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El lobby promarroquí en acción

Fuentes:

El 14 de noviembre de 1976, primer aniversario de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, Felipe González, en su visita a los campamentos de refugiados de Tindouf, dirigió las siguientes palabras a los saharauis: «…Hemos querido estar aquí hoy, 14 de noviembre de 1976, para demostrar con nuestra presencia nuestra repulsa y nuestra reprobación por el […]

El 14 de noviembre de 1976, primer aniversario de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, Felipe González, en su visita a los campamentos de refugiados de Tindouf, dirigió las siguientes palabras a los saharauis:

«…Hemos querido estar aquí hoy, 14 de noviembre de 1976, para demostrar con nuestra presencia nuestra repulsa y nuestra reprobación por el Acuerdo de Madrid de 1975…

«El pueblo saharaui va a vencer en su lucha. Va a vencer, no sólo porque tiene la razón, sino porque tiene la voluntad de luchar por su libertad.

«Quiero que sepáis que la mayor parte del pueblo español, lo más noble, lo más bueno del pueblo español, es solidario con vuestra lucha. Para nosotros, no se trata ya del derecho de autodeterminación, sino de acompañaros en vuestra lucha hasta la victoria final. (…)

«Como parte del pueblo español, sentimos vergüenza de que el Gobierno no haya sólo hecho una mala colonización, sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios como los de Marruecos y Mauritania. Pero debéis saber que nuestro pueblo también lucha con ese Gobierno que dejó en manos al pueblo saharaui de los Gobiernos reaccionarios. (…)

«Sabemos que vuestra experiencia es haber recibido muchas promesas nunca cumplidas; yo quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme ante la Historia: nuestro Partido estará con vosotros hasta la victoria final»

(http://www.rasd-tv.com/http://www.arso.org/guijarro2.htm ).

Lanzabombas en el Consejo de Ministros

Treinta y dos años después de pronunciadas esas palabras, el 18 de enero de 2008, con las Cámaras ya disueltas y el Parlamento cerrado ante las elecciones del 9 de marzo, el Consejo de Ministros (CdM) de España regaló al Ejército de Marruecos ocho lanzabombas como prueba de «hermandad» entre los Ejércitos de ambos países. Así pues, ya no sólo se le venden armas -siguiendo el ejemplo de EE.UU. y Francia– a un país que tiene un conflicto bélico latente con el Sáhara Occidental, incumple sistemáticamente la legalidad internacional y viola impunemente cualesquiera derechos humanos, sino que, además, se le regalan, en contra de las más elementales normas éticas y en contra también de las resoluciones de las Cortes españolas. Y todo ello, con nocturnidad y alevosía, porque, estando el Parlamento cerrado, se eludía cualquier posible pregunta parlamentaria o petición de comparecencia «impertinente» en el hemiciclo.

Parece que el CdM «olvidó» el hecho de que, gracias a la presión de la sociedad civil

(encauzada a lo largo de diez años de campaña por organizaciones como Amnistía Internacional, Fundación per la Pau, Greenpeace e Intermón Oxfam), el Congreso de los Diputados aprobó a finales de 2007 la Ley de Comercio de Armas, que prohíbe expresamente la venta de armas a países en conflicto, donde se violen los derechos humanos o estén sometidos a embargos. (París bien vale una misa; pero el actual régimen marroquí bien se merece un embargo). Y como España es potencia en venta de armas, las ¿»sobras»? se las regalamos a Marruecos. El CdM es un órgano colegiado del Gobierno de la Nación. La responsabilidad de sus actos corresponde, de forma solidaria, a todos los miembros del Consejo. Se reúne habitualmente los viernes. Una parte minoritaria del «gran público» se entera del notición de los lanzabombas el sábado. El domingo es festivo, día de descanso; la población, despistada… El lunes, de nuevo al trabajo. Asunto cerrado. Carpetazo y… ¡a otra cosa!

Carta de Zapatero a Mohamed VI

Quince días antes de ese CdM, Moratinos, en un viaje relámpago de cuatro horas, vuela a Rabat portando una carta del presidente Rodríguez Zapatero a Mohamed VI, con la que se resuelven los «malentendidos» existentes (el embajador marroquí había sido llamado «a consultas» a Rabat en noviembre, tras la visita de SS. MM. a Ceuta y Melilla). Y el monarca alauita, ya complacido y aplacado, devuelve su embajador a Madrid. ¿Qué diría esa carta milagrosa, previamente amañada por teléfono? Top secret. De la misma manera que hasta 2026 no podremos conocer «los papeles del Sáhara», ¿habrán de transcurrir otros 50 años para que los entonces supervivientes puedan saber el contenido de esa presidencial misiva?

