Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Las fuertes lluvias del miércoles pasado no sólo interrumpieron el tráfico. El mal tiempo hizo su trabajo y sólo unos centenares de personas se presentaron en Ramallah para la ceremonia de conmemoración del séptimo aniversario de la muerte del ex presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat.
Los organizadores, que sabían que se avecinaba el mal tiempo, decidieron celebrar el evento de este año en una cancha de baloncesto en un centro de deportes para jóvenes en el barrio de Al-Tira. Los líderes de Fatah estaban allí para escuchar presidente de la AP Mahmud Abbas, sucesor de Arafat, quien citó la fecha del 23 de noviembre para la reunión cumbre con el jefe del ala política de Hamás, Khaled Meshal. En este punto, parece que los dos están de acuerdo en celebrar elecciones parlamentarias y presidenciales en mayo de 2012 y en el nombramiento de un primer ministro que no es Salam Fayyad.
Abbas se abstuvo referirse a sus planes políticos el miércoles, pero a la luz de las declaraciones del pasado de que no tiene intención de actuar en la próxima elección presidencial, podemos suponer que a Abbas, de 76 años, se le sugerirá que retire su candidatura después de siete años en el cargo.
Bastante se ha dicho sobre la comparación entre Abbas y Arafat. Mientras que Israel afirma que Arafat podía haber llegado a la paz y no quiso, con Abbas, argumentó, no se puede alcanzar la paz. Después de ganar algo de poder y reconocimiento en Cisjordania, Abbas se volvió a los ojos del actual gobierno israelí como alguien que «no quiere y no puede» alcanzar la paz.
Más aún, el ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman convirtió a Abbas en el gran enemigo del proceso de paz. Aún sin quererlo, reforzó el poder de Abbas a los ojos de los palestinos. Puede ser demasiado pronto para elogiar a Abbas políticamente. Está cansado y agotado y dejó claro que no quiere un nuevo mandato como presidente, pero, a la luz de la problemática situación política de Fatah, se puede suponer que estará sometido a una gran presión que puede cambiar su posición y convertirlo en uno de los principales candidatos a la presidencia.
Varias fuentes, tanto en Fatah como en Egipto, destacaron esta semana en el periódico «Haaretz» que Abbas no decidirá nada todavía. Y, sin embargo, Abbas es conocido como un hombre que se aferra a sus decisiones. Es obstinado, para bien o para mal. Este fue el caso en la apelación a la condición de Estado ante la ONU y también en la cuestión de la reanudación de las conversaciones con el gobierno israelí. Sólo en las últimas semanas ha quedado claro que Fatah se está preparando para las elecciones y que Abbas no tiene intención de postularse a la presidencia. Las implicaciones de tal decisión puede que no sean simples para Israel.
Banco de nombres
La variedad de escenarios que podrían darse en las elecciones democráticas sin Abbas no presagia nada bueno. En primer lugar, no está claro si Israel permitirá la celebración de elecciones, en particular en Jerusalén Este. Si Israel impide las elecciones, va a tener duras críticas internacionales. Pero si las elecciones se llevan a cabo, siempre existe la posibilidad de que Hamás gane, no sólo el Parlamento sino también la presidencia. No está claro lo que haría Israel en esas circunstancias, de hecho estamos hablando de la decisión democrática de un pueblo entero.
Las posibilidades de Hamás de ganar las elecciones parlamentarias no son grandes ahora mismo. Las encuestas muestran que Fatah tiene la ventaja, incluso después del acuerdo de intercambio de prisioneros por Gilad Shalit. No obstante, el impulso que comenzó con la liberación de los primeros 477 presos de los 1.027 acordados, se acelerará después de completado el acuerdo y las tres rondas de las elecciones parlamentarias egipcias.
Se puede suponer que un logro importante para la Hermandad Musulmana de Egipto, y después de la victoria del partido Al-Nahda en Túnez, se puede lanzar sobre Hamás en la opinión pública palestina y crear el sentido de una nueva era en el Medio Oriente. La primavera árabe se convertiría en el «invierno islámico».
El problema más agudo de Fatah está en la cuestión de su candidato a la presidencia. Por el momento, no hay candidato de consenso que no sea Abbas. El escenario más probable es que el liderazgo de Fatah, al darse cuenta de que las negociaciones con Israel están en punto muerto (al menos hasta las elecciones presidenciales de EE.UU. en noviembre de 2012), apoyará al candidato más popular, Marwan Barghouti, «el preso número uno».
De acuerdo con los afiliados, Barghouti tiene planes para competir en cualquier caso, incluso si Abbas se presenta para un nuevo mandato. Las posibilidades del líder del antiguo Tanzim para su elección son buenas, suponiendo que es el candidato consensuado de Fatah contra el miembro del parlamento de Hamás, Ismail Haniyeh. Pero esta será una candidatura únicamente de oposición, dirigida especialmente a lograr la liberación de Barghouti y no para promover los intereses palestinos o acortar el camino hacia la obtención de un Estado. Se puede especular que en el caso de una victoria de Barghouti, Lieberman y el primer ministro Benjamín Netanyahu harán todo lo posible para impedir su liberación. A sus ojos, Barghouti es un asesino convicto que en el pasado a menudo expresó su apoyo a los actos de terrorismo.
El problema es que Abbas, quien ha denunciado la violencia, está considerado por Netanyahu y Lieberman como el mayor obstáculo para la paz. En el medio, hay varias opciones menos probables. Por ejemplo, un acuerdo de todos los movimientos dentro de la Organización de Liberación Palestina, Fatah, en particular, sobre uno de los candidatos, el actual diputado Salam Fayyad. Pero teniendo en cuenta todo el resentimiento hacia Fayyad dentro de Fatah, ese escenario no parece muy probable.
