El protocolo de visitas en Qandil sigue invariable: una vez alcanzado el primer puesto de control del PKK, en el macizo del Qandil -una montaña fronteriza entre Irán y el Kurdistán iraquí autónomo-, se traslada al periodista a una de las humildes aldeas de este valle imponente. Allí será agasajado por una familia de lugareños; […]
El protocolo de visitas en Qandil sigue invariable: una vez alcanzado el primer puesto de control del PKK, en el macizo del Qandil -una montaña fronteriza entre Irán y el Kurdistán iraquí autónomo-, se traslada al periodista a una de las humildes aldeas de este valle imponente. Allí será agasajado por una familia de lugareños; curiosamente, la de hoy son kurdos de Jorasán, un enclave al noreste de Irán cuya población desciende de kurdos desplazados hace 500 años por los safávidas para proteger la frontera nororiental de Persia.
«Hemos vuelto a casa», bromea Hamid Ashgar, justo antes de añadir que la suya no es más que otra de las familias forzadas al exilio «por los ayatolás». La conversación es traducida por Hiwa Zagros, también kurdo de Irán. Antes era profesor de inglés y hoy es responsable de comunicación del PKK.
Tras el arroz, el pollo y el té, conocemos a dos kurdos de Suleimania (la ciudad que domina el sur del Kurdistán iraquí) que se hacen fotos junto a un nuevo retrato gigante de Abdullah Öcalan. Luego continuamos haciendo tiempo en el cementerio más conocido del PKK. Paseando entre las tumbas, Zagros diserta sobre la «comunidad» frente al «Estado», de cómo este último acabará por desaparecer a medida que las decisiones sean ejecutadas por los mismos que las toman, por la «comunidad».
«Eso es lo que los kurdos están implementando en Rojava (Kurdistán sirio), y eso es lo que Ankara quiere impedir que ocurra, a toda costa», dice el activista, justo antes de recibir la notificación de que el señor Shengali nos espera.
El protocolo de seguridad obliga a quitar las baterías de los móviles antes de subir a un 4X4 que atravesará la única carretera de Qandil para desaparecer por una pista de tierra.
Shengali recibe descalzo en una casa de una sola habitación, aparentemente habilitada para las entrevistas. Dice que nació en Batman (Kurdistán turco) hace 60 años y que, como la mayoría aquí, conoció la cárcel. En su caso fue en Alemania, el país «que más kurdos encarcela después de Turquía», apunta, antes de dar paso a la entrevista.
-El mes pasado se cumplió un año desde el anuncio del alto el fuego por la parte kurda. ¿Cómo evalúa el proceso de paz con Ankara hasta el momento?
-La fase del diálogo está superada porque no lo hemos podido transformar en negociaciones sobre la mesa. Por nuestra parte hemos cumplido con todas las medidas acordadas en aras de alcanzar una solución pacífica al conflicto con Ankara: declaramos un alto el fuego unilateral, iniciamos el repliegue de nuestros combatientes de suelo bajo control truco, nuestros prisioneros pusieron fin a su huelga de hambre y nosotros liberamos a los suyos. A pesar de todos estos gestos, el Gobierno no movió un solo dedo cuando se encontraba en una posición de fuerza, por lo que dudamos de que lo vaya a hacer ahora dada su debilidad. Todavía no podemos afirmar que el proceso haya fracasado definitivamente, pero sí que éste se encuentra en una vía muerta. Se ha demostrada que Ankara sólo buscaba ganar tiempo, pero sin dar ningún paso.
-A lo largo de este año ustedes han anunciado varias fechas límites superadas las cuales darían por concluido el proceso pero no ha sido así. ¿Cuánto tiempo están dispuestos a esperar?
-El uno de septiembre de 2013 interrumpimos el repliegue porque constatamos que Ankara no movía ficha. En cualquier caso, he de decirle que la lucha armada es sólo una de entre las varías vías de lucha por lo que no cumplir los plazos no significa que vayamos a iniciar otra guerra de forma inmediata. Hasta ahora hemos evitado los enfrentamientos a pesar de las constantes provocaciones de Ankara. Se siguen produciendo arrestos masivos e indiscriminados, hemos sido golpeados por la artillería varias veces, Ankara continúa con la construcción de nuevas presas con fines militares y el despliegue de tropas al otro lado de la frontera es cada vez mayor. Y eso sin olvidar que nuestro líder, Abdullah Öcalan, no ha recibido a sus abogados en la cárcel desde el 27 de julio de 2011. Todos estos no son sino los signos preliminares de que entramos en una nueva etapa en el proceso.
-¿La de un nuevo conflicto armado?
-Si fuera así, toda la responsabilidad sería de Turquía porque nosotros hemos cumplido y ellos no. No tenemos intención de atacar pero no dudaremos en defendernos.
-Sin embargo, la postura históricamente beligerante hacia los kurdos de los principales partidos de la oposición en Turquía invita a pensar que Recep Tayyip Erdogan -primer ministro turco- es su única opción de alcanzar una solución política. ¿Es así?
-Hemos perdido toda esperanza en Erdogan ya que su única motivación ha sido ganar tiempo y perpetuarse en el poder. En cuanto a la oposición, el Partido Popular Republicano (CHP) es un partido nacionalista y el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) es nacionalista y racista. Ninguno de ellos reconocerá nunca nuestros derechos más elementales por lo que no existe opción alguna de acuerdo con ellos.
