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El pueblo elegido por Dios

Fuentes: Aftenposten

Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens (De la traducción del noruego de Sirocco)

Ya no hay vuelta atrás. Es hora de aprender una nueva lección: Ya no reconocemos al Estado de Israel. No pudimos reconocer al régimen del apartheid en Sudáfrica, tampoco reconocimos al régimen talibán afgano. Muchos de nosotros no reconocimos al Iraq de Sadam Husein o a la limpieza étnica serbia. Tenemos que acostumbrarnos: El Estado de Israel en su forma actual es cosa del pasado.

No creemos en la noción de pueblo elegido por Dios. Nos reímos de los caprichos de ese pueblo y lloramos por sus delitos. Actuar como el pueblo elegido por Dios no es sólo estúpido y arrogante, es un crimen contra la humanidad. Lo llamamos racismo.

Límites de la tolerancia.

Nuestra paciencia tiene límites, y también los tiene nuestra tolerancia. No creemos en promesas divinas como justificación para la ocupación y el apartheid. Dejamos atrás la Edad Media. Nos reímos desasosegadamente de los que siguen creyendo que el Dios de la flora, la fauna y las galaxias haya seleccionado a un pueblo en particular como su favorito y le haya dado extrañas tablillas de piedra, arbustos en fuego, y una licencia para matar.

Llamamos ‘asesinos de niños’ a los asesinos de niños y nunca aceptaremos que tengan un mandato divino o histórico que excuse sus crímenes. Pero decimos: ¡Vergüenza al apartheid! ¡Vergüenza a la limpieza étnica! ¡Vergüenza a todo ataque terrorista contra civiles, sea realizado por Hamas, Hezbolá, o el Estado de Israel!

El arte inescrupuloso de la guerra

Reconocemos, y prestamos atención a, la profunda responsabilidad de Europa por los sufrimientos de los judíos, por el vergonzoso acoso, los pogromos, y el Holocausto. Fue histórica y moralmente necesario que los judíos obtuvieran su propia patria. Sin embargo, el Estado de Israel, con su inescrupuloso arte de la guerra y sus repugnantes armas, ha masacrado su propia legitimidad. Ha desafiado sistemáticamente el derecho internacional, las convenciones internacionales, e innumerables resoluciones de la ONU, y ya no puede esperar que éstas lo protejan. Ha bombardeado extensivamente el reconocimiento del mundo. ¡Pero no temas! Pronto habrán pasado los problemas. El Estado de Israel ya vivió su Soweto.

Ahora nos vemos ante la decisión. No hay vuelta atrás. El Estado de Israel ha violado el reconocimiento del mundo y no habrá paz hasta que deje las armas.

Sin defensa, sin protección

Que el espíritu y la palabra barran con los muros del apartheid de Israel. El Estado de Israel no existe. Ahora carece de defensa, de protección. Por ello, ¡Que el mundo tenga piedad de la población civil! Porque nuestra predicción apocalíptica no se dirige a los individuos civiles.

Esperamos que le vaya bien al pueblo de Israel, nada que no sea bueno, pero nos reservamos el derecho de no comer naranjas de Jaffa mientras tengan gusto a podrido y sean venenosas. Ya aguantamos algunos años sin comer las uvas negras del apartheid.

Celebran sus triunfos

No creemos que Israel lleve más luto por cuarenta niños libaneses, de lo que se ha lamentado durante más de tres mil años por cuarenta años en el desierto. Vemos que muchos israelíes celebran semejantes triunfos como otrora vitorearon las maldiciones del Señor como «castigo justo» para el pueblo de Egipto. (En esa historia, el Señor, Dios de Israel, aparece como un sadista insaciable.) Nos preguntamos si la mayoría de los israelíes piensa que una vida israelí vale más que cuarenta vidas palestinas o libanesas.

Porque hemos visto fotos de pequeñas israelíes escribiendo saludos llenos de odio sobre las bombas que serían arrojadas sobre la población civil de Líbano y Palestina. Las pequeñas niñas israelíes no se ven tan lindas cuando se pavonean con regocijo ante la muerte y el tormento más allá de los frentes.

La retribución de la venganza por honor

No reconocemos la retórica del Estado de Israel. No reconocemos la espiral de retribución de la venganza por honor de «ojo por ojo y diente por diente.» No reconocemos el principio de un ojo o de mil ojos árabes por un ojo israelí. No reconocemos el castigo colectivo ni las hambrunas impuestas a toda la población como armas políticas. Han pasado dos mil años desde el día en el que un rabino judío criticara la antigua doctrina de «ojo por ojo y diente por diente.»

Dijo: «Haz a otros lo que quieras que te hagan a ti.» No reconocemos a un Estado que se basa en principios antihumanistas y en las ruinas de una arcaica religión nacional y de guerra. O como dijera Albert Schweitzer: «El humanitarismo consiste en no sacrificar jamás a un ser humano por un propósito.»

Compasión y perdón

No reconocemos el antiguo Reino de David como modelo para el mapa de Oriente Próximo en el Siglo XXI. El rabino judío afirmó hace dos mil años que el Reino de Dios no es una restauración marcial del Reino de David, sino que el Reino de Dios está dentro de nosotros y entre nosotros. El Reino de Dios es de compasión y perdón.

Han pasado dos mil años desde que el rabino judío desarmara y humanizara la vieja retórica de la guerra. Incluso en sus tiempos, ya operaban los primeros terroristas sionistas.

Israel no escucha

Durante dos mil años, hemos ensayado el programa de estudios del humanismo, pero Israel no escucha. No fue el fariseo quien ayudó al hombre que yacía al borde del camino, por haber sido asaltado. Fue un samaritano; hoy diríamos, un palestino. Porque somos ante todo todos humanos – sólo después: cristianos, musulmanes o judíos. O, como dijera el rabino judío: «Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen así también los gentiles?» No aceptamos el secuestro de soldados. Pero tampoco aceptamos la deportación de poblaciones enteras ni el secuestro de parlamentarios legalmente elegidos ni de ministros gubernamentales.

Reconocemos el Estado de Israel de 1948, pero no el de 1967. Este último es el Estado de Israel que no reconoce, respeta, ni respeta el Estado israelí de 1948, legal desde el punto de vista internacional. Israel quiere más agua, más agua y más aldeas. Para lograrlo, hay quienes ansían, con la ayuda de Dios, una solución final del problema palestino. Los palestinos tienen tantos otros países, han argüido ciertos políticos israelíes; nosotros tenemos sólo uno.

¿USA o el mundo?

O como dice el principal protector del Estado de Israel: «Que Dios siga bendiciendo a USA.» Un pequeño tomó nota de eso. Se volvió hacia su madre, y dijo: «¿Por qué termina siempre el presidente sus discursos con «Dios bendiga a USA»? ¿Por qué no, ‘Dios bendiga al mundo’?»

Y hubo un poeta noruego que dijo suspirando como un niño: «¿Por qué es tan lento el progreso de la humanidad?» Fue el que escribió de modo tan hermoso sobre el judío y la judía. Pero rechazó la noción del pueblo elegido por Dios. Personalmente, le gustaba considerarse musulmán.

Calma y misericordia

No reconocemos el Estado de Israel. No hoy, no desde este escrito, no en la hora del sufrimiento y la cólera. Si toda la nación israelí quedara abandonada a su propia suerte y parte de la población tuviera que huir de las áreas ocupadas a otra diáspora, diremos: Que sus entornos guarden la calma y les muestren misericordia. El abuso de refugiados y de los sin patria es un crimen eterno sin atenuantes.

Paz y libre paso para la evacuación de la población civil que ya no está protegida por un Estado. ¡No disparen a los fugitivos! ¡No les apunten! Son tan vulnerables ahora como caracoles sin caparazón, vulnerables como lentas caravanas de refugiados palestinos y libaneses, indefensos como las mujeres, los niños y los ancianos en Qana, Gaza, Sabra, y Chatila. ¡Dad refugio a los refugiados israelíes, dadles leche y miel!

Que ni un solo niño israelí sea privado de vida. Ya han asesinado a demasiados niños y civiles.

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Anotación al margen de Sirocco: Me siento algo ambivalente respecto a este trabajo porque parece identificar los crímenes de Israel con el judaísmo, implicando que la religión judía no ha absorbido el humanismo y el universalismo del cristianismo. Pienso que una perspectiva más adecuada es la siguiente:

La ideología del sionismo duro se ha convertido en una religión en sí, con un sorprendente parecido con el antiguo judaísmo pre-talmúdico. Sin embargo, a diferencia de este último, rinde pleito homenaje a una guerra tribal que existe realmente y que, a diferencia de Yahweh, no exige ni sacrificio ni expiación de su pueblo elegido, los ciudadanos judíos de Israel. Este Dios del sionismo es la única superpotencia del mundo, USA.

Sin embargo, su patrocinio ciego podría no durar eternamente. Y sin tenerlo, Israel caerá en la vorágine.

