«Al fin, Abbas está haciendo lo que tanto se le demandaba a Arafat, mientras Israel y Estados Unidos contemplan el escenario con regocijo. Como explicaba el diario israelí Haaretz, Israel no siente la necesidad de lanzar una operación de venganza a gran escala contra Gaza tras el ataque a Eilat el pasado 29 de enero: […]
«Al fin, Abbas está haciendo lo que tanto se le demandaba a Arafat, mientras Israel y Estados Unidos contemplan el escenario con regocijo. Como explicaba el diario israelí Haaretz, Israel no siente la necesidad de lanzar una operación de venganza a gran escala contra Gaza tras el ataque a Eilat el pasado 29 de enero: «Cuando Fatah y Hamas son tan buenos matándose unos a otros, ¿por qué va a intervenir Israel para espolearles a cerrar filas contra el enemigo común?».»
En los últimos días la interminable y asesina brutalidad de la ocupación israelí ha sido eclipsada por la carnicería de Gaza después de que decenas de palestinos han sido asesinados en lo que comúnmente se denomina «guerra entre facciones», entre las fuerzas leales al responsable de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas y a su facción Fatah por una parte y, por la otra, las leales al gobierno de Hamas.
Por todas partes se han escuchado angustiosas llamadas de cada uno de los sectores de la sociedad palestina – partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, líderes religiosos cristianos y musulmanes – pidiendo el cese de los enfrentamientos y el regreso al diálogo.
En las enfebrecidas mentes de los ideólogos de la administración Bush, Palestina se ha convertido en un nuevo frente de los que ellos conciben como una nueva guerra fría contra el «islamofascismo». Ellos ven a Irán como el objetivo central mientras mantienen batallas por poderes contra un enemigo fantasma desde Afganistán y Pakistán hasta Iraq, Palestina, Líbano, Somalia y siempre adelante allí donde haya árabes o musulmanes. En cada uno de los casos, conflictos locales con historias específicas están siendo impulsados y empantanados.
Mahmoud Abbas y el «señor de la guerra» de Gaza Muhammad Dahlan se han convertido en los voluntarios apoderados del frente palestino de este más amplio proyecto, según se desprende de sus tácticas y leales declaraciones.
La última ronda de enfrentamientos comenzó el 1 de febrero cuando fuerzas del Ministerio del Interior palestino, dependientes del gobierno de Hamas, intentaron intervenir un convoy de camiones que entraban en Gaza desde Israel. Los oficiales alegaron que los camiones iban cargados de armas destinadas a la Guardia Presidencial, la milicia leal a Abbas.
Miembros de Fatah, en intervenciones en la BBC en árabe negaron esta acusación vehementemente, dando, sin embargo, explicaciones contradictorias sobre la carga que llevaban los camiones. Uno de ellos dijo que contenían «comida y medicinas para el pueblo palestino» otro dijo que «tiendas y equipamiento» y otro «generadores de electricidad y piezas de repuesto». Ninguna de las explicaciones casaba.
Sin embargo, que la Guardia Presidencial de Abbas está recibiendo armas vía Israel es de conocimiento general de la población palestina tanto en Gaza como en Cisjordania y se ha hablado de ello abiertamente en los medios de comunicación israelíes desde hace meses. Desde el pasado octubre, 8 camiones cargados de rifles AK-47 y ametralladoras con varios millones de cartuchos han entrado en Gaza desde Israel a través de los pasos de Nahal Oz y Kerem Shalom, según un oficial de alto rango de la Fuerza-17, la milicia de Fatah, en conversación con el periodista Khaled Amayreh de Hebrón.
No todas estas armas van a la Guardia Presidencial, muchas son vendidas al más alto postor. Y hace unos días, el presidente Bush anunció que próximamente transferiría 86 millones de dólares para ayudarle aún más.
Con el objeto de silenciar el escándalo de que la «presidencia» palestina está recibiendo armas de Estados Unidos a través de Israel para ser utilizadas contra el pueblo palestino, la Guardia Presidencial de Abbas lanzó el contraataque contra la Universidad Islámica de Gaza, disparando, quemando y destruyendo parte de ella. Los oficiales de Abbas declararon que sus fuerzas habían arrestado a siete expertos en armas de Irán que trabajan para Hamás, etiquetando a los líderes de Hamás de extremistas y golpistas.
Tanto Fatah como la radio local de Fatah llegaron a acusar a Hamas de haber sido ellos mismos los que quemaron la Universidad Islámica con el objeto de oscurecer la «gloriosa imagen» de Fatah. La presencia de los iraníes fue desmentida unánimemente pero revelan hasta qué punto los oficiales de Abbas han adoptado ellos mismos los esquemas mentales de Israel y los Estados Unidos como propios.