-Las recientes elecciones locales han sido un auténtico referéndum para Erdogan, en las que ha obtenido un 44% de apoyo. El próximo mes de agosto se celebrarán las elecciones presidenciales y los kurdos pueden tener la llave de la mayoría. ¿Estarían dispuestos a apoyar a Erdogan a cambio de concesiones significativas?
-Quiero subrayar que cualquier decisión estará en manos del BDP pero creo que si el partido en el gobierno, Justicia y Desarrollo (AKP), llega con propuestas tangibles podría suceder. En cualquier caso, los kurdos no permitirán que se les engañe de nuevo como ha ocurrido en las últimas elecciones.
-Si los partidos políticos turcos no son una opción viable inmediata y, aparentemente, tampoco la lucha armada, ¿qué opciones contemplan para avanzar hacia la paz?
-Tenemos que dirigirnos a la sociedad turca, al pueblo en todo su conjunto ya que existe una creciente distancia entre éste y la clase política del país. A pesar de 30 años de conflicto armado, hoy vemos que la mayoría de la sociedad en Turquía no está en contra de los kurdos. Las protestas en el parque Gezi fueron la prueba elocuente y esperanzadora de que puede haber un entendimiento entre turcos y kurdos, pero se trata de un potencial que necesita ser vertebrado. Asumimos nuestra parte de culpa ya que nosotros mismos hemos fallado a menudo a la hora de transmitir nuestro mensaje de forma más clara y efectiva al resto de la sociedad. Aún así, la opinión pública turca quiere una solución dialogada al conflicto por lo que el HDP -partido afín al BDP en las regiones de Turquía sin mayoría kurda- tiene una oportunidad única de construir puentes entre los diferentes ámbitos sociales. La gente quiere paz pero el Gobierno insiste en hacer la guerra a los kurdos, y no sólo en Turquía. Ankara da cobertura a grupos afines a Al Qaeda en Rojava -Kurdistán sirio- y somete a la región a un brutal embargo. Todo ello forma parte de un plan para evacuar a la totalidad del pueblo kurdo en Siria.
-Ya que lo menciona, analistas afirman que ese supuesto plan se lleva a cabo en estrecha colaboración con Erbil, capital de la región autónoma kurda de Iraq. ¿Está de acuerdo?
-El Partido Democrático Kurdo (KDP) de Massud Barzani -Presidente de Kurdistán iraquí autónomo- ha condenado a menudo el Tratado de Lausana, que dividió nuestra tierra entre Iraq, Irán, Turquía y Siria. Pero la triste realidad es que son precisamente los kurdos del sur los que se adhieren al embargo turco e incluso cavan una zanja a lo largo de nuestra frontera impuesta en 1923. Erbil cerró la frontera justo cuando los kurdos en Siria comenzaron a sufrir la agresión de los grupos vinculados a Al Qaeda que Turquía introduce desde su territorio. Esa no es más que una de entre las muchas pruebas de la estrecha colaboración entre Ankara y el KDP. No nos oponemos a dicha relación pero sí cuando ésta es la principal responsable del sufrimiento de nuestro pueblo en Rojava. Al principio de la guerra esperábamos que nos ayudaran pero hoy no dejan de poner obstáculos en nuestro camino. El KDP ha de entender que dicha actitud sólo le llevará a su propio aislamiento ya que ningún kurdo apoyará jamás unas políticas de esta naturaleza.
-Este año se cumplen tres décadas desde el inicio del conflicto armado entre los kurdos de Turquía y el gobierno de Ankara pero ésta sigue sin reconocer sus derechos más elementales. ¿Qué balance hace de estos 30 años de lucha?
-Desde la distancia puede parecer que apenas se han conseguido avances sustanciales pero cuando repasamos la crónica de las últimas décadas constatamos que hemos conseguido grandes logros. Hace no tanto, nuestra tierra era una inmensa prisión al aire libre, lo cual no era tan grave como la prisión mental en la que permanecíamos encerrados. Déjeme explicárselo con un ejemplo: en los ochenta, en los noventa… controlábamos a nuestros hijos diciéndoles: «No hagas eso porque vendrá un policía turco y te llevará»; «no salgas a la calle porque hay policías y soldados esperándote»… Hoy es esa generación la que sale a la calle sin miedo a reclamar sus derechos, consciente de que uno de los más universales es, precisamente, el derecho a defenderse. La invasión y el colonialismo y a los que hemos sido sometidos los kurdos, apoyados por las potencias extranjeras, no tiene réplica en ningún otro lugar del mundo. Cuando adoptamos la lucha armada sabíamos que los costes serian muy altos porque nuestro enemigo es cruel y mentiroso. A pesar de ello, estamos convencidos de que, paso a paso, acabaremos alcanzando nuestras legítimas reivindicaciones.
-¿Hay algún mensaje que le gustaría transmitir a la comunidad internacional?
-Uno muy simple: que nosotros también somos parte de este mundo, y que en nuestra región del mundo estamos luchando por la paz y la democracia. Apelamos a todos los demócratas a que apoyen nuestra lucha por la libertad y a que condenen los constantes ataques y agresiones que llevamos sufriendo desde hace demasiado tiempo.
Fuente original: http://msur.es/2014/04/28/zeki-shengali/