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El retrete fuera de casa

Fuentes: Alai-amlatina

¿Conocen el juego del teléfono? Seguro que si, aquel en que, sentados en corro niños y niñas mezclan preguntas con respuestas: por aquí me han preguntado cuál es el nombre del profesor de la escuela y por aquí me han respondido que Buggs Bunny. Pues unos amigos míos gallegos me han preguntado si conocía cuál […]

¿Conocen el juego del teléfono? Seguro que si, aquel en que, sentados en corro niños y niñas mezclan preguntas con respuestas: por aquí me han preguntado cuál es el nombre del profesor de la escuela y por aquí me han respondido que Buggs Bunny. Pues unos amigos míos gallegos me han preguntado si conocía cuál era la empresa papelera que elimina sus desechos a la ría de Pontevedra, y otros colegas uruguayos y argentinos me han respondido que ENCE. ¡Vaya casualidad, la misma empresa!

Una práctica habitual de algunas empresas de los países ricos que instalan sus retretes en los países del Sur. ENCE tiene previsto instalar una gran papelera a orillas del río Uruguay fronterizo entre Argentina y Uruguay, cuya producción será exportada íntegramente al mercado europeo. Como en Pontevedra, los habitantes de ambas márgenes temen que la producción de pulpa de papel cause una severa degradación ambiental y problemas de salud a las comunidades locales, y que perjudique la actividad económica local, basada en el turismo y actividades de recreación.

Las movilizaciones de la población argentina y uruguaya han conseguido 90 días de paralización de las obras, tiempo durante el cual debe de realizarse un verdadero análisis de los impactos ambiéntales. Estas reivindicaciones se hicieron presentes también en la Cumbre de Jefes de Estado de Europa y América Latina que se celebra en Viena, en manos de una activista de Greenpeace en bikini. Todas las formas son buenas para hacerse oir.

Las regulaciones que existen en nuestros países encarecen y dificultan mucho la implantación de las industrias más contaminantes como la elaboración de pasta de celulosa, la producción de aluminio, la minería a cielo abierto o las producciones agrícolas intensivas. La solución es endosar estos problemas a otras sociedades, disfrazados de progreso, de industrialización y generación de puestos de trabajo. Puros eufemismos. Los impactos ambientales del proyecto serán, en caso de llegar a realizarse, numerosos y graves. Por otra parte, el proyecto aportará muy pocos beneficios económicos para los ciudadanos uruguayos o argentinos pues se planifica en una Zona Franca por la que se le exonera de cualquier impuesto creado o por crearse por un periodo de 30 años, extensible a 50. Además será un proyecto caro para todos los ciudadanos españoles, pues se está estudiando destinar a la fábrica de celulosa más de 100 millones de dólares de dinero público español a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Luego lo llamarán «ayuda al desarrollo».

En fin, como dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano, la actual división del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y a otros los especializamos en perder.

– Gustavo Duch Guillot, desde Barcelona, es director de Veterinarios sin Fronteras

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