VII Encuentro Euro-Magrebí

Una semana después del regalo fraternal de los lanzabombas, Felipe González (FG), el mismo que pronunciara las palabras transcritas al inicio de este artículo, reaparece. Ya no es Gobierno sino Supragobierno, sabio global, designado para misiones planetarias. Su sombra planea por encima de las decisiones que el Gobierno adopta. Pero, de pronto, se reencarna en Rabat, en el VII Encuentro Euro-Magrebí. Y allí, a la sombra de PRISA (Sr. Cebrián), que preside la sesión inaugural, «osa» sugerirle a su anfitrión, Mohamed VI, que debería recortar sus inmensos poderes (algo tímidamente ya previsto ex ante, según daba a entender hace meses don Bernabé López García (BLG) en su famoso artículo sobre la utopía y la dignidad de los saharauis, del que hemos dado cumplida cuenta a medio mundo.

Como reconoce y resalta el propio Ignacio Cembrero, nadie de tal categoría había osado nunca decir tales cosas a Mohamed VI, y menos en público y en su tierra: hubiera sido expulsado de inmediato del país; el embajador hubiera sido llamado de nuevo «a consultas»; el sultán, el propio Majzén e incluso las masas se hubieran soliviantado… Pero, casualidades de la vida, no pasó nada. No le dijeron aquello de «¡Váyase, Sr. González!», no. El mensaje de Palacio fue transmitido al auditorio y al mundo entero ¿tal y como deseara el monarca alauita?, ¿tal como hubiere sido convenido de antemano? ¡A saber el quid pro quo correspondiente!

¿Cómo es que el sultán se disgusta por la visita de SS. MM. a Ceuta y Melilla y no se irrita por las «atrevidas» palabras de FG? Poco o, mejor, nada sabremos públicamente de cuanto subyace a este asunto y, por consiguiente, sólo cabe la burda especulación: Usía me «orienta» los cambios constitucionales que ya tenemos preparados y, a cambio, me «encapsula» el Sáhara (Occidental). ¡Hecho! Entre otras muchas posibles variantes, claro está: No somos adivinos y los señores del lobby no nos conceden capacidad para ser verazmente informados. Por eso, «sou vosaltres qui heu fet del silenci paraules…». Ustedes son responsables del silencio y la censura y, por consiguiente, corresponsables también de las palabras que tomamos prestadas de Lluis Llac para denunciar a gritos el repugnante abandono de las gentes del Sáhara Occidental por los gobiernos de nuestro país.

Nos preguntamos también qué hacía PRISA presidiendo la sesión inaugural del VII Encuentro Euro-Magrebí, a qué se dedica el Círculo Mediterráneo, quiénes lo conforman, qué destino le tienen preparado al Sáhara Occidental y al pueblo saharaui, puesto que, según decían sus fundadores, nació para pedir libertad, justicia y democracia. Idénticas preguntas nos hacemos con respecto al Instituto de Estudios Hispano-Lusos (Universidad Mohamed V de Rabat); en fin, con respecto a quienes organizaron el mencionado Encuentro de los lobbies. Porque, ¿acaso no pertenecen los saharauis y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) al Magreb? ¿Y estaban representados en ese foro? El futuro del Magreb, ¿no cuenta para ellos, ni con ellos? ¿No resulta un tanto sospechosa su exclusión? ¿Creen ustedes que podrá haber paz, estabilidad y progreso en el Magreb haciendo caso omiso de los legítimos derechos del pueblo saharaui?

La prensa publica la noticia casualmente también en sábado. Titular comprometido: Vean ustedes la valentía de nuestro líder, qué capacidad de incidir, de influir, de orientar en la buena dirección, en la dirección correcta. Vean ustedes, plena democracia del régimen político alauita (que le pregunten, sin ir más lejos, al periodista marroquí Ali Lmrbet) ; un régimen que -a diferencia de los logros alcanzados por la RASD- mantiene analfabeta a más del 60 por ciento de su población y en cuyas últimas elecciones sólo votó de facto un 18 por ciento del electorado, sin considerar los sobornos practicados en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental. ¡Todo un ejemplo, con mensaje incluido, para los saharauis, esos independentistas malvados e insaciables que quieren que les devuelvan lo que les han robado! ¿Qué más se puede esperar de la magnanimidad del sultán?

