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El mito del «no hay motivo»

Fuentes: Carnegie Middle East Center

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Es posible que el ataque con armas químicas contra Jan Sheijun se debiera a que la ciudad se encuentra en el corazón mismo de un conflicto localizado en el norteño gobernorado de Hama.

Tras el ataque con armas químicas del 4 de abril contra la localidad Jan Sheijun, situada en el gobernorado de Idlib, Siria, el régimen sirio y los medios de comunicación amigos desarrollaron toda una contranarrativa sobre lo sucedido. Afirmaron que el ataque, que mató a 70 personas, habría alcanzado un almacén donde los «terroristas» guardaban armas químico, subrayando que el régimen no tenía motivos para perpetrar ese crimen.

Poco después de la masacre, tal afirmación quedaba desmentida. El corresponsal del periódico de Londres The Guardian, Kareem Shaheen, invalidaba tal declaración al informar, desde un almacén cercano al escenario del ataque, que «no había encontrado más que un espacio abandonado cubierto de polvo y unos silos medio destruidos con algo de grano esparcido y apestando a estiércol«.

La cuestión del motivo sigue siendo un elemento importante en la narrativa del régimen. ¿Por qué iba el régimen sirio a poner en peligro su logros a nivel internacional, especialmente después de que los miembros de la administración Trump hubieran afirmado que la destitución del presidente Bashar al-Asad ya no era una prioridad? La lógica del régimen se introdujo en los principales medios europeos, como la cadena pública alemana Deutsche Welle, que citaba a Gunther Meyer, el director del Centro de Investigación para el Mundo Árabe en la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, diciendo que el régimen no había tenido ningún motivo convincente para utilizar armas químicas. «Sólo los grupos armados de la oposición sacarían ventaja de un ataque con armas químicas», declaró Meyer.

De igual manera, Richard Black, senador estadounidense por Virginia, declaró a la agencia de noticias Sputnik de Rusia que: «Hay cero posibilidades de que el presidente Asad autorizara el uso de armas químicas en Siria, considerando que no tenía motivos para hacerlo porque está a punto de derrotar a los yihadistas por todo el país».

Sin embargo, hay tres realidades que pueden contextualizar el ataque contra Jan Sheijun que ayudan a desacreditar el punto de vista de que el régimen no tenía motivos para perpetrarlo. En primer lugar, Jan Sheijun está estratégicamente situada junto a la principal carretera de Siria, que une Alepo con las ciudades de Homs y Hama, ambas bajo control del gobierno. En segundo lugar, desde el inicio de la guerra siria se han cometido toda una serie de atrocidades contra los civiles en la región donde la ciudad se ubica, incluido el uso de armas químicas. Y, en tercer lugar, el ataque fue la culminación de semanas de una escalada militar que amenazaba las posiciones del régimen.

Aunque Jan Sheijun pertenece administrativamente al gobernorado de Idlib, su importancia militar se debe en gran medida a su proximidad a las zonas de batalla en el gobernorado norteño de Hama. En consecuencia, Jan Sheijun ha servido de «base logística para las operaciones en la provincia de Hama», según me comentó en una entrevista realizada para este artículo un activista de la oposición de la región que utilizaba un nombre supuesto.

Con la excepción de Qumhana, una ciudad sunní prorégimen situada justo al norte de Hama, el campo de batalla del norte de Hama es en gran medida una línea divisoria sectaria entre las ciudades cristianas y alauíes del oeste y suroeste bajo la autoridad del régimen y las ciudades sunníes del norte controlado por la oposición.

Desde 2012, el gobernorado norteño de Hama ha sido el lugar donde se han cometido las peores atrocidades de la guerra siria. El 7 de junio de 2012, fuerzas afiliadas al régimen mataron a 78 personas, incluidas mujeres y niños, utilizando cuchillos, palos y pistolas en Al-Qubir, situada a 40 kilómetros al sur de Jan Sheijun. La masacre se produjo en el curso de pocas horas, lo que hizo que sus habitantes vaciaran rápidamente la ciudad. En julio de 2012, las fuerzas del régimen fueron acusadas de asesinar a casi 200 civiles en la ciudad de Traimseh, donde algunas de las víctimas fueron apuñaladas innumerables veces.

