El Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, presentó un proyecto para modificar la actual norma de Basura Cero. La actual ley prohíbe quemar basura y establece metas de reducción de residuos. La modificación propone nuevas metas y que se permita la incineración con aprovechamiento de energía, lo que llaman termovalorización. Es cierto que la basura […]
El Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, presentó un proyecto para modificar la actual norma de Basura Cero. La actual ley prohíbe quemar basura y establece metas de reducción de residuos. La modificación propone nuevas metas y que se permita la incineración con aprovechamiento de energía, lo que llaman termovalorización.
Es cierto que la basura es un problema a resolver en la Ciudad, donde se generan más de 6.000 toneladas diarias de residuos, pero estoy convencida de que el trabajo de los recicladores y recicladoras tiene que ser central y debe estar garantizado por el Gobierno de la Ciudad. Lxs trabajadores señalan que reciclan un 15% del total de la basura que se genera, y que ese porcentaje podría ampliarse enormemente si el Gobierno de la Ciudad les brindara infraestructura para hacerlo. Hay que pensar la Ciudad de forma integral, cuidando a todos los vecinos, al ambiente, y al trabajo. Y el camino es llevar el reciclado al máximo. Resulta difícil pensar en incineración cuando no se agotan las medidas sustentables previamente.
El proyecto deja librada a la voluntad del Ejecutivo la forma en que se implementará este sistema. Pero no ofrece garantías, ni para el ambiente ni para los trabajadores del reciclado. Ni siquiera podemos entrar en el debate acerca de si es buena o mala la incineración, o termovalorización como le llaman. Esta ley significaría firmar un cheque en blanco, porque no especifica cuestiones fundamentales. Como por ejemplo el destino de las cenizas, que son altamente tóxicas. Cómo y quién controlaría las emisiones de dioxinas y furanos, dos componentes cancerígenos. Dónde estaría instalada la o las plantas. Quién garantizaría que no se incinere basura reciclable. Cuál sería el destino de la energía producida en la planta. Si sería ejecutado en manos de privados o la Ciudad se haría cargo del costo de la instalación y funcionamiento de la misma.
Si piensan que puede ser beneficioso, ¿por qué motivo no respondieron nuestras preguntas ni las de los trabajadores del reciclado? ¿Por qué el proyecto de ley no especifica ni controles, ni estudios, ni brinda ningún tipo de garantía?
Ni siquiera pudimos debatir en comisión si incinerar era bueno o malo, porque estamos ante un proyecto absolutamente deficiente, dudoso y poco claro de base que pone en riesgo la salud de los porteños y porteñas y el sustento de más de 5.000 personas que trabajan en el reciclado.
El Apra (Agencia de Protección Ambiental) emitió un documento donde especifica que de implementarse este método, con los controles necesarios, resultaría muy costoso y podría dar pérdidas. La instalación de una planta de incineración, ronda los 150 millones de euros, con ese dinero se podrían instalar unas 40 plantas de reciclado, y ahí ganamos todos: los trabajadores, el ambiente y toda la Ciudad, de hecho si se hizo algo para cumplir con las metas de basura cero, lo hicieron los trabajadores. En Suecia por ejemplo, se aplican los dos métodos, reciclado e incineración, pero como el reciclado ha sido tan exitoso, se genera escasez de basura para la quema, entonces tienen que importar desechos, por lo tanto, es evidente que la incineración no es sustentable, sino que crea una dependencia hacia la basura y el desecho.
Ante esto, me queda una certeza y es que para el Gobierno de la Ciudad, donde hay una necesidad nace un negocio.
Victoria Montenegro es legisladora.