Con la ocupación de toda Palestina y la declaración del «Estado Judío» por el parlamento israelí, no queda ninguna duda. Lo que los sionazis venían haciendo desde 1948 lo han puesto por escrito: son racistas, practican el apartheid, la segregación racial, la ocupación del territorio del pueblo en condiciones de debilidad, la expulsión del pueblo […]
Con la ocupación de toda Palestina y la declaración del «Estado Judío» por el parlamento israelí, no queda ninguna duda. Lo que los sionazis venían haciendo desde 1948 lo han puesto por escrito: son racistas, practican el apartheid, la segregación racial, la ocupación del territorio del pueblo en condiciones de debilidad, la expulsión del pueblo palestino, realizan castigos colectivos a la población, la hacen prisionera, a la gente que se resiste a marchar de sus pueblos y ciudades la encierran entre muros y controles fronterizos, les roban las cosechas, les quitan el agua, la luz, los medicamentos, les derriban las casas, los hospitales, los colegios… y todos estos actos son contra el Derecho Internacional, y al ente sionazi, a sus dirigentes, sus banqueros, sus lobys, sus medios de difusión, sus colonos y su ejército, les importa una higa el Derecho Internacional aunque le haya advertido la ONU, los Tribunales Internacionales, lo digan las Convenciones de Ginebra y demás organismos del mundo.
Los gobiernos occidentales y más allá, mantienen con semejante banda relaciones políticas, comerciales, financieras, militares, aunque a ninguno de los gobernantes capitalistas se le escapa que el «Estado judío», como se declara, es el prolongador del nazismo alemán.
Si la invasión sionista de Palestina, que toma carácter de entidad política en 1948, fue la vuelta de la neocolonización, ahora es el tiempo en el que la empresa ha realizado una parte de su proyecto de conquista desde los límites de Egipto hasta el Eufrates. El mismo proyecto al que le han llamado Plan Yinon. Pero ¿podrán completarlo?.
Las circunstancias políticas geoestratégicas actuales, aun procurando en éstos momentos su afianzamiento en Palestina, parecen obligar al sionazismo y sus aliados a que se redirija su fuerza y con Trump se proponga éste y su élite el comercio por encima del Derecho y las responsabilidades por tanto crimen, y sus ejércitos de prensa trabajen en las noticias falsas y en la difusión del insulto a las víctimas, nunca trabajan para poner sobre la mesa las causas, los causantes y los responsables de las consecuencias, es decir: trabajan todos juntos, en diferentes escalas, por la división del Medio Oriente, a un lado la normalización de los países que encubren a Israel, y a EEUU-UE, y al otro la vejación sistemática de los países independientes. La división debilita la resistencia, la que intentan causar con la guerra continua, por religiones, razas, territorios históricos, y la división que buscan con los negocios entre élites, el reparto político de la zona y la entrega para que asimilen a pueblos como el palestino, atados de pies y manos, en busca de eliminar las resistencias, una y otra vía permiten al sionazismo profundizar en lo conseguido. ¿A qué es debido su intento de cambio práctico de guerra, y no del todo, por negocios espurios que buscan enterrar sus responsabilidades?: Israel-EEUU-UE han fracasado en la guerra a los países que podían impedir la expansión del sionazismo, su último fracaso se encuentra en su derrota en Siria, y junto a su derrota viene creciendo su crisis económica y política, la conducción del mundo la quieren hacer con el fomento de grupos de terror, bloqueos económicos y políticos a los pueblos que no obedecen, y su desarrollo económico decae sin visos de remontar, además tienen frente a ellos a las nuevas potencias, que se auto organizan y cooperan, para que la crisis se reconozca mejor a eso se añaden las presiones y diferencias entre EEUU y la UE.
En medio de la crisis desatada y la guerra que late bajo los pies de todos ellos, es preciso aclarar que lo que se denomina Israel se ha construido en base a una identidad religiosa fundamentalista, y los sionazis han escrito numerosas leyes contra la población autóctona. El fin era atraer con el victimismo a población de diferentes nacionalidades que son de origen judío, religión mediante, cuando el judaísmo no tiene que ver con el sionazismo o ultraderecha, dando a esos mercenarios el derecho, y todas las facilidades económicas, para asentarse. Esa población judía iba a servir para realizar los asentamientos que conformasen lo que han declarado en éstos días como «Estado judío», sólo para los judíos que comulgan con ellos por raza, religión,y política de ocupación colonial. Para esa tarea el mundo financiero sionista de origen askenazi, representado por Rotchild , costeó, con ayuda del gobierno inglés, alemán y más cerca en el tiempo del régimen estadounidense, la operación neocolonizadora. Palestina dispone de una posición geoestratégica de primer orden cara al Mediterráneo, rutas comerciales e influencia en la zona petrolífera, riqueza que ha alimentado en gran medida al capitalismo occidental hasta convertirse éste en la mano oscura que mueve el mundo.
