Bilal Kayed es un joven palestino de 35 años procedente de Nablus. Fue arrestado en 2002 y condenado a 14 años y medio de prisión. Encarcelado en el centro penitenciario de Rimon, lleva en aislamiento desde septiembre del 2015 y no saldrá de ahí hasta su puesta en libertad. El pasado 13 de junio se […]
Bilal Kayed es un joven palestino de 35 años procedente de Nablus. Fue arrestado en 2002 y condenado a 14 años y medio de prisión. Encarcelado en el centro penitenciario de Rimon, lleva en aislamiento desde septiembre del 2015 y no saldrá de ahí hasta su puesta en libertad. El pasado 13 de junio se había fijado como el día de su salida de prisión, tras haber cumplido su sentencia. Sin embargo, ese mismo día, se emitió una orden de seis meses de detención administrativa contra él. Como consecuencia de esta orden, le condujeron de nuevo a aislamiento. Bilal se declaró en huelga de hambre el 15 de junio como protesta a su injusta detención, puesto que no existen cargos que se le imputen ni se ha celebrado un juicio en el que se haya dictado tal sentencia.
El motivo principal que le ha llevado a declararse en huelga de hambre ha sido la orden de su detención administrativa, aunque su continuo aislamiento también ha influido. Bilal informó al abogado de Addameer, Farah Bayadsi, que ha agotado todos los recursos jurídicos relacionados con su aislamiento y con su detención administrativa y que continuará con la huelga de hambre sin opción a la negociación. Lo que pide es su liberación inmediata.
El abogado de Addameer también fue informado por el preso palestino de que las condiciones de su aislamiento son lamentables. El tamaño de la celda en la que se encuentra recluido es de 3×3 metros. Dentro de esta celda de dimensiones diminutas hay un inodoro, una ducha, un lavabo y una ventana. Le han confiscado todos los dispositivos eléctricos y solo dispone de dos pares de pantalones, dos camisas y un tubo de pasta de dientes (sin cepillo de dientes).
El estado de salud de Bilal está deteriorándose: está perdiendo peso, sufre mareos, tiene somnolencia, siente agotamiento físico y tiene los ojos irritados. Lo único que injiere es agua, pero sin los suplementos salinos. Como respuesta a su huelga de hambre, el Servicio Penitenciario de Israel ha sometido a Bilal a sanciones disciplinarias, como la denegación al acceso a la cafetería, la confiscación de periódicos y libros y la supresión del tiempo de recreo.
La detención administrativa de Bilal Kayed ejemplifica la naturaleza arbitraria de esta política llevada a cabo por las fuerzas de la ocupación israelí. La detención administrativa se basa en un «expediente secreto» y, con frecuencia, se recurre a ella para arrestar a palestinos sin necesidad de pruebas o cargos que les incriminen. En el caso de Bilal Kayed, que ha estado en prisión 14 años y medio y los últimos meses los ha pasado en aislamiento, no existe ninguna evidencia de que este joven represente una amenaza para la seguridad del Estado ocupante una vez que sea puesto en libertad. Bilal no ha tenido apenas contacto con el exterior en este tiempo, por lo que el «expediente secreto» que le mantiene encarcelado, seguramente, no recoja ninguna información referente a preocupaciones legítimas relacionadas con la seguridad.
De acuerdo con el derecho internacional, la detención administrativa debe utilizarse como una medida preventiva. Sin embargo, en la práctica, como demuestra la detención de Bilal, las fuerzas israelíes han recurrido a ella como una medida punitiva contra diferentes sectores de la sociedad palestina (se ha utilizado incluso cuando los reos habían cumplido sus sentencias).
Addameer condena la detención administrativa de Bilal Kayed y considera que es una práctica arbitraria y que puede equipararse a la tortura psicológica. Addameer, también, exige la liberación inmediata de Bilal, quien ya ha cumplido su condena y cuya detención es claramente arbitraria. Además, esta asociación está preocupada por su estado de salud y reconoce la huelga de hambre como una forma legítima de protesta contra las detenciones arbitrarias.
Traducción Sodepaz (Silvia Melón Carraro).