Desde agosto el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro decidió: «Sin exagerar el peligro (…) dando cumplimiento a los planes aprobados y firmados desde el 13 de enero del 2005 por el compañero Fidel y después de hacer las consultas establecidas, (…) elevar de manera sustancial nuestra capacidad y disposición combativas, mediante el […]
Desde agosto el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro decidió: «Sin exagerar el peligro (…) dando cumplimiento a los planes aprobados y firmados desde el 13 de enero del 2005 por el compañero Fidel y después de hacer las consultas establecidas, (…) elevar de manera sustancial nuestra capacidad y disposición combativas, mediante el cumplimiento de las medidas previstas, entre ellas la movilización de varias decenas de miles de reservistas y milicianos». Evidentemente la Revolución se siente amenazada.
El pasado 2 de diciembre La Habana volvió a sentir el rugir de los carros de combate y el paso firme de la infantería. Para los no familiarizados con la Isla parecerían escenas folklóricas de la Guerra Fría o la paranoia de un gobierno. Todo lo contrario, el desfile en la Plaza de la Revolución dejó bien claro que Cuba tiene los pies sobre la tierra cuando no descuida la defensa.
Dejan hacer
No se viven los tiempos de la confrontación Este-Oeste, ni los buques de la marina estadounidenses se ven desde el malecón habanero, sin embargo las probabilidades de una intervención militar en Cuba no han disminuido.
Desde que en 2002 el presidente Bush enunciara los principios de la «guerra preventiva» en su discurso en la Academia de West Point, la persistente posición hostil de su administración hacia la Revolución Cubana indica que la opción militar aún está sobre la mesa.
El 10 de octubre de 2003 Bush hijo, anunció la creación de una «Comisión de Ayuda a una Cuba Libre», alegando que «el régimen cubano no va a cambiar por su propia iniciativa». Un mes después Roger Noriega, entonces secretario adjunto de Estado para Asuntos Hemisféricos, declaró que «la transición puede ocurrir en cualquier momento y tenemos que estar preparados para actuar de manera decisiva y ágil». Para esa fecha la escalada belicista de Washington en Afganistán e Iraq indicaban que la «guerra preventiva» no era solo teoría.
El primer informe de la autotitulada Comisión, aparentó hacer hincapié en la «promoción de la democracia» mediante los «buenos oficios» y el financiamiento público de los grupos anticubanos dentro y fuera de la Isla. No obstante, la mayor parte de favorecidos con el dinero de los contribuyentes (basta con citar uno: La Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA) han estado vinculados directamente a acciones terroristas con claros intereses desestabilizadores del régimen cubano y, de paso, precipitar un incidente bilateral que desembocara en un conflicto armado. «Iraq ahora, Cuba después», vociferaron en Miami. [1]
Paralelamente Washington mantuvo su tradicional postura de irresponsable acogida a los secuestradores de varias embarcaciones y aeronaves en abril de 2003. Solo las firmes medidas de La Habana y la inminencia de perjudicar su fachada de líder en la cruzada contra el terrorismo y «celoso guardián» de sus fronteras, condujeron a que el secuestrador de un avión cubano fuera condenado a 20 años de cárcel y luego, en julio, fueran devueltos, por primera vez, una docena de cubanos que habían robado una embarcación en Camagüey.
A la inversa ocurrió en abril de 2006 cuando fue arrestado en Los Ángeles, Robert Ferro, miembro de la organización terrorista Alpha 66. Al individuo le fueron ocupadas mil 571 armas entre fusiles AK-47, UZI, pistolas con silenciador y granadas. De nada valieron los antecedentes de un hombre que en 1991 había sido sorprendido en posesión de tres mil armas y cinco kilogramos de explosivo plástico C-4. Durante el proceso judicial, como a tantos otros, Ferro fue tratado como niño malcriado que se adelanta a los acontecimientos.
Paralelamente, a los tribunales estadounidenses no le quedó más remedio que juzgar a Santiago Álvarez y Osvaldo Mitad, a quienes le fue incautado otro arsenal bélico. Pero, contradiciendo toda lógica del derecho internacional, los cargos contra ellos se redujeron a posesión ilegal de armas y explosivos. Nuca se consideraron los objetivos francamente ofensivos, como es proponerse realizar acciones violentas contra un país con el cual Estados Unidos no está oficialmente en guerra. Algo tan increíble como si se descubriera un grupo de terroristas árabes con un almacén bélico para realizar atentados en Estados Unidos y solo se les enjuiciara por no haberlo legalizado.
