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El «ejército más ético del mundo» permite matar civiles

Fuentes: IPS

 Soldados israelíes confirmaron el asesinato de civiles y la indiscriminada destrucción de propiedad privada durante la guerra contra el territorio palestino de Gaza, lo cual deja en cuestión a un ejército que se considera el más ético del mundo. Los relatos de primera mano de los efectivos de las Fuerzas de Defensa Israelíes crearon gran […]

 Soldados israelíes confirmaron el asesinato de civiles y la indiscriminada destrucción de propiedad privada durante la guerra contra el territorio palestino de Gaza, lo cual deja en cuestión a un ejército que se considera el más ético del mundo. Los relatos de primera mano de los efectivos de las Fuerzas de Defensa Israelíes crearon gran conmoción tras ser publicados el jueves en la portada del diario Haaretz. Esos testimonios fueron compilados por un equipo de investigación del instituto militar Isaac Rabin.

Se trata de las primeras versiones sin censura difundidas en Israel sobre la Operación Plomo Fundido contra Gaza, del 27 de diciembre al 19 de enero, y difieren radicalmente de la versión aséptica de la guerra difundida por los comandantes.

«Un comandante con 100 soldados bajo su mando vio que una mujer caminaba por la calle lo suficientemente cerca como bajarla de un tiro. Era una anciana, no puedo decir si parecía sospechosa o no. Pero lo que hizo el oficial fue colocar hombres en el techo y pedirles a los francotiradores que la mataran. Pensé que era sencillamente un asesinato a sangre fría», relató un suboficial.

Danny Zamir, director del instituto militar Isaac Rabin, quien además compiló los testimonios, intervino en el relato del suboficial, según la compilación de testimonios.

«No entiendo, ¿por qué le tenía que disparar?», preguntó Zamir. «Podría decirse que eso es lo impresionante de Gaza. Ves a alguien en la calle, que no necesariamente está armado, y puedes tirarle sin que pase nada», fue la respuesta.

«En nuestro caso fue una anciana. No vi que tuviera un arma. La orden fue bajar a esa persona, a esa mujer ‘en cuanto la tenga en la mira’. Siempre te advierten y te dicen ‘puede ser un atacante suicida’. Yo sentí que había mucha sed de sangre. Es que no tuvimos muchos combates. Nuestro batallón participó en muy pocos enfrentamientos con terroristas», añadió.

El Centro Palestino de Derechos Humanos señaló que 1.434 personas murieron por el ataque israelí, 960 de ellas civiles, entre las que había 288 niños y niñas. Los palestinos denunciaron en varias ocasiones las atrocidades cometidas por los efectivos israelíes y la destrucción indiscriminada de miles de hogares.

Israel rechazó las acusaciones y desvió los pedidos para investigar denuncias de crímenes de guerra, con el argumento de que constituían mera «propaganda anti-israelí».

Otro de los testimonios aterradores es el asesinato de una palestina y sus dos hijos a manos de un francotirador israelí, relatado por el comandante de un escuadrón de infantería.

«Pusimos a todos los miembros de una familia en una habitación de la casa. Después nos fuimos e ingresó otro pelotón. A los pocos días se ordenó su liberación. Habían hombres arriba y un francotirador en el techo», recordó.

«El comandante los dejó ir y les dijo que se fueran hacia la derecha. Una mujer con sus dos hijos no entendió y fueron hacia la izquierda. Nadie le avisó al francotirador que tenían permiso para irse y que no tenía que abrir fuego. Él hizo lo que se suponía que tenía que hacer, como si estuviera cumpliendo órdenes», añadió.

El comandante del escuadrón relató que «el francotirador vio a una mujer con dos niños que se le acercaban, cruzaron la línea que le habían dicho que nadie debía pasar y les disparó de inmediato. Y, al final, lo que sucedió fue que los mató. No creo que se sintiera muy mal porque, en lo que a él respecta, estaba haciendo su trabajo según las órdenes que había recibido».