El asunto, como decíamos, ha encontrado una resistencia inusitada, resistencia que cuestiona los planes alentados por el sionazismo, y detrás los de sus aliados.
La salida que prueban ahora viene de la mano del régimen de Trump, salida que intenta vender su yerno Kushner con el nombre de «Acuerdo del siglo». El actual proyecto se interesa por cambios políticos en las filas palestinas, cambios que suponen renunciar a los principios que hacen a Palestina reconocible: su capital Jerusalén, su territorio, su misma población, la verdadera dueña, y los sionazis mediante Trump y su embajador de negocios les exige renunciar a la defensa de sus entre 5 y 7 millones de refugiados… y a los mártires, en cientos de miles que han dejado su vida por Palestina entre 1948 y 1967 y 1967 hasta hoy mismo, y a los cientos de miles de prisioneros y prisioneras, en todos los casos mujeres, hombres, ancianos, niñas y niños, que aún hoy siguen en jaulas y mazmorras; y hablando de hoy mismo, ha sido puesta en libertad la adolescente Aed Tamimi, prisionera por haber dado una bofetada a un soldado sionazi que había asaltado con otros su casa y disparado a un niño dejándolo en estado gravísimo. Ese es el escalón más bajo de la cotidianidad en Palestina, y por ahí también se mide la calidad moral de ese «Estado», sus «jueces», sus «militares»… que son los mismos que dieron las órdenes para asesinar en la Gran Marcha por el Retorno a quienes se manifestaban ante la frontera que han establecido con Gaza, ¿recuerdan a la enfermera Razan Najjar, asesinada cuando iba con las manos en alto a atender a un herido?. El crimen dio la vuelta al mundo, ¿pero que ha supuesto en los gobiernos occidentales?, lo mismo que los más de 150 asesinados en la Gran Marcha del Retorno y los más de 15.000 heridos, tan Hablamos de lo cotidiano y de la la Ley Internacional, que todos ellos participan de los crímenes, los consienten, los ocultan, los hacen pasar como actos de autodefensa, y hablamos de lo que debería regir las relaciones internacionales, pero al pueblo palestino de Gaza y del conjunto de Palestina sólo lo matan por reclamar su derecho, por procurar la paz. También hoy los sionazis han asaltado en aguas internacionales, lo que significa un acto ilegal, otra vez, una acción de guerra ilegal, la Flotilla por la Libertad de Gaza, y los criminales de guerra se han llevado presos a los tripulantes y se han quedado con los barcos y el cargamento de medicinas y vendas que llevaban a los hospitales de la Franja. ¿Dónde están los defensores de la democracia y los Derechos Humanos?: muy éticos se ve que no son.
Después de los casos concretos, ¿qué dicen los gobiernos colaboradores del nuevo nazismo? Se ha pasado el tiempo del disimulo. Si aquél primer nazismo fue consentido por los gobiernos de entonces de las mismas naciones cuyos gobiernos hoy apoyan a éste nuevo nazismo -hay que aclarar que entonces eran los de la burguesía dispuesta a acabar con la Revolución Soviética- con la esperanza de retomar las riquezas de Oriente Medio, liquidar a los países que manifiestan independencia política, o desarticularlos para que no puedan rehacerse, y deshecho todo abrirse camino en su nuevo intento de rodear y bloquear e impedir el crecimiento y la competencia de Rusia y China, que ya se les representa como el mayor obstáculo para su dominio mundial, lo que en caso de que no prosperase su plan disminuiría el poder dictatorial del imperio.
Llegados a éste punto volvamos al principio, la crisis del sistema sionazi, del sistema imperial económico y político y las relaciones entre sus componentes hacen peligrar o frena sus proyectos, mientras tanto subyace en sus políticas de colaboración con los primeros, no una duda, sino una certeza: la aprobación del «Israel judío» es la aceptación del Israel sionazi, guerrerista, neocolonial, racista, practicante del apartheid, que pretende hacer desaparecer a Palestina, …, para darles sangre nueva a ellos, eso es por lo que reconocen al gobierno del IV Reich. Entramos en ese episodio de la Historia. ¿qué se puede esperar?: que los gobiernos independientes del imperialismo y los pueblos, se movilicen.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: «Gaza 51 días», «Palestina. Crónicas de vida y Resistencia», «Dietario de Crisis», «Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero», y «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.
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