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El derecho a regresar

Fuentes: Masiosare

Los palestinos fueron echados de sus casas para que los israelíes regresaran a la tierra de la que fueron exiliados. Un pueblo exiliado terminó exiliando a otro. Pero a pesar de que los pueblos palestinos fueron completamente destruidos, el autor asegura que «viven en la memoria de sus antiguos habitantes y en la imaginación de […]

Los palestinos fueron echados de sus casas para que los israelíes regresaran a la tierra de la que fueron exiliados. Un pueblo exiliado terminó exiliando a otro. Pero a pesar de que los pueblos palestinos fueron completamente destruidos, el autor asegura que «viven en la memoria de sus antiguos habitantes y en la imaginación de los descendientes de los expatriados… Palestina se ha convertido en un sueño colectivo». Un sueño colectivo por el que los palestinos están dispuestos a seguir luchando más allá de la muerte de quien personificó esta lucha, Yasser Arafat

Todos los que estén ahí deberían moverse, deberían correr, deberían agarrar más colinas y expandir el territorio. Todo lo que se agarre estará en nuestras manos. Todo lo que no agarremos estará en las manos de ellos. (Ariel Sharon, noviembre de 19981) Ariel Sharon en un oficial electo correctamente en una democracia. Se esperaría que los palestinos tuvieran el mismo tipo de democracia, que llevará a un mundo más pacífico. (George W. Bush, agosto de 20042)

EL 14 DE ABRIL DE ESTE AÑO, estando en el Cross Hall de la Casa Blanca con su amigo el presidente israelí Ariel Sharon, George W. Bush hizo una declaración algo sorpresiva: el tan importante Derecho a Regresar de los palestinos -tal como fue conservado en una resolución de la ONU y que después de esperar 56 años para ponerse en práctica la mayoría de los palestinos puede citar de memoria3- ya no era razonable.

El tan soñado regreso a pueblos y hogares ancestrales tendría que ser sacrificado para poder alcanzar la ilusoria búsqueda de «paz» entre Israel y los palestinos. En palabras del presidente Bush: «Estados Unidos está fuertemente comprometido con la seguridad y bienestar de Israel como un Estado judío. Parece muy claro que un sistema acordado, justo, imparcial y realista para una solución al asunto de los refugiados palestinos (…) será necesariamente encontrado a través del establecimiento de un Estado palestino, y el asentamiento de los refugiados palestinos ahí, en vez de en Israel».

Sobra decir que Sharon parecía estar deleitado con la declaración. Los palestinos, por el contrario, se mostraron naturalmente indignados.

Cinco meses después de la declaración de Bush, uno lee que bajo los términos del plan de Ariel Sharon, orwellianamente titulado Retirada unilateral, a más de 8 mil israelíes se les ofrecerá «compensación» gubernamental, ¡de hasta 300 mil dólares por familia!, por renunciar a sus hogares construidos en territorio palestino, en asentamientos considerados ilegales por la ley internacional y edificados bajo una política que contrasta con la Cuarta Convención de Ginebra.

Los palestinos, por supuesto, nunca han sido compensados por el robo de sus hogares, sus tierras y su país, y están permanentemente impedidos de regresar a esa propiedad. No debe olvidarse que la mayoría de los «pobladores» israelíes en cuestión inmigraron al país bajo la Ley de Regreso, heredada por los Knesset en julio de 1950. Regreso, en este sentido, implica retorno a una patria prebíblica.

«Todo judío tiene derecho de venir a este país como un oleh«, dice el artículo primero de la ley (un oleh, olim en plural, quiere decir judío -y solamente un judío- inmigrando a Israel). El artículo cuarto de la Ley de Regreso declara: «Todo judío que haya inmigrado a este país antes de la ejecución de esta ley, y todo judío que haya nacido en este país, así haya sido antes o después de la ejecución de esta ley, debe ser considerado como una persona que ha venido a este país como un oleh bajo esta ley.»

