Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino
El sábado 11 de mayo, la ciudad turca de Reyhanli, ubicada en la provincia fronteriza turca-siria de Hatay fue sacudida por un atentado con un coche bomba. Se calculan unos 50 muertos y decenas de heridos graves. Las autoridades turcas acusaron a los servicios secretos sirios y después anunciaron el arresto de nueve ciudadanos tucos aliados al «grupo marxista» pro sirio vinculado a la masacre. Inmediatamente despues la justicia turca decretó censuradas «todas las informaciones relacionadas con la investigación del atentado». ¿Cómo se pueden explicar el pánico y la precipitación que atacaron al neoconservador gobierno turco? ¿A quién beneficia el crimen? ¿Qué dice el principal acusado? Hemos intentado aportar alguna claridad.
El sistema judicial de Erdogan, un instrumento de propaganda y de guerra psicológica
Desde comienzos de la investigación de los atentados de Reyhanli, las autoridades turcas han acusado, entre otros autores, a los «mukbarats», los servicios secretos sirios. La policía turca procedió a realizar inmediatamente requisitorias y arrestos en los medios izquierdistas radicales. Algunas fórmulas lapidarias, dos o tres eslóganes, un decreto de censura y todo arreglado. En fin, es lo que creía la administración AKP…
El sistema judicial turco no ha sido jamás un modelo de imparcialidad y la politización de la magistratura turca no es un secreto para nadie. El gobierno turco se sirve habitualmente de sus tribunales para silenciar a sus adversarios. De modo que Turquía se ha convertido en la mayor prisión de periodistas de todo el mundo.
Respecto a los sucesos, los investigadores Ergenekon y Balyoz se afanaron sin éxito en demostrar que existía un gran complot contra el gobierno APK, mezclando a políticos, periodistas y militares kemalistas. Grupos mafiosos vinculados a la contraguerrilla, militantes marxistas y grupúsculos de extrema derecha.
La acusación de que las redes de extrema izquierda junto a los servicios secretos sirios serían los responsables del atentado de Reyhanli es clásica del AKP y realmente no ha convencido a la población.
La mayor parte de los habitantes de Reyhanli cree mayoritariamente que el ataque es atribuible al Ejército Libre Sirio (ASL).
Muchas de las personas interrogadas en el lugar dicen que alguien advirtió oportunamente a los rebeldes sirios y que éstos abandonaron la ciudad antes de las explosiones. En todo caso es lo que dijo el diputado turco del Congreso Democrático del Pueblo Ertugrul Kürkcü en su reciente visita al lugar del atentado (Radikal, 13 de mayo de 2013).
El modus operandi no es el habitual de la izquierda turca
Con un balance de 50 muertos, 155 heridos y daños en unos 735 comercios, 62 vehículos, 8 edificios públicos y 120 departamentos, el doble atentado de Reyhanli es el más sanguinario de la historia de la República de Turquía. Los otros dos atentados mortales de esta lista macabra fueron perpetrados por Al Qaeda el 15 y el 23 de noviembre de 2003 en Estambul y costaron la vida a 27 y 30 personas respectivamente.
Se trata de un detalle importante. Turquía está acostumbrada a la violencia política y a la lucha armada desde principios de los años 70. Decenas de movimientos marxistas y nacionalistas han emprendido la guerrilla contra el régimen de Ankara. Sin embargo ninguno de ellos, ni siquiera los independentistas del PKK con más medios militares, han cometido jamás atentados asesinos como el de Ryhanli. Solo Al Qaeda rivaliza con esta masacre.
Por otra parte es poco probable, si no imposible, que un «grupo marxista» haya actuado deliberadamente contra la población civil en Reyhanli, como pretenden las autoridades turcas. Este tipo de atentado no corresponde en absoluto con las formas de actuar de la izquierda radical. Al contrario, es totalmente opuesta a sus principios morales y a la ética militar que manifiestan los marxistas anatolios.
El jefe del grupo identificado desmiente la versión oficial y acusa a los mercenarios de Al Nosra.