Finalmente ni siquiera fue necesario formar un jurado para a Álvarez y Mitat. Ambos llegaron a un acuerdo con la fiscalía, se declararon culpables de delitos menores y tendiendo en cuenta el tiempo pasado en prisión pronto estarán en la calle.
Se preparan para enfrentar «nuevas prioridades»
Los hechos mencionados, son solo los antecedentes. Varios acontecimientos acaecidos este año ilustran la real amenaza que se cierne sobre Cuba y como al inclusión ahora de un Anexo Secreto en el informe de la «Comisión de Ayuda a una Cuba Libre», no es casual y sí fruto de planes concretos.
En marzo de este año la Casa Blanca actualizó su Estrategia de Seguridad Nacional de acuerdo a sus «nuevas prioridades« [2] . El tema Cuba tuvo su espacio, identificándolo como uno de los retos regionales que «demandan la atención mundial». Este hecho no puede de separarse de la inclusión en el Plan Bush de una Anexo Secreto con evidentes propósitos militares.
La opción bélica, por tanto no está descartada. Así lo atestigua la implementación de nuevas políticas que incrementaran la capacidad y calidad del espionaje y: «Transformar a las instituciones de Seguridad Nacional para que enfrenten los retos y las oportunidades del siglo XXI». [3]
Esos cambios comenzaron a ocurrir rápidamente. Se estableció un grupo especial integrado por representantes de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro; el FBI; el Servicio de Rentas Internas (IRS); Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y el Departamento de Comercio. También participan agentes del Servicio Guardacostas y de las unidades aérea y terrestre de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP): todos con el propósito común de darle otra vuelta de tuerca a la guerra económica contra Cuba.
En octubre fue designado Norman A. Bailey, un viejo conocido entre los servicios espionaje de Estados Unidos, como jefe de inteligencia para los asuntos de Venezuela y Cuba.
Su jefe, John D. Negroponte, director de la Inteligencia Nacional , al anunciar el nombramiento, quiso de darle una apariencia operativa al nombramiento diciendo que funcionarios como Bailey: «Se encargan de dirigir las agencias de inteligencia en un nivel estratégico, integrando la recolección y análisis, identificando y superando brechas de inteligencia, planificando y asegurándose la implementación de estrategias, entre otras tareas».
Otra cosa dicen los antecedentes de un individuo que fuera «caballo de Troya» para acelerar la invasión a Panamá en 1989, en su papel de asesor de Manuel Antonio Noriega.
Bailey, integrante honorario de exclusivos círculo de cabildeo en Washington, empresario en informática en Silicon Valley, se especializó en los temas latinoamericanos. Durante la campaña presidencial de Bush hijo, en el 2000, integró el equipo encargado de América Latina, el cual presidió la actual Secretaria de Estado , Condolezza Rice, y fungía como coordinador Bob Zoellick, ex subsecretario para asuntos económicos de Bush padre. En el grupo trabajaron además el ex subsecretario para Asuntos Interamericanos Elliot Abrams, Bill Perry, Marc Falcoff y dos representativos de la línea dura contra Cuba: Frank Calzón y Otto Reich. [4]
En noviembre se subió otro escalón en las agresiones radioelectrónicas contra el archipiélago caribeño, al poner en el aire un moderno bimotor Gulfstream G-1, el anterior dispositivo utilizado para transmitir hacia a Cuba las señales de Radio y TV Martí: un Hércules C-130.
Al costo de más de cinco millones de dólares al año, el aparato continuará pisoteando al menos seis regulaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la Asamblea General de la ONU sobre transmisiones de radio y televisión.
Momentáneamente el avión, rentado a la empresa privada Phoenix Air , volará sobre espacio aéreo estadounidense, pero varias voces influyentes de la ultraderecha cubanoamericana como el congresista Lincoln Díaz Balart, exigen que el Gulfstream entre en cielo cubano.
Un gobierno extranjero realizando emisiones radiotelevisivas contra otro incitando a los sabotajes, la subversión es ya de por sí provocador. ¿Cómo calificarlo si la aeronave complaciera los deseos de Díaz Balart y compañía?.
Adicionalmente, tras el 31 de julio cuando el líder de la Revolución Cubana delegó provisionalmente el poder, varios funcionarios norteamericanos han realizado declaraciones altamente ilustrativas del contenido del Anexo Secreto.
La agencia de noticias AP, citando, como siempre fuentes anónimas dentro del el gobierno de EEUU, aseguró que se están «preparando para una serie de escenarios», a raíz de la enfermedad de Fidel.
El Comando Sur, por ejemplo, estaría trabajando con el Servicio Guardacostas y el Departamento de Seguridad Interna en entrenamiento y planificación para un supuesto éxodo masivo desde Cuba. Su portavoz José Ruiz, comentó que «No estamos esperando una migración en masa, pero estamos listos para esa posibilidad».
Cabe preguntarse entonces: ¿si no lo esperan, por qué se preparan para ello? ¿Es que existe algún plan para fabricar una crisis migratoria que desembocaría en una «intervención humanitaria»? [5]
Sin paranoia
A la luz de todos hechos se justifican plenamente las afirmaciones del general retirado de la contrainteligencia cubana, Fabián Escalante, de que lo único «por divulgar de ese Plan, después de todas las medidas y prohibiciones vigentes, es la agresión armada directa y más acciones terroristas contra Cuba». Lo cual, dijo, se deduce sea el contenido del «famoso» anexo.
Tampoco, alertó, puede descartarse el asesinato político contra los líderes incómodos para Washington. Ya sean cubanos [6] u otros críticos de Estados Unidos como el presidente venezolano, Hugo Chávez, y el boliviano Evo Morales.
Por eso no es paranoia belicista que Raúl Castro advierta sobre la posibilidad cierta de una agresión militar contra Cuba y pida a la comunidad internacional que exija a Washington el destape del «Anexo Secreto», complemento al plan de George W. Bush para la «transición a la democracia» en la Isla.
Cuba moderniza con soluciones nacionales su dispositivo defensivo y fortalece la unidad de su pueblo alrededor de su Revolución porque sabe que la amenaza es real.
[1] Recuérdese las denuncias sobre el soporte monetario que aportó la FNCA a los atentados organizados por Luís Posada Carriles contra hoteles cubanos en los años 90, así como el apoyo a los planes de atentados contra el presidente cubano Fidel Castro durante las cumbres iberoamericanas de Margarita en 1997 y Panamá en 1999.
Además como recordaron Michael Parenti y Alicia Jrapko :»En junio del 2006, otro escándalo salió a la luz en Miami cuando José Antonio Llama, un ex director de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) amenazó con llevar a juicio a varios de sus ex- cómplices, acusándolos de fraude. En declaraciones a los medios de Miami, Llama reveló que en una reunión secreta en 1993 en Naples, Florida, la FNCA creó un grupo paramilitar. Llama acusó al grupo de no haberle pagado un préstamo de casi $2 millones de dólares. El préstamo fue destinado a la compra de ocho barcos artillados, un helicóptero, una lancha rápida moderna y 10 aviones para actos terroristas contra Cuba. A pesar de sus revelaciones, Llama nunca fue interrogado por las autoridades de Estados Unidos.»
No olvidar tampoco las «flotillas» lideradas por el cabecilla del «Movimiento Democracia», Ramón Saúl Sánchez, quien en flagrante violación de las leyes internacionales protagonizó provocaciones a los guardacostas cubanos.
También Estados Unidos ha mantenido una actitud de pasiva complicidad con las actividades de la organización Hermanos al Rescate (HAR) de José Basulto, responsable de uno de los incidentes más graves de los últimos años cuando, tras reiteradas violaciones del espacio aéreo por las aeronaves de HAR, dos de ellas fueron derribadas sobre cielo cubano el 24 de febrero de 1996.
[2] Véase: «The National Security Strategy of the United States of America «. March 2006. En_ http://www.whitehouse.gov/nsc/nss9.html (Consultado el 16 de marzo de 2006).
[3] Informe citado página 43 .
[4] Para más detalles del historial de Norman A. Bailey recomendamos el artículo de Jean-Guy Allard, «Para espiar a Cuba y Venezuela: una reliquia del régimen de Reagan».
[5] Esta semana la agencia AFP reportó que el Comando en conjunto con el Servicio de Guardacostas realiza en estos momentos «Ejercicios de seguridad naval en Florida» (sudeste de Estados Unidos) ante (sic) «una posible emigración masiva de Cuba».
[6] Desde 1958 al 2000, de acuerdo a informaciones y documentos desclasificados, se planearon 634 proyectos de la CIA para asesinar a Fidel Castro.