Repatriación judía y exilio palestino

El poeta palestino Mahmoud Darwish escribe acerca de la descarada contradicción entre la Ley de Regreso de Israel y el Derecho a Regresar de los palestinos: «Es paradójico que otros que afirman ser exiliados también hayan exiliado a palestinos. Verbalmente, los israelíes han regresado de su exilio a su país, mientras que los palestinos, que presumiblemente han ocupado la tierra de Israel, han regresado a su esfera nacional en el mundo árabe».4

Al final del siglo XIX, cuando los primeros sionistas pensaron que una justificación bíblica haría más fácil vender el concepto de hurto entre sus compañeros judíos y obedientes paganos, aquéllos dejaron de debatir si el mundo del judaísmo debía apoderarse del gobierno otomano en Palestina o de una región de Argentina. Se decidieron por Palestina y los habitantes nativos no-judíos simplemente no fueron tomados en consideración.

En efecto, su existencia frecuentemente fue negada, tal como Chaim Weitzmann, pionero sionista y primer presidente de Israel (1949-1952), subraya: «En su etapa inicial, el sionismo fue concebido por sus pioneros como un movimiento enteramente dependiente de factores mecánicos: sucede que hay un país llamado Palestina, un país sin gente, y, por otro lado, existe la gente judía, y no tiene país. Entonces, ¿qué más se necesita sino colocar la gema en el anillo, unir a la gente con su país?»5

Después de un cambio de gobierno, el ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Lord Balfour, traicionó a Palestina en su «declaración» de 1917, y en 1919, en un memorándum enviado a Lord Rothschild, hizo más evidente el mandato británico y su posición internacional: «Los cuatro grandes poderes están comprometidos con el sionismo, y el sionismo, sea correcto o incorrecto, bueno o malo, está arraigado en una eterna tradición, en presentes necesidades y esperanzas de importancia mucho más profunda que los deseos y prejuicios de los 700 mil árabes que ahora habitan esa antigua tierra.»

Negados, rechazados y marginados durante los últimos 100 años, los palestinos han sido, si acaso, escasamente reconocidos como un pueblo nacionalmente distinto.

Existencia legal e histórica

De nuevo Mahmoud Darwish: «Si la existencia de los palestinos en Palestina fuera ilegal, y si el regreso de los israelíes a su país fuera legal, y si el exilio es el único destino para aquellos sin una situación legal clara, tenemos que dar evidencias no sólo de nuestra existencia legal en el presente, sino también en el pasado».6

Más tarde, con la espera de la Declaración de Independencia en 1947 y la creación de Israel el siguiente año, el sionismo cada vez más militarizado se estableció, desplazando y erradicando a la población árabe local con satisfacción -una tarea que hasta hoy sigue sin haber disminuido.

En 1948, sin embargo, la purificación étnica de los árabes palestinos (tanto cristianos como musulmanes) para nada era una idea original. Tal como muestra la siguiente serie de citas, fue la base ideológica -y completamente «lógica» desde el punto de vista ultracolonial del sionismo- sobre la cual se podría fundar un Estado judío:

«Debemos alentar a la parte de la población que no tiene dinero (palestinos) a que crucen la frontera, procurando que encuentren empleo en los países cercanos, mientras les negamos el empleo en nuestro país. Ambos, el proceso de expropiación y el traslado de los pobres, deben ser llevados a cabo discreta y circunspectamente.» (Theodor Herzl, padre fundador de sionismo político, Diarios completos, registro de 1895.)

«Es ridículo volver a niveles más viejos de civilización, como muchos sionistas proponen. Suponiendo, por ejemplo, que estuviéramos obligados a liberar a un país de las bestias salvajes, no deberíamos hacerlo del modo en que lo hicieron los europeos del siglo V. No deberíamos agarrar lanza y espada para salir individualmente en persecución de los osos. Nosotros organizaríamos un gran grupo de cacería, juntaríamos a los animales y echaríamos una bomba de melinita en medio de ellos.» (Herzl, El Estado judío, 1896.)

«Los judíos no tenemos nada en común con lo que llaman ‘Oriente’, gracias a Dios… En cuanto a los árabes en Palestina, lo que hagan es asunto suyo, pero si podemos hacerles un favor, sería ayudarlos a liberarse del ‘Oriente’.»

«No hay alternativa: los árabes deben hacer espacio para los judíos de Eretz Israel. Si fue posible transferir a los pueblos bálticos, también es posible mover a los árabes palestinos.» (Vladimir Jabotinsky, uno de los primeros líderes sionistas y fundador del partido político que evolucionaría en el Likud de hoy: varios discursos y escritos.)