Las autoridades turcas acusan explícitamente a Mihrac Ural, un militante turco-sirio originario de Antioquía, de planifican los atentados de Reyhanli. Mihrac Ural es el jefe de la milicia siria progubernamental «Mouqawama Souriy» (Resistencia Siria) que custodia las regiones forestales de Lattaquié en la frontera turca-siria para impedir la infiltración yihadista procedente de Turquía.
También fue secretario general de un grupúsculo marxista turco pro sirio llamado Urgentistas (Acilciler) que se disolvió en 1988 y que no ha vuelto a emprender ninguna acción armada desde hace treinta años. Disidente del Partido Frente popular para la Liberación de Turquía (THKP-C) la organización Acilciler lleva ese nombre tomado del texto fundador titulado: «Los problemas urgentes de la Revolución en Turquía» Su líder Mihrac Ural no ha puesto los pies en Turquía desde hace 33 años.
En la misma Turquía solo un puñado de jóvenes y de nostálgicos, la mayor parte originarios de Antioquía, la ciudad natal de Mihrac Ural, se consideran herederos del ese grupo. Ni la «Moqawama Souriy», una unidad móvil de los guarias fronterizos formada por algunos combatientes armados con kalachnikovs, ni su versión turca «Acilciler» inactiva desde hace decenios, tienen capacidades materiales ni humanas para organizar un atentado tan sofisticado en las barbas de los servicios secretos turcos y occidentales.
Según la policía turca, el doble atentado con coches-bomba de Reyhanli es la consecuencia de una operación compleja necesitada de una buena coordinación, una gran cantidad de explosivos, vehículos especialmente preparados, comandos a distancia, etc. Ni Mihrac Ural ni el Estado sirio tenían motivos ni interés en cometer tal crimen en suelo turco ni en desafiar a los ejércitos de la OTAN. Uno y otro han desmentido su participación en este crimen terrorista. Pero pese a haber reivindicado su inocencia, los rebeldes sirios y el gobierno AKP han hecho de Mihrac Ural su cabeza de turco. El Ejército Sirio Libre (ASL) ha puesto precio a su cabeza en razón de su pretendida responsabilidad en las masacres dirigidas a los barrios sunitas de Banias. Como Reyhanli es mayoritariamente sunita y Mihrac Ural es alauita, los medios rebeldes han aprovechado la ocasión para expandir su odio a los alauitas.
Ayer el órgano de prensa en lengua turca del Ejército Sirio Libre (ASL) «Özgür Suriye Haber Ajansi» calificó a los alauitas de enemigos del Islam y «genocidas» que aman «verter sangre».
¿Se ha preguntado al principal acusado que piensa de todas estas acusaciones?
He aquí lo que responde: «La mano asesina de Reyhanli es la misma que asesinó en Damasco y en Alepo. Esa mano pertenece a las fuerzas salafistas, esos espíritus oscuros inspirados por el odio y la venganza. El Frente al Nusra asesina a la humanidad día por medio impulsando a los espíritus cautivos y sometidos a cometer atentado suicidas. Esos asesinos que matan inocentes no tienen nada de humanos».
Mihrac Ural señala un posible entendimiento entre el que comanda y el que ejecuta: «Parece que las redes sanguinarias se han vuelto contra sus apoyos militares y financieros. Este atentado es una advertencia. Ignoramos los motivos. Puede que se trate de un gesto de descontento relacionado con alguna demora de sus padrinos en el pago. Puede que haya sido un error en el transporte de armas. Puede que se trate de una venganza contra la población de Reyhanli (Que se manifiesta contra los rebeldes sirios, N. de T.)… Lo único que sabemos es que este atentado enfrenta al frente Al Nosra a su jefe. Ese es el destino del que se arroja al pantano. Erdogan se ahoga en el fango y quiere arrastra al país con él. El pueblo de Turquía debe poner fin a este proceso de encenagamiento. Es el único camino que puede impedir nuevas masacres».