Otra posibilidad es que los líderes de Fatah lleguen a un acuerdo sobre un candidato, como ocurrió tras la muerte de Arafat. El presidente del Comité Olímpico Palestino y la asociación de fútbol, Jibril Rajoub, puede ser un candidato y el grupo le dará todo el apoyo y la infraestructura necesarios para su elección. Pero la práctica que se utilizó en las elecciones de 2005, cuando Hamás no presentó un candidato contra Abbas, podría fallar esta vez si Haniyeh es candidato.
Llovizna en Gaza
Esta semana se iba a exportar el primer envío de una fábrica de muebles de la Franja de Gaza a través de Israel. El lunes, alguien prendió fuego a la fábrica de muebles causando muchos daños. No pocos estamentos en Gaza están descontentos con la relativa calma con Israel ni con los esfuerzos de las autoridades de defensa de Israel para mejorar la economía de Gaza. Estos elementos están interesados en la escalada y se siguió evidenciando esta semana cuando se disparó una llovizna de cohetes hacia el sur de Israel. Uno de los cohetes cayó en una guardería infantil en un kibutz, en Shaar Hanegev. Se puede conjeturar que si los niños hubieran estado allí en ese momento, el incidente habría recibido mayor atención de los que toman las decisiones en el sistema de defensa de Israel.
La Yihad Islámica parece que es la organización líder en el esfuerzo para poner en práctica la escalada. El Jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, Benny Gantz, habló en la Comisión de Asuntos Exteriores y el Comité de Defensa el martes y logró provocar una pequeña tormenta. Gantz dijo lo que muchos entienden, «La ronda de recientes escaladas de violencia y el perjuicio en las vidas y la rutina diaria de los ciudadanos del sur de Israel están llevando a una realidad en la que el ejército israelí tendrá que tomar medidas importantes y agresivas en la Franja de Gaza» dijo. «Este proceso debe iniciarse y ordenarse».
Gantz dijo que la próxima operación en Gaza podría ser más corta que la Operación Plomo Fundido, pero más violenta. También en noviembre pasado, a punto de causar baja en el ejército, Gantz, dijo en una entrevista con «Haaretz» que creía que Gaza sería la arena del próximo conflicto de Israel.
Parece que las palabras de Gant eran para los líderes de Hamás, tratando de hacerles saber que podían pagar un precio por el comportamiento indisciplinado de la Yihad Islámica en Gaza. Según las estimaciones de inteligencia, la Yihad Islámica en la actualidad tiene un importante suministro de cohetes, algunos de los cuales pueden alcanzar el centro de Israel.
De acuerdo con la información de Israel, la Yihad Islámica también tiene misiles Fajr. Pero a diferencia de Hamás, que también tiene un importante arsenal de cohetes y misiles, la Yihad Islámica no tiene ningún interés en mantener la calma en Gaza y, en cierta medida, está interesada en una escalada con Israel, especialmente a la luz del deseo de Irán de un conflicto violento.
Cabe destacar que Israel aún no ha tomado decisiones con respecto a Gaza. Una operación de las FDI en Gaza no es un asunto sencillo. Gantz puede tener un plan para una operación más corta que la Operación Plomo Fundido, pero nadie puede garantizar que este será el resultado final de una operación terrestre masiva en Gaza, ciertamente no, si los cohetes caen en la zona de Tel Aviv.
Nubes otra vez
El General de División (reserva) Amos Gilad, jefe de la rama política de seguridad del Ministerio de Defensa, dio un discurso el lunes en el Centro Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv y dijo que hacía años que la situación de seguridad de Israel no era buena. Gilad se apresuró a aclarar su comentario, sin embargo, explicando que nunca hubo tantas nubes gruesas y pesadas en el horizonte.
Gilad también se refirió a la situación en Siria. Describió al presidente sirio Bashar Assad como un hombre que avanza con un machete que también corta sus dedos. Esa descripción es realmente apropiada para la situación de Assad, quien creyó que podía sobrevivir a la «primavera siria» por la brutal y violenta represión a los opositores, pero sólo consiguió crearse más y más adversarios, con excepción de la secta alauita, y que se está «constriñendo las dimensiones étnicas», dijo Gilad.
Los acontecimientos de esta semana lo demuestran. Varios grupos de oposición armados irrumpieron en una base de inteligencia de la fuerza aérea disparando cohetes antitanques y armas ligeras. Este es otro paso en la guerra civil de Siria y parece que no hay medidas adoptadas por los partidarios de Assad que puedan volver atrás el reloj. Ya no se trata de «si» se derrumbará el régimen de Assad, sino de «cuando» y de cuantas personas morirán en Siria antes de que ocurra. Gilad dijo que Assad todavía controla el ejército, pero no en el mismo grado que antes y que el número de desertores crece día a día.
Gilad habló largo y tendido de la amenaza iraní y recomendó que se crean las amenazas del régimen iraní de destruir Israel. Gilad también expresó su opinión sobre el deseo de la Hermandad Musulmana de tomar el control de la región y ampliar la influencia de la organización. Señaló, sin embargo, que las fuerzas palestinas de seguridad funcionan con gran determinación contra Hamás y su infraestructura terrorista. Reiteró que hay nubarrones en el horizonte, pero al menos en algunas cosas, a diferencia de lo que ocurre con el clima, Israel tiene capacidad práctica de influir.
Fuente: http://www.haaretz.com/blogs/