Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
La otra cara de la necesidad de Israel de crear héroes en uniforme, arma en mano, es la necesidad de preservar los ideales asociados con ellos y protegerlos de las críticas cuyas ramificaciones se han convertido en perturbadoramente claras en el caso de Elor Azaria.
Un soldado de la brigada de infantería Nahal al final de un ejercicio de entrenamiento en el Negev, Israel, 16 de febrero de 2015. (Evan Lang & Adi James Brown, portavoz de la FID Unidad / CC 2.0)
«Una nación sin héroes es una casa sin puertas». Así dice el grotesco dictador general de Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca después de ofrecer igualdad de honores póstumos a varios oficiales del ejército que mueren en rápida sucesión, sin importar si murieron en un trágico accidente o como consecuencia de sus propias actividades depravadas.
La idea de que los héroes nacionales forman parte estructural de cualquier estado ha impregnado a Israel desde su fundación. La narrativa de los años pre-estatales y de las primeras décadas del país -por lo menos la versión que la mayoría de los israelíes se dicen a sí mismos- es esencialmente una secuencia de batallas militares cuyos participantes (judíos/israelíes) se consideran casi uniformemente héroes y el término guibor Israel (héroe de Israel), que está reservado principalmente a los militares, es una parte intrínseca del léxico nacional. (Vale la pena señalar que la palabra «guibor» viene de la misma raíz que «guever» -hombre- otorgando al heroísmo una corriente subyacente de la masculinidad).
Las narrativas se alimentan en la memoria nacional, que a su vez conforman a la identidad nacional. En Israel, entonces, los miembros de las milicias pre-estatales y sus generales del ejército están inmortalizados a través de un sinnúmero de nombres de calles y monumentos en todo el país y al mismo tiempo conforman colectivamente la imagen en la que Israel se ha moldeado.
No hace falta decir que el concepto de héroes nacionales no es de por sí problemático, tanto como que el canon en la mayoría de los países occidentales sigue estando dominado por varones blancos, heteros y occidentales. La clave está en el contexto y en Israel el contexto es problemático, no sólo porque el heroísmo está tan fácilmente asociado con hazañas militares de los hombres, sino también debido a que la definición de heroísmo está tan estrechamente ligada a la sensación de la mejor versión que Israel tiene de sí mismo. El uniforme dicta el valor interior de la persona, no al revés, y en este sentido la relación de Israel con su ejército adquiere el carácter de la devoción religiosa.
La noción de servicio militar activo como el ideal patriótico último es alimentado desde la política de Israel, los medios de comunicación y los sistemas judicial y académico. Pero como ya he escrito en este sitio hace un año, la idea de que un ejército, que es una institución inherentemente violenta, debe conformar la plantilla de las normas de buena reputación y prestigio moral, es muy problemática. Aunque existe algo como una guerra justa, la violencia y la guerra no son en sí mismas heroicas y la participación en cualquiera de las dos no debe ser considerada como el pináculo del deber cívico, que tan a menudo se encuentra en Israel.
Por otra parte este anclaje de heroísmo por hazañas militares hace más que dar a la violencia un respeto que no se merece. También significa que el servicio militar de un hombre se puso en marcha como un signo prioritario de prestigio cuando surgen preguntas sobre su comportamiento personal.
Ofek Buchris pasa al lado de una joven mujer policía militar al salir de la Corte Militar de Jaffa, 29 de septiembre de 2016. (Flash90)
Así, por ejemplo, fue el término guibor Israel desplegado cuando aparecieron las primeras acusaciones de agresión sexual que rodearon al entonces alto oficial del ejército Ofek Buchris en marzo de 2015. Buchris, sospechoso de violación, sodomía y otros delitos sexuales, en un principio disfrutó del respaldo de numerosos oficiales y soldados del ejército que se refirieron a él como un «héroe«, la personificación del código moral del ejército. Una página de Facebook que llama a apoyar a «Ofek Buchris, «héroe de Israel» tiene casi 10.000 seguidores y permanece activa incluso después de que Buchris ha admitido algunos delitos sexuales luego de haberlos negado al principio (el cargo de violación fue eliminado como parte de un acuerdo con el fiscal y Buchris no recibirá una sentencia de cárcel).