Ural confesó hace muy poco tiempo que no excluye la implicación del Mossad en este atentado y lo compara con el asesinato del exprimer ministro libanés Rafiq Hariri. Según él la operativa de los atentados de Reyhanli y de Beirut son análogos y tienden al mismo objetivo: debilitar a Siria. No estamos obligados a creer las palabras de Ural ni a compartir sus análisis (que sin embargo no son infundados) pero la honestidad intelectual exige que se pregunte su opinión al principal acusado en este asunto.
Las víctimas del atentado son más pro Bachar que pro rebeldes.
La ciudad de Reyhanli y sus alrededores albergan a decenas de miles de refugiados sirios simpatizantes de la rebelión antibaasista. En cuanto a las 50 víctimas del atentado solo tres son sirias. Las estadísticas más fiables indican que la población turca, incluidos los electores de AKP, se opone en su mayoría a la guerra entre Turquía y Siria. Los habitantes de Reyhanli no se han quedado quietos. En estos últimos días organizaron varias manifestaciones contra los refugiados y los rebeldes sirios. La razón es que la llegada de los refugiados sirios coincide con una crisis económica sin precedentes que golpea a las poblaciones que viven del comercio transfronterizo.
Por otra parte el apoyo del gobierno de Erdogan a los rebeldes sirios ha hecho de Hatay un verdadero polvorín: hombres armados circulan por toda la provincia. Varios escondites y talleres de fabricación de armas pertenecientes a los rebeldes sirios han explotado «accidentalmente». Se han robado cientos de automóviles y se han llevado a siria para utilizarlos en ataques terroristas. Los sirios rechazan a veces pagar sus cuentas en los restaurantes arguyendo que son invitados y protegidos de Erdogan.
Lo alauitas de Antioquía han recibido amenazas de muerte y exterminio. El pasado 20 de abril el domicilio del jeque alauita Ali Yeral, muy crítico con los rebeldes sirios fue atacado por desconocidos. En la región de Adana los alauitas han recibido un texto bilingüe (árabe y turco) que dice: «Nosotros, los soldados del batallón del jeque Moaz Al Khatib que llevamos la yihad por el camino de Alá, avisamos a Assad y a sus colaboradores: no apoyen al infiel. Para evitar que sus cabezas sean separadas de sus cuerpos escuchen la voz de Alá. Tú, infiel que haces las abluciones con la baba del perro Assad, derramaremos tu sangre para lavar la sagrada tierra del estado sunita sirio. Gracias al poder que Alá otorgará a nuestros brazos, vuestro final se acerca» (Cumhuriyet, 12 de abril de 2013).
Transgrediendo su legendaria hospitalidad la población de Reyhanli, que al igual que los refugiados y los rebeldes sirios es mayoritariamente sunita, está harta de la laxitud de las autoridades turcas con respecto a los refugiados sirios que siembran la inseguridad y la discordia. Cuatro días antes de los atentados Reyhanli fue escenario de violentos enfrentamientos entre los refugiados sirios y los habitantes locales. No se comprende por lo tanto por qué «los agentes del régimen sirio» habrían atacado a los habitantes locales en lugar de centrarse en los rebeldes dado que el gobierno sirio no tiene ningún interés en centrarse en una población turca que lo apoya.
La tesis oficial turca según la cual el objetivo de los terroristas sería sembrar la discordia entre los habitantes de Reyhanli y los refugiados sirios no se sostiene puesto que la discordia es una realidad. Los rebeldes sirios y los habitantes de Reyhanli se hallan en pie de guerra.
El atentado en realidad tenía el objetivo de sembrar la discordia, pero una discordia de otro tipo que las autoridades no han sido capaces de camuflar porque también les ha afectado. Las personas interrogadas en el lugar de la masacre han interpretado el doble atentado como un intento de inculpar a los sunitas de Hatay que algunos quieren ver en el campo de los rebeldes contra los alauitas «naturalmente» pro Bachar. Pero la población de Hatay no es tonta. Este domingo los alauitas, los sunitas y los cristianos se han manifestado en Antioquia, codo con codo, en solidaridad con las víctimas de Reyhanli y han pedido la renuncia del gobierno turco.