Y allí, en primera fila del Encuentro, lógicamente, las autoridades de sendos lobbies, el lobby marroquí y el lobby promarroquí. El primero, encabezado por el intrigante y exquisito André Azoulay, el pergeñador del plan para liquidar el referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental y zanjar definitivamente la tan ansiada anexión ilegal de población y territorio saharauis. Nada más que añadir por nuestra parte sobre el señor André Azoulay, fiel consejero del sultán e íntimo amigo del ex presidente Jacques Chirac, vecino nuestro por el Norte y por el Sur, habida cuenta de su larga sombra y sus prolongadas estancias (¿también posesiones y otras cosillas?) en el país norteafricano (Tomás Bárbulo, «La historia prohibida del Sáhara Español», Destino, Barcelona, 2002, p. 20 y ss.). El segundo, engrosado, además de por quienes presiden y exponen, por el lobby del Ministerio español de Exteriores y algunos otros ilustres compatriotas fieles seguidores de las geniales ideas del consejero Azoulay.

Nada se ha oído sobre que Mohamed VI diera un respingo en su trono, ni de que los servicios secretos «acompañasen» a Felipe González y su séquito a la escalerilla del avión y los facturasen para la madre patria; ni tampoco que los encerrasen y quemasen vivos en la Cárcel Negra de El Aaiún, como parece haber sucedido con algún díscolo saharaui. Tampoco sabemos si la querella criminal por presunto genocidio, admitida a trámite en España por la autoridad judicial competente, iba también en el contenido de la carta milagrosa de Zapatero a Mohamed VI.

«Encapsular» el Sáhara Occidental

Ustedes, lectores, ya me dirán si aquí no hay gato encerrado o, más bien, encapsulado. Porque esa es la nueva receta, el nuevo mensaje de los pensadores de Ferraz: «Hay que ‘encapsular’ el conflicto del Sáhara para seguir avanzando en otros temas». ¡Toda una pirueta mortal, teniendo en cuenta las bellas y nobles palabras -del propio ponente- que encabezan este artículo! Como cantaba Raimon Pelegero en aquellos tiempos tan oscuros, «¿Qué s’ha fet d’aquells anys, d’aquelles mans tan pures?» Tal vez el ponente había olvidado que eso de «encapsular» ya se intentó antaño y, otrosí, que se sigue intentando ahora.

Ya se intentó, porque el Ejército «hermano» ya llenó de cápsulas el Sáhara Occidental; primero, cápsulas de napalm, cápsulas de fósforo blanco y capsulitas de fragmentación masiva, lanzadas («¡son los lanzadores de bombas, estúpido!«, un buen lema para la campaña electoral; los lanzadores que ahora el Gobierno español -no los españoles- regala al sultán como prueba de hermandad) desde aviones de fabricación francesa y norteamericana, que la cosa viene de lejos… Y se sigue intentando ahora, por una parte, con el Muro de 2.700 Km. (el mayor muro militar de nuestra Era) que divide la tierra y la población saharauis; construido, por cierto, con dineros USA, de Arabia Saudita y de otros amigos del eje del bien. Dicho Muro está flanqueado por otras cuantas capsulitas, nada menos que cinco millones de minas o tal vez el doble, según informan fuentes tan dispares como la revista National Geographic (junio de 2007), James Baker III o el embajador estadounidense Frank Ruddy; y cuyos planos, para localizarlas y proceder al desminado, Marruecos sigue negando a la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental), que, por lo demás, se dedica, en sus ratos de ocio, a destrozar el patrimonio histórico y cultural de los saharauis y de la Humanidad entera, como ha reconocido públicamente el actual jefe de la MINURSO, Sr. Julian Harston. Y, por otra parte, se sigue intentando ahora con el novedoso plan marroquí de «autonomía» (2007) para un territorio ocupado que no pertenece a Marruecos. De manera que, aun queriendo rizar el rizo hasta el absurdo, no sabemos qué nuevas cápsulas podrían emplearse hoy, dejando aparte «la bomba atómica» que Franco quería probar en aquella colonia (antes provincia española, hoy saharauis apátridas: ¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?).