Este tipo de violencia sectaria había estado ya presente más al sur. El 25 de mayo, el régimen bombardeó la ciudad de Hula, causando más de cien víctimas, en su mayoría mujeres y niños. Los ataques, según el periódico The Guardian, se lanzaron desde Al-Fulah y Al-Qabu, dos de las cuatro ciudades alauíes que rodean Hula.

Meses después, se produjo una grave masacre de alauíes en Aqrab, considerada como una acción de represalia por las matanzas en Hula.

Según Abdul Salam Hajj Bakri, un periodista sirio entrevistado para este artículo que ha trabajado e informado desde el gobernorado de Hama: «La composición sectaria mixta de la zona la hace más sensible para el régimen». Hajj Bakri señaló también la importancia estratégica de la región, dado que el «monte Zein al-Abedin es vital» porque ofrece una vista panorámica de la ciudad de Hama y de la base aérea militar del gobernorado.

Los activistas locales hablan de dos agendas separadas de las fuerzas de la oposición en la zona. Por una parte, Hay’at Tahrir al-Sham (grupo anteriormente afiliado a Yabhat al-Nusra, una rama de al-Qaida), que recientemente expulsó de la región a un grupo afiliado al Estado Islámico, está buscando activamente controlar la ciudad de Hama y, potencialmente, las ciudades cristianas y alauíes de la zona occidental del gobernorado. Por otra parte, las facciones locales, especialmente Yaish al-Isah, afiliada al Ejército Libre Sirio, que ha tratado de poner fuera de servicio la base aérea militar del gobernorado de Hama. Yaish al-Isah ha estado intentando acercar sus posiciones a la base para ponerla al alcance de su artillería.

Por estas razones, tanto Hay’at Tahrir al Sham como Yaish al-Isah, entre otras facciones de la oposición, lanzaron el 20 de marzo ataques simultáneos sobre las posiciones del régimen en el norteño gobernorado de Hama, apoderándose de varias ciudades y amenazando a dos más en particular: la ciudad cristiana de Muhradah, al noroeste de Hama, y la ciudad sunní prorégimen de Qumhana. El pasado mes, la batalla por Muhradah se intensificó, apareciendo continuas informaciones tanto en los medios del régimen como en los de la oposición sobre una advertencia rusa a los rebeldes para que detuvieran su avance. Yaish al-Isah dijo que su intención era ocupar la ciudad, acusando a Irán de estar cambiando la composición demográfica de la misma.

Sin embargo, en esta zona tan sensible se había establecido ya un precedente ominoso hace tres años. Los reiterados fracasos del régimen a la hora de defender sus posiciones allí les llevaron a utilizar gas cloro en los ataques contra la ciudad bajo control de la oposición de Kafr Zita, al sur de Jan Sheijun, en abril de 2014 y de nuevo en octubre de 2016.

Todo esto sugiere que lejos de carecer de motivos, el ataque contra Jan Sheijun fue parte de un conflicto más amplio entre el régimen y sus adversarios en la región sectaria y estratégicamente importante del norteño gobernorado de Hama. Además, el régimen tenía un incentivo para atacar un lugar que había servido de base de apoyo para las operaciones militares de la oposición contra las zonas del régimen. Y como sugieren las pruebas, esta no era la primera vez que el régimen había utilizado armas químicas en el gobernorado norteño de Hama, ni la primera vez que llevaba a cabo crímenes terribles para asegurar que esas comunidades simpatizantes y potencialmente cooperantes con la oposición abandonaran esa zona.

Mohanad Hage Ali es director de comunicaciones en el Carnegie Middle East Center.

Fuente: http://carnegie-mec.org/diwan/68649

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.