Otros ya lo han contado antes que yo y los medios de comunicación ya han rectificado. El niño de cuatro años que cruzó solo el desierto entre Siria y Jordania no estaba solo, pero sí separado de sus padres. Estaba perdido, pero no solo en mitad de un desierto. La fotografía, la información incompleta dada […]
Otros ya lo han contado antes que yo y los medios de comunicación ya han rectificado. El niño de cuatro años que cruzó solo el desierto entre Siria y Jordania no estaba solo, pero sí separado de sus padres. Estaba perdido, pero no solo en mitad de un desierto. La fotografía, la información incompleta dada por ACNUR, no de mala fe (y no olvidemos que tienen otras cosas de las que ocuparse en su trabajo), y un tuit de una periodista de CNN, no totalmente falso pero sí incorrecto, hicieron que muchos medios dieran una historia inverosímil.
Si la materia prima son 140 caracteres y unas fotos, no siempre hay suficiente para construir una noticia.
Como cuenta BBC, todos los días se pierden niños en estos pasos fronterizos del desierto. En el tránsito, las familias se separan, muchas mujeres ayudan a niños aunque no sean de su familia y la única alternativa es reunirse al otro lado. Sólo hay un sitio al que ir y es hacia delante, y todos confían en que al final todo se solucione, como así ocurrió en este caso. Si suena terrible, hay una cosa que debemos tener claro: es mucho peor de donde vienen.
Por lo que respecta a los medios de comunicación, el veredicto, aunque el error se solventó unas horas más tarde, no es muy alentador. La guerra de Siria es increíblemente compleja por distintas razones, excepto para aquellos que ya saben lo que va a ocurrir desde mucho antes de que termine, pero eso nunca es excusa para los periodistas. Mucha gente se queja de que no hay respuestas claras sobre los acontecimientos, pero lo que ocurre es que no existen. Al menos, se podría pedir que hechos concretos que ocurren en un sitio donde hay testigos no sean adulterados para provocar mayor emoción.
Cuando no tienes información de calidad, la tentación es recurrir a los sentimientos. Hay informaciones que se propagan con más facilidad, incluso entre gente a la que no le puede importar menos lo que ocurre en Siria, porque son dramáticamente directas y fáciles de entender. ¿Quién no se siente conmovido por la imagen de un niño solo?
Se supone que los periodistas deben reaccionar más con la cabeza que con el corazón. Si lo hacen con lo segundo en momentos en que los hechos confirmados son escasos, lo más probable es que cuenten cosas que no son ciertas. Y eso es lo peor que le puede pasar a un periodista.
Fuente original: http://www.guerraeterna.com/el-nino-del-desierto/