Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Era un día normal para Orascom, el gigantesco conglomerado egipcio con importantes intereses en lo que sea, desde la construcción de una autopista cairota hacia los balnearios de lujo del Mar Rojo, a teléfonos celulares en Iraq.
El 26 de febrero, Orascom Construction Industries, una de la familia Orascom de empresas, anunció orgullosamente que había adquirido la International Company for Manufacturing Boilers and Steel Fabrication (IBSF) por 13,6 millones de dólares. El comunicado de prensa corporativo pregonó la duplicación de la capacidad de producción de acero de Orascom, pero no mencionó nada sobre la suerte de los trabajadores de la firma o su historia reciente. Esas historias, como las cuenta un grupo de trabajadores especializados de IBSF – un tornero, un mecánico, un soldador y un supervisor de depósito, todos con por lo menos 20 años de experiencia en la fábrica – son el punto vulnerable de la agenda neoliberal en progreso en Egipto.
Por temor a represalias de la firma, pidieron que no se utilizaran sus nombres y hablaron en nombre de su comité sindical y de su presidente, Husayn Abu Dahab.
Un estudio en empobrecimiento y lucha
IBSF fue establecida en 1962 como Nasser Boiler and Pressure Vessels Company, una empresa del sector público construida sobre terrenos adquiridos por el Estado durante el régimen del presidente Gamal Abdel Nasser. La firma fue uno de los numerosos proyectos de industria pesada en los años cincuenta y sesenta. Diseñaba y fabricaba calderas, tanques presurizados, condensadores e intercambiadores de calor, componentes clave de plantas eléctricas y de energía nuclear y de muchos procesos industriales. Nasser Boiler and Pressure Vessels fue (y los trabajadores dicen que sigue siendo) la única firma de su tipo en el mundo árabe. Finalmente empleó a más de 1.800 trabajadores, muchos de ellos altamente especializados.
En 1994, después de un acuerdo de 1991 con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Nasser Boiler and Pressure Vessels fue privatizada y vendida a Babcock and Wilcox. En 2001, Muhammad Shatta, un inversionista egipcio, adquirió la firma y cambió su nombre a IBSF. Shatta abandonó las operaciones relacionadas con plantas eléctricas y energía nuclear y presionó a trabajadores para que aceptaran la jubilación anticipada con una indemnización de entre 7.500 y 15.000 libras egipcias. La gran mayoría rechazó la oferta por insuficiente. Como represalia, algunos fueron transferidos a un rancho dedicado a la crianza de animales y otros a una fábrica de propiedad del grupo de Shatta en Ciudad Seis de Octubre, una de las «ciudades satélites» en el desierto que rodea a El Cairo.
Cuando Orascom adquirió IBSF, su fuerza laboral, reducida por desgaste a 750 u 800, trabajaba días de nueve horas por un salario promedio de entre 600 y 700 libras egipcias por mes. (A las tasas de cambio actuales, un dólar equivale a 5,5 libras egipcias.) Entre 230 y 330 trabajadores tienen contratos permanentes y reciben un paquete estándar de beneficios complementarios. Los otros están divididos por igual entre los que tienen contratos anuales, que reciben beneficios, y aquellos con contratos diarios que ganan entre 30 y 60 libras por día, pero sin beneficios. Una vez que la firma fue privatizada eliminó las cuatro bonificaciones tradicionales por vacaciones y redujo la cantidad de días de vacaciones por año. Los trabajadores dicen que la firma está siendo dirigida sin referencia a ninguna legislación laboral existente.
Orascom planifica desmantelar la fábrica existente y transferir su maquinaria a tres de sus zonas industriales existentes en Ciudad Seis de Octubre, Abu Rawwash, cerca de las Pirámides y ‘Ayn Sukhna en la costa del Mar Rojo. En la actual ubicación de la fábrica se construirá un parque de atracciones. La ley requiere que Orascom ofrezca a los trabajadores transporte libre a esas nuevas premisas, pero no lo ha hecho. Además, ya que están ubicados lejos de la instalación existente en Manyal Shiha en las riberas del río Nilo al otro lado del suburbio del sur de El Cairo, Ma’adi, pocos trabajadores podrían soportar el viaje de ida y vuelta de dos horas y media en cada sentido.
Consecuentemente, el comité sindical exigió un pago de cesantía de 100.000 libras egipcias a cambio de que los trabajadores tomaran la jubilación anticipada y abandonaran sus reivindicaciones contra la firma. Orascom se negó y comenzó a trasladar la maquinaria de IBSF a sus otras instalaciones. En unas pocas ocasiones los trabajadores han impedido la transferencia de maquinaria. Han seguido trabajando, y aunque son reacios a amenazar con una huelga, dicen que morirán en la fábrica antes de permitir que se cierre. Los trabajadores temen que Orascom abandone la producción de las líneas de productos de la firma, que ahora fabrican con un alto nivel de pericia. Como dijo uno de ellos.» Lo más importante es que se continúe esta producción por el bien de Egipto y su futuro. Quiero que mi hijo tenga trabajo aquí.»
