El crecimiento económico de China, medido con parámetros capitalistas, tal y como lo pretenden las autoridades chinas, puede significar una catástrofe para el planeta. Si el capitalismo, a través de EEUU, Japón, Canadá y los países de Europa occidental, ya tenían en estado terminal el medioambiente, la llegada de un gigante como China a ese […]
El crecimiento económico de China, medido con parámetros capitalistas, tal y como lo pretenden las autoridades chinas, puede significar una catástrofe para el planeta. Si el capitalismo, a través de EEUU, Japón, Canadá y los países de Europa occidental, ya tenían en estado terminal el medioambiente, la llegada de un gigante como China a ese club de depredadores, puede significar, como se suele decir, la puntilla final.
Agencias/inSurGente.- «Nuestra economía mundial depende de una base medioambiental que el planeta no puede soportar», declaró Lester Brown, presidente de Earth Policy Institute de Washington al presentar su último libro: «Plan B 2 para salvar un planeta estresado y una civilización en peligro».
«Lo que pasa en China debería comenzar a convencer a los economistas» de la necesidad de reestructurar el sistema económico, estimó.
Según cifras recopiladas por su instituto, los chinos consumen actualmente dos veces más carne que los estadounidenses (67 millones de toneladas contra 39 millones de toneladas), y más del doble de acero (258 millones de toneladas contra 104).
Y si China sigue imitando el sueño americano, de aquí a 2031 sus previstos 1,45 mil millones de habitantes consumirán el equivalente a dos tercios de la actual producción mundial de cereales, y más del doble de la actual producción mundial de papel. A este ritmo, se «acabarán los bosques del planeta», subrayó Brown.
El modelo económico occidental -basado en energías fósiles y construido en torno a automóviles y productos desechables- no podrá funcionar en China ni en India, cuya población podría incluso sobrepasar a la china en 2031, insistió.
En momentos de globalización y de competencia desenfrenada para producir cada vez más artículos a precios cada vez más competitivos, el modelo actual llevará el mundo a su fin.
Por eso es necesario reestructurar de inmediato la economía mundial para sostener nuestra civilización, y hacer un esfuerzo general para erradicar la pobreza y recuperar los medios naturales, según el «Plan B» de Lester Brown.
Brown hizo notar algunas señales alentadoras provenientes de China, donde la presión para actuar a favor de la eficacia energética y la protección del medio ambiente parece haber tomado un matiz político.
«Ellos (los chinos) comienzan a reconocer que deben llevarse a cabo modificaciones, pero todavía no han dicho en público que no usarán el modelo occidental», dijo Brown, invitado a presentar sus opiniones en el foro económico mundial que se celebrará en Davos (Suiza) a fines de enero.
Según Brown, cinco de las ocho mayores empresas chinas de productos electrónicos y tecnología aeroespacial, ya anunciaron su apuesta por la energía eólica, pisándole así los talones al gigante estadounidense General Electric.
Además, los chinos también «adoptaron normas de eficacia para el consumo de combustible en automóviles», dijo Brown, al agregar que Pekín se interesa cada vez más en la contaminación del aire y del agua.
El aumento de la explotación de fuentes de energía renovable deberá hacerse con inteligencia, según Brown, para evitar la escasez de productos alimenticios y el aumento de sus precios, en caso de que los agricultores deban adoptar masivamente la producción de etanol, un biocarburante en base a cereales, señaló como ejemplo.
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