«No niego que [en el proceso de la ‘colonización judía’] los árabes de Palestina necesariamente se volverán una minoría en el país de Palestina. Lo que sí niego es que eso sea un sufrimiento. No es sufrimiento para ninguna raza o ninguna nación que posea tantos estados nacionales ahora y tantos más en el futuro. Una fracción, una rama de esa raza, y no una grande, tendrá que vivir en el Estado de alguien más… Eso es solamente normal y no hay ningún ‘sufrimiento’ asociado a eso.» (Jabotinsky: evidencia entregada a la Comisión Real de Palestina, House of Lords, Londres, 11 de febrero de 1937.)

«Debe quedar claro que no hay espacio para ambos pueblos en este país… Si los árabes abandonan este país, estará completo y abierto para nosotros. Y si los árabes se quedan permanecerá angosto y miserable… Es el único camino, transferir a los árabes de aquí a los países vecinos, transferirlos a todos, excepto, tal vez, a Belem, Nazaret y el Viejo Jerusalén, no debemos dejar un solo pueblo, ni una sola tribu.»

«Fui al pueblo [palestino] de Mu’ar. Tres tractores estaban completando una destrucción. Estaba sorprendido, nada se movió dentro de mí ante la visión de la destrucción. Nada de arrepentimiento y nada de odio, como si esta fuera la manera en que el mundo debe ser. Así que nosotros [los judíos] queremos sentirnos bien en este mundo y no en algún mundo que vendrá. Simplemente queremos vivir y los habitantes [palestinos] de esas casas enlodadas no quieren que existamos aquí.» (Joseph Wietz, director del Fondo Nacional Judío del Terreno, registros [previos y posteriores a 1948, respectivamente] de Mi Diario.)

«Nosotros vinimos a este país que ya estaba poblado por árabes y estamos estableciendo un Estado hebreo, o más bien judío. En áreas considerables del país compramos tierras de los árabes. Se construyeron aldeas judías en lugar de las aldeas árabes. Usted no sabe los nombres de estas aldeas árabes, y no lo culpo porque esos libros de geografía ya no existen, y no sólo los libros no existen, los pueblos árabes tampoco están ahí. Nahalal se levantó en lugar de Mahalul, Gevat en lugar de Jibta, Sarid en lugar de Hanefis y Kefar Yehoshua en lugar de Tell Shaman. No hay un solo lugar construido en este país que no haya tenido población árabe anteriormente.» (General Moshe Dayan, héroe militar y político israelí: Ha’aretz, 4 de abril de 1969.)

Los pueblos destruidos

Por más franca que sea la infame confesión del general Dayan citada arriba, contiene, sin embargo, varios eufemismos que deben ser resaltados: a) las «áreas considerables del país» fueron solamente 6% de la Palestina histórica; b) «los pueblos árabes tampoco están ahí», quiere decir, tal como observa el profesor Israel Shahak, que estos pueblos fueron destruidos completamente, con sus casas, paredes de jardín, e incluso cementerios y lápidas, para que literalmente no quedara una piedra en pie y se les diga a los visitantes que «todo estaba desierto»7; c) otra negación israelí común es la palabra «árabe» en lugar de «palestino», y d) en realidad los nombres de estos pueblos fueron catalogados y bien conocidos, por lo menos entre los palestinos.

Los nombres de los 418 pueblos destruidos viven en la memoria de sus antiguos habitantes y en la imaginación de los descendientes de las personas expatriadas. Preguntemos a un niño palestino de dónde es y probablemente nos dirá el nombre de un pueblo que quizá nunca haya visto y que haya dejado de existir poco después de La Catástrofe -Al Nakba, en habla palestina- de 1948.

Basados en las historias de sus abuelos, si damos papel y pluma a los niños quizá sean capaces de dibujar «su casa», señalar en dónde está con relación a «su tierra» o en ese inexistente pueblo.

Palestina se ha convertido en un sueño colectivo así como en un recuerdo compartido, entre el cual se encuentra curiosamente suspendido el pueblo palestino. Edward Said reconoció esto cuando escribió: «El hecho es que hoy Palestina no existe, excepto como una memoria o, con más importancia, como una idea, una experiencia política y humana, y un acto de voluntad sostenida y popular.»8

Mahmoud Darwish también escribió sobre el fenómeno: «Tomando en cuenta la historia, los palestinos ven ahora un lúgubre y misterioso futuro. El pasado parece ser extremadamente distante. El presente es temporalmente largo y conciben un proyecto de futuro abortivo.»9

Masacre en Deir Yassin

En un viaje reciente a Palestina, inspirado para obtener testimonios directos de los refugiados y conocer la legalidad de sus propiedades y la relación que conservan con las llaves de sus casas, entrevisté a una mujer refugiada llamada Umm Yasser. Su historia es un cruel testimonio que nos describe su vida y la de miles de refugiados en exilio:

-Cuando usted se fue de Lifta, ¿cómo fue?

-Salimos en 1948.

-¿Recuerda la fecha?, ¿el mes?

-No, no, eso no lo recuerdo.

-¿Durante la cosecha?

-En verano.

-Entonces, ¿después de la cosecha?

-Tal vez. Fue en verano.

-¿Cómo salió de ahí?

-Nosotros llorábamos porque la gente se iba. Fue uno de esos días cuando se hacía la reunión en el Café de Lifta. Sólo vimos que los judíos atacaban el Café de Lifta. Mataron a siete personas. Luego la gente, asombrada, decía que también atacaron otro pueblo, Deir Yassin. ¡En Deir Yassin murieron más de 100 hombres y mujeres. Entonces tenía sólo 20 años. Dijeron que violaban a las mujeres, que sacaban a los bebés del vientre materno! Nos asustamos. Nos asustamos por nosotras las mujeres.10

-¿Cuántas armas tenían ustedes? ¿No muchas?

-¡Claro que no! Los judíos andaban armados y nosotros no teníamos armas ni dinero.

-¿Atacaron al mismo tiempo el Café de Lifta y Deir Yassin?

-En el mismo año; los atacaron al mismo tiempo.

-Ustedes se fueron, pero, ¿pensaban regresar cuando se hubieran calmado las cosas?

-Claro, pensamos que en dos semanas íbamos a volver. Cambiamos de aire, encontramos una buena casa en Al-Bira.

-¿Les costó cara?

¡No, hombre!, la rentamos. Luego íbamos a regresar. Pero decían que seguían matando y masacrando a la gente. Cuando nos fuimos a Bab Al-Khalil… nos quedamos en una zotehuela. Nos dijeron que podíamos salir. Salimos y fuimos a buscar comida, pero podíamos andar sólo donde no había peligro. Porque los judíos hicieron cosas inimaginables en Deir Yassin… Nos quedamos en Bab Al-Khalil para después pasar a la zona francesa. Llegamos a Ramallah. Llegamos huyendo. Luego quisimos regresar. Y trajeron a otras muchachas y mujeres, de las que se habían quedado por allá; las trajeron al ayuntamiento de Al-Bira. Estuvimos todos juntos, luego cada quien se fue por su lado. Y todos los días decíamos: ‘mañana regresamos, mañana regresamos’. En 1967 regresamos. Esto te lo quiero contar como se debe. Esos británicos, con su política, les dijeron a los judíos: ‘Empiecen a matar a los árabes como si fueran borregos, sí, borregos. ¡Yo hablo con la verdad!

«Fuimos vecinos y éramos felices»

-Entonces, ¿ustedes volvieron en 1967, cuando los judíos habían entrado al país? ¿Para qué?

-Pues, queríamos ver, conocerlos para que no anduvieran inventando cosas. Había una mujer en nuestra casa (nuestra casa es grande, ¡son bonitas las casas en Lifta!) y me dijo: «Fíjate, querida, nos atacaron en Samuel». Quizo decir que los atacaron los árabes en Samuel. Ella dijo: «Mira, no hay nada en nuestra casa, ni siquiera vidrios en las ventanas. Nada». Y le dije: «Bueno, pero si te atacaron, ¿cómo quedaste tan bien?» Dice: «Gracias a Dios tenemos a Hussein, es el único al que tenemos».

-Entonces, ¿alguien vivía en esa casa?

-¡Estaba llena de judíos! Y yo le dije: «No los atacaron, ni nada. ¿Cómo los iban a atacar si a los árabes les dieron armas de corcho?» Los británicos les dieron armas de corcho a los árabes y a los judíos les dieron armas buenas.

