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El salario real y los modelos económicos en el capitalismo español

Fuentes: Rebelión

El salario real medio es el indicador que nos muestra de forma más directa el nivel general de vida de una población en tanto relaciona el salario percibido en promedio por el conjunto de los trabajadores con el «coste de la vida» al cual se enfrentan en el momento de adquirir los bienes y servicios […]

El salario real medio es el indicador que nos muestra de forma más directa el nivel general de vida de una población en tanto relaciona el salario percibido en promedio por el conjunto de los trabajadores con el «coste de la vida» al cual se enfrentan en el momento de adquirir los bienes y servicios necesarios para cubrir sus necesidades cotidianas.

En la determinación del nivel del salario promedio en el conjunto de la economía influyen distintos factores de índole política y económica. No obstante, es posible afirmar con certeza que ninguna empresa tiende a fijar los salarios en un nivel que implique la reducción de sus ganancias, ya sea el banco Santander o el bar de la esquina.

Desde la década de 1950 hasta mediados de la década de 1970 se configuró en España un modelo económico que permitió el crecimiento dinámico del salario real. Este modelo tuvo como eje de crecimiento el desarrollo industrial, con una clara especialización en la industria siderúrgica, química, naval, eléctrica, los derivados y refinados del petróleo, el automóvil y la aviación.

La clave que permitió el crecimiento dinámico del salario real medio (7,13% en promedio de 1960 a 1974) es que los sectores industriales en los cuales se concentraba el empleo y la inversión presentan una alta proporción de bienes de capital en relación con el personal ocupado. Esta mecanización significó la alta productividad (5,18% de crecimiento promedio de 1960 a 1974) de la fuerza de trabajo empleada en el proceso productivo.

De esta manera, el rápido crecimiento de la productividad hizo posible un fenómeno que determinó el mercado laboral de las economías de Europa Occidental desde la posguerra hasta la crisis global de 1973: un pacto social que se caracterizó por el rápido crecimiento del salario real al mismo tiempo que un aumento dinámico de la masa de beneficio de las empresas públicas y privadas (5,07% en promedio de 1960 a 1974). En otras palabras, la expansión del salario real fue posible porque el aumento de la «tarta», vía el incremento de la productividad, permitió el rápido aumento tanto de los beneficios como de los salarios, es decir, se trataba de un juego de suma positiva.

Este modelo empieza a mostrar signos de agotamiento desde mediados los sesenta debido principalmente a la dependencia tecnológica (creciente necesidad de importar bienes de capital) y la dependencia energética -ambos rubros supusieron entre el 35 y el 40% de las importaciones entre 1960 y 1973-. Así, el shock petrolero de 1973 agudiza la situación y dos años más tarde, coincidiendo con la muerte de Franco, la economía española entra en una crisis económica que desemboca en una crisis política debido a la profunda indefinición en la que se encontraba el futuro del régimen y la forma de hacer frente a la coyuntura económica.

Esta crisis multifacética dio pie al periodo de transición que permitió la configuración de un nuevo modelo económico basado principalmente en la estrategia inmobiliario-financiera que se manifestó en los ciclos de 1985-1989 y 1995-2007, en el cual la inversión y el empleo se concentraron fundamentalmente en sectores intensivos en fuerza de trabajo con bajo contenido tecnológico, como son el inmobiliario, el turismo y los servicios ligados al consumo.

Es así como al abandonarse el desarrollo industrial como eje del crecimiento, el aumento de la productividad se estancó (ésta creció en promedio 0,95% de 1985 a 1989 y decreció -0,32% en promedio de 1995 a 2007). En un contexto de baja productividad, el proceso productivo se aproxima a un juego de suma cero en donde el crecimiento de los beneficios (3,26% de 1985 a 1989 y 3,01% de 1995 a 2007), que fue menor al del modelo basado en el desarrollo industrial, es sólo posible gracias al empleo masivo de trabajadores con salarios precarios (1,76% de crecimiento promedio de 1985 a 1989 y 0,12% de 1995 a 2007), sobre todo en el último boom inmobiliario, que sólo podían mantener los niveles de demanda efectiva merced al alto endeudamiento de los hogares. Es decir, el aumento más rápido del salario real medio hubiera implicado un menor crecimiento de los beneficios que ya de por sí crecían a una tasa menor a la del periodo 1960-1974.

Son múltiples los ataques que se perpetraron contra el salario real antes de la configuración de la nueva estrategia de crecimiento. Éstos comenzaron con la firma de los Pactos de la Moncloa en 1977 en los que, entre otras cosas, se estipuló que el crecimiento de los salarios quedaría subordinado a la inflación siguiendo un movimiento previo al aumento de los precios. Después de la firma de los Pactos se firmaron una serie de acuerdos a lo largo de la década de los ochenta y se llevaron a cabo diversas reformas laborales y legislaciones que tuvieron como fin último la reducción de los costes laborales y la flexibilización del mercado de trabajo. Estos ataques se vieron facilitados, asimismo, por el desmantelamiento de líneas enteras del sector industrial que implicaron la desarticulación del movimiento obrero, así como por la creciente tasa de paro que se presentó desde la crisis de 1975.

La actual crisis no sólo implicó el final del boom inmobiliario, sino el fin de un modelo económico. De esta manera, nos encontramos en un periodo de vacío en el cual el aumento del salario real medio tiene que encuadrarse en la configuración de un nuevo modelo económico que deje de basarse en el juego de suma cero que implica un contexto de productividad estancada.

Considerando lo anterior, podemos afirmar que nos encontramos en una época en la que se dan las condiciones para una nueva transición económica, un cambio de modelo, tal como ocurrió a partir de 1975. Es así como, en nuestra opinión, se hace necesaria la revitalización económica a través de la inversión en sectores dinámicos que sean intensivos en bienes de capital, que impliquen la articulación con otros sectores y en un volumen de inversión de una magnitud lo suficientemente grande para absorber a la gran cantidad de parados. Una situación de estas características posibilitaría técnicamente el aumento del salario real, pero debe contar con una condición previa: una intensa organización y movilización de la clase trabajadora. Recordemos que el rápido crecimiento del salario real en las décadas de 1960 y 1970 fue posible gracias a las protestas y negociaciones de los trabajadores que se dieron en esos años a pesar de las restrictivas condiciones de la dictadura.

Esta necesaria organización y movilización se hace más urgente en una situación en la que las instituciones atrofiadas y deslegitimadas del actual sistema -que recuerdan a las caducas instituciones franquistas del primer lustro de los años setenta – condenan a la inmensa mayoría de la población a la pauperización vía el estancamiento y/o caída del salario real medio, ya que sea cual sea el rumbo que tome la eventual recuperación, ésta apunta a mantener los privilegios de las mismas clases sociales que se encuentran en el poder desde la época de la dictadura.

Fuente: Elaboración propia con datos de Anual Macro-Economic Database (AMECO) of the European Commission, Instituto Nacional de Estadística (INE) y Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Eje izquierdo: salario real medio en números índice; eje derecho: salario real medio y productividad en tasas de variación.

Nota: para el cálculo de la productividad y del salario real medio se consideró el conjunto de empresas públicas y privadas.

La productividad se calculó como producto por trabajador. Una medida más precisa de este indicador sería el producto por hora trabajada, sin embargo se tomó la primera opción por la disponibilidad de datos para todo el periodo y por el hecho de contrastar este indicador con el salario real por trabajador.

Iván Moisés Camacho Aparicio. Universidad Nacional Autónoma de México

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.