Hoy [por ayer] se cumplen 65 años del día en que un grupo de jóvenes cubanos, encabezados por Fidel Castro y secundado por Abel Santamaría, Raúl Castro, Ramiro Valdés y Juan Almeyda, entre otros, llevó a cabo el asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Fue una acción heroica repelida con sanguinaria […]
Hoy [por ayer] se cumplen 65 años del día en que un grupo de jóvenes cubanos, encabezados por Fidel Castro y secundado por Abel Santamaría, Raúl Castro, Ramiro Valdés y Juan Almeyda, entre otros, llevó a cabo el asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Fue una acción heroica repelida con sanguinaria brutalidad por las fuerzas militares del dictador Fulgencio Batista acantonadas en el Moncada. Las salvajes torturas y el asesinato a mansalva de prisioneros y heridos escribieron una de las páginas más infames de la historia cubana, denunciada con inigualable elocuencia en el célebre alegato de Fidel conocido como «La Historia me Absolverá». La detención, tortura y ejecución de Abel Santamaría y otros compañeros fueron de una crueldad y malignidad espeluznantes. Melba Hernández y Haydée Santamaría sentaron un ejemplo de heroísmo militante que las inscribe en las más brillantes páginas de Nuestra América. La historia no sólo absolvió a Fidel sino a todos los moncadistas, quienes con su valerosa acción abrieron una nueva etapa en la incesante batalla por lograr la Segunda y Definitiva Independencia de los pueblos de América Latina y el Caribe. El triunfo de la Revolución Cubana el 1º de Enero de 1959 fue la culminación del asalto al Moncada -cuyo autor intelectual, según Fidel, no fue otro que José Martí- y el aldabonazo que, tiempo después, maduraría en la Venezuela Bolivariana para extenderse a comienzos de nuestro siglo por toda la dilatada geografía nuestroamericana. Chávez, Lula, Dilma, Kirchner, Cristina, Evo, Correa, Maduro, Tabaré, Lugo, Mujica, Zelaya, Ortega, Sánchez Cerén y, antes Allende, Juan J. Torres y Juan Velasco Alvarado no hubieran podido hacer lo que hicieron sin que los jóvenes moncadistas hicieran previamente saltar el cerrojo de la vieja historia que nos condenaba a la sumisión a los dictados del imperialismo. Por eso la gratitud de nuestros pueblos para con aquellos jóvenes es eterna e inconmensurable.
Sirvan estas breves palabras como homenaje a esa extraordinaria gesta, que nos permitimos cerrar citando la exhortación final que hiciera Fidel en la noche previa a dar inicio al ataque. Decía el Comandante lo siguiente:
«Compañeros: Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos; pero de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras el movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante. El pueblo nos respaldará en Oriente y en toda la isla. ¡Jóvenes del Centenario del Apóstol! Como en el 68 y en el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡Libertado o muerte! Ya conocen ustedes los objetivos del plan. Sin duda alguna es peligroso y todo el que salga conmigo de aquí esta noche debe hacerlo por su absoluta voluntad. Aún están a tiempo para decidirse. De todos modos, algunos tendrán que quedarse por falta de armas. Los que estén determinados a ir, den un paso al frente. La consigna es no matar sino por última necesidad.»