«Khaled, mi hijo, era pequeño. Lo llevé conmigo. Le reclamé la casa a esa mujer, le dije: ‘Esta casa es mía’. Y me dijo: ‘No, querida, esta casa nos la dio el Estado. Y si dices que ustedes son tan buenos, entonces, ¿por qué se fueron? ¿Por qué no se quedaron a cuidar sus casas?’ Yo le contesté: ‘¿Y qué hicieron ustedes con las casas de la gente en Deir Yassin? ¡Ustedes mataron, masacraron, hicieron eso, hicieron aquello!’ Ella dice: ‘Son mentiras, Amín Al-Hussein les hubiera dicho que no se fueran si eran hombres’.Y yo le dije: ‘Ustedes son bandidos, hijos de Goliat. ¡Atacaron Lifta! ¡Mataron!’ Dice: ‘Ya vete, no te doy ninguna casa ni nada’. Khaled quería conocer la casa y le dije a la mujer esa: ‘Oye, por Dios, deja que el niño vea la casa’. Y dijo: ‘¡Nunca!'»

-¿Qué edad tenía su hijo?

-¿Khaled? Era pequeño. Es el más chico de mis hijos.

-¿Regresaron otra vez?

-Regresamos otra vez y luego otra, cada dos o tres semanas íbamos, pero ni siquiera nos dejaron acercarnos a la casa. ¡Estaba prohibido!

-¿Quién construyó la casa?

-Mi suegro. ¡Fuimos tan felices! Apenas empezábamos a vivir y mi suegro la construyó. Ya sabes cómo son los padres con sus hijos. Lifta es muy bonita, ¿y de qué sirve? La agarraron, y gratis. Toda Palestina la ocuparon judíos que llegaron de Polonia, España, Italia, de todos los países del mundo. Llegaron y nos atacaron. Mientras que nosotros convivimos muy bien con los judíos de antaño, fuimos buenos vecinos.

-Gracias, señora.

-Por nada. Entonces, me quedé en la calle. Y encontré a un vecino, de la casa de junto, y me preguntó qué hacía yo ahí. Le contesté: «Mira, esta casa es mía. Pero Dios es generoso: el mundo nunca se quedará oscuro ni vacío, hay para todos. Esta casa la construí con mi sangre, sí, con mi sangre. Y, si Dios quiere, siempre que quede viva una mujer como yo -¡yo no les tengo miedo!- siempre regresaremos a nuestra tierra».11

(Traducción: Pablo Domínguez. © Daoud Sarhandi, 2004. Para información detallada del número y localización de los refugiados palestinos consulte: www.unrwa.org)


NOTAS

1. Consejo dado a los pobladores en la parte ocupada de la ribera oeste, transmitido por la radio israelí.

2. En respuesta a la pregunta de que si aún pensaba que Ariel Sharon era un «hombre de paz».

3. «A los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos se les deberá permitir hacerlo en la fecha practicable más pronta […] Se les deberá pagar compensación por sus propiedades a aquellos que escojan no regresar y por el daño a la propiedad que, bajo principios de la ley internacional o en equidad, deberá hacerse efectiva por el gobierno o las autoridades responsables […].» Resolución 194 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 1948.

4. Mahmoud Darwish, «Palestine: the imaginary and the real», publicado en Innovation in Palestinian Literature, 2000.

5. Chaim Weitzmann, «Zionism needs a living content», 1914.

6. Mahmoud Darwish, ibid.

7. Edward Said, The question of Palestine, 1992.

8. Edward Said, ibid.

9. Mahmoud Darwish, ibid.

10. La masacre y mutilación cometida por los grupos terroristas judíos Hagana y Stern en contra de civiles en Deir Yassin. El número de víctimas alcanzó las 250 personas, incluyendo niños, mujeres y ancianos.

11. Entrevista con Umm Yasser, Ramallah, Palestina, abril de 2004. Traducido del arábigo por Lalé Kafar-Zadé.


* Daoud Sarhandi es coautor de Evil doesn’t live here: posters from the Bosnian war y colaborador de la revista Eye, de Londres. Desde 2002 vive en la ciudad de México.