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Zapatero juega con fuego

El gobierno español continúa enviando tropas a la guerra legitimando la invasión de Afganistán

Fuentes: Rebelión

Parece que el gobierno español no toma en cuenta la gravedad de la situación tras el atentado de Londres. O al menos está decidido a correr el riesgo enviando nuevas tropas a Afganistán. Y todo ello para quedar bien con el Imperio estadounidense. El pasado lunes se supo que la Unidad Central de Inteligencia (UCI) […]

Parece que el gobierno español no toma en cuenta la gravedad de la situación tras el atentado de Londres. O al menos está decidido a correr el riesgo enviando nuevas tropas a Afganistán. Y todo ello para quedar bien con el Imperio estadounidense.

El pasado lunes se supo que la Unidad Central de Inteligencia (UCI) no descarta otro «atentado espectacular» en España por parte de grupos islamistas. La información proviene de un informe secreto, en el cual se asegura que la amenaza existe desde el momento en que sigue habiendo tropas españolas en Afganistán, está en marcha un proceso en la Audiencia contra la red española de Al Qaeda y porque aún hay autores del 11-M en libertad.

Zapatero y Falsimedia están empecinados en seguir presentando la invasión de Afganistán como una suerte de ayuda humanitaria en la que las tropas españolas parecen desarrollar un papel ‘honroso’. En este contexto, un nuevo contingente de invasores ibéricos se encuentra en camino del país asiático para fortalecer y legitimar la política de Bush II.

Esta nueva remesa de 500 mercenarios, que costarán al erario público cerca de 300 mil euros al día, son presentados bajo las eufemística denominación de «el batallón electoral». Pues al parecer se van ahora, en verano, para asegurar que todo está bajo control a mediados de septiembre cuando lleguen las elecciones presidenciales. Es decir, se trata de hacer ‘la limpia’ con tiempo para que luego no ocurra como en Iraq.

Para ello, (¿para velar por la limpieza y la democracia en los comicios?) el batallón está compuesto por un grupo de ingenieros, que partió ayer desde la base aérea de Torrejón, y el grueso que lo compondrán las fuerzas de la Brigada Ligera Aerotransportable (Brilat).

Estos efectivos se integrarán a su vez en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) y contarán con blindados, helicópteros de combate y cazas F-1. Como se puede comprobar, el material adecuado para la misión encomendada.

Oficialmente las misiones de este batallón serán: operaciones aeromóviles con seis horas de disponibilidad; despliegues de hasta tres días de duración fuera de la base; acciones coordinadas con la policía y ejército afgano; capacidad para llevar operaciones de control de masas; refuerzo de las fuerzas desplegadas al Norte de Afganistán; prestar seguridad a instalaciones clave de cara a las elecciones; escolta de movimientos electorales; proporcionar seguridad para el proceso electoral; vigilancia de los comicios y apoyo a toda la organización electoral.

Sin embargo según el Coronel Gumersindo Veiga, al cargo de los 500 hombres desplegados en Afganistán y que también mandará a los soldados de la Brilat, la misión es «apoyar la extensión de la autoridad del Gobierno de Hamid Karzai a las provincias, hasta ahora patrimonio exclusivo de los señores de la guerra». «Estarán allí como fuerza de reserva. Es decir, que acudirán en caso de necesidad, en ayuda de uno de los cuatro contingentes internacionales que hay aquí desplegados». Es decir, apoyar a los invasores y al gobierno títere compuesto, como él mismo reconoce, por señores de la guerra y narcotraficantes.

Porque para el militar, en la tarea de exportar la democracia castrense, lo importante es contar con los poderosos. Y así lo explica de manera sencilla: «la influencia de los señores de la guerra ya no es tan pública. Siguen teniendo poder por medio del dinero, y, a veces, por el narcotráfico. Pero muchos se han integrado en el Gobierno. Islmail Khan, el hombre fuerte de Herat, ahora es el ministro de Agua y Energía. La verdad es que es un proceso lento pero yo creo que no tiene vuelta. Va a costar pero este país va a ser estable».

El tal Gumersindo, sacado de no se sabe qué apartado anaquel, considera que en la región en la que se encuentran «hay un clima de inseguridad que es la razón por la que nosotros estamos aquí». Cuando, en realidad, todas las evidencias apuntan a lo contrario: varias ONG’s han sido atacadas al tratar de funcionar bajo paraguas de los ocupantes y legitimando la invasión. Por ello, su misión es conseguir la «llegada de más oenegés y más ayudas, que buena falta le hacen a esta provincia. Aquí no hay agua, ni luz, ni saneamiento y las carreteras son un desastre. Caminas por esta zona del país y es como estar en el siglo XIV» [1]. Y al decir eso se queda tan ancho y feliz. ¿No se habrá preguntado este ser a qué se debe tal situación? Si personajes como él continúan allí, al paso que va la cosa, igual consiguen dejar el país antes de la llegada del Islam.

No en vano EEUU ha aumentado en un 66% sus efectivos en Afganistán desde enero de 2004, hasta situarlos en 20.000 soldados, y, al contrario que en Iraq, sólo envía tropas con gran experiencia, sobre todo fuerzas especiales.

Sin embargo, un soldado estadounidense tiene estadísticamente el doble de posibilidades de morir en Afganistán que en Iraq. Y la diferencia sigue creciendo. En lo que va de año ya han fallecido 54 militares estadounidenses en el país, es decir, cinco más que en todo 2004, que fue a su vez el año en el que EEUU tuvo más bajas en Afganistán.

Ese es el avispero en donde Zapatero ha decidido seguir metiendo la cabeza.

Nota:
[1] Entrevista a Gumersindo Veiga en La Voz de Galicia. http://www.lavozdegalicia.es/se_espania/noticia.jsp?CAT=103&TEXTO=3865401