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El nuevo escenario político catalán

Fuentes: Rebelión

La verdad es que me cuesta escribir este artículo : es tan previsible y desolador que dan ganas de callar. Pero supongo que hay que constatar el estado de la cuestión y alguien tiene que hacerlo, o por lo menos intentarlo. Como era de esperar la alternancia política que sustituye el gobierno PSC-ERC-ICV-EUiA por el […]


La verdad es que me cuesta escribir este artículo : es tan previsible y desolador que dan ganas de callar. Pero supongo que hay que constatar el estado de la cuestión y alguien tiene que hacerlo, o por lo menos intentarlo.

Como era de esperar la alternancia política que sustituye el gobierno PSC-ERC-ICV-EUiA por el de CiU ha significado pasar de lo malo a lo peor. Las clases dominantes catalanas, que son básicamente las élites financieras y económicas tienen en CiU su máxima representación política. No la única porque hay sectores vinculados al PP y en menor medida al PSC. CiU es el gestor perfecto para estos grupos y lo va a demostrar. En el gobierno hay un prestigioso y respetado economista del que se conoce su planteamiento político neoliberal. En Sanidad y en Educación tienen responsabilidades políticas sectores vinculados a la patronal sanitaria (el Conseller) y educativa (el Director General como mínimo). En la Mesa del Parlament sólo han incluido al grupo que quieren neutralizar, el PSC, y el PP como posible aliado. También pensado en que son las dos opciones de Gobierno central con las que tienen que negociar. En todo caso al PSOE tampoco le va mal porque lo necesita como aliado. Los demás, por primera vez, todos fuera. Representan a sectores marginales con los que no necesitan negociar.

Su discurso es muy sencillo: hay mucho déficit y hay que recortar radicalmente los gastos. El discurso funciona porque es ideológico en el sentido más eficaz del término, ya que parece de sentido común. ¿Por qué hay tanto déficit? Porque el gobierno anterior despilfarró sin medida y porque Madrid no paga lo que corresponde. Se olvidan aquí lo fundamental: hay déficit porque una crisis grave provocada por las políticas neoliberales que se intentan solucionar con un planteamiento igualmente neoliberal. El problema es el capitalismo, es el neoliberalismo, es la unión monetaria, la especulación financiera, la falta de regulación de los mercados globales. De esto no se habla, por supuesto. Tampoco se habla de que si hay poco dinero se podría tratar de ingresar más. ¿Cómo? Con impuestos sobre grandes patrimonios y fortunas, sobre las rentas del capital, luchando contra el fraude fiscal. De esto tampoco se habla. Sí, se habla de que se eliminará el impuesto de sucesión sobre las herencias millonarias, de que se efectuarán deducciones fiscales por seguros sanitarios privados, de que no se aplicará el aumento sobre rentas altas. Se mantendrán y seguramente se aumentarán, en esta línea, los conciertos educativos, por supuesto. Aquí el dinero no es problema. También hay que contentar a la clase media-alta por supuesto, no sólo a las élites dominantes. Y a las clases populares que se han tragado su discurso y piensan que lo privado es mejor que lo público, que lo que hay que hacer es pedir el dinero que nos corresponde, reducir la Administración pública a su mínima expresión, etc. No se habla de negociar con el gobierno central (que no es «Madrid») un sistema fiscal justo sino de exigir derechos históricos, es decir privilegios. Privatizar y recortar esta será la política, que afectará de manera directa a Educación y Sanidad (por supuesto, las públicas). Los institutos públicos han padecido una reducción de ingresos que casi ni pueden pagar los gastos generales. No se cubrirán jubilaciones y los profesores trabajarán más. Se reducirán inversiones y servicios sanitarios. Pero tampoco hay problema en gastarse un millón de euros para hacer una auditoría del gobierno anterior (cuando éste tuvo la decencia de encargarlo a técnicos de la Generalitat, pagándoles sólo las dietas). Lo que sí harán es deshacer cosas buenas que había hechos el gobierno anterior en las consellerías dirigidas por ICV-EUiA, como la reducción de velocidad de los coches, el código ético de Los Mossos d’Esquadra. De momento si la actuación de la policía gobernada por Joan Saura era criticable en algunos aspectos, las primeras actuaciones de los Mossos con el gobierno actual ya dejan ver que nos espera un salto cualitativo a nivel de represión de los movimientos alternativos. Cómo es evidente que CiU no tiene el más mínimo sentido ecologista, ya ha desmantelado el Departament de Medi Ambient.

Pero todo esto estaba más que anunciado, por lo que no hay sorpresa posible. Lo más desolador es, de todas maneras, la manera como se va aplicando, sin prácticamente resistencia. No hay oposición. El PSC está descabezado y no tiene proyecto. Nos entretiene con espectáculos mediáticos (como la pugna en las primarias entre Jordi Hereu y Montserrat Tura o las movidas del sector catalanista del PSC). ¿A quién le importa todo esto en momentos tan críticos? Tampoco criticaré aquí de Ferran Mascarell, uno de los más brillantes políticos del PSC, apartado por el aparato del partido, haya aceptado la propuesta de entrar en el gobierno de CiU: la política cultural de ambos partidos es la misma, según el modelo de las clases medias catalanistas ilustradas. En todo caso otra buena jugada de CiU. El papel de ICV-EuiA es por otra parte decepcionante. No ha pasado a la ofensiva, no articula un proyecto de izquierdas, se limita a cumplir el expediente con un Joan Herrera ausente. Ricard Gomá, que me parece un político de izquierdas honesto y consistente revalida su candidatura para la alcaldía de Barcelona con EuiA pero sin plantear una alternativa clara al PSC, que ha sido el artífice de la Barcelona actual, que no creo que sea un modelo urbano de izquierdas.

Otro hecho lamentable a destacar es el referéndum por el que los trabajadores de Nissan aceptan trabajar más cobrando lo mismo: es el capital el que impone sus condiciones una vez más. ¿Podemos criticar esta decisión de los trabajadores? En todo caso es comprensible que tengan miedo a quedarse en la calle porque saben que la empresa tiene la iniciativa y ni los sindicatos ni los partidos supuestamente de izquierda lo evitarán. Saben que están solos. Las últimas elecciones sindicales dan la mayoría a USOC, sindicato poco combativo y pactista que ha conseguido, junto con UGT, convencer a los trabajadores de la propuesta empresarial. Los sindicatos que se oponían, CCOO y CGT, han perdido votos e influencia.

La única fuerza que se mueve es el independentismo y lo hace con fuerza, a través de las redes sociales y el voluntariado, convocando un referéndum auténticamente democrático, desde la base. Quizás necesitaríamos este entusiasmo para movilizarnos como ciudadanos activos que presentan un proyecto. Pero los independentistas tiene un proyecto concreto y se lo creen. Si tuviéramos un proyecto claro y concreto quizás sería posible una movilización similar. Las mesas de convergencia podrían ser una propuesta inicial por lo que me parece penoso que desde supuestos argumentos de izquierda radical se pongan piedras a la rueda que ha puesto en marcha esta iniciativa. Cómo si no supiéramos que uno de nuestros peores enemigos internos es el sectarismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.