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El conflicto con Catar no es una simple confrontación regional

Fuentes: Rebelión

Para entender lo que ocurre en Catar y su quiebre con Arabia Saudita, así como la situación de Palestina y de Medio Oriente a la luz del panorama político general de hoy, es necesario sin duda, analizar los últimos acontecimientos, y los cambios que se están produciendo en las correlaciones militares a raíz de la […]

Para entender lo que ocurre en Catar y su quiebre con Arabia Saudita, así como la situación de Palestina y de Medio Oriente a la luz del panorama político general de hoy, es necesario sin duda, analizar los últimos acontecimientos, y los cambios que se están produciendo en las correlaciones militares a raíz de la lucha contra el Estado Islámico (Daesh) en Siria e Irak luego de 6 años de batalla.

Como prácticamente todo el mundo sabe, aunque muchos se hacen de la vista gorda, la agresión orquestada entre Israel, Estados Unidos y Arabia Saudita contra Siria e Irak utilizando como medio el Estado Islámico, ha estado dirigida como primer paso, a derrocar esos gobiernos y dividir cada uno de estos países en 3 estados, enfrentados unos con los otros, para luego amenazar y tratar de derrocar por la vía militar al gobierno de Irán, concluyendo con ello la implementación del denominado Plan Yinón[1], plan sionista para debilitar y dividir el Medio Oriente el cual, de hecho, es el que sirve de base y se plasma en lo que el presidente de Estados Unidos, George Bush, llamara a principios del años 2000, la concepción del Nuevo Oriente Próximo o Gran Medio Oriente[2], y Obama, unos 10 años después, el Gran Oriente[3].

Todas esas concepciones han sido elaboradas con el fin de dividir a todos los países árabes, comenzando por Siria e Irak, con el objetivo final de dominar fácilmente los recursos energéticos y mercados del Medio Oriente, a través de eternizar la existencia de la entidad sionista y su poderío, haciendo con ello imposible su derrota estratégica. Y cada una de ellas ha constituido un elemento imprescindible de la estrategia norteamericana que, dirigida a mantener la hegemonía mundial de ese país, intenta aislar a Rusia y China dominando los mercados y las fuentes energéticas que provienen del Medio Oriente. Y, con ello, limitar los efectos y derrotar las alianzas establecidas en el seno de la Organización para la Cooperación de Shanghái y el BRICS[4], así como limitar la influencia o sacar a esos países de esa zona, dejando con ello la nueva Ruta de la Seda en el olvido, y el corredor económico – que partiendo de Europa, terminaría en China – definitivamente enterrado.

La puesta en práctica de estas concepciones imperial-sionistas, apoyadas también por las monarquías feudales árabes, sin embargo, va quedando solo en un proyecto tras la derrota de la organización terrorista creada por Estados Unidos, Israel, Arabia Saudita, Turquía, Reino Unido, Francia y Catar: el Estado Islámico, su instrumento de agresión y derrocamiento de gobiernos.

Este plan, además, incluye la creación entre Turquía, Irak, Siria e Irán, valiéndose de los kurdos, de lo que sería un segundo Israel. Estado el cual, además de servirles para generar una continua, larga, desgastante y destructiva guerra con sus vecinos, les permite asegurar el abastecimiento de gas y petróleo barato a la entidad sionista – lo que ya hacen, pero en menor escala -. Lo que por otra parte constituirá un elemento necesario para el control de precios del petróleo de la zona y el mundo. Ese estado kurdo, sin embargo, no es aceptable para Turquía ya que le significaría la perdida de al menos un 40% del total de su territorio. Situación que lleva a que sus intereses entren en conflicto con ese objetivo y, de una participación activa por intentar derrocar al gobierno sirio entre de lleno a enfrentar los planes de Israel y Estados Unidos, separándose de la conspiración original, hasta entrar decididamente a discrepar y enfrentar los planes de éstos. Hechos que, precisamente, explican el golpe militar llevado a cabo por Estados Unidos en Turquía intentando colocar un gobierno títere o más manejable, el cual fracasó, llevando a descabezar a los elementos pro Washington dentro del ejército turco.