«El clima general, por lo que pude ver en la mayoría de mis hombres… no sabría cómo describirlo. Podría decirse que la vida de los palestinos es mucho, mucho menos importante que la de nuestros soldados. En lo que a ellos respecta, así lo justifican», añadió.

«Me quedé atónito con los relatos», señaló Zamir en entrevista con Radio Israel. «Los incidentes vinculados con el asesinato de civiles son muy perturbadores y deben ser investigados. Lo que también me pareció muy angustiante es la forma en que fue menoscabado el código de conducta del ejército y la magnitud de las aberraciones a nivel de los comandantes subalternos.»

Los soldados dijeron que los oficiales nunca intervinieron cuando los efectivos destrozaban propiedades, hostigaban civiles de forma deliberada o escribían en las paredes ‘muerte a los árabes’, indicó Zamir.

Algunos soldados relataron que, cuando inquirieron por qué un compañero causaba daño sin sentido, la respuesta fue «porque son árabes», señala el informe. «Estas no son las Fuerzas de Defensa Israelíes que solíamos tener», subrayó Zamir.

Amos Harel, el periodista de Haaretz para asuntos militares que reveló el informe, evaluó los relatos como verosímiles.

«Los soldados no mienten, simplemente porque no tienen ningún motivo para hacerlo. Hay una continuidad en los relatos de diferentes partes de Gaza. Si lees las historias no encontrarás ninguna opinión ni fanfarronada. Es lo que los efectivos vieron» en ese territorio palestino, explicó.

Las fuerzas armadas de Israel son un templo del consenso social y del crisol nacional. Uno de los principios fundamentales de la sociedad israelí es que su ejército no comete crímenes de guerra y opera según los «más altos estándares éticos», aun en tiempos de guerra. Lo llaman «pureza de armas».

Pero los relatos conocidos este jueves develan una visión deshumanizada del «enemigo» que, al parecer, es la más radical que hayan tenido jamás los soldados israelíes.

El deterioro lleva décadas, pues la ocupación de los territorios palestinos llevó a Israel a combatir grupos guerrilleros en zonas civiles, incluidas dos intifadas (levantamientos populares palestinos contra la ocupación) y dos guerras en Líbano, la primera en los años 70 contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y otra en 2006 contra Hezbolá (Partido de Dios).

El informe con los relatos de los soldados israelíes fue entregado hace tres semanas al jefe del Estado Mayor, general Gaby Ashkenazi. El ejército declaró que las acusaciones iban a ser investigadas a fondo.

«Si el ejército nunca oyó hablar de los incidentes es razonable asumir que no quiso conocerlos. Los soldados describieron la realidad de las unidades de combate, desde la comandancia para abajo. En el parte de una misión suelen participar los comandantes y sus superiores. Parece que, salvo casos aislados, la regla fue ‘no preguntes, no contaremos nada», señaló Harel.

Al ser consultado, el ministro de Defensa, Ehud Barak, repitió el credo a Radio Israel: «Estoy seguro de que la fuerza hará una exhaustiva investigación al respecto. Siempre hay excepciones, pero nuestro ejército es el que tiene la moral más alta del mundo. Nuestros soldados hablan abiertamente cuando vuelven a casa».

El especialista en cuestiones legales Moshe Negbi dijo a IPS que es esencial que haya una investigación independiente, «no sólo para hacer justicia, sino también como la forma más efectiva de contener la creciente presión mundial para que se investiguen denuncias de crímenes de guerra a manos del ejército israelí».

No parece probable que los ciudadanos israelíes vayan a presionar a las autoridades para que investiguen el comportamiento de los soldados.

Desde que comenzó la ocupación de los territorios palestinos hace más de 40 años y, en especial, desde que comenzó la segunda Intifada, en septiembre de 2000, la actitud y el discurso político y público hacia los palestinos y los árabes en general se degradó.