaron su intención de implicar a miembros de Hiazbullah en el ataque con un coche bomba que segó la vida de Hariri y otras 22 personas en Beirut.
De igual modo, Saad Hariri, actual primer ministro libanés e hijo del fallecido ex gobernante, descartó cualquier compromiso sobre el TEL para desestimar las pesquisas por la muerte de su progenitor, ocurrida el 14 de febrero de 2005.
Hizbulah, que lidera la oposición en el Legislativo libanés, y sus aliados en el Bloque 8 de Marzo decidieron obstaculizar el aporte monetario a esa Corte por considerar que está siendo politizada y sirve los intereses de Estados Unidos, Israel y Francia en la región.
Según el dirigente de Hizbulah Ghaleb Abu Zaynab, resulta imposible financiar un tribunal «que se ha convertido en una herramienta estadounidense-israelí al intentar sembrar discordia en el país».
El jefe de relaciones internacionales Hizbullah, Ammar Moussaoui, afirmó la semana pasada que el tribunal representaba una «bomba de relojería» altamente politizada, y su actuación aboca al país a un conflicto sectario de consecuencias imprevisibles.
Por su lado, el primer ministro puntualizó que «está fuera de cuestionamiento olvidar la sangre derramada» y que «rechaza cualquier compromiso o intento de desestimar (la labor) del tribunal», según un comunicado de su partido, el Movimiento Futuro.
Paralelo a la nota del Movimiento Futuro, partido líder del Bloque 14 de Marzo, de mayoría parlamentaria, el diputado cristiano Sleiman Franjieh, aliado de Hizbulah, advirtió que acusar a miembros de la resistencia podría desatar una guerra sectaria.
Hariri, que a principios de septiembre reconoció haber cometido un error al culpar a Siria del atentado basado en «motivaciones políticas», dijo estar satisfecho de que el TEL concluya sus investigaciones, aunque no desea sumir al país en una crisis.
Hizbullah tiene dos ministros en el gabinete de unidad nacional y es previsible que un ahondamiento de las divergencias haga fracasar el más reciente esfuerzo reconciliador en una nación que aún tiene frescas las heridas de la sangrienta guerra civil (1975-1990).
De hecho, Siria y Arabia Saudita, que respaldan a Hizbulah y a Hariri, en ese orden, intensificaron la semana pasada los contactos para tratar de aplacar tensiones y evitar choques políticos y sectarios, pero analistas creen será inevitable, si se persiste en politizar el TEL.
Por otro lado, Francia que mantiene más de mil militares en el país, no ha dudado en utilizar las actuaciones del Tribunal Especial para intentar ejercer su injerencia en el país árabe, reclamando una modificación de la misión de las tropas del FINUL, estacionadas en la frontera sur del Líbano, con el fin de desarmar a la resistencia libanesa.
A lo largo de tres años, Francia y Estados Unidos utilizaron las investigaciones del TEL para presionar y amenazar a Siria, exigiendo el fin de su presencia e influencia en el Líbano. Una vez conseguido este objetivo, la estrategia de Francia y EEUU cambió y ambos empezaron a utilizar las investigaciones del tribunal para presionar a Hizbullah, principal pilar de la resistencia libanesa frente a Israel. A principios de este año, el TEL declaró que fue engañado por falsos testigos y reconoció que Siria no tenía nada que ver con el asesinato de Hariri, pero que ahora hay indicios que señalan a Hizbullah como responsable.