Las Fuerzas Armadas turcas, una de las instituciones tradicionalmente más respetadas por su defensa del laicismo, parece ahora estar a la defensiva a raíz del juicio abierto por la red Ergenekon, una supuesta trama de antiguos militares y ultranacionalistas turcos para desplazar del poder al Partido Justicia y Desarrollo, islamista moderado. Con el tambaleo de […]
Las Fuerzas Armadas turcas, una de las instituciones tradicionalmente más respetadas por su defensa del laicismo, parece ahora estar a la defensiva a raíz del juicio abierto por la red Ergenekon, una supuesta trama de antiguos militares y ultranacionalistas turcos para desplazar del poder al Partido Justicia y Desarrollo, islamista moderado. Con el tambaleo de este pilar del Estado laico turco podrían llegar más cambios para una de las potencias clave de su región.
El último informe sobre Turquía de la Red de Relaciones Internacionales y Seguridad (International Relations and Security Network, ISN) destaca que por primera vez en muchos años la opinión pública turca y los medios de comunicación están criticando abiertamente la labor de las Fuerzas Armadas.
Todo comenzó el pasado 3 de octubre, cuando milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) atacaron un puesto militar y mataron a 17 soldados en el sureste del país. Entonces comenzaron a escucharse voces que acusaban a los mandos militares de negligencia por este incidente concreto y por su planteamiento de la lucha contra insurgente, aparentemente ineficaz a pesar de las frecuentes incursiones en territorio iraquí.
Al día siguiente de la matanza la prensa turca publicó una fotografía del jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, el general Aydogan Babaoglu, jugando apaciblemente al golf precisamente en el momento en el que se desarrollaban las operaciones de represalia contra el PKK. «Dimita, mi pachá», «dimita, mi general» fue el titular de portada del diario ‘Vatan’, un dato muy significativo en un país en el que las Fuerzas Armadas y sus hazañas son reverenciadas.
«Puede considerarse un punto de inflexión, en el sentido de que se trata de la primera vez que los medios de comunicación cuestionan la actuación de las Fuerzas Armadas en su lucha contra el PKK», opinó Lale Sariibrahimoglu, un analista militar que vive en Ankara. «Hasta ahora ha sido muy difícil cuestionar las acciones y errores de la lucha contra el PKK», agregó.
Algunos expertos apuntan ya a que estas críticas son un indicio del declive del formidable poder político de las Fuerzas Armadas y un importante paso para fortalecer el proceso de democratización. Incluso podría dar paso al desarrollo de nuevas estrategias lideradas por fuerzas civiles para abordar la problemática kurda.
Situación inédita
Las Fuerzas Armadas turcas se encuentran ahora ante una situación inédita. Desde hace décadas, el Ejército ha sido la fuerza política dominante con su defensa del laicismo y el nacionalismo nacidos de la revolución de Mustafá Kemal ‘Ataturk’ que acabó con el Imperio Otomano y dio paso a la República de Turquía.
Desde la década de 1960 los generales han depuesto y nombrado gobiernos a voluntad. «Han intervenido mucho en política interna», reconoció un investigador militar de la Fundación Turca de Estudios Económicos y Sociales, Volkan Aytar. «El Ejército ha sido un freno en el proceso de democratización de Turquía. Siempre que había perspectivas de reformas democráticas, (los generales) se quejaban de que afectaría a su capacidad militar», explicó.
Sin embargo, las reformas introducidas para adecuarse a los criterios de la UE para su posible ingreso han contribuido a disminuir la influencia política de las Fuerzas Armadas gracias a la inclusión de civiles en la elaboración de políticas de seguridad y a la mayor supervisión del Parlamento sobre el presupuesto militar.
Otro diario, ‘Taraf’, acusó al Ejército de no haber podido descubrir a través de los aparatos de espionaje la preparación del ataque del PKK y publicó en su portada fotografías tomadas por un avión no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés) que supuestamente muestra a guerrilleros del PKK preparándose para el ataque.
«Podemos decir que estamos entrando en una nueva fase de la relación entre civiles y militares», indicó un analista político, Mehmet Ali Birand, durante una intervención en la televisión Kanal D.
«La prensa tenía miedo de criticar al Ejército. Se cuidaba mucho de no hacerlo. Ahora es justo al revés. Nunca antes hemos visto críticas como estas (…). Es una nueva era», dijo.
Reacción militar
A pesar de esta novedosa situación, el Ejército no parece amilanarse en exceso. En una rueda de prensa, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas turcas, el general Ilker Basbug, aseguró que adoptarán las medidas legales apropiadas contra quienquiera que filtre material sobre el ataque del PKK a la prensa.
«Es mi última palabra: invito a todos a ser cautos y a mantener una postura adecuada», afirmó Basbug, visiblemente enfadado. «Los ataques sistemáticos que han aumentado en los últimos días no consiguen más que incrementar la fuerza, la determinación y la voluntad de las Fuerzas Armadas turcas», dijo.
Aytar, sin embargo, destacó que las amenazas de los militares son ahora menos graves de lo que eran antes. «Los esfuerzos del Ejército para contrarrestar estas críticas, calificándolas de intentos de debilitar a los militares, ya no funcionan. No encuentran eco en la opinión pública», indicó.
«Creo que los turcos ahora ven claramente que la ingerencia en la política interna, incluso la más nimia, perjudica la labor principal del Ejército: la defensa de la frontera ante los ataques del PKK», dijo.
El debate público sobre la función de las Fuerzas Armadas también podría tener consecuencias positivas y propiciar una nueva vía –civil– para resolver el conflicto con el PKK, que ya dura décadas. «Es un buen comienzo para la cuestión del PKK. Podría forzar a las autoridades a cortar la implicación política del Ejército en la cuestión kurda y facilitar el surgimiento de más opciones políticas», explicó Sariibrahimoglu.
Un analista para Turquía del Grupo Internacional de Crisis (International Crisis Group, ICG), Hugh Pope, cree que «ya no es válido el cliché de Turquía como país gobernado por generales, establecido hace mucho tiempo». «Se ha generado un aperturismo para nuevos planteamientos. Todo el discurso de la fácil solución militar para la cuestión del PKK se ha visto desacreditada», aseguró.