Actualización: sigue la traducción del artículo de seguimiento de Gaarder, en el aclara su posición:

http://sirocco.blogsome.com/2006/08/05/israel-a-dire-prophecy/

Intento de aclaración

Jostein Gaarder, Aftenposten 12.08.06

Traducción al castellano de la traducción al inglés del noruego

He sido comprendido mal por muchos, evidentemente, debido a la técnica literaria que utilicé cuando escribí la pieza de opinión sobre «El pueblo elegido por Dios», y por lo tanto considero necesario volver a la página de opinión de Aftenposten en un intento de aclaración.

Necesitamos discusión

El género resultó ser difícil, y lamento si he ofendido a alguien – aunque quería y sigo queriendo que mi crítica del Estado de Israel sea dura. Sin embargo, necesitamos la discusión y el intercambio de puntos de vista en la conversación pública. Quiero hacerlo mediante discusiones justas e intercambios de puntos de vista – no insultos desarticulados.

El sueño del diálogo

Agradezco toda crítica racional – y naturalmente, aparte de todas las declaraciones de apoyo, también tomé nota de un comentario sabio y sobrio de la presidente de la Comunidad Religiosa Mosaica, Anne Sender. Hemos estado en desacuerdo ferviente en este asunto, pero comparto con ella el «sueño del dialogo.»

En mi artículo en Aftenposten del 5 de agosto escribí entre otras cosas: «Reconocemos y prestamos atención a la profunda responsabilidad de Europa por los sufrimientos de los judíos, por el vergonzoso acoso, los pogromos, y el Holocausto. Fue histórica y moralmente necesario que los judíos obtuvieran su propia patria.» Critico la política de guerra del Estado de Israel sobre este telón de fondo y desde esta premisa fundamental – a saber, el reconocimiento del Estado de Israel.

Lo que significa «reconocer»

El artículo de opinión comienza con este toque retórico: «Es hora de aprender una nueva lección: Ya no reconocemos al Estado de Israel…» Sin duda ha generado mucha confusión que yo haya jugado deliberadamente con los diversos significados de la palabra ‘reconocer’. Me refiero en un punto al reconocimiento legal internacional de un Estado, pero también utilizo la palabra en el sentido de ser reconocido por una práctica, ganar reconocimiento, gozar de reconocimiento, etc. O como escribo en mi artículo «No reconocemos la retórica del Estado de Israel. No reconocemos la espiral de retribución de la venganza por honor… etc.» Y hacia el fin: «No reconocemos el Estado de Israel. No hoy, no desde este escrito, no en la hora del sufrimiento y la cólera.» (Cursiva agregada) El artículo de opinión fue escrito el mismo día en el que nos llegaron las fotografías de Qana.

1948 vs. 1967

Respecto a temas de derecho internacional, especifico, como he tratado de subrayar en todas las entrevistas: «Reconocemos el Estado de Israel de 1948, pero no el de 1967. Es el Estado de Israel que no reconoce, respeta, ni respeta el Estado israelí de 1948, legal desde el punto de vista internacional.»

Por lo tanto no disputo el derecho a existir del Estado de Israel dentro de las fronteras de 1948, pero la extensión de las fronteras de 1967 mediante la fuerza militar viola el derecho internacional. La ONU y la mayoría de la opinión mundial comparten mi opinión al respecto.

No es un mandado divino

Muchos han expresado el punto de vista de que refundo la religión con la política. Traté de hacer todo lo contrario. Cuando intitulé el artículo «El pueblo elegido por Dios,» lo hice a fin de enfatizar que nunca debemos aceptar que ninguna parte de un conflicto pueda pretender tener un mandato divino.

En este aspecto pensé en primer lugar en lo que podemos llamar las nociones «sionistas cristianas», es decir nociones de que Dios sigue teniendo un plan para los judíos, y que lo que sucede actualmente en Oriente Próximo es un augurio del Apocalipsis, la Segunda Venida, etc.

De vuelta a Israel

Un ejemplo de la clase de actitud contra la que he advertido lo constituyen las recientes declaraciones de un representante del trabajo del movimiento pentecostal en Israel. Señala que la Segunda Venida y la salvación para los creyentes están vinculadas a que los judíos puedan retornar a Israel. Con Israel quiere decir: «Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos[f] hasta el Mar Grande donde se pone el sol, será vuestro territorio» (Josué 1,4).

Según una reciente edición de un periódico dice: · ¿Cómo podemos tener fe en Dios si Él no cumple estas promesas? Forma parte de la esencia para numerosos cristianos evangélicos, entre ellos 70 millones en USA.» Sigue diciendo: «Ni Judea ni Samaria han formado parte del reino árabe. ¿Por qué se persiste en utilizar el concepto ‘tierra ocupada’?» Nociones correspondientes también se ven representadas entre judíos ortodoxos, especialmente algunos colonos en las áreas ocupadas.

