En medio de una humilde casita campesina y en el pozo petrolero Surubi D, a 300 kilómetros de la ciudad de Cochabamba, hay un riachuelo, hoy testimonio silencioso de un CRIMEN PETROLERO que ocurrió el 30 de junio pasado. Ahí se encuentran, colgados en los árboles, restos de carne y ropa de tres cuerpos de […]
En medio de una humilde casita campesina y en el pozo petrolero Surubi D, a 300 kilómetros de la ciudad de Cochabamba, hay un riachuelo, hoy testimonio silencioso de un CRIMEN PETROLERO que ocurrió el 30 de junio pasado. Ahí se encuentran, colgados en los árboles, restos de carne y ropa de tres cuerpos de hombres de una misma familia, campesinos todos, víctimas de una terrible inflamación de GAS, venteado por la empresa REPSOL.
Ni el agua del riachuelo podía salvarles, ya que el gas había incendiado toda la superficie y 50 metros en su alrededor. Dos murieron, el padre Emilio Ucieda (45 años) y el hijo Mario Ucieda (13 años), mientras que el hermano mayor Edgar Ucieda (18 años) se encuentra en estado de shock en un hospital de Argentina.
Según un escueto informe de la prensa, fue un «accidente». Para la viuda y los pobladores del lugar fue un crimen. El pecado de las víctimas pescadores fue prender un cigarrillo para ahuyentar a los mosquitos, ahí cerca al pozo.
Miguel Cirbián, gerente de Relaciones Externas de la compañía REPSOL, en declaraciones a la prensa indicó que «el accidente se produjo fuera de las instalaciones de la empresa» y que «se trata de un hecho fortuito». Sin embargo, el dirigente cocalero Luis Cutipa responsabilizó a Repsol-YPF del accidente por no haber delimitado el área de operaciones de la empresa.
Según Cutipa, «en el lugar del siniestro existía una fuga de gas la misma que no estaba siendo quemada, por lo que al primer foco de chispa se produjo la explosión».
En medio del dolor de la drásticamente reducida familia y las negociaciones acerca de unas humillantes indemnizaciones, los técnicos de REPSOL han prometido que «un equipo especializado en accidentes investiga las causas del accidente».
Un crimen más que quedará en la impunidad y que fácilmente se podrá repetir en nuestro país «paraíso de las transnacionales».
Con el fin de parar estas prácticas y hacer una denuncia a nivel nacional e internacional, el día 22 de julio una comisión interinstitucional de Cochabamba realizó una inspección en el lugar de los hechos y elaboró el siguiente comunicado:
JUSTICIA POR MUERTOS DE POZO SURUBI D (Repsol-YPF)
El 22 de julio, una comisión interinstitucional de la sociedad civil de Cochabamba realizó una inspección al Pozo Surubi D donde murieron calcinadas 2 personas en el incendio del 30 junio 2005. En la inspección se constataron las siguientes irregularidades:
1. El venteo de gas es una actividad ilegal que pone en riesgo la población. Repsol no sólo ventea (ya que se verificó que la emisión de gas continua) sino que lo hace al exterior del espacio perimetral resguardado. Por lo tanto el trágico desenlace sólo era cuestión de tiempo.
2. De acuerdo a testimonios, Repsol actuó de una manera poco humanitaria con las víctimas y sus familiares, amenazando con acusarlos de atentar contra la propia empresa, todo esto cuando sus vidas aún estaban en juego. El delito de la familia Ucieda es no abandonar su casa y sus tierras cuando se construyó el Pozo Surubí D, a escasos 100 metros de la planchada.
3. Según los familiares de las víctimas, los afectados murieron dos días después del accidente en el hospital. Este hecho, sumado al trato recibido por los heridos durante el rescate y en el nosocomio (de acuerdo al informe de los familiares), hace suponer que podría haber negligencia para evitar gastos médico de por vida y una pensión de invalidez. Lamentablemente, el dictamen forense no ha sido remitido a las autoridades correspondientes.
4. Hasta el momento Repsol sólo se ha responsabilizado con los gastos del entierro de las dos víctimas, pero se niega a costear la pensión de viudez de la esposa y madre de los fallecidos, la cual ha quedado a cargo de un hijo con retraso mental y otro que aún permanece hospitalizado en Argentina con quemaduras graves y en estado de shock.
5. Repsol no informó a nadie en el momento del accidente (familiares, comunidad, autoridades municipales, Prefectura) y trasladó a los heridos a Santa Cruz sin dar posibilidad a que los familiares hablaran con las víctimas antes de morir. Cuando la señora Nicolasa Dorado (esposa y madre de los afectados) se trasladó a Santa Cruz, la empresa sólo costeó los gastos del primer día, por lo que ella tuvo que correr con la manutencion por cuenta propia a partir de entonces.
6. Repsol negó el acceso de las Autoridades Ambientales Competentes a la planchada Surubi D, donde siguen emitiendo los gases que causaron el incendio.
7. En inspección, que se realizó 6 días despues del accidente, participaron el Alcalde de Entre Ríos, la Federación Sindical Mamoré y Unidad de Hidrocarburos de la Prefectura de Cochabamba. El encargado del campo Osvaldo Rodas interfirió las investigaciones al no permitir el paso a las instalaciones, sobreponiendo la autoridad de Repsol a las autoridades bolivianas.
8. Existen antecedentes (Comunicado Prensa Gobierno Municipal Entre Ríos Nº 01/2005, vertidos de Repsol en Paloma B) de impunidad ambiental en la zona. Tanto esta inspección, como la que realizó la Superintendencia de Hidrocarburos, no han precisado hasta la fecha en informe alguno, tampoco los Ministerios de Hidrocarburos ni los Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación han reportado conclusiones.
9. Por otra parte, es cuestionable la actitud de la prensa que ha minimizado el caso hasta silenciarlo mientras publicaba durante la semana posterior al accidente hasta 5 páginas a todo color de propaganda de Repsol en un formato que las hacía confundir con el propio cuerpo noticiario del diario (ver La Prensa, La Razón, El Diario, 12/07/2005).
Es por eso que las instituciones firmantes EXIGIMOS:
1. La inmediata cobertura de la pensión de viudez de Nicolasa Dorado por parte de Repsol-YPF responsable directa de las muertes de su esposo e hijo.
2. La publicación de los informes de la Prefectura de Cochabamba, Ministerio de Hidrocarburos, Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación y de la Superintendencia de Hidrocarburos
3. La intervención inmediata del Ministerio Público para iniciar el proceso penal contra Repsol-YPF para incriminiar responsables de las muertes de Emilio Ucieda y Mario Ucieda. Algo fácilmente evidenciable.
4. Iniciar un proceso legal para revertir el contrato del Bloque Chimoré al Estado Boliviano y una Auditoria Ambiental que corrobore las anomalias que esta provocando REPSOL en la zona.
Firman el comunicado APDHC, CODAC, CEDIB. Se reciben adhesiones en [email protected]