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El secuestro de Omar Kiswani y la Universidad de Birzeit, Palestina

Fuentes: Rebelión

Una medianoche, en noviembre de 1974, el Dr. Hanna Nasir, entonces presidente del Colegio Birzeit, en Ramala, Cisjordania, fue detenido por soldados israelíes y conducido, con los ojos vendados, a la frontera con Líbano. ¿La razón de su destierro? Según el ejército israelí, su participación en las manifestaciones contra la ocupación de Palestina. Sin embargo, […]

Una medianoche, en noviembre de 1974, el Dr. Hanna Nasir, entonces presidente del Colegio Birzeit, en Ramala, Cisjordania, fue detenido por soldados israelíes y conducido, con los ojos vendados, a la frontera con Líbano. ¿La razón de su destierro? Según el ejército israelí, su participación en las manifestaciones contra la ocupación de Palestina. Sin embargo, en algo más que en manifestaciones participaba el Dr. Nasir.

Hacía años que el doctor en Física trabajaba para transformar el pequeño colegio que presidía en una universidad. Su proyecto universitario, reflejo categórico de su activismo político, buscaba no solo satisfacer las necesidades educativas de los jóvenes palestinos, en él se expresaba un fin acaso más noble: apoyar la causa nacional. Convirtiéndose en un foco de alerta para la inteligencia israelí, su exilio en Amán, Jordania, se prolongaría por 18 años, inconveniente que, sin embargo, no detendría el inicio de lo que sería una de las más importantes universidades árabes en Palestina, la Universidad de Birzeit.

El 10 de enero de 1988, casi un mes después del estallido de la Primera Intifada, la universidad recibiría otro golpe, por disposición israelí se mantendría cerrada por 51 meses. Nuevamente, el vínculo entre la academia y la realidad palestina se antojaba una amenaza para la seguridad del Estado israelí. En 1993 la Universidad de Birzeit reabriría sus puertas, pero la campaña de hostigamiento que incluyó restricciones para recibir libros, detenciones administrativas y deportaciones de estudiantes y profesores continua hasta hoy.

Hace unos días, sin ninguna orden de por medio, el estudiante de 24 años, Omar Kiswani, fue secuestrado por los Musta’arabin, una unidad de fuerzas israelíes entrenada para infiltrarse en grupos civiles árabes. Vestidos de periodistas, los agentes encubiertos ingresaron a las instalaciones de la Universidad de Birzeit – protegida por el derecho internacional humanitario – y atacaron a Kiswani, el presidente del Consejo Estudiantil universitario, quien es miembro de un bloque alineado con el partido Hamas, que ha ganado en repetidas ocasiones las elecciones del Consejo Estudiantil en Birzeit.

En las redes sociales circularon algunos videos capturados por los estudiantes que presenciaron la incursión de los Musta’arabin, en los que se puede ver cómo seis hombres vestidos de civiles inmovilizan a Omar Kiswani en el suelo, mientras algunos otros disparan en el campus. Según la Universidad de Birzeit, esta no es la primera intrusión violenta del ejército israelí, que sistemáticamente invade el campus de la universidad y hostiga tanto a estudiantes como a profesores. Por su parte, según datos de Aljazeera, actualmente hay más de sesenta estudiantes de esta universidad encarcelados en prisiones israelