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Siria

El costo de la crisis

Fuentes: CEPRID

Siria ha entrado en el sexto mes de disturbios antigubernamentales, orquestados desde el exterior. Los manifestantes ya no buscan reformas moderadas, ahora exigen la renuncia de Bashar Assad. Los medios de comunicación occidentales acusan a Damasco de «oponerse a los cambios democráticos». El ex subsecretario de EE.UU. del Tesoro, Craig Roberts, había hablado anteriormente sobre estos cambios: ​​»Tenemos […]

Siria ha entrado en el sexto mes de disturbios antigubernamentales, orquestados desde el exterior. Los manifestantes ya no buscan reformas moderadas, ahora exigen la renuncia de Bashar Assad. Los medios de comunicación occidentales acusan a Damasco de «oponerse a los cambios democráticos». El ex subsecretario de EE.UU. del Tesoro, Craig Roberts, había hablado anteriormente sobre estos cambios: ​​»Tenemos que derrocar a Gadafi en Libia y Assad en Siria porque queremos sacar a China y Rusia en el Mediterráneo» («EE.UU. ve riesgos de guerra con China y Rusia»).

Rusia tiene una base naval en Siria, Tartus, el único lugar en el Mediterráneo, donde la flota rusa tiene sus buques de guerra apostados. En 1991, Rusia reformó su flota del Mediterráneo, y desde entonces ha navegado a esa única área en varias ocasiones. Mientras tanto, la presencia de EE.UU. y la OTAN no está disminuyendo.

La base de Tartus fue creada para reemplazar a una en Sebastopol si Ucrania prohíbe a Rusia de que su marina de guerra esté allí. Hay un puerto alternativo en Novorossiysk, pero no puede acoger a tantos buques como en Sebastopol. Con el derrocamiento de Assad saldrían los marineros rusos y los estadounidenses cumplirían sus objetivos. Es por eso que Washington está siendo tan persistente en tratar de derrocar a Bashar Assad, que es aliado de Rusia. El siguiente paso para Washington será la de expulsar a la flota rusa del Mar Negro de Crimea, es decir, de Novorossiysk. Rusia se quedaría sin presencia naval en el oeste.

Sin embargo, Turquía puede afectar estos planes. Ankara ha sido y seguía siendo aliado de Siria. Tenía cooperación amistosa, incluso cuando los «demócratas occidentales» instaron a Siria a usar la fuerza en el trato con los manifestantes. Con el tiempo la actitud de Turquía en la cuestión siria ha cambiado. Ahora llama la crisis siria «una lucha por la libertad» y ha organizado dos conferencias presididas por partidarios de la oposición. El número de refugiados de Siria ha aumentado, más de 11.000 ya han llegado a Turquía por ahora.  El gobierno turco está tratando de recuperar sus posiciones en Siria en el caso de que los EE.UU. expulsen a Assad.

Estratégicamente, Siria es un país muy importante. Situado entre Turquía, Líbano, Irak, Israel y Jordania, Siria coopera con Hezbollah y Hamas, y este hecho no podía ser ignorado por Washington: Siria fue colocado en la lista de «eje del mal». El hecho de que Damasco tiene lazos de amistad con el vecino Irán no puede ser ignorado. A pesar de que nunca se había manifestado con claridad suficiente, la alianza entre Teherán y Damasco siempre ha sido un motivo de preocupación para Washington y Tel-Aviv. Siria puede influir en la política del Líbano y el equilibrio de poder en el Irak post-Saddam. Los intentos hechos por Israel y EE.UU. de aislar a Damasco por medio de la diplomacia no han dado resultados. Siria se han establecido contactos con Rusia, China, América del Sur.

Turquía ve a Siria como una excelente oportunidad para influir en la situación del Kurdistán iraquí. Siria alberga a más de 1,5 millones de kurdos, y la cuestión kurda es una de los más espinosos en las relaciones turco-americanas. El hecho de que Washington se centrase en este problema durante su enfrentamiento con Turquía provocó una Ankara tratando de ser más independiente en términos de política internacional. Turquía también ha estado tratando de convertirse en un mediador en el diálogo entre Siria e Israel. Ankara se quedó perplejo ante los disturbios en Siria: los planes geopolíticos a largo plazo de las autoridades turcas siguen más cerca de Bashar Assad, que sólo crea nuevas dificultades en las relaciones entre Turquía y Washington y con los regímenes pro-estadounidenses en el mundo árabe.

Para concluir, me gustaría decir lo siguiente:

- El derrocamiento de Assad llevaría a una Siria controlada por los EE.UU.

- Turquía, Rusia e Irán verían sus posiciones en el Medio Oriente debilitadas.

- Rusia sería desplazada del Mediterráneo y encerrada dentro de la cuenca del Mar Negro, donde tendrá que lidiar con Rumania, Bulgaria y Georgia, aliados de EE.UU. contra la política exterior rusa

- La cuestión kurda será cada vez una mayor amenaza para Turquía, especialmente en vista del hecho de que el sucesor de Assad sería un pro-estadounidense.

- Al-Qaida ya ha manifestado su apoyo a los manifestantes sirios, y parece que van a fortalecer su posición en la Siria post-Assad, hecho de que Ankara no puede favorecer porque permitirá a Washington justificar su presencia militar en la región

- Si Assad es derrocado Turquía se enfrentará a enormes pérdidas económicas (en 2010 el comercio bilateral entre Siria y Turquía se situó en 2.500 millones de dólares, y las partes acordaron llegar a los 5.000 millones)

- Si todo esto sucede, Turquía no tendrá otra alternativa que abandonar sus ambiciosos planes para crear una zona de libre comercio con Siria, Jordania y Líbano.

* Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés

Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1235