El ingreso de Rusia en Siria, sin embargo, inclinó rápidamente la balanza de la guerra a favor de este último país y de Irak, por lo que el amplio proyecto de destrucción del Medio Oriente diseñado por sionistas e imperialistas junto a los gobiernos reaccionarios árabes, va camino a la derrota final. Ello, evidentemente, ha obligado al imperio y a sus aliados a acelerar, a modo de plan B, la creación del referido Estado kurdo, que separe a Irán de Turquía, y constituya un aliado amistoso y estratégico hacia Israel. Y, con ello, esperan lograr que la zona se mantenga en guerra permanente y, por supuesto, asegurar también tranquilidad permanente para los sionistas.

En este marco, el gobierno sionista incrementa, consecuentemente, también su apoyo a los grupos takfiríes y wahabíes, con el objeto de prolongar el caos y hacer de la recuperación de Siria un largo y costoso camino que obligue a ese país a destinar los recursos a la reconstrucción, y no a prepararse o equiparse militarmente para recuperar los territorios usurpados y ocupados por Israel, de modo que siempre la balanza esté a su favor. Y mientras la coalición internacional liderada por EEUU deliberadamente hace todo lo posible también para apoyar a los grupos terroristas y debilitar a las fuerzas que se le oponen, Tel Aviv aplaude estos hechos y estimula públicamente a Estados Unidos para que, en vez de eliminar a Daesh, acabe con la presencia de Hezbolá e Irán en los altos de Golán[5].

En efecto, el apoyo de todo tipo que brinda Israel al Estado Islámico, y las agresiones cada vez mayores de ese estado arrogante y ocupante al pueblo palestino, entre las que descollan por su crueldad las dirigidas contra Gaza, han llevado a que los países que conforman el Eje de la Resistencia antiimperialista[6] hayan centrado su foco hoy más que nunca en un proceso que desde cerca de medio siglo se libra también en Medio Oriente, la liberación del Golán[7].

Su reapertura como frente de lucha, que genera gran temor en la entidad sionista[8], fue anunciada por el presidente sirio Bashar Al-Assad tras los ataques aéreos a la zona de Damasco por Israel a principios de mayo del 2013. Y se explica por la particular significación que tiene esta zona en el aspecto militar, constituyendo un importante objetivo actual sin cuyo logro definitivo Siria y Líbano se mantendrían siempre bajo la amenaza sionista y en un plano de debilidad permanente, así como sometidos a ataques constantes bajo diferentes justificaciones. Ello es así, entre otras cosas, dado que estratégicamente el dominio de los Altos del Golán permite el control no solo del sur de Siria hasta Damasco, sino de todo el sur del Líbano desde el río Litani hasta la propia frontera de Palestina ocupada, así como de la zona este del país y el valle de Bekaa. Y es a la vez una importante ubicación a través de la cual el ejército israelí presta todo tipo de apoyo a los grupos terroristas que intentan desestabilizar Siria (pues los arma, les presta asistencia médica y ataca las posiciones de las Fuerzas Armadas sirias), como el Frente Fath al-Sham (antiguo Frente Al-Nusra). Y también por la significación que la liberación del Golán tiene en la liberación de los territorios palestinos que hoy están bajo el dominio sionista.

Todo ello, amén de la gran importancia del Golán para Israel, pues allí están las más grandes reservas de agua dulce de la región, de la que proviene el 25% de su abastecimiento, y también un tercio de su producción vinícola, y en ella se han encontrado importantes yacimientos de petróleo que son explotados por los sionistas.

