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El grito poderoso

Fuentes: Cubadebate

La muerte de Rafael Trejo, hace hoy 80 años, fue un momento decisivo en la lucha antimachadista que dejó una marca indeleble en aquella generación. Mucho tiempo después, Lezama proclamaba con orgullo que él había estado allí el 30 de septiembre de 1930 y dedicó a los sucesos de aquel día páginas conmovedoras. Varias generaciones […]

La muerte de Rafael Trejo, hace hoy 80 años, fue un momento decisivo en la lucha antimachadista que dejó una marca indeleble en aquella generación. Mucho tiempo después, Lezama proclamaba con orgullo que él había estado allí el 30 de septiembre de 1930 y dedicó a los sucesos de aquel día páginas conmovedoras.

Varias generaciones universitarias preservaron la memoria de aquella jornada, luchando, que es el único modo de rendir tributo verdadero a los mártires. En 1954 en el mismo lugar donde cayó Trejo, Fructuoso anunció que José Antonio había asumido la presidencia de la federación estudiantil universitaria.

Tenemos la costumbre de comenzar nuestras reuniones con el pase de lista y al hacerlo nombramos a nuestros mártires, a ellos, los que nos rodean en este glorioso salón, los que nunca faltan a la cita. No se trata de un ritual. Es la renovación perenne de un compromiso con su historia que siempre ha sido y seguirá siéndolo en el porvenir, savia nutricia y estrella que nos guía.

Tampoco se trata de vivir mirando hacia el pasado. Ellos, nuestros mártires, lo dieron todo para conquistar el futuro. Por eso nunca murieron, por eso han vivido y viven con nosotros.

Cada 30 de septiembre, durante casi treinta años después de la caída de Trejo, los universitarios volvieron al mismo sitio, esa esquina que ustedes acaban de visitar. Ese lugar fue escenario de pelea incesante, siempre desigual, en la que una juventud soñadora enfrentó a esbirros de la tiranía y de regímenes serviles al imperio, sin más armas que sus ideales, sus voces y sus puños. Nadie dudó nunca, entonces, que allí estaba también Rafael Trejo.

Vino después la liberación y este medio siglo de resistencia heroica, de afanosa y dura creación de una sociedad mejor frente al más terco y prolongado genocidio de la historia. Y cada año regresamos al mismo parque para reafirmar la voluntad de luchar y vencer.

Lo hicimos, lo hemos hecho, varias generaciones de universitarios. A ninguno se nos ocurrió nunca suponer que entre nosotros no estaba Rafael Trejo.

Ustedes, los universitarios de hoy, la FEU de hoy y de mañana viven una realidad llena de desafíos que encierran grandes dificultades pero también posibilidades ilimitadas que nosotros en el pasado no podíamos siquiera imaginar. La universidad de Trejo y de mella, como la de José Antonio y fructuoso era un centro al que apenas podía acceder una ínfima fracción de la juventud cubana. Para la inmensa mayoría sus puertas estaban cerradas. Entre los méritos excepcionales de la FEU en su larga historia está su lucha constante por poner fin al privilegio que sus miembros poseían, transformado la sociedad radicalmente y por unir la universidad con el pueblo trabajador y su emancipación.

Entonces la FEU era el destacamento de vanguardia de una minoría altruista que echaba sobre sus hombros las aspiraciones de justicia de todo un pueblo. Hoy la FEU es una organización verdaderamente nacional, está presente en toda

Nuestra geografía, en un país que erradicó el analfabetismo e hizo de la cultura y la educación patrimonio de todos.

La FEU, la UJC y las organizaciones estudiantiles y los profesores y educadores del presente deberán ser capaces de salvar y defender la obra conquistada y de continuarla y hacerla cada vez mejor. No tengo la menor duda de que lo harán.

Mi absoluta convicción tiene cinco pruebas irrefutables: Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René. Nuestros Cinco Héroes no nacieron y se formaron en otro planeta. Se forjaron aquí, son hijos de este pueblo, aprendieron a ser héroes entre nosotros, en medio de las angustias, dolores y esperanzas que los han acompañado a ustedes y a sus padres y a sus abuelos.

Son además cinco universitarios, cinco miembros de nuestra gloriosa federación estudiantil universitaria y están secuestrados hace ya más de doce años, sufriendo injusta y cruel prisión lejos de la patria y sus familias.

¿Por qué? Por todos y cada uno de nosotros, por salvar nuestras vidas y nuestro derecho a vivir en paz.

Dediquemos a ellos este acto, pero hagámoslo a la manera de la FEU. Como hemos hecho siempre. Luchando, luchando de verdad.

¿Es que acaso alguien piensa que ha hecho lo necesario?

¿Podemos contentarnos con lo que hayamos podido hacer en estos doce años?

Desde el pasado 12 de septiembre en todo el mundo se han alzado muchas voces solidarias pidiendo al presidente Obama que los ponga en libertad.

Hay que multiplicar esa exigencia hasta el infinito. Ese reclamo no puede ser simplemente una jornada más de solidaridad para repetir de año en año.

Ese no fue nunca el estilo de la FEU. Así no actúan los jóvenes. Para ellos, para nosotros, la jornada de solidaridad con los cinco sólo concluirá el día que ellos, todos ellos, sin excluir a ninguno, estén libres en sus casas, con nosotros, en la patria por la que sacrificaron sus vidas.

Nos falta mucho aun para alcanzarlo. Si queremos verdaderamente honrar a Trejo, si queremos ser fieles a nuestros mártires hagamos hoy un compromiso y luchemos sin descanso por cumplirlo: ocupemos la vanguardia en la lucha por la inmediata liberación de nuestros cinco compañeros. Por la de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René. Todos ellos deben ser liberados, sin excepción, sin condiciones.

Fidel dijo que ellos volverán. Pero lo dijo confiando en ustedes. Porque de ustedes, de nosotros, depende que vuelvan. Los cinco siguen en prisión porque el imperio ha logrado ocultar su caso. Ellos padecen en verdad un doble encierro el de sus carceleros y el de la tiranía mediática que impide conocer la terrible injusticia.

Para ganar esta batalla debemos poner en tensión todas las fuerzas del estudiantado cubano y hacer que la jornada internacional de solidaridad no se detenga hasta la victoria.

Pablo de la Torriente escribió en Alma Mater:

«Cae Trejo en la calles de la Habana. Cae no. Se levanta más alto que una estatua inmensa y desde lo alto del granito, forjado por su valor y la cobardía de sus asesinos, lanza un poderoso grito que despierta todas las conciencias: ¡abajo la tiranía y la opresión!»

 

 

Levantémonos, con Trejo, por los cinco. Organicemos el poderoso grito que despierte todas las conciencias para exigir la liberación inmediata de nuestros cinco hermanos. Ese es el reclamo que nos hace Rafael Trejo y los mártires universitarios que hoy, como siempre han estado con nosotros.

 

Palabras pronunciadas el 30 de septiembre del 2010 en el Salón de los Mártires de la FEU de la Universidad de La Habana