Entre tanto, otra parte de la «operación cápsula» era llevada a cabo por el Sr. Fassi-Fihri, el homólogo marroquí de Moratinos, que volaba a Washington y departía extensa y productivamente con la señora Condoleezza Rice sobre el asunto del Sáhara Occidental. Puede uno imaginarse en qué sentido, porque, como es público y notorio, tanto Marruecos como Estados Unidos (nos referimos siempre a los gobiernos) son acérrimos cumplidores de la legalidad internacional y los Derechos Humanos, como también son grandes entusiastas de las marchas verdes, las guerras preventivas y los daños colaterales (esos que producen las capsulitas y los

lanzabombas: pregúntenle, si no, a la familia de José Couso, asesinado por una cápsula estadounidense en Irak).

Así, poco a poco, aunque sea en fines de semana y con el Parlamento cerrado (si bien, ciertamente, tanto da), las piezas dispersas, los hechos aparentemente inconexos van encajando en el tablero diseñado por el lobby, aquí y allí, en París y en Washington, que en todas partes cuecen lobbies. Ya se sabe que los partidos políticos, algunos en particular, representan fielmente la voluntad de los ciudadanos. Como dice un eslogan electoral del PSOE, «Juntos vivimos, juntos decidimos». No, Sr. Zapatero; cada uno vive en su casa, según su clase y condición (eso no lo descubrió Marx); y en lo que respecta al Sáhara Occidental, tampoco decidimos los ciudadanos, sino los lobbies. ¿O no? Pues si es así, ¡ya está bien de cuentos!

Más «marchas verdes»

Pero hay más. Con motivo de la tan señalada visita de SS. MM., los encargados de la propaganda alauita airean una nueva marcha verde; primero, a Ceuta y Melilla; y ahora, a Tifariti (en el Sáhara Occidental liberado, donde el Frente Polisario ha celebrado su XII Congreso, obviamente silenciado por «nuestra» prensa bajo la consigna «no sales, luego no existes», en plena coherencia también con las palabras que encabezan este artículo). Pues bien, la tal marcha iba a ser en enero. Pero, amigo, el Frente Polisario había advertido de que ejercería sus derechos soberanos y, si preciso fuere, se defendería con las armas (a pesar de no contar con lanzadores de bombas regalados por el Gobierno español). Y hete aquí que ello podría ocasionar «daños colaterales», las noticias podrían dispararse en la prensa nacional e internacional, y la población española podría despertarse y cabrearse; con lo cual, la cuestión del Sáhara Occidental, ahora sin cápsula, podría saltar de nuevo a la palestra, golpearnos de bruces e «incidir» en las elecciones del 9 de marzo…, que es lo que realmente importa: Y… ¿si atrasamos la susodicha marcha, si la dejamos para después de las elecciones, para después de la cuarta ronda de negociaciones entre el Frente Polisario y Marruecos, para después de la Columna de los 1.000…?

El actual régimen marroquí siempre utilizará estas bazas a su conveniencia. Por eso, los integrantes del lobby son, en realidad, rehenes del sultán, quien una y otra vez intentará utilizarlos con un «a cambio de…», que después no cumplirá, como ha hecho con las múltiples resoluciones de la ONU y la OUA y con el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui.

Visita a la Unión Africana

No terminan ahí las recientes maniobras de nuestro lobby, con su amplio reparto de papeles. Así, nuestro incombustible Moratinos, en su última gira preelectoral, se nos va a la sede de la Unión Africana (UA) en Addis Abeba, a ofrecer a sus Estados miembros 30 millones de euros para contribuir a sacar a África del abismo.

¿Y qué pasa en la UA, con sus 54 Estados miembros y sus 850 millones de habitantes? Pues que su primer presidente fue Thabo Mbeki, hoy sucesor de Nelson Mandela en la presidencia de la República de Sudáfrica y, actualmente, también presidente del Parlamento Panafricano (UA). En agosto de 2004, Thabo Mbeki dirigió una dura carta -de plena actualidad hoy- al rey de Marruecos, exponiéndole detalladamente las razones por las que Sudáfrica se veía en la ineludible obligación de reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) como Estado soberano y miembro de pleno derecho de la UA, con Embajada permanente en Sudáfrica, habida cuenta del incumplimiento de la legalidad internacional por parte de Marruecos y de su nula intención de llevar a cabo el tan reiteradamente diferido referéndum de autodeterminación. La UA proviene de la Organización para la Unidad Africana (OUA), cuyas resoluciones siempre apoyaron la causa del pueblo saharaui, puesto que una de las finalidades de la Organización era, precisamente, erradicar el colonialismo de África. La OUA fue una de las principales promotoras del boicot y las protestas diplomáticas y políticas contra el régimen del apartheid en Sudáfrica, y consiguió acabar con el mismo. Marruecos es el único país del Continente que se mantiene fuera de la UA: se retiró de la Organización en 1985 con motivo del reconocimiento e incorporación de la RASD como Estado Miembro (la RASD ha llegado a tener el reconocimiento de 82 países de varios continentes). El sultán de Marruecos se marchó indignado -abandonó la UA- por tal reconocimiento, pero la RASD ya era miembro fundador de aquélla. Y hace tan sólo unos días, el IX Congreso de la Organización Panafricana de Mujeres (Johannesburgo, Sudáfrica, febrero de 2008) aprobó una Declaración en la que, una vez más, las mujeres africanas expresan su apoyo a los esfuerzos internacionales para resolver -no para «encapsular»– el conflicto del Sáhara Occidental y piden el reconocimiento de su soberanía; lo mismo que exigen, también, las mujeres europeas y latinoamericanas.