Elementos todos éstos que dejan claro el por qué de la aspiración del actual gobierno sionista, de que el nuevo presidente norteamericano Donald Trump reconozca definitivamente la legitimidad de la ocupación del Golán y su estatus como parte de Israel, a pesar de que las Naciones Unidas no han reconocido nunca ni reconocen esa acción[9], ya que ese territorio no les fue concedido, sino que fue ocupado por esa entidad en la en la Guerra de 1967, pues pertenecía a Siria, y anexionado de hecho en 1981. Reconocimiento de Washington que los sionistas anhelan no sólo fundamentado en la importancia estratégica del Golán para su seguridad, sino que con ese reconocimiento, señalan sus defensores, también se suavizaría la demanda central de los palestinos para un estado dentro de las fronteras de 1967… Si puede ser revisada una frontera internacional junto a la frontera siria, los palestinos tendrán una época difícil presentando como inviolable la línea de armisticio de 1949 junto a la Margen Occidental[10].

Ante este difícil escenario, y la alarma que genera en los sionistas el avance de la alianza Irán-Siria-Hezbollah con Rusia frente al terrorismo takfiri, así como la posibilidad de que ese Frente de Resistencia pueda llevar adelante la lucha de liberación del Golán sirio ocupado, el nuevo presidente norteamericano Donald Trump viaja a Arabia Saudita, Israel y también se reúne con la ANP.

La visita de Trump perseguía sobre todo el objetivo de utilizar a los gobiernos reaccionarios y monarquías árabes para implementar un plan que, con el apoyo de sus aliados tradicionales en Medio Oriente – es decir Arabia Saudita, Egipto y Jordania -, y basado en la propuesta hecha unos meses antes por el ministro de Defensa de Israel de formar una estructura árabe de defensa que actúe por sí misma a favor del imperialismo y el sionismo, les sirviera para hacer frente al Eje de la Resistencia y, particularmente, a Irán.

Ese plan, como no es difícil adivinar por sus consecuencias, ha incluido como obligado paso por su significación en Medio Oriente, suprimir la resistencia palestina en nombre de la lucha contra el terrorismo. Por un lado, estrechando aún más el cerco a Gaza por parte de Egipto, y haciendo que la Autoridad Nacional Palestina incremente también su parte en ese cerco. Papel que desempeña de inmediato con un proyecto de asfixia para esa Franja que incluye cortes de pagos, ayuda económica y de energía.

Este último hecho, sin embargo, no asombra ya a nadie, pues hace mucho que esa organización, que es un producto de Oslo, se conforma con administrar la ocupación por cuenta del capital transnacional imperialista y de Israel. Y olvidó y desechó la liberación de Palestina, convirtiéndose en un instrumento a favor del sionismo para desarticular los movimientos de resistencia en Cisjordania, como ocurre en la actualidad, y solo requiere más tiempo para liquidar toda resistencia al interior del pueblo palestino, tarea que le fue asignada por aquellos Acuerdos (Oslo), y/o limitarla por medio del clientelismo y la corrupción que la caracteriza. Sus fines no son otros que crear condiciones para constituirse aceleradamente en una burguesía palestina – que gobernará sin poder – unida al capital financiero sionista e internacional, y crear condiciones para implementar un sistema económico neoliberal brutal que oprimirá a su propio pueblo en los territorios que administra, siendo ello una de las razones que explica su necesidad de gobernar Gaza y, con ello, disponer de una salida por mar que le permita desarrollar el comercio exterior.

Y, por otro lado, ese plan ha incluido como se conoce, que los países del Golfo, liderados por Arabia Saudita y en contubernio con Israel y Estados Unidos, presionen a Catar para que cambie su política, según ellos, de apoyar el «terrorismo». Acusación por lo demás sorprendente al provenir de países que han financiado y financian el terrorismo en Medio Oriente, y ser Catar un país que ha venido participando hace años en la puesta en práctica de la estrategia norteamericana y sus aliados regionales e internacionales, de poner fin al gobierno de Al Asad. Y país que acoge una de las más grandes e importantes bases militares estadounidenses en la región. Lo que es expresión de las profundas contradicciones que se han ido fraguando entre Catar y Arabia Saudita como consecuencia de la evolución de los acontecimientos en la región, principalmente en Siria. Pues, si bien es cierto que ambos han coincidido históricamente en varios aspectos, presentan entre ellos importantes diferencias en cuanto a su visión del Medio Oriente.

