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Periodismo a través de internet

‘El-otro-irak.com’

Fuentes: El Mundo

Cuando se supo que EEUU cercaba el barrio suní de Adhamiya con un muro de tres metros y medio de alto, la noticia en la prensa no se centró en el sectarismo de la medida ni las consecuencias, para sus habitantes, de vivir aislados tras el hormigón. Fuera de Irak, lo importante fue que un […]

Cuando se supo que EEUU cercaba el barrio suní de Adhamiya con un muro de tres metros y medio de alto, la noticia en la prensa no se centró en el sectarismo de la medida ni las consecuencias, para sus habitantes, de vivir aislados tras el hormigón. Fuera de Irak, lo importante fue que un grupo de pintores decoraba la muralla, una noticia tan pintoresca como… falsa.

Las imágenes de los frescos correspondían al muro que protege el Hotel Bagdad, antigua residencia de la CIA, situada en la céntrica calle Saadún. Tampoco tuvo repercusión que los norteamericanos, una vez finalizado el de Adhamiya, estén construyendo otros muros en torno a barrios conflictivos, con la oposición del Parlamento e incluso del primer ministro, quien ordenó parar las obras. Para saber estas cosas hay que leer a los otros periodistas, los únicos que salen a las calles a diario: los bloggers iraquíes.

El sectarismo, los ataques contra informadores locales y el miedo de los extranjeros convierten a Irak en una guerra tan presente como desconocida. Las noticias dan fe del número de muertos pero sobre la rutina de la población, sobresaltada por coches bomba, secuestros masivos, asesinatos y combates contínuos, apenas hay mención.

Esa necesidad de información ha llevado a muchos iraquíes a colgar sus vivencias en internet. La afición por los ordenadores facilita un fenómeno que sirve de desahogo y da claves imprescindibles. Mediante los blogs es posible ver qué pasa, saber quién pacta con quién y quién se enfrenta a quién y entender por qué se está creando la mayor crisis de refugiados del planeta.

En ‘Donde las palmeras crecen’ (http://citycalledhell.blogspot.com/), Zappi Corleone (seudónimo de un bagdadí de 34 años) relata el desenlace del secuestro del Ministerio de Educación de noviembre, cuando 150 funcionarios fueron capturados: 70 fueron liberados y 80 desaparecieron. «En las últimas ocho semanas las familias de los secuestrados han sido contactadas por la policía e informadas de que las víctimas han sido enterradas, y de que pueden recoger los certificados de defunción en comisaría. Las víctimas murieron tras ser torturadas y sus restos fueron arrojados en un vertedero del distrito de Ur […]. Bagdad se ha convertido en la Ciudad de los Muertos. Al alba hay más muertos que vivos en las calles».

Lo mismo ocurre con ‘Iraqslogger’ (http://iraqslogger.com), un blog transformado en agencia que cuenta con multitud de colaboradores y notable credibilidad. Sus periodistas hablan con los bagdadíes para dar cuenta de fenómenos tan preocupantes como el sucedido en el barrio suní de Ghazaliya, controlado por grupos extremistas que hacen dinero del exilio y la limpieza étnica: «Las casas [abandonadas por refugiados] son alquiladas sólo a suníes por 80$» (60 euros), dice una fuente en Ghazaliya. «La cifra es muy baja para la media bagdadí, donde los alquileres oscilan entre 300$ y 600$ [225 y 500 euros respectivamente]. Los inquilinos pueden ser desplazados suníes de otras zonas o suníes con conexiones con el grupo. El alquiler debe ser pagado a la mezquita local, controlada por los militantes, a quienes se destina el dinero».

La aventura de llegar a la facultad

En otro nivel -aunque igualmente esclarecedor- está el blog de Hasan Jarufa, un estudiante de ingeniería que cuenta en ‘Un iraquí corriente’ (aviraqi.blogspot.com) la aventura de tratar de acudir a la facultad cada día. «Las últimas semanas las he pasado metido en casa, atrapado en medio de las fiestas religiosas, los toques de queda y las grandes batallas de las cercanías. En las últimas tres semanas sólo fui a clase tres veces (…) Una de ellas, la policía encontró un coche bomba frente de la facultad».

Otros aluden al sentido del humor como forma de supervivencia, como Al Rashid, seudónimo del autor de Gran Bagdad (greatbaghdad.blogspot.com) quien el 8 de mayo redactaba una detallada guía de cómo conseguir una cerveza «en la liberada y democrática Bagdad» sorteando coches bomba, desafiando a los extremistas y, por supuesto, dependiendo de la secta religiosa del consumidor. «Se preguntará por qué las tiendas mencionadas están situadas en zonas cercanas a lugares fuertemente custodiados. ¿Por qué ya no se puede ir a comprar a Arrasat, Karada, Sadún o Al Eluayia? La respuesta es simple: todas [las tiendas] han cerrado tras ser amenazadas o quemadas. Por eso necesitas protección, armas o guardaespaldas, cuando vas a comprar cerveza».

Una de las pocas cosas que mejoró tras la invasión fue el acceso libre a internet y, en cierta forma, la calidad de la conexión, pero los problemas con la electricidad y la guerra sectaria complican su uso. Desde que la calle de los informáticos, donde se concentraban las tiendas especializadas, fuera atacada hace unos meses, las averías son solventadas por los vecinos más avezados.