La paciencia tiene límites, peor aún con una entidad que no razona, no siente, y es que el régimen israelí no entiende o no quiere entender que una sociedad obedece a normas e instituciones, frente a esa actitud arrogante de incumplir las normas que abogan por la paz y la convivencia pacífica, la República Islámica de Irán en virtud de la legítima defensa en el marco del derecho internacional (Art. 51 Carta de N.U) respondió con 200 misiles a la agresión del cobarde asesinato de Ismail Haniya (Hamas) en Teherán, el asesinato reciente del Secretario General del Movimiento de la Resistencia del Líbano, Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá y el general de brigada iraní Abbas Nilforushan, comandante adjunto de operaciones del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI).
La bestialidad de Netanyahu no tiene comparación alguna, ya que él y su cúpula de “guerra” bajo los auspicios de EE. UU., el viernes 27 de septiembre, ordenó desde Nueva York que aviones F35 equipados con explosivos antibúnker, lanzaran bombas de dos toneladas cada una en la sede de Hezbolá en Beirut; la bestialidad del ente sionista no solo apuntó contra Palestina (Gaza y Cisjordania) o el Líbano, sino ahora contra Irán.
Sus thin tanks y sus aparatos mediáticos después de la verdadera promesa II, se han dado a la tarea de mostrar que las represalias persas no alcanzaron sus metas, frente a los comunicados de la República Islámica, que los objetivos se cumplieron al 90%, pero más allá del aparataje mediático pro sionista, el solo hecho de ver los videos que subieron a las redes sociales los israelís son prueba clarísima de los daños arteros (a centros de comando militares y no civiles); los hechos son contundentes, lo demás cantos de sirenas de los mass media occidentales proisraelíes.
La trayectoria criminal del régimen sionista no tiene límites, descaradamente ya lo dijo Netanyahu, que “No hay un lugar en Irán a donde el largo brazo de Israel no pueda llegar”, ¿entonces, su fin es asesinar al líder de la República Islámica de Irán?
Como habíamos señalado en otras columnas, el sionismo se equivoca al pensar que eliminando civil o físicamente a los líderes que comandan la resistencia islámica impondrán sus políticas criminales, error garrafal, pues los combatientes y sus comandantes no tienen ningún temor en ofrecer su sangre para fortalecer el derecho justo de sus hermanos, ya lo dijo el Secretario General de Hezbolá en agosto pasado refiriéndose al régimen israelí y al martirio: “Este bastardo, Israel, hijo del bastardo, Estados Unidos, me ha puesto entre la muerte y la humillación. Elegiré el martirio”.
Geopolíticamente hablando el imperialismo estadounidense es el que va regando pólvora, y no solo ello, sino que va socapando la yuxtaposición del derecho internacional y sus instituciones como el Consejo de Seguridad, la Corte Penal Internacional o el Tribunal Internacional de Justicia, ello es visible y hasta descarado, pues Netanyahu tiene una orden de arresto por parte de la Corte Penal internacional, por los crímenes en Gaza, y estando aun en una Asamblea General que representa a los pueblos libres del mundo, tuvo el cinismo de dirigirse a la Asamblea en donde las fuerzas policiales y/o militares ni siquiera lo amonestaron ni mucho menos lo arrestaron; ¿Por qué?
Es una perogrullada decir que EE. UU. es su patrocinador, su aliado, pues bajo su protección asesina a civiles, niños, mujeres, ancianos, bombardea hospitales, residencias, embajadas, consulados y países como Palestina y el Líbano, y que, frente a las resoluciones de condena y sanciones, Benjamin Netanyahu lo único que hace es vomitar sobre ellas.
Para el régimen israelí no existe el derecho internacional, no existen sus instituciones internacionales, para el régimen israelí solo existen ellos, EE. UU. y su entorno, lo demás no cuenta, los demás son solo “gentiles”, quienes deben servirles, y hasta adorarlos. Quienes se opongan a él y sus deseos posiblemente sean eliminados, en tal sentido la humanidad no cuenta para ellos, las más de 42.000 víctimas producto de sus bombardeos en Gaza —sin contar toda su criminalidad durante casi 77 años contra el pueblo palestino— o los asesinatos en Yemen y ahora el Líbano son una ínfima muestra de su brutalidad.
De acuerdo a sus guiones, el siguiente en su “lista”, es el Jefe de Estado de la República Islámica de Irán; el líder del “Eje de la Resistencia”, el Ayatollah Ali Jamenei.
Debemos subrayar que Ali Jamenei políticamente hablando, no solo es el jefe de un Estado sino por sobre todo de una comunidad islámica, de la “UMMA”, donde él tiene el deber de guiarla bajo la tutela de la Wilayat Al Faqih (Tutela, dirigida por el jurisconsulto y docto en la ley Islámica), aquella que le da el derecho incluso de ordenar mediante una fatwa la Yihad Islámica.
En caso de que Tel Aviv tenga la irresponsabilidad de nuevamente atacar al país persa, la respuesta de Irán será “más fuerte y con mayor poder” (Canciller Seyed Abás Araqchi) y “Si Israel continúa con sus crímenes o intenta actuar contra la soberanía e integridad territorial, la operación Promesa verdadera II se repetirá con una magnitud mucho mayor, siendo todas sus infraestructuras destruidas” (Mohamad Hosein Baqeri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán).
Si el régimen israelí piensa que, asesinando a los líderes de la resistencia islámica, sea en Palestina, Líbano o Irán, ganará “su guerra”, está absolutamente equivocado, y si no lo entiende —porque quizás su brutalidad hace que no piense— la “República Islámica de Irán convertirá en polvo a Haifa y Tel Aviv” (https://rebelion.org/iran-convertira-en-polvo-a-haifa-y-tel-aviv/ ), quizás después de ello comience la guerra total.
Subestimar el poder defensivo de la República islámica es ingenuo, pues Irán no solo tiene misiles hipersónicos, sino que los produce, así como todo el material armamentístico que posee, sumado a su posición geopolítica en la zona. De avanzar la escalada, cortará el paso del estrecho de Ormuz por donde circula el 20% del petróleo mundial, lo cual sin duda será de gran impacto para la economía. Irán ya ha advertido al ente sionista de que si es atacado nuevamente no solo apuntará contra el régimen israelí, sino contra cualquier país que apoye su barbarie.
Roberto Chambi Calle, es jurista, teólogo y analista en RRI
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