Así, Catar desea una agenda para el Medio Oriente basada en los países sunitas y con su predominio político económico, pero con relaciones normales con Irán y el mundo Shiíta, y también con Israel. Ese país, – a diferencia de otros gobiernos y monarquías árabes que se asocian a la ANP – apoya la Resistencia palestina en la defensa de la soberanía de su país, y en consecuencia, a Hamas, una de las principales organizaciones de ésta y comprende, al igual que Hamas, que Arabia Saudita no actúa pensando en el mundo árabe o los intereses de los países que lo conforman. Catar, por tanto, no admite el rol que le están asignando, declarando que nadie tiene derecho a injerir en su política exterior y no acepta que su independencia política sea limitada o determinada por Arabia Saudita. Es por ello que Arabia Saudita ha organizado[11] el bloqueo diplomático, económico y de todo tipo contra Catar acusándolo de apoyar el terrorismo, y amenaza incluso con atacarle militarmente. Con lo que no hace más que reafirmar el rol que, como gendarme imperialista y sionista, está jugando en la región, ejemplo de lo cual es la agresión a Yemen. Lo que tampoco es nuevo pues Arabia Saudita, apoya y está asociada a Israel y, bajo el pretexto del peligro chiita, pretende dominar el Medio Oriente, agredir a Irán por medio de una guerra terrorista y profundizar sus lazos con el sionismo y el imperialismo. Razón que explica asimismo la millonaria venta de armas que realizó Trump en su visita a los sauditas.

Son precisamente los elementos anteriores lo que permiten comprender que el conflicto con Catar va mucho más allá de una simple confrontación regional. Y, asimismo, comprender por qué Turquía e Irán, ante la presión a que están sometiendo a Catar, de inmediato hayan concurrido en su apoyo (también lo han hecho Pakistán y Marruecos) con el fin de evitar su colapso e impedir que sea obligado a permitir los ataques a Hamas. El hecho es que este conflicto con Catar está insertado en el explosivo escenario preparado por el imperialismo y el sionismo en el Medio Oriente, y está relacionado directamente y simultáneamente con la geopolítica imperialista para mantener la hegemonía mundial, y de Arabia Saudita por la hegemonía regional y, por ende, con la guerra en Siria, el conflicto entre el pueblo palestino y el sionismo, así como la utilización por parte de Estados Unidos y del wahabismo, de los grupos terroristas para lograr sus fines y, por consiguiente la lucha contra Irán y el Frente de la Resistencia en Medio Oriente.

En este escenario, hoy por hoy, no obstante, las monarquías feudales apoyadas y defendidas por Israel y Estados Unidos se sienten estimuladas a la aventura de agredir a Irán. Y están haciendo el trabajo sucio que ya no puede hacer Israel el cual, junto a Estados Unidos (donde domina el lobby sionista), ordena la organización de los colaboracionistas y traidores para implementar la guerra de agresión contra el Eje de la Resistencia y, definitivamente, hacer desaparecer a los palestinos. Con ello, esas monarquías están de hecho ayudando a implementar el plan Yinón sionista. O, en otras palabras, están siendo utilizada para lograr su propia destrucción pues, a mediano plazo, correrán la misma suerte y serán también reconfiguradas a favor de intereses que no son los suyos, como lo han hecho ya con Sudan y Libia.

