La tasa de pobreza infantil se elevaría en diez puntos, hasta el 38,6%, tras el gasto de las familias con menores a cargo en el alquiler, la hipoteca o los suministros, según un informe de Unicef
El elevado coste de la vivienda provoca pobreza. El desembolso que deben hacer las familias con niños y niñas a cargo en alquiler, hipoteca o suministros arrastra a esta situación a 780.000 menores más en España.
La tasa de pobreza infantil crecería casi diez puntos, del 28,9% al 38,6%, si de los ingresos familiares se restara el gasto en la vivienda, según un informe de Unicef, presentado este martes, que pretende “abrir el debate sobre la relación de la pobreza infantil y la vivienda”. Con esta estimación, para la que se han utilizado datos de Eurostat, el número de menores bajo el umbral de la pobreza en España superaría los tres millones.
La organización de infancia pone sobre la mesa que las “dificultades para acceder a una casa o el hecho de que sea inadecuada son una barrera importante para la crianza y para los derechos de los niños y las niñas” y denuncia que la infancia es “invisible” en la legislación y en los planes de vivienda tanto nacionales como autonómicos. El informe se suma a otros que ya han explorado esta relación, como un estudio realizado recientemente por la Plataforma de Infancia.
Hay muchos datos contundentes. España es el cuarto país de la Unión Europea con más porcentaje de familias con un gasto excesivo en el alquiler o la hipoteca, solo por detrás de Grecia, Luxemburgo y Bulgaria. Un 11,5% de la infancia española vive en un hogar con sobrecarga de gastos. Esta situación afecta más a los núcleos con niños y niñas que al resto: le pasa a un 9,5% de la población adulta y al 6,2% de la población mayor (más de 65 años).
Aunque este indicador no presupone una situación de pobreza o riesgo de pobreza, “la sobrecarga afecta de forma desproporcionada a los hogares con menos renta”, subraya el informe, titulado Yo también vivo aquí: por una vivienda digna para cada niño, niña y adolescente. Además, entre las personas que viven de alquiler, las familias con hijos están sobrerrepresentadas: suponen el 59% de los hogares que tienen un contrato de arrendamiento.
Retrasos en los pagos
Otro síntoma del ahogo de las familias con el pago de la vivienda son los retrasos en el abono del alquiler, la hipoteca o los recibos: el 15,7% de los hogares vive estos apuros económicos. Hay grandes diferencias entre las comunidades autónomas. Las más afectadas son Melilla (30,8%), Canarias (25%), Baleares (23,2%), Andalucía (18,9%), Castilla-La Mancha (17,6%) y Catalunya (16,1%), de acuerdo con los datos de Unicef. Las familias con una única progenitora (monoparentales) sufren especialmente estas dificultades (una de cada cinco).
Más de medio millón de niños y niñas sufren lo que se llama “carencia material severa” en la vivienda (6,2%). Tener una casa inadecuada –hacinada, con humedades o demasiado oscura– está demostrado que tiene impactos en la salud física, en la salud mental y en la educación de los niños y niñas, recuerda la organización, que cita enfermedades crónicas, depresión, deterioro en la socialización o bajo rendimiento académico.
Unicef subraya específicamente el estrés de compartir pisos pequeños –a veces entre varias familias– a menudo con un único baño y espacios comunes usados como dormitorio. En estos casos los niños no tienen intimidad ni un lugar para el estudio con un mínimo de tranquilidad.
El 9,6% de la población menor de 18 años vive en viviendas con hacinamiento, frente al 6,7% de las personas de 18 a 64 años. Es un porcentaje menor a la media europea. Sin embargo, España está a la cabeza de los países cuyos niños viven en casas más oscuras (10,6% ante el 6,5%). También una de cada cinco menores vive con goteras y humedades, la quinta peor posición en el continente.
Al bienestar –o malestar en su defecto– en el hogar también contribuye poder tenerlo a una temperatura adecuada. Un 16,7% de viviendas con niños sufren pobreza energética, subraya el estudio, que destaca la situación especialmente desfavorecida de las familias monoparentales (26,9%). Las cifras de hogares con este problema se han disparado desde el año 2010, cuando el porcentaje no llegaba al 10%. Las comunidades más afectadas son Ceuta, Melilla, Extremadura y Andalucía.
Pobreza infantil en aumento
El informe se ha publicado apenas unos días después de conocer la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística (INE) que certifica cómo la tasa de pobreza infantil sigue creciendo en España. Los datos, recogidos en 2023 sobre las rentas de 2022, deja ver el daño de la inflación pese al crecimiento de los ingresos de las familias por el incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la fortaleza del mercado laboral o la revalorización de las pensiones según el IPC (Índice de Precios de Consumo).
Con todo, las políticas españolas son la mitad de eficaces que las europeas en la reducción de la pobreza de niños, niñas y adolescentes. Para salir del atolladero de años y años a la cola de la UE en este indicador, Unicef ha insistido en la necesidad de una prestación universal por hijo a cargo –también defendida por el sector de Sumar en el Gobierno– para aplacar unas cifras de pobreza infantil impropias de un país desarrollado como España. Aunque el Ejecutivo asume que este objetivo es ambicioso de cara a una implantación inmediata, una prestación de 200 euros para las familias con hijos hasta seis años estará sobre la mesa en las negociaciones para los próximos presupuestos, según avanzó el Ministerio de Derechos Sociales.