Más riqueza humanista

No creo que el pensamiento y la práctica judíos hayan sido menos humanistas que lo que se encuentra en la historia cristiana o musulmana. Tal vez sea todo lo contrario. Pienso que un estudio comparativo podría ser llevado a concluir que la cultura y la práctica de los judíos han sido en general más ricos en humanismo y más libres de fanatismo religioso que lo que puede mostrar el área cultural cristiana (con sus cruzadas, conquistadores, inquisiciones, persecución de judíos, y el Holocausto, etc.).

Diferentes interpretaciones

Pero no se trata de eso. Sólo respecto a la noción misma del «Reino de Dios» creo que lo que predica Jesús y lo que considero como cristianismo han tenido una interpretación más humanista que la judía tardía, y la actual sionista cristiana, noción de una restauración política del Reino de David como un «Reino de Dios» para el pueblo de Israel. Aquí me refiero a diferentes interpretaciones del mensaje religioso – sea cristiano o judío – y al problema que todos encontramos cuando reaparecen interpretaciones extremas.

Un símbolo de intransigencia

Escribí: «Que el espíritu y la palabra barran con los muros del apartheid de Israel.» Por lo tanto espero que la diplomacia y la fuerza intelectual basten para convencer a Israel de que el muro ilegal sobre tierra ocupada debe ser derribado, no menos porque de otra manera seguirá siendo un monumental símbolo de intransigencia. El muro no sólo causará irritación y daño diarios al pueblo palestino, sino podría dentro de un plazo algo lejano convertirse en un mayor peligro para Israel de lo que el país aprecia.

En otras palabras, temo que las políticas intransigentes de Israel respecto a sus vecinos podrían representar a largo plazo una amenaza para el propio Israel.

Violencia contra la población civil

Naturalmente no propugno que ningún ciudadano de Israel tenga que abandonar algún día su país. Ni siquiera lo considero una posibilidad. Cuando evoco la imagen de civiles israelíes en fuga de las «áreas ocupadas» (como Jerusalén y Cisjordania), me doy cuenta de que esto puede provocar fuertes emociones.

Pero el mensaje es claro como el agua. Sea cual sea el telón de fondo y el contexto – sean cuales sean las concepciones religiosas o escatológicas que podamos tener – nunca podemos tolerar la violencia contra una población civil.

Que el espíritu y la palabra barran con los muros del apartheid de Israel.

Provocando antisemitismo

Y finalmente. Puede ser categóricamente irresponsable acusar prematuramente a un argumentador de antisemitismo – simplemente porque puede servir para legitimar y provocar el antisemitismo. (Si él o ella son antisemitas, vaya, tal vez no sea tan malo…) Cuando una de los consejos provinciales en Noruega decidió boicotear los productos israelíes, ciertos círculos judíos dijeron que era «en el espíritu de los nazis,» y concluyeron que «es indiscutiblemente una expresión de antisemitismo.»

Bueno, caracterizaciones semejantes son a mi juicio no sólo altamente irracionales. A largo plazo pueden resultar fatales. ¿Por qué cómo vamos a describir entonces el nazismo y el antisemitismo?

Misiles y bombas

Espero que haya aclarado algunos malentendidos con estas líneas. Mientras tanto siguen lloviendo misiles y bombas; civiles mueren; carreteras, el suministro de agua, y la atención sanitaria son destruidos y tardarán decenios en recuperarse. Todos debemos a las víctimas de la guerra un grito de angustia.

Concentrémonos ahora en lo que importa.

Jostein Gaarder

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Jostein Gaarder, escritor nacido el 8 de agosto de 1952 en Oslo, Noruega. Es autor de novelas, historias cortas y libros para niños. Nació en el seno de una familia pedagógica, su madre era profesora y escritora de libros infantiles y su padre director de un colegio. Estudió filología escandinava, historia de las ideas e historia de la religión en la Universidad de Oslo. Fue profesor de filosofía y literatura en un instituto de Bergen durante un tiempo antes de comenzar su carrera de escritor.

Su trabajo más conocido es la novela El mundo de Sofía, subtitulada novela sobre la historia de la filosofía. Este popular trabajo ha sido traducido a 53 idiomas, se han imprimido 26 millones de copias de los cuales se han vendido 6 millones sólo en Alemania.

http://sirocco.blogsome.com/2006/08/12/jostein-gaarder-clarifies-view-on-israel-jews/