En recientes manifestaciones, los leales a Dahlan han gritado «Shií, Shií» a los seguidores de Hamas. Con ello se pretendía quizás atraer la atención del apoyo de Irán para Hamas, (toda la comunidad musulmana palestina es suní), pero esta odiosa incitación sectaria, desconocida hasta ahora en Palestina, sirve (por ahora) a la más amplia agenda estratégica de los padrinos de Abbas y Dahlan.
Después de la derrota de Israel por Hezbolá el pasado verano, el movimiento shií libanés, respaldado por Irán, ganó un gran prestigio entre la gente de la región, especialmente entre los palestinos, como un movimiento árabe nacionalista y pan-islámico que se mantiene firme ante las agresiones de Israel en contraste con el débil, impopular y corrupto gobierno. De ahí que la activa promoción del miedo suní a sus hermanos shiíes está destinada a limitar la influencia de Irán, y de paso aplicar el viejo dicho de «divide y vencerás».
Al fin, Abbas está haciendo lo que tanto se le demandaba a Arafat, mientras Israel y Estados Unidos contemplan el escenario con regocijo. Como explicaba el diario israelí Haaretz, Israel no siente la necesidad de lanzar una operación de venganza a gran escala contra Gaza tras el ataque a Eilat el pasado 29 de enero: «Cuando Fatah y Hamas son tan buenos matándose unos a otros, ¿por qué va a intervenir Israel para espolearles a cerrar filas contra el enemigo común?»
Mientras la batalla en Gaza sufre una gran escalada, «la voz de la política americana», el así llamado «Cuarteto» (formado por representantes de Estados Unidos, La Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia) se reunieron para discutir sobre el más que muerto «proceso de paz». Declararon su «profunda preocupación por la violencia entre los palestinos» haciendo un llamamiento a la ley y al orden. Al igual que los americanos el verano pasado con la guerra de Líbano, el Cuarteto, intencionadamente, no hizo un llamamiento al alto al fuego. Hicieron un llamamiento de la unidad palestina bajo un gobierno comprometido con la no-violencia, que reconociera Israel y aceptara sus obligaciones en el marco de la Hoja de Ruta, mientras que mantuvo un total silencio sobre las continuas políticas de limpieza étnica, especialmente después de que la pasada semana el primer ministro israelí anunciara que Israel va a extender el muro ilegal de separación hacia el interior de Cisjordania con el objeto de anexionarse algunas colonias judías. Esta medida significará que otros 20.000 palestinos se sumarán a los ya cientos de miles de palestinos que quedarán aislados en guetos vallados comparados con el «apartheid» por el ex presidente Carter.
El Cuarteto incluso celebró el envío de armas de Estados Unidos a la Guardia Presidencial, aunque, en el doble lenguaje diplomático, se utilizó el eufemismo de «esfuerzos para reformar la el sector de la seguridad palestina y ayudar a imponer el orden y la ley para la población palestina»
Tal como están las cosas, las grietas comienzan a aparecer. A pesar de que la propaganda norteamericana afirma que está armando a Abbas como respuesta a la creciente influencia de Irán en la zona, el Comité de Desarrollo Internacional del Parlamento Británico ha concluido la semana pasada que son las sanciones de occidente y el aislamiento las causas que han lanzado a Hamas a buscar el apoyo de Irán. El Comité condena la negativa del gobierno británico a hablar con Hamas, le urge a hacerlo, tal como hizo con el IRA y urge que se consideren las sanciones de la Unión Europea a Israel, entre ellas la suspensión del Acuerdo preferente que garantiza los privilegios comerciales con el estado de Israel.
La propaganda israelí y norteamericana, ahora también adoptada por la Unión Europea intenta ocultar el hecho fundamental de que en Palestina lo que hay es la lucha de un pueblo colonizado por su liberación. La política de apoyar un grupo colaboracionista para luchar como enviados y en nombre del imperio colonizador y ocupante sólo incrementará el derramamiento de sangre. Pero además fracasará en Palestina como ya fracasó en Irlanda del Norte, en Sudáfrica y en América Central y Sudamérica, de la misma manera que está fracasando en Iraq.
* Ali Abunimah es cofundador de la página web «The Electronic Intifada», una de las más seguidas y leídas en los conflictos de Oriente Medio y Próximo.
http://www.nodo50.org/csca/agenda06/palestina/abunimah_14-02-07.html