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Entrevista a Francisco Báez Baquet sobre "Amianto: un genocidio impune"

«El modelo de actuación de la industria del tabaco es el referente inmediato en el que se ha basado la acción de la del amianto»

Fuentes: Rebelión

Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra este industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las […]


Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra este industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, reseñó su obra (escrito editado en las páginas de Rebelión.org).

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Estábamos en el apartado 1.7. Las noticias en todo caso se agolpan. ¿Quiere apuntar la más importante desde nuestra última conversación?

Posiblemente, lo sea la publicación del estudio epidemiológico -Fazzo et al. (2014)-, relativo a la incidencia del mesotelioma en el entorno de una fábrica de amianto-cemento, que estuvo radicada en Coroglio-Bagnoli, perteneciente a la Comuna de Nápoles, la capital de la región italiana de Campania. Sus resultados resultan substancialmente concordantes con los obtenidos en otros estudios similares anteriores. Poco a poco, pero inexorablemente, este tipo de estudios se van extendiendo a cada vez más enclaves similares. Yo confío en que llegará un día en el que podamos disponer de un panorama general, a nivel de sus respectivas naciones, y en su conjunto, a nivel mundial, para que, dentro de lo que, en general, ha representado la exposición de vecindad, para todas aquellas industrias que usaron el amianto (o que todavía lo usan, allí donde aún no se lo prohibió), podamos también saber, en concreto, qué ha supuesto, en términos de tasa de mesotelioma sin exposición laboral, la industria del amianto-cemento. Sólo entonces podrá ser patente el inmenso cinismo que suponen los premios a un supuesto filantrocapitalismo, concedidos por instituciones serviles y cómplices, a algunos de los magnates de este tipo de industrias contaminadoras de su entorno, hasta a distancias insospechadas para muchos, aunque no, desde luego, para mí, ni para todos los que están debidamente informados del asunto.

Inicia el apartado -«Patrocinios y sus engendros»- con una cita de Annie Thébaud-Mony. ¿Nos puede explicar brevemente quien es esta científica francesa?

Annie Thébaud-Mony, es una socióloga francesa de la Salud, conocida por su línea de investigación y su trabajo comunitario sobre las enfermedades profesionales, destacando, entre las mismas, a los cánceres laborales, en general, y a los del amianto, en particular.

La cita: «Estamos frente a una forma de crimen organizado». ¿Tiene alguna duda sobre la afirmación? ¡Suena a mafia!

Se refiere usted a la cita de Annie Thébaud-Mony, que encabeza el sub-capítulo 1.7, que ahora estamos comentando.

Exacto.

Obviamente, cuando la incluyo, es porque yo mismo participo de ese mismo criterio, pese a que en su día haya sido partícipe, a título de empleado más o menos modesto o destacado, de una de las empresas a las que podríamos considerar englobadas dentro de las que responderían a esa calificación.

Por lo demás, ni en el resto de mi libro, ni en ninguna de nuestras entrevistas, he utilizado esos precisos términos; sí he hablado, de «crimen corporativo», y también de «crimen lucrativo», pero, claro está, implícitamente, en la expresión «crimen corporativo», está ya sobreentendido lo otro, lo de «crimen organizado», pero eso, en justicia, no puede aducirse más que refiriéndonos a los más altos niveles de dirección, que era donde hay indicios consistentes de que se disponía de toda la información pertinente, sin que, pese a ello, se procediera al trueque de la utilización del asbesto, cambiándolo por un substituto, cuando ya los había disponibles; prueba evidente de ello, son los directivos que a la postre han resultado alcanzados por alguna de las patologías (sobre todo, el mesotelioma), con resultado de su muerte. No parece aventurado conjeturar, que si ellos hubieran podido intuir que ese iba a ser su final, posiblemente habrían tratado de remediarlo, aunque sólo fuera por puro egoísmo.

Habla usted en el apartado de un trabajo de Jacobson de 2005. ¿En dónde reside su importancia?

El propio título del trabajo, ya nos da una pista: «Levantando el Velo del Secreto para la Financiación por la Industria, de Organizaciones Sin Fines de Lucro, para la Salud». Se trata, como digo en el texto que estamos comentando, de algo que desborda al mero ámbito del amianto. El resultado, es que organizaciones que aparentan ser asépticas y neutrales, con independencia y rigor científico, en realidad está financiadas por la industria, y al servicio, en definitiva, de sus particulares intereses económicos.

En general, en su opinión, cuando organizaciones de salud, organizaciones de defensa y colectivos afines reciben financiación de mecenas industriales, ¿no son asociaciones dignas de fiar?