Una masacre que involucra al Estado turco y a sus mercenarios sirios
La administración de Erdogan ha convertido en prioridad absoluta el derrocamiento de Bachar el Assad. Toda iniciativa en favor de esta causa se halla apadrinada por Ankara.
En los últimos días Erdogan ha multiplicado las provocaciones bélicas, incitando a las potencias occidentales a atacar Siria. El jueves pasado declaró en la cadena estadounidense NBC News que su país está preparado para apoyar a Washington en caso de conflicto con Damasco.
Erdogan tiene razones para enloquecer. Sus asuntos en Siria no van nada bien.
Frente a los grupos armados que acusan el golpe, el ejército árabe sirio progresa en casi todos los frentes. Ha reconquistado todos los barrios del sur de la ciudad de Alepo, así como las zonas estratégicas de los suburbios de Homs y Hama. El ejército ha logrado sobre todo asegurar Damasco mediante la batalla de Ghouta y ha neutralizado el avance de los rebeldes desde la ciudad meridional de Deraa. Acaba de entrar en los suburbios de Qousseir, que no pisaba desde hace ocho meses, lo que le permitirá unir Homs con el litoral. Los principales ejes viales del país están a punto de caer íntegramente bajo control gubernamental. Algunos expertos afirman que la victoria final del ejército gubernamental solo es cuestión de meses.
Pero la victoria de Damasco no es exclusivamente militar. Gracias a su resistencia y a los esfuerzos de su aliado ruso, el Estado sirio está a punto de ganar también la batalla diplomática. Las potencias occidentales parece que han comprendido que Siria no es un bocado fácil y que será necesario lograr un compromiso al no poder poner al país de rodillas.
Uno se pregunta, ¿entonces por qué el Estado sirio sacrificaría su preciosa ventaja y pondría en peligro su existencia?
Desde luego parece una insensatez que el Estado sirio, que ha demostrado una táctica moderada frente a las provocaciones militares israelíes de la última semana, se ponga súbitamente a provocar a su poderoso vecino del norte vinculado ala OTAN por un tratado que establece en su artículo 5° que «si un país de la Alianza es víctima de una ataque armado, cada uno de los miembros considerará ese acto violento como un ataque armado dirigido al conjunto de los miembros».
Y finalmente, pero no menos importante, los rebeldes sirios filmaron las explosiones de Reyhanli y las atribuyeron inmediatamente al ejército sirio dejando entrever que este habría estado al corriente del ataque, aunque no como autor sino como cómplice. Todavía más sorprendente es que en el lugar de la masacre se encontró, atado con un cable a lo que parece un contenedor en las proximidades de uno de los coches-bomba que explotaron, un cuerpo no identificado pero con un casco del ejército sirio. Ese elemento hace pensar en una operación de bandera falsa, una operación bajo una falsa identificación dirigida a incriminar al ejército sirio. Esto recuerda igualmente otra práctica de los rebeldes sirios relatada por C. J. Chivers, periodista del New York Times: la utilización de prisioneros como kamikazes.
Para terminar señalemos que los mercenarios de Erdogan con base en Hatay esperan una mayor intervención de las potencias occidentales en el conflicto sirio.
Solo ellos se beneficiarán del crimen. Armados hasta los dientes, disponiendo de talleres para la fabricación de explosivos y en absoluta libertad de movimiento y de acción en el territorio turco, deberían ser los principales sospechosos del atentado de Reyhanli.
Es la opinión de las víctimas, no la Erdogan. Decididamente son muy pocas las cosas que parecen unir a Erdogan y su pueblo: en lugar de dirigirse a las víctimas del más sangriento ataque terrorista de la historia de Turquía, el primer ministro turco preparaba sus valijas para viajar a los EE.UU. En el menú de su encuentro con Obama: la guerra contra Siria. Ya conocemos el primer plato: los 50 mártires de Reyhanli.
Fuente: http://www.michelcollon.info/Attentats-de-Reyhanli-le-peuple.html?lang=fr
rCR