Clase trabajadora movilizada
La lucha de los trabajadores de IBSF es sólo una de centenares en una ola de acción colectiva de la clase trabajadora provocada cuando el gobierno del primer ministro Ahmad Nazif, quien se hizo cargo en julio de 2004, comenzó a acelerar el ímpetu para privatizar empresas industriales y financieras del sector público. Según el informe anual de 2004 del Centro por Derechos Humanos del país, entre 1998 y 2004 hubo más de 1.000 acciones colectivas de trabajadores. Más de un cuarto ocurrió sólo en 2004, un aumento de un 200% sobre 2003. Hubo 74 acciones en la primera mitad de 2004, pero 191 después de la instalación del gobierno de Nazif. Cerca de un 25% de las acciones colectivas en 2004 tuvieron lugar en el sector privado, una proporción mayor que nunca antes, reflejando el crecimiento de la industria del sector privado.
Y la cantidad de acciones sigue aumentando. El periódico liberal al-Misri al-Yawm informó de un total de 222 huelgas, manifestaciones y protestas en 2006 y de 580 en 2007. Workers and Trade Union Watch, un sitio en la Red favorable al sindicalismo, enumeró 27 acciones colectivas sólo en la primera semana de enero de 2008. Estimaciones de la cantidad de trabajadores involucrados en este movimiento van desde 300.000 a 500.000. Durante 2007 las huelgas se extendieron desde su centro de gravedad en la industria textil y de la vestimenta para incluir a trabajadores de los materiales de construcción, del transporte, los trabajadores del metro de El Cairo, los trabajadores del procesamiento de alimentos, panaderos, trabajadores de la limpieza, trabajadores del petróleo en Suez, y muchos otros. Los trabajadores del sector privado formaron un componente más destacado del movimiento que nunca antes.
En el verano de 2007 el movimiento se amplió para incluir a empleados de oficina, empleados públicos y profesionales. La mayor acción colectiva por su tamaño de todo el movimiento huelguístico fue la huelga en diciembre de 2007 de unos 55.000 recaudadores de impuesto inmobiliario empleados por autoridades locales. Después de meses de manifestaciones públicas, se declararon brevemente en huelga y ganaron su demanda de paridad de salarios con sus homólogos empleados directamente por el Ministerio de Finanzas.
Agitando panes
De importancia más duradera, el comité elegido de huelga de los recaudadores de impuestos se convirtió efectivamente en un sindicato independiente. Lo mismo ha sucedido en Misr Spinning and Weaving en Mahalla al-Kubra en el Delta del Nilo. Los trabajadores textiles de Mahalla están entre los mejores organizados y más conscientes políticamente. En noviembre de 2007 iniciaron reuniones regulares con representantes de otras firmas de los sectores público y privado en el intento de elevar la conciencia y preparar la infraestructura organizativa para establecer un sindicato independiente de la Federación General de Sindicatos Egipcios, que es en realidad un brazo del Estado.
La intelectualidad opositora de clase media, que tuvo dificultades para relacionarse con el movimiento de huelga hasta fines de 2007, ha comenzado a manifestar una solidaridad más consecuente con la clase trabajadora y sus demandas. El descontento popular por la inflación y la cólera masiva por la escasez de pan subvencionado, la principal fuente de calorías para los pobres, se han hecho más visibles en los últimos meses y suministraron el contexto para realizar esta conexión aún tenue entre las clases. Algunas de las movilizaciones alrededor de estos temas han estado estrechamente vinculadas con el movimiento huelguístico.
El 7 de febrero, más de 10.000 trabajadores de Misr Spinning and Weaving, muchos de ellos agitando panes, con apoyo de sus familias y comerciantes locales, manifestaron contra los enormes aumentos de precios y la escasez de pan. Estos últimos han precipitado varios violentos disturbios, que dejaron más de siete muertos y atrajeron la atención de los medios internacionales. Las filas inquietas delante de las panaderías en los vecindarios más pobres de El Cairo son el indicador más patético de la desigualdad con la que son distribuidos los frutos del crecimiento económico récord de Egipto.
Pero no es solo el precio del pan lo que hace que los magros presupuestos de los egipcios estén bajo presión hasta el punto de estallar. Un informe de investigación de al-Misri al-Yawm concluyó que el precio de los alimentos básicos aumentó a tasas de por lo menos un 33% (para la carne), y de hasta un 146% (para los pollos), de 2005 hasta 2008. El índice oficial anual de inflación para enero de 2008 fue de más de un 11% y de más de un 12% para febrero. Los trabajadores de Mahalla han popularizado la demanda de un salario nacional mínimo de 1.200 libras egipcias al mes para hacer frente a esa inflación. Esta acción ha embarazado a la federación de sindicatos, llevándola a propugnar el aumento del salario mínimo mensual de 115 libras egipcias, que ha sido el nivel desde 1984, a 800 libras egipcias.
