En su desempeño como profesor itinerante de la Universidad de Georgetown, el ex presidente español José María Aznar hizo gala de poseer una cualidad que bien justifica su empatía por la figura del presidente Bush: el don de la ignorancia. Durante la conferencia «Siete teorías del terrorismo actual» que ofreciera ante un centenar de personas, […]
En su desempeño como profesor itinerante de la Universidad de Georgetown, el ex presidente español José María Aznar hizo gala de poseer una cualidad que bien justifica su empatía por la figura del presidente Bush: el don de la ignorancia.
Durante la conferencia «Siete teorías del terrorismo actual» que ofreciera ante un centenar de personas, en su mayoría estudiantes, en el Gaston Hall de ese centro universitario, el actual presidente honorario del PP aprovechó la ocasión para exculpar su responsabilidad en los atentados del 11-M en Madrid.
En un mal inglés -el español, tan arabizado, no es la mejor lengua para tratar tema semejante-, el profesor itinerante hizo muestra de su vasta cultura cuando afirmó que los orígenes y las motivaciones de la matanza ocurrida en tres estaciones de trenes de Madrid se remontan a la resistencia del pueblo español durante: «la ocupación árabe de principios del siglo VIII».
Según la erudición de Aznar, quien quizás momentos antes de su intervención le echó una rápida hojeada a El choque de civilizaciones de Samuel Hutington, el crimen del 11/M nada tenía que ver, como algunos han estado tratando de hacer creer, con una reacción a la participación de España del PP en la guerra, sino con un problema histórico. «El problema de España con Al Qaeda -sentenció el improvisado magistrado- empieza en el siglo VIII».
Suponemos que la España a la que se refirió Aznar en su conferencia es aquella que se conformó a partir de una suma de sedimentos civilizadores que tuvieron lugar a partir de las influencias bereberes y celtas, los siglos de dominación romana, la invasión de los bárbaros de origen germánico: suevos, vándalos y alanos y posteriormente la de los visigodos, quienes establecieron su dominio en Hispania hasta la agresión islámica a inicios del VIII. O sea, cuando según el profesor Aznar, comenzó en España la guerra contra Al Qaeda.
«Nuestro país rechazó ser un trozo más del mundo islámico cuando fue conquistada por los moros, rehusó perder su identidad», dijo Aznar en un inglés aprendido en sus compadreos con la mafia anticubana de Miami y en las sesiones de fotos a piernas sueltas con ese otro «letrado» que es George W. Bush.
Siguiendo el original método de pensamiento del pedagogo de Georgetown -que prescinde de las especificidades de una determinada época y donde el pasado sirve coartada para ocultar el presente-, podría deducirse que si los bereberes encabezados por árabes que invadieron España en el 711, debido a la profesión del islam, representan a Al Qaeda, la entonces todavía muy romana España, era una suerte de presagio de lo que ocurriría en la península muchos siglos después.
¿Acaso no inspiraron las conquistas de los césares al Duce? ¿Y no eran los visigodos, de alguna forma, descendientes de los míticos héroes germanos utilizados por Hitler para alentar la supremacía aria?…
Demás está decir que de continuar, a la manera de Aznar, con este tipo de asociaciones culturales este comentario acabaría, inevitablemente, haciendo referencia a la historia del PP.