Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF valoran positivamente el acuerdo de texto final para el Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza que permitirá avanzar en una obligación que ya tenían los Estados miembros desde 1992.
Las organizaciones alertan de que el reglamento sigue estando muy lejos de lo que la ciencia marca como necesario para hacer frente a la emergencia climática y de biodiversidad, por lo que corre el riesgo de ser insuficiente en la práctica y permitir la inacción de algunos Estados miembros.
Al filo de la medianoche del jueves concluyeron las intensas negociaciones a tres bandas entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo de la UE sobre el tan esperado Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza, con un acuerdo político entre las tres instituciones europeas que tiene como objetivo establecer medidas para restaurar al menos el 20% de las áreas terrestres y marinas de la UE para 2030, y todos los ecosistemas que necesiten restauración para 2050.
Aunque las organizaciones ecologistas celebran que todos los ecosistemas originalmente cubiertos por la ley están finalmente incluidos en el acuerdo, consideran que el texto final ha diluido considerablemente la ambición de la propuesta original de la Comisión e incluso de la posición del Consejo. Para las organizaciones ecologistas es decepcionante ver las numerosas excepciones incluidas y la excesiva flexibilidad en cuanto a las obligaciones de los Estados miembros que podría llevar a la inacción.
Estos son los puntos más destacados sobre el acuerdo:
– Los Estados miembros deberán aprobar un Plan nacional de restauración e implementarlo.
– Los Estados miembros deberán establecer medidas para restaurar al menos el 20% de las áreas terrestres y marinas de la UE para 2030, medidas para restaurar al menos el 60% de los hábitats en mal estado para 2040 y al menos el 90% para 2050.
– El reglamento introduce requisitos específicos para establecer medidas que reviertan la disminución de las poblaciones de polinizadores antes de 2030 y adoptar una metodología para medirlo.
– Durante la negociación, el alcance de la restauración de los ecosistemas terrestres no se ha restringido exclusivamente a los espacios de la Red Natura 2000 (que era una de las peticiones y que hubiera reducido mucho el ámbito del reglamento e incluso generado desigualdades entre los estados), aunque se han añadido importantes salvedades que pueden reducir la superficie total a restaurar.
– El requisito de prevenir el deterioro de las zonas ya restauradas se ha visto gravemente socavado, lo que no solo dificulta su implementación sino que puede llevar a un mal uso de los fondos públicos.
– Afortunadamente, en este acuerdo se volvieron a incluir requisitos concretos para aumentar la naturaleza en las tierras agrícolas y restaurar las turberas. No obstante, este avance ha tenido un alto coste, bajo la forma de importantes concesiones, como la introducción de la posibilidad de pausar la implementación de la legislación, también conocido como el “freno regulatorio de emergencia”.
– El acuerdo incluye la obligación de que los estados miembros identifiquen y eliminen barreras artificiales para la conectividad de los ríos, con el fin de convertir al menos 25.000 km en ríos de flujo libre para 2030 y mantener la conectividad natural de ríos restaurados.
Este acuerdo llega tras unas negociaciones realmente desafiantes, en las que el Consejo y la Comisión han tenido que trabajar duramente para encontrar puntos en común con la posición significativamente más débil del Parlamento.
Las organizaciones recuerdan que durante su trámite en el Parlamento la ley fue blanco de una agresiva campaña de desinformación y alarmismo por determinados sectores debido a intereses políticos y partidistas y con el objetivo de impedir que esta ley fuera aprobada. Como resultado, numerosos objetivos fueron diluidos cuando se adoptó la posición del Parlamento, ya que durante la negociación se tuvieron que hacer muchas concesiones para satisfacer a todas las partes. El texto negociado anoche resulta una redacción de compromiso capaz de satisfacer a todas las partes negociadoras.
El acuerdo alcanzado anoche debe ser ahora respaldado por los Estados miembros, así como someterse a una votación crucial por parte del comité de Medio Ambiente del Parlamento de la UE a finales de este año, donde los grupos conservadores pueden intentar torpedear la ley una vez más. Si la propuesta supera con éxito estos pasos, se someterá a una votación final en el pleno del Parlamento y ayudará a la UE a cumplir con sus compromisos internacionales, en particular el marco global de biodiversidad Kunming-Montreal de la ONU acordado en la COP15 de la CBD en 2022.
Las organizaciones ecologistas reclaman un amplio apoyo a todos los partidos políticos españoles en el Parlamento Europeo. España es uno de los países de Europa más vulnerables al cambio climático y a la desertificación por lo que restaurar nuestra naturaleza es imprescindible.
Una vez aprobado el reglamento España debe aprobar un plan estatal de restauración, que ya viene recogido en su plan de patrimonio natural y de biodiversidad, para el que las organizaciones solicitan que cuente con una amplia participación pública y el máximo de ambición posible.