El creciente coste de la vida llevó a los profesores universitarios a realizar una huelga de un día en marzo. Los médicos también han amenazado con una huelga, y los dentistas han expresado su descontento con sus sueldos. La participación de estos profesionales de clase media en protestas ha prestado una legitimidad más amplia al movimiento de los trabajadores y ha desacreditado aún más al régimen del presidente Husni Mubarak, que se ha apresurado recientemente a contener el descontento por la escasez de artículos de primera necesidad, prometiendo la perspectiva de aumento de las subvenciones. Las perspectivas políticas del movimiento de huelga, sin embargo, siguen siendo inseguras.
Reuniendo el disenso
La Hermandad Musulmana, la mayor fuerza de oposición en Egipto, ha tenido un rol menor en el movimiento de los trabajadores. En IBSF existe evidencia de que la Hermandad (o tal vez otros islamistas) ha sembrado la discordia entre los trabajadores al afirmar que Orascom, que es de propiedad del clan cristiano Sawiris, trata de desposeer a los trabajadores musulmanes. De hecho, hay trabajadores musulmanes y cristianos en la firma. Los trabajadores que relataron sus historias insistieron clamorosa y repetidamente que rechazan totalmente que se haga alguna distinción entre musulmanes y cristianos y que aunque han presentado su difícil condición a la atención de uno de sus dos representantes parlamentarios que pertenece al gobernante Partido Nacional Democrático, no se acercaron al representante que es miembro de la Hermandad Musulmana, por temor a que podría impulsar un enfoque sectario de su problema.
Los intelectuales de izquierda parecen estar encontrando caminos para apoyar el movimiento de los trabajadores. La Sexta Conferencia y Foro Social de El Cairo, un evento anual organizado por una coalición de trotskistas, nasseristas y miembros de la Hermandad Musulmana tuvo lugar del 27 al 30 de marzo. En 2008, como en 2007, los trabajadores se dirigieron a audiencias formadas en gran parte por miembros de la Hermandad Musulmana e intelectuales laicos, incluyendo a extranjeros. Algunos izquierdistas y progresistas egipcios evitan este evento. No quieren ser asociados con la Hermandad Musulmana. Otros rechazan su noción algo ingenua de «resistencia» contra el sionismo y el imperialismo, que incluye cualesquiera formas de lucha armada y muestra una elevada tolerancia del antisemitismo. Otros consideran el evento como irrevocablemente contaminado, ya que se dice que la primera conferencia en diciembre de 2002 fue financiada por Sadam Husein para generar oposición a la invasión de Iraq en marzo de 2003.
Al mismo tiempo (posiblemente como señal de una cierta falta de coordinación o competencia sectaria), el 28 de marzo la Fundación Nueva Mujer organizó una celebración en El Cairo para honorar a mujeres que se han destacado en el movimiento de huelga. Agradecieron a las dirigentes de la huelga del movimiento de los recaudadores de impuestos, Misr Spinning and Weaving, y de la Hinawi Tobacco Company en Damanhour, junto con Na’ma ‘Abduh, residente de Wadi ‘Amar cerca de Alejandría, que organizó a su vecindario para protestar contra la contaminación por el polvo de cemento de la Portland Cement Company, que estaba causando asma y otras enfermedades.
Después de las festividades, las mujeres se sentaron con varios colegas y participaron en una sesión de estrategia para discutir el llamado a una huelga general para el 6 de abril, iniciado por los trabajadores textiles de Mahalla. La huelga tendrá lugar dos días antes de las elecciones locales, que finalmente ocurrirán después de un retraso de dos años para dar tiempo para una enérgica represión contra la Hermandad Musulmana. Las elecciones locales han sido amañadas de antemano mediante la eliminación de la mayoría de los candidatos de los que se sabía que se oponían al Partido Nacional Democrático y el arresto de 800 miembros de la Hermandad Musulmana, muchos de los cuales tenían la intención de presentarse en las elecciones.
El llamado a la huelga general es ampliamente apoyado por grupos de trabajadores, profesionales y partidos políticos opositores. Es potencialmente la reunión de disenso de base más amplia que haya enfrentado alguna vez el régimen de Mubarak. La combinación de presión, apatía y desmovilización política que ha sustentado a la autocracia en Egipto durante medio siglo son cuestionadas vigorosamente, llevando a que al régimen de Mubarak y a sus compinches capitalistas les sea cada vez más difícil seguir como si no pasara nada.
(Joel Beinin es director de estudios de Oriente Próximo en la Universidad Americana de El Cairo y editor colaborador del Middle East Report.)
Para antecedentes de la protesta de la clase trabajadora de Egipto vea: «The Militancy of Mahalla al-Kubra,» de Joel Beinin, [En inglés] Middle East Report Online, September 29, 2007.
Vea también, de Joel Beinin y Hossam el-Hamalawy: «Strikes in Egypt Spread from Center of Gravity,» [En inglés] Middle East Report Online, 9 de mayo de 2007.
Para más sobre los desafíos político-económicos de Egipto, vea: «Demographic Surprises Foreshadow Change in Neoliberal Egypt,» [En inglés] de Eric Denis en Middle East Report 246 (Primavera de 2008).
[Los hipervínculos fueron agregados por el traductor]