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El Muro de Cisjordania todavía es ilegal

Fuentes: Al-Ahram Weekly

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos

El 9 de julio de 2004 el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de La Haya emitió su veredicto que declaraba ilegal el llamado «muro de separación», la gigantesca barrera que Israel estaba construyendo en Cisjordania.

El muro no se ha terminado de construir todavía, fundamentalmente debido a problemas de procedimiento y financieros. Pero cuando se termine, devorará cerca del 46% de Cisjordania, el 10% del cual quedará aislado en el lado «israelí» de la barrera. Casi con toda seguridad esto significa anexión.

A esto se añaden Jerusalén este y los pueblos árabes que lo rodean, que constituyen el 4% de la Cisjordania ocupada. Israel ya ha acordonado Jerusalén este junto con su población palestina calculada en un cuarto de millón de personas con una barrera de ocho metros de altura que los aisla del resto de Cisjordania.

El histórico fallo del TIJ determinó que la gigantesca barrera, construida en su mayor parte en tierra árabe ocupada por Israel en 1967, violaba el derecho internacional y debía ser demolido. El fallo también reafirmaba que todas las colonias judías construidas en Cisjordania, Jerusalén este y Gaza desde 1967 eran igualmente ilegales según el derecho internacional y debían ser desmanteladas.

El TIJ fallaba que los palestinos que sufren perdidas a consecuencia del muro debían ser indemnizados por Israel. Éste, envalentonado por su aliado-guardián, Estados Unidos, rechazó con actitud desafiante el veredicto argumentando que el TIJ no había tenido en cuenta su punto de vista.

De hecho, lejos de hacer el menor caso al veredicto del TIJ, en realidad Israel aceleró su apropiación de tierra palestina, apoyado el Tribunal Supremo Israelí que está en manos del ejército israelí de ocupación y que da el visto bueno y otorga a este robo de tierra la apariencia de una legalidad que no puede tener.

Los palestinos en general consideraron el veredicto una importante victoria para su causa. Sin embargo, pocos palestinos tenían esperanza alguna en las posibilidades reales de conseguir que la «comunidad internacional» dominada por Estados Unidos garantizara la implementación sobre el terreno del fallo del TIJ. Al fin y al cabo, muchas otras resoluciones de Naciones Unidos y de su Consejo de Seguridad que declaran ilegales y nulas acciones acciones israelíes se han quedado reducidas a simple papel mojado.

En los últimos días palestinos de toda Cisjordania han recordado el cuarto aniversario del veredicto del TIJ con una determinación renovada de acabar con la ocupación de su tierra desde hace ya 41 años. Es más, la construcción de la horrible barrera, que muchos llaman «El muro del vergüenza» no es sino un síntoma de la ocupación israelí, lo mismo que la proliferación de las colonias y carreteras sólo para judíos israelíes por todos los territorios ocupados .

La semana pasada se celebraron ocho manifestaciones de protesta en Cisjordania, desde Jenin, al norte, hasta Belén, al sur. Los manifestantes, entre los que también había activistas extranjeros, llevaban banderas palestinas y corearon consignas pidiendo la demolición del muro.

En Deir Al-Ghusun cerca de Tulkarem (al norte de Cisjordania) las manifestaciones se dirigieron al muro que aisla sus huertos y granjas. Uno de los manifestantes calificó la apropiación de su tierra por parte del ejercito israelí de «acto de expoliación». Acusó a Israel de «engañar y mentir al mundo».

«Primero dijeron que el muro era una estructura de seguridad, no una frontera política. Sin embargo hemos visto que todas las políticas y acciones israelíes indican que Israel considera que el muro constituye fronteras políticas», afirmó un hombre de mediana edad.

Pero muy pronto las protestas fueron reprimidas por las fuerzas de ocupación que invadieron el pueblo a través de las puertas destinadas a exclusivo uso militar construidas en el muro. La finalidad de estas puertas es permitir al ejército israelí un fácil acceso a los pueblos palestinos adyacentes y facilitar así el control de la población local.

El 11 de julio campesinos palestinos y activistas extranjeros se manifestaron caminando hacia el muro en los pueblos de Jayyous, Niilin, Billin y Al-Khadr donde se enfrentaron con los soldados israelíes que defienden el muro. Los habitantes de los pueblos hablaron con amargura de los buldózeres militares israelíes que diezman y destruyen sus olivares centenarios y sus granjas ancestrales, de los que dependen en gran medida sus medios de subsistencia.

Los soldados israelíes, por su parte, no estaban de humor de permitir ni siquiera que las víctimas de la política de apartheid y de la limpieza étnica israelíes comunicaran pacíficamente al resto del mundo sus penalidades. Antes incluso de que los manifestantes llegaran al lugar donde estaban los diezmados olivares, los soldados de la ocupación enseñaron sus balas recubiertas de caucho, las bombas sonoras y los gases lacrimógenos. Un habitante del lugar resultó herido de gravedad y al menos 50 olivos ardieron debido a la explosión de las bombas y de los proyectiles de gases lacrimógenos.

Sin lugar a dudas el muro ha supuesto a los palestinos de Cisjordania unas pérdidas incalculables a nivel nacional, que atañen a todos los aspectos de su existencia y de su supervivencia. Según Abdul-Hadi Hantash, un cartógrafo y experto en asentamientos judíos, el muro mide 786 kilómetros de largo y está construido a lo largo de las mayores cuentas de reservas de agua, que producen al año 460 millones de metros cúbicos de agua en su mayoría potable. Aproximadamente un 5% de esta cantidad va a los palestinos mientras que Israel se apropia del resto.

Hantash afirmó que el muro ya ha dejado aislados a más de 70 pueblos y aldeas palestinos con una población total de 223.000 personas. También ha sido la causa de que se arranquen o destruyan 108.000 árboles crecidos, de los cuales 84,000 son olivos.

Hantash afirmó que la Autoridad Palestina no debía considerar el muro como una cuestión aparte. «Esta siniestra muralla es una parte integral de la política de asentamientos judíos. Es un síntoma de la ocupación y como todos sabemos, no se pueden erradicar los síntomas sin previamente tratar la causa de raíz».

Hantash intervino el 11 de julio en un simposio celebrado en Dura, cerca de Hebrón, para recordar los cuatro años que han pasado desde que el TIJ emitió su histórico veredicto en contra del muro.

Talab Al-Sanie, un palestino miembro del Parlamento israelí que también participó en el simposio, señaló que la construcción del muro se debió a un deseo irrefrenable por parte de Israel de imponer unilateralmente límites políticos entre Israel y un posible Estado palestino.

Al-Sanie argumentó que, sin embargo, el veredicto del TIJ demostraba que el muro era «un fenómeno ilegitimo producto de otro fenómeno igualmente ilegítimo, a saber, la ocupación israelí de tierra árabe». Señaló que Israel simplemente estaba tratando de resolver sus problemas y temores demográficos a expensas del pueblo palestino.

«Los judíos tienen que darse cuenta de que la ocupación militar no les proporcionará seguridad. También deben entender que su enemigo no es el pueblo palestino, sino la ocupación, cuyo fin acabaría con el conflicto en la zona».

Al-Sanie denunció que la mayoría de los israelíes, especialmente su gobierno y la clase dirigente militar, justifican la continua expansión de los asentamientos judíos por toda Cisjordania y a ambos lados del muro de «separación» con este este temor.

Enlace con el original: http://weekly.ahram.org.eg/2008/906/re3.htm