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El movimiento estudiantil en la universidad: lucha y represión

Fuentes: La Marea

«Compañeros, compañeros, -¿Quién os mandó protestar? Teníais libros profundos -y ciencia para estudiar, Teníais un Sindicato -si os queríais sindicar Sindicato, cato, cato -Sindicato Nacional De estudiantes sindicados «por su propia voluntad» El romance de los estudiantes presos El pasado 25 de abril, el rector de la universidad complutense José Carrillo autorizó a la policía […]

«Compañeros, compañeros, -¿Quién os mandó protestar?

Teníais libros profundos -y ciencia para estudiar,

Teníais un Sindicato -si os queríais sindicar

Sindicato, cato, cato -Sindicato Nacional

De estudiantes sindicados «por su propia voluntad»

El romance de los estudiantes presos

El pasado 25 de abril, el rector de la universidad complutense José Carrillo autorizó a la policía la entrada en el Facultad de Sociología y Ciencias Políticas del campus de Somosaguas para acabar con lo que según la Jefatura Superior de Policía era un encierro ilegal. Fueron detenidos 11 estudiantes que ya han sido puestos en libertad. La escena de la policía entrando en la universidad es más habitual de lo que pudiera parecer sin necesidad de retrotraernos a la época en la que los grises entraban a caballo en los campus universitarios.

Principio de autonomía universitaria

En España rige el principio de autonomía universitaria recogido en la Constitución española y en la Ley de Ordenación universitaria. El rector de la universidad es el máximo responsable dentro de los límites de la universidad y las fuerzas de orden público no pueden entrar en la universidad sin la petición expresa del rectorado.

La policía en la universidad

La petición del rector de la Complutense a la policía de entrar en la universidad a la policía ha sorprendido por el perfil progresista de José Carrillo. Los estudiantes siempre han considerado la entrada de la policía en la universidad una provocación por las implicaciones históricas que siempre ha tenido y por la presencia en el inconsciente colectivo de la represión habitual de la policía franquista en las facultades.

La presencia policial en la universidad se ha repetido en los últimos años en muchas ocasiones. En marzo de 2012 el rector de la universidad de Barcelona pidió a los Mossos de Esquadra que intervinieran para desalojar un encierro de 300 estudiantes en el rectorado de la UB. No siempre la policía respeta el principio de autonomía universitaria y el permiso expreso del rector. Sucedió en febrero de 2012 cuando la policía accedió al interior de la facultad de Filosofía de la Universidad de Cádiz, lo que propició que el rector de la UCA pidiera explicaciones al subdelegado del gobierno por el acceso de la policía a la universidad sin la petición del rectorado.

Movimiento estudiantil pionero del cambio

La universidad ha sido uno de los lugares más contestatarios con el Estado y más implicado en la protesta social, algo que lleva implícito la represión policial.

Los estudiantes fueron, con su actitud crítica, una de las puntas de lanza de la oposición al régimen franquista. Y fue en la Universidad Complutense de Madrid, que en aquella época recibía el nombre de Universidad Central, donde se fraguaron los movimientos de lucha más agresivos contra el régimen de Franco. Una de las historias más conocidas fue la condena a ocho años de cárcel a Claudio Sánchez Albornoz y Manuel Lamana, acusados de pintar en la fachada de la facultad de Filosofía un lema imborrable -escrito con nitrato de plata- que decía «¡Viva La Universidad Libre! ¡Abajo el fascismo! ¡Libertad!».

Los sucesos más importantes que marcaron el cambio en la organización estudiantil en la universidad fueron las protestas de 1956. La muerte de Ortega y Gasset en octubre de 1955 propició que el régimen franquista quisiese apropiarse del nombre del escritor y el filósofo. Los movimientos estudiantiles reaccionaron y unieron sus fuerzas para firmar un manifiesto en febrero de 1956 que denunciaba el monopolio del pensamiento y de la vida universitaria. Las elecciones a delegados estudiantiles acabaron en una batalla campal y en varios días de represión policial y de criminalización por parte de la prensa afecta de los organizadores. Los hechos culminaron con la encarcelación de todos los estudiantes que participaron en los movimientos de oposición al régimen. Febrero de 1956 encendió la mecha de los movimientos estudiantiles que ya no cesarían.

Los movimientos estudiantiles en los años previos a la Transición

Fue en los años previos a la muerte de Franco cuando los disturbios y la represión que los grises llevaron a cabo en la universidad fueron más evidentes. Los grises se apostaban en el Parque del Oeste cercano a Ciudad Universitaria prestos a entrar a caballo en la universidad cuando se les ordenara reprimir alguna asamblea, evitar la distribución de pasquines o entrar en una biblioteca para dejar evidente que siempre estaban allí, prestos para la represión.

En marzo de 1966, los estudiantes se reunieron en el monasterio de Capuchinos del Barrio de Sarriá para organizar una asociación sindical de estudiantes, el Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona (SDEUB). La policía cercó el monasterio durante 72 horas para que los estudiantes saliesen. Finalmente la policía entró y disolvió a los manifestantes.

En 1968, las protestas estudiantiles contagiados por los sucesos de protesta en Europa llegó a provocar que el régimen decretara el estado de excepción en enero de 1969. Los sucesos en los años posteriores continuaron con menor virulencia hasta el fin del régimen.

Transición y democracia

La modélica transición tuvo uno de sus momentos más duros con las protestas estudiantiles de 1979. Los alumnos universitarios llevaban tiempo movilizándose contra la LAU, Ley de Autonomía Universitaria. En una de esas manifestaciones, las fuerzas del orden público bajo el gobierno de UCD disparan contra los estudiantes cerca de la Ronda de Valencia en Madrid y acaban con la vida de los estudiantes José Luis Montañés Gil y Emilio Martínez Menéndez. La crueldad del suceso queda en evidencia con la narración de los hechos que hace el escritor Alfredo Grimaldos en su libro La sombra de Franco en la Transición:

«Cuando la concentración está prácticamente disuelta, policías antidisturbios, en obvio estado de ebriedad, se dedican a introducir sus dedos en los agujeros que han provocado los proyectiles, entre risotadas, y chapotean con sus botas en los charcos que la sangre de los muertos ha dejado sobre el asfalto».

Durante los años 80 y 90 los movimientos estudiantiles sufrieron un proceso de decrecimiento motivado por el desencanto que la democracia nacida de la Transición produjo en los jóvenes, los actos de protesta se centraron en movimientos de insumisión y desobediencia pacífica.

La protesta estudiantil tuvo un repunte con motivo de la entrada de España en la Guerra de Irak. Los alumnos universitarios y los sindicatos estudiantiles tuvieron una gran incidencia en las masivas manifestaciones que gritaban «¡No a la Guerra!» y pedían que la invasión de Irak no se produjera. Las protestas contra los acuerdo de Bolonia y la LOMCE del ministro Wert son el último rescoldo de la que ha sido durante años el germen de la insurrección social. La Universidad.

Fuente: http://www.lamarea.com/2013/04/28/el-movimiento-estudiantil-en-la-universidad-lucha-y-represion/