A la ANP el futuro no parece tampoco depararle nada mejor. Si el imperialismo y el sionismo lograran derrotar a Hamas, lo cual parece poco probable, la ANP ya no les será de utilidad, ni tampoco un estado palestino de ninguna especie. Basta mirar el proceso de expansión de los asentamientos y quedará más que claro que la Autoridad Palestina es solo un peón de Israel, un peón momentáneo, hasta que logren realizar totalmente sus objetivos expansionistas y de limpieza étnica.

Lo que queda claro es que, apenas nacida, ya se está dividiendo la alianza militar árabe similar a la OTAN que impulsa Israel por medio de Estados Unidos, y que el nuevo escenario del Medio Oriente verá a Catar alejado de las aventuras de los sauditas e Israelíes, y al Frente de Resistencia marchando por su lado activamente, incluyendo a Hamas.

Notas

[1] El Plan Yinon fue expuesto en 1982 por el funcionario del ministerio de relaciones exteriores de la entidad sionista Oded Yinon en un artículo publicado por él en el periódico de la Organización Sionista Mundial, en el que aborda la Estrategia de la entidad sionista en los años ochenta. Ideas éstas que tiene su origen en realidad en lo expresado en 1954 por el ex primer ministro de la entidad sionista Ben Gurión, en su carta a Moshe Sharett. Ver: Israel Shahak. «Greater Israel»: The Sionist Plan for the Middle East. http://www.globalresearch.ca/greater-israel-the-sionist-plan-for-the-middle-east/5324815; David Ben Gurión. Carta a Moshe Sharett, 27 febrero 1954. http://www.voltairenet.org/article142644.html.

[2] Doctrina que modifica los límites del Medio Oriente en función de los intereses vinculados con los hidrocarburos, su producción y el control de su transporte, las riquezas hídricas, y sobre todo a las ambiciones hegemónicas de Estados Unidos. Ver: Thierry Meyssan. Bush inventa el «Gran Medio Oriente». http://www.voltairenet.org/article126452.html.

[3] Concepción que fundamenta el «nuevo capítulo» planteado por el gobierno de Barak Obama, que extiende su zona de intervención a toda la región Asia/Pacífico, en abierto desafío a China y Rusia. Ver: Manlio Dinucci. El Gran Oriente de Obama. http://www.voltairenet.org/article175102.html.

[4] La Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS) fue fundada en el 2001 y en ella participan China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, Uzbekistán, la India y Pakistán. La OCS si bien impulsa la cooperación económica entre sus participantes está enfocada ante todo hacia la seguridad regional, convirtiéndose en un factor estabilizador tanto a escala regional como global. El BRICS por su parte, creado en el 2008, es un bloque económico-comercial formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica cuyo objetivo es lograr la cooperación recíprocamente beneficiosa entre los países miembros.

[5] Israel pide a EEUU finalizar presencia de Hezbolá e Irán en Golán. https://www.noticiasdeisrael.org/2017/05/26/israel-pide-a-eeuu-finalizar-presencia-de-hezbola-e-iran-en-golan/.

[6] El Eje de la Resistencia en Medio Oriente está conformado por el Movimiento Libanés Hezbollah, el Gobierno sirio, el Movimiento Yemení Ansarolá y otros grupos aliados como Hezbollah al Nuyaba de Irak, Hamas, Jihad Islámica Palestina y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y, sobre todo, por la República Islámica de Irán, principal enemigo de Estados Unidos y de la entidad sionista, gran defensor de la causa del pueblo palestino y estrecho aliado de Siria y Hezbollah, al igual que de Rusia. Estas fuerzas constituyen en conjunto el muro de contención al expansionismo imperialista y la injerencia occidental en Medio Oriente. Y sus objetivos se amplían hoy al conjunto de la región para formar parte de las prioridades del mundo islámico, teniendo como centro a Palestina, la resistencia anti imperialistas y la seguridad ante las agresiones de la entidad sionista y de los reaccionarios árabes.