Salvo lo que ha dicho la prensa, reiterativamente y con altavoces, del regalo de los millones de euros, la gente corriente nunca sabremos qué mensajes del sultán pudieren haber sido «trasladados», junto con nuestro infatigable Moratinos y los millones, a la UA o a algunos de sus Estados miembros, conforme a las habituales prácticas del Majzén que Frank Ruddy nos desvela en «Sáhara Occidental: La última colonia en África«: ¿Euros a cambio de congelar o retirar reconocimientos a la RASD? ¿Euros a cambio de…? Sabremos lo que se dijo en el foro público, pero no lo que se urdió por los pasillos, en despachos, mediante lenguaje criptográfico, (como el mensaje enviado en 1975 por el entonces secretario de Estado Henry Kissinger a Hassan II, padre de Mohamed VI, dando su visto bueno a la marcha verde). Y las palabras que encabezan estas líneas, ¿murieron también en ese viaje a la UA, fueron olvidadas, traicionadas, vendidas o compradas?

Es la diplomacia de los lobbies. Los peones, rehenes del sultán, desempeñan su papel al son de Mohamed VI, Chirac, Sarkozy, el bueno de Bush, la noble Condoleezza y algunos otros «preventivos».

Cumplir los compromisos

¿Y el pueblo saharaui, la legalidad internacional, la palabra empeñada, nuestras responsabilidades políticas? De responsabilidades éticas o de moral pública, mejor no hablar: ya lo hizo Vidal-Beneyto y parece que no sirvió de mucho. Y todo esto, no lo olviden, con cargo a nuestros impuestos (de los que nos devolverán 400 euros para que les votemos; como en otro tiempos, pero ahora sin bocadillo) y, por supuesto, para cumplir la voluntad de la mayoría de los españoles; o las palabras del Jefe del Estado en funciones a las tropas españolas, días antes de que el Ejército hermano marroquí nos expulsara de la tierra saharaui; y para hacer honor a la legalidad internacional y a las palabras de Felipe González en 1976, en los campamentos de refugiados de Tindouf. Go figure!, como diría Frank Ruddy.

Pese a esas y otras muchas maniobras del lobby, el movimiento internacional de solidaridad con el pueblo saharaui seguirá luchando por la justa causa de ese pueblo, cada vez con mayor fuerza, con más razones y con total voluntad y determinación. Hasta la victoria final, hasta que esa causa sea tratada como lo que es: una cuestión de Estado y de injusticia internacional, transversal a todos los partidos políticos y a toda la sociedad española en general, sin distinción de ideologías, clases sociales, religión, edad o sexo; y hasta que el Estado español asuma sus responsabilidades y compromisos. Que no lo olvide Felipe («Quiero que sepáis que la mayor parte del pueblo español, lo más noble, lo más bueno del pueblo español, es solidario con vuestra lucha…») ni los demás integrantes del lobby («¡No nos falles, ZP!»). Porque, como muy bien señala Tomás Bárbulo, «la solidaridad de la sociedad española choca con la postura oficial» (op. cit. p. 34). «Los diplomáticos de Rabat saben bien que una de las causas fundamentales por las que han fracasado sus maniobras para anexionarse definitivamente el territorio es el apoyo de la opinión pública española al Frente Polisario» (p. 29). De todas maneras, sigan ustedes muy atentos a las intenciones del lobby feroz, porque todavía dará mucho que hablar.

* Luis Portillo Pasqual del Riquelme es doctor en Ciencias Económicas, ex profesor de Estructura Económica Internacional en la Universidad Autónoma de Madrid.