Traducción para Rebelión de Loles Oliván
En su discurso de vuelta a casa del domingo, el presidente de Yemen, Ali Abdulah Saleh prometió que firmaría la iniciativa del CCG sobre la transferencia del poder; prometió ceder el poder a su vicepresidente, Abdrabuh Mansur Hadi, dentro de 30 días desde la firma del acuerdo, y prometió rescatar a Yemen de «este peligroso impasse«. Las promesas del Sr. Saleh, sin embargo, no tiene mucho valor en estos momentos.
Sin duda, la situación en Yemen está empeorando. En un país ya invadido de armas ligeras, los informes indican que el comercio de armas está floreciendo. La inestabilidad crónica en las regiones tribales y las incursiones de los grupos extremistas han convertido a Yemen en un país casi ingobernable. La economía está cerca de la crisis humanitaria. Sin embargo, el regreso del Sr. Saleh, que se ha convertido en el punto neurálgico de la ira por los múltiples problemas de Yemen, sólo hace que la situación sea más peligrosa.
El marco de la iniciativa del CCG, que propone un gobierno de unidad nacional transitorio, puede ser la única forma de avanzar, aunque los enviados abandonaron Yemen el martes pasado con las manos vacías. El Sr. Saleh ha prometido firmarlo – pero lo ha incumplido- al menos tres veces. En mayo, hombres armados relacionados con el Sr. Saleh tomaron rehenes en la embajada de Emiratos Árabes Unidos provocando una ruptura diplomática.
Cuesta entender qué es lo que el Sr. Saleh espera conseguir con su regreso. Debe darse cuenta de que no puede seguir gobernando. Los manifestantes se han atrincherado en las calles de Sanaa para un largo asedio; las fuerzas tribales contraías al régimen llevan a cabo incursiones regulares contra las fuerzas del gobierno, habiendo invadido recientemente un puesto de la Guardia Republicana al norte de la capital. No habrá paz con mediación mientras el Sr. Saleh siga siendo el foco de tanta oposición.
Inicialmente se especuló con que todas las promesas del Sr. Saleh, incluida su dimisión a principios de año, fueron tácticas dilatorias para que pudiera cumplir su mandato que termina en 2013. Ese año, su hijo mayor, Ahmed Saleh, dirigente de la Guardia Republicana, cumplirá 40 años, la edad mínima para aspirar a la Presidencia. Sigue habiendo algún tipo de apoyo, especialmente en el aparato de seguridad, hacia el vástago del régimen de Saleh.
Eso significaría una lucha de poder de al menos dos años, y más sangre. La ironía es que entre las muchas promesas del Sr. Saleh ha habido algunas buenas ideas: la transferencia de poder, un calendario para las elecciones y una fecha fija para su renuncia. Lo que está muy claro es que no se puede confiar en que ponga tales ideas en práctica por su cuenta. Cuando hizo el llamamiento para un alto el fuego el domingo pasado, quedó claro que es un pobre defensor de la paz.
Fuente: http://www.thenational.ae/