[7] Los Altos del Golán son una meseta ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria, de unos 1800 km², de los cuales aproximadamente 1200 km² están bajo soberanía de Israel, un corredor a lo largo de su frontera de 235 km² están controlados por Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF), que supervisan la separación de las fuerzas israelíes y sirias, y vigilan esa área, y el resto permanece bajo soberanía siria.

[8] El temor sionista está fundamentado, entre otras cosas, porque el Eje de la Resistencia cuenta actualmente con una enorme cantidad de efectivos, intenso adiestramiento y experiencia acumulada en casi 6 años de constante lucha, así como con una gran cantidad de armamentos de alta calidad y eficacia, entre los que se incluyen las armas que les han arrebatado o confiscado a los grupos terroristas, armas que el imperio y los europeos junto a Israel le entregaban al Estado Islámico, compradas y financiadas con el dinero de Arabia Saudita. Todo lo cual ha implicado un significativo aumento de su capacidad de combate. Todo lo cual les da una importante ventaja frente al ejército sionista, que está compuesto por soldados venidos de diferentes partes del mundo y cuya extracción social burguesa no tiene en la infantería las capacidades para derrotar o enfrentar eficazmente a estos movimientos de resistencia, basando su superioridad en la fuerza aérea. Esta última sin embargo se ha visto limitada a su vez, por la entrega por Rusia a Siria de armas de defensa aérea que incluye los misiles S300E y los S400, que ya han derribado 2 aviones sionistas y dañado a otros dos. A lo que hay que agregar los misiles Iraníes que han demostrado ser muy eficaces y de gran alcance, la enorme cantidad de misiles de Hezbollah y todas las armas modernas que han adquirido en esta larga guerra de Siria que han acortado las diferencias de las capacidades frente al enemigo sionista. Por otro lado, no es menor el crecimiento y desarrollo militar y de combate que han tenido tanto Hamas como la Jihad Islámica que, en conjunto, han podido derrotar todas las conspiraciones y agresiones a Gaza, logrando que el ejército sionista no haya podido cumplir ningún objetivo, debiendo limitarse a bombardear a la población civil como chantaje inmoral pero inefectivo, dado que el pueblo palestino está determinado a pagar el precio necesario y avanzar a la liberación. A todo esto debe sumarse, además, la apertura del frente de Gaza, que hace que la entidad sionista deba distraer a lo menos al 50% de su ejército allí, lo que disminuye notoriamente su capacidad de movilizar tropas a la frontera del Golán.

[9] La Organización de las Naciones Unidas, a través de la Resolución 242 1967 de su Consejo de Seguridad, adoptada por unanimidad, considera el Golán como «territorio ocupado». Y por la resolución 497, también aprobada por unanimidad, declaró en diciembre de 1981 que la decisión israelí era «nula y sin valor». Lo que fue reafirmado por la Asamblea General de la ONU en su resolución A/71/L.8 sobre el Golán sirio el 30 de noviembre de 2016. http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/71/24.

[10] Jonathan Schanzer y Mark Dubowitz. Apoyar a Israel en los Altos del Golán. https://www.enlacejudio.com/2017/02/20/apoyar-a-israel-en-los-altos-del-golan/.

[11] Arabia Saudita, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, primero, y luego Libia, Yemen, Maldivas, Mauritania y Comoras, y Jordania y Yibuti anuncian la ruptura de las relaciones diplomáticas y la suspensión de las comunicaciones terrestres, marítimas y aéreas con ese país, tras acusar a Doha de apoyar el terrorismo.

Nicola Hadwa. Analista internacional chileno-palestino. Ex entrenador de la Selección Palestina de Fútbol, Director de la Liga Latinoamericana por el Derecho al Retorno y coordinador del Comité de Solidaridad con el Pueblo Palestino de Chile. Especialista en temas principalmente del Medio Oriente. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Silvia Domenech. Investigadora cubana con varios libros publicados. Doctora en Ciencias Económicas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana y de la Escuela Superior del PCC.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.