Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El mundo está obsesionado por los incendios forestales en Hollywood que están quemando las mansiones de las estrellas. Irónicamente, algunas de estas mansiones pertenecen a las mismas personas que contribuyeron a recaudar millones de dólares para el ejército israelí que ahora está quemando las desvencijadas casas de Gaza. Por supuesto, los guerreros de Hollywood tiene seguros y también sus casas, a veces varios seguros. Las personas que habitan en esas casas de Gaza no tiene ningún seguro.
Las valientes personas que luchan contra el fuego en California están bien equipadas y cuentan con el apoyo del viento de esperanza de millones de personas que les desean lo mejor. En Gaza no hay personas que luchan contra el fuego.
Por desgracia, conozco bien los destruidas casas de Gaza, desde mucho antes de que existiera Hamas. De hecho, asistí a su nacimiento e Israel fue la comadrona. Yo era camarada de Yasser Arafat, entonces presidente de la laica OLP, una organización nacionalista árabe cuyo comité ejecutivo estaba formado por personas nacionalistas árabes y de izquierda alineadas con Moscú, como las pertenecientes al FPLP dirigido por el difunto George Habash.
Israel temía a este Zeitgeist* en el mundo árabe así que, como habían hecho antes los británicos al intentar minar al presidente de Egipto, Nasser, se volvió hacia los islamistas. Los Hermanos Musulmanes, un cliente de los británicos en Egipto, tenían hermanos en Gaza, por supuesto. Estos hermanos se convirtieron en Hamas con la total cooperación de Israel.
Fui testigo de cómo se desarrollaba abiertamente el islamismo en Gaza, un títere contra Arafat y la OLP. Mientras que las cárceles (y los cementerios) estaban llenas de personas de la OLP, las carreteras estaban hasta los topes de vehículos de la sociedad islámica. Escuelas islámicas, hospitales e instituciones de la sociedad civil de todo tipo asistían a las comunidades, lo que era permitido, fomentado y en ocasiones financiado por Israel. Se trataba del divide y vencerás en perfecta armonía.
Por supuesto, aquello ocurría hace casi 40 y de una u otra manera ninguno de los líderes de Hamas de entonces sigue con vida. El Hamas que Israel creía estar desarrollando como cliente hace mucho tiempo que dejó atrás ese papel y ahora es una fuerza de combate formidable a la que se puede masacrar por aire, por supuesto (junto con alguna otra persona que pase por ahí), pero no tanto en tierra, cara a cara.
Mientras había un alto el fuego y en El Cairo se estaban llevando a cabo negociaciones de paz entre Israel y Hamas, Netanyahu envió a Gaza un comando secreto de fuerzas especiales para asesinar a un comandante militar de Hamas y en el tiroteo murió un comandante israelí. Y se desencadenó el infierno. Mientras escribo estas líneas se han desatado los perros de la guerra y el caos.
Hamas ha lanzado gran cantidad de misiles que cada vez son más precisos. Las aviones israelíes están bombardeando como si no hubiera mañana (con la garantía ilimitada de Donald Trump de enviarles más). Esta semana fue destruido el canal de televisión palestino Al Aqsa en un ataque aéreo del que se jactó en Twitter el gobierno israelí. Como la Televisión Yugoslava en Belgrado, como el canal de Al Jazeera TV en Bagdad, la matanza de las personas que preparan el té, de quienes trabajan en el departamento de maquillaje, de cámaras y, por supuesto, de periodistas no provocó más que un silencio plúmbeo en los medios de comunicación occidentales.
El cuarto poder, que con toda razón se escandalizó por el secuestro, tortura, asesinato y desmembramiento del columnista del Washington Post Jamal Khashoggi, no se conmueve por el desmembramiento de periodistas palestinos.
Fue impresionante la solidaridad de los medios de comunicación cuando Donald Trump quitó las credenciales de la Casa Blanca al periodista de CNN Jim Acosta, del que ninguno de nosotros había oído hablar antes y que trabajaba para una emisora que no vemos ninguno. La muerte de las maquilladoras de televisión [palestinas] ni siquiera se ha mencionado en las noticias y menos en CNN.
Tanto para ellos como para las demás máquinas occidentales de elaborar noticias falsas, el reloj empieza a funcionar cuando Israel dice que lo hace y cuando Israel «responde». El hecho de que la respuesta sea una respuesta a una provocación no tiene la menor importancia.
En todo caso, nadie que trabaje actualmente en los medios occidentales sabe, o le importa, que la causa fundamental de todo esto sea la existencia de un enclave de alambre de espino llamado Gaza.
Dos millones de palestinos encerrados en una pequeña franja de tierra (que por algo se llama Franja de Gaza) sin poder entrar o salir y rechazados de forma abrumadora. Un 80 % de estos dos millones de personas son refugiadas ahí, que ven a través del alambre de espino su propias propiedades ahora ocupadas por otros. Cuando se acercan a la valla los francotiradores los matan despiadadamente.
Desde marzo decenas de miles de palestinos ha resultado heridos en la valla de Gaza. Han muerto cientos de personas, incluidos niños, mujeres, personal médico y, por supuesto, periodistas. Se han amputado cientos de miembros, muchas personas han quedado ciegas, sin ojos, en Gaza. Estaban desarmadas, en su «propio territorio», y ni por lo más remoto habían llegado a la valla con la que de forma totalmente unilateral los israelíes han demarcado como su frontera.
En los últimos diez años o más los palestinos de Gaza han soportado un frío terrible en invierno y un calor abrasador en verano, con un suministro de electricidad deliberadamente racionado y controlado por Israel. A menudo no hay electricidad en absoluto, en el mejor de los casos cuatro horas al día. Los suministros médicos y la comida se estropean con frecuencia cuando falla la refrigeración.
Israel también controla el suministro de agua y la mayor parte de los gazíes nunca tiene acceso a agua potable limpia.
Hasta el mar de Gaza está implacablemente controlado y los pescadores solo pueden pescar a riesgo de sus vidas, que con frecuencia pierden.
Gaza es un gueto que rezuma sufrimiento. Es una crucifixión de toda una población. Pero eso no es toda la historia, que se remonta a mucho antes y está fuera del alcance de este artículo. Palestina ya no existe, ha sido borrada del mapa. Su pueblo está repartido por todo el mundo como exiliados y refugiados, o vive en bantustanes en Cisjordania, en la ilegalmente anexionada ciudad santa de Jerusalén o en la sitiada Gaza. Hasta que esto no se resuelva y mientras quede con vida un solo palestino o una sola palestina habrá resistencia, existirá el problema. Es la historia que todos los gobiernos del mundo y todas sus instituciones han fracasado particularmente a la hora de abordarla de forma significativa.
Y así, por ahora y en el futuro, habrá muchos gemidos, rasgones de ropas y crujir de dientes en Tierra Santa.
*Zeitgeist es un concepto proveniente de la filosofía alemana de los siglos XVIII a XIX que se suele traducir como «espíritu de la época» y se refiere a una fuerza o un agente invisible que domina las características de una época dada de la historia del mundo (N. de la t.)
George Galloway fue miembro del Parlamento Británico durante casi 30 años. Presenta programas de radio y televisión (incluido en RT). El un reconocido director de cine, escritor y orador.
Fuente: http://www.rt.com/op-ed/443868-israel-gaza-strike-palestinians/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.