Es obvio. Por si hubiera alguna duda, lo ya sucedido, en innumerables oportunidades, ya nos estarían apuntando lo que eso presupone: que «el que paga, manda»; siempre.

¿Por qué insiste usted en que esa realidad no debe ser olvidada? ¿Hay peligro de que eso sea así en países y colectivos menos informados?

Sí, y en todas partes, aquí también. Permítame exponerle un ejemplo relativo a nuestro propio país. ¿Qué hace un partido político (que tiene demostrada toda una larga trayectoria de defensa de los intereses de la clase trabajadora) colaborando con una fundación como AVINA, fundada y sostenida, con evidente propósito «detergente», por el magnate del amianto, Stephan Schmidheiny? Eso ya fue denunciado públicamente hace varios años.

¿De qué partido está hablando?

Mejor dejemos que sean los propios lectores los que lo puedan ver por sí mismos, remitiéndoles a un par de las varias fuentes de las que en su momento se hicieron eco de esa situación:

http://www.revistaelobservador.com/sociedad/2480-el-diputado-de-iu-miguel-esteban-dice-que-recurre-a-celebridades-como-mayor-zaragoza-para-dar-cache-mediatico-a-la-exposicion-agua-rios-y-pueblos-que-trae-a-malaga-el-lider-de-avina-arrojo

y: http://marcelinoflorez.wordpress.com/2011/09/29/nuevos-inquisidores/

Como quiera, como usted prefiera. Habla usted en el libro de una carta colectiva fechada el 10 de febrero de 2010, suscrita por un amplio grupo de prestigiosos científicos canadiense y dirigida al primer ministro de Québec, donde se hace mención a un paralelismo entre el tema del cambio climático y el del mantenimiento del uso del amianto crisolito. ¿Qué carta es esa? ¿A qué paralelismo se hace referencia?

Cartas como esa, han habido ya varias, hasta que Canadá terminó por cesar en la extracción y exportación del amianto crisotilo. Cada vez han cobrado más trascendencia, tanto por la cantidad y la calidad de los científicos firmantes, como por la condición de canadienses de no pocos de ellos.

En cuanto al paralelismo entre cambio climático y asbesto, al menos hay dos elementos coincidentes: la tardanza -décadas-, en que los efectos nocivos se hagan evidentes, y por otro lado, el papel desempeñado por aquellos instrumentos de tergiversación de la evidencia científica, como son los llamados Think Tanks (teóricamente, un cuerpo de expertos proporcionando consejos e ideas sobre los problemas políticos o económicos específicos), pero en la práctica meros instrumentos de propaganda con los que confundir a la opinión pública y a los gobernantes proclives a prestar oídos a tales cantos de sirena.

¿Observa usted también paralelismos con lo que ha sucedido en la industria del tabaco? ¿Y eso por qué? ¿Qué centro es ese que cita, el CIAR?

El paralelismo es tan grande que ha sido el modelo de actuación de la industria del tabaco, el referente inmediato en el que se ha basado la acción de la del amianto, hasta el punto de que en algunos casos esa estrategia ha sido contratada a unos mismos ejecutores. El «Centro de Investigación del Aire Interior» (CIAR), podemos considerarlo, respecto de la industria tabaquera, como el arquetipo de tales Think Tanks.

¿Se puede generalizar a lo ocurrido en todas las industrias contaminantes que siempre crean o abonan colectivos científicos o pseudocientíficos que defienden sus intereses? ¿Su estrategia es siempre la misma?

Bastaría un único contraejemplo para que esa aseveración pudiera quedar invalidada; pero no le quepa duda de que los candidatos sí que abundan, en la industria farmacéutica, en la de los aditivos alimentarios, en la industria nuclear, etc., etc.

¿Qué candidatos abundan? ¿Los posibles falsadores o los que corroboran su hipótesis?

Abundan, tanto lo uno como lo otro: los que incurren en esa mala conducta, y también los que la denuncian.

Pasamos al apartado 1.8. Usted lo inicia con una cita de Séneca: «Aquel a quien aprovecha el crimen, es quien lo ha cometido». ¿Siempre, de verdad?

Hablemos, más apropiadamente, de probabilidades. En buena medida, la estrategia de la investigación policial suele basarse precisamente en esa hipótesis de partida, pero, evidentemente, mientras no haya pruebas, por meros indicios, no puede condenarse a nadie, lo cual no obsta, para que no siempre la verdad judicial coincida con la real.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.