Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Los diputados y ministros que se oponen al proyecto de ley de Dichter deben hacer un esfuerzo extraordinario para luchar por todos los medios contra el proyecto de ley titulado «Ley Fundamental: Israel el Estado nación del pueblo judío».
El domingo, el asesor jurídico de la Knesset, Eyal Yinon dejó claro al portavoz del Parlamento, Reuven Rivlin, y a su adjunto, el diputado Mohammed Barakeh, que no hay razón para impedir la presentación del proyecto de ley titulado «Ley Fundamental: Israel, el Estado-nación del pueblo judío» en la Knesset. Más bien, dijo, debería haber un debate público y parlamentario sobre el proyecto de ley debido a las amplias implicaciones que tiene para el Estado constitucional de Israel.
En respuesta, Rivlin anunció que no llevaría a cabo ningún otro futuro debate sobre la cuestión en el Presidium de la Knesset, alegando que el proyecto de ley no contraviene la definición esencial de Israel como un país democrático. Sin embargo, expresó sus objeciones al proyecto de ley, que establece que el régimen democrático de Israel debe estar subordinado a la identidad judía del Estado, y que expulsa al árabe como idioma oficial.
Ambos diputados, judío y árabe de partidos de izquierda, así como otras figuras públicas, han expresado su profunda preocupación por el proyecto de ley, patrocinado por el diputado Avi Dichter (Kadima), que en la práctica acaba con el Estado con fundamento constitucional de Israel. Ellos argumentan, con razón, que el proyecto de ley contraviene la Declaración de Independencia y sus principios, y pone en peligro el delicado equilibrio entre la identidad nacional del Estado y su carácter democrático y civil.
También en la bancada de Dichter el proyecto de ley Dichter resulta incómodo, y la presidenta del partido, Tzipi Livni, junto a otros diputados, expresó su vehemente oposición al proyecto así como a la forma de presentarlo. Varios legisladores del Likud y ministros del gobierno también están molestos por la iniciativa, y sin duda por la redacción del proyecto de ley.
Sin embargo, sólo con poner en palabras las objeciones no es suficiente. El proyecto de ley bien puede cumplir los requisitos técnicos para su presentación en la Knesset, pero es una empresa muy arriesgada. Si se aprueba, será un hito que dividirá a la democracia israelí, será la línea divisoria entre los principios de un régimen democrático y una preferencia categórica e indiscutible para la mayoría de los judíos que profundizará la ya creciente desconfianza que los ciudadanos árabes tienen hacia el Estado.
Diputados y ministros que se oponen al proyecto de ley de Dichter, por lo tanto, deben hacer un esfuerzo extraordinario para luchar por todos los medios legítimos. Será una prueba importante para Livni, y para toda la legislatura.