Rehavam Zeevi, un exoficial del ejército y veterano de la guerra de 1948 también se ha beneficiado de su condición de hijo de la nación, aunque sea a título póstumo. Zeevi, asesinado por los palestinos en 2001, era un racista antiárabe virulento que fundó un partido político ultranacionalista a finales de 1980 que exigía la expulsión total de los palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza. Pero esto no le impidió entrar en la memoria nacional oficial como un héroe de Israel, con calles que llevan su nombre y una ley aprobada que asegura el gasto de millones de shekels en la preservación de su memoria.
Y el buen nombre de Zeevi sigue estando protegido por su legado formal: un evento anual conmemorativo en la Knesset en su honor que continuaron en noviembre pasado, a pesar de la revelación de unos meses antes de una secuencia de violaciones históricas y acusaciones de agresión sexual transmitidas por un programa de televisión de investigación en Israel. Muchos legisladores se mantuvieron alejados, pero el primer ministro Benjamin Netanyahu instó a la gente a centrarse en el «gran amor a la tierra de Israel» de Re’evi, mientras que el presidente Reuven Rivlin citó sus logros «en la defensa del país».
Buchris y Zeevi tipifican un tipo de blanqueo que engendra la condición de héroe, en el que cualquier discusión de las características y comportamientos de una persona se remite a su legado militar. Pero hay otro tipo de blanqueo que se produce en Israel que sirve para redimir las acciones en el campo de batalla, en lugar de fuera.
Este es un asunto mucho más sensible, porque va al corazón de cómo se crean los héroes de Israel: en la primera línea, en uniforme, arma en mano. También habla más directamente a la necesidad de héroes, la necesidad de preservar los ideales que asociamos con ellos y la necesidad de proteger a las dos cosas de la crítica. Después de todo adónde acudir en busca de inspiración y convicción si nuestros iconos resultan ser falsos ídolos y además como resultado de los mismos actos para los cual los preparamos.
Los partidarios de Elor Azaria, el soldado israelí que disparó a un atacante palestino herido en Hebrón, muestran su apoyo fuera de la corte militar Hakirya en Tel Aviv, 4 de enero de 2017. (Tomer Neuberg / Flash90 )
Lo terriblemente mal que puede resultar este enfoque se ha visto en la situación que involucra a Elor Azaria, el soldado israelí que asesinó a un herido y desarmado atacante palestino en Hebrón el pasado mes de marzo y el hecho fue grabado en un video. A pesar de la rápida condena de los altos mandos del ejército, una serie de políticos israelíes de derecha de alto perfil eran de la opinión de que había hecho lo correcto y que nunca debió ser detenido, y una alarmante amplia coalición de legisladores pidió clemencia a raíz de la condena de Azaria por homicidio la semana pasada.
Sin embargo la reacción más inquietante de todas vino de la opinión pública israelí: la gente que abrumadoramente apoyaba las acciones de Azaria y varios sectores de la sociedad le consideran un héroe nacional que ha sido defraudado por los escalones superiores del ejército (manifestantes de derecha fuera de la sala de audiencias coreando sobre el jefe del estado mayor del ejército Gadi Eisenkot, del mismo modo que ocurrió con el asesinato de Isaac Rabin).
El fusilamiento de Hebron se produjo durante el intenso período de violencia que caracterizó los finales de 2015 y principios de 2016 en Israel-Palestina, cuando los periódicos israelíes estaban llenos de brillantes perfiles de los soldados y policías que mataron a un atacante palestino (supuesto o real). Se estaban acuñados frescos héroes nacionales sobre una base diaria, elevados al panteón en virtud de apretar el gatillo y dar en el blanco.
También Azaria, probablemente, habría disfrutado de un destino similar si no hubiera sido captado por la cámara y no procediera de una familia mizrají de bajos ingresos, cuyo significado mi colega Edo Konrad describió aquí. A pesar del veredicto de la corte, sin embargo, para el pueblo, Azaria sigue siendo un héroe patriótico, un guibor Israel.
Pero Azaria no es el propio problema. Es síntoma de una enfermedad mucho más amplia en la sociedad israelí: que su ejército, a pesar de la limpieza étnica y la ocupación, a pesar de las atrocidades y la represión brutal de todos los días, sigue manteniendo el monopolio sobre quién es y no es considerado un héroe nacional. Cuando éstas son las puertas que Israel ha construido alrededor de su casa, es difícil de contrarrestar la afirmación de Netanyahu acerca de que Israel «vive para siempre por la espada.»
Fuente: https://972mag.com/the-problem-with-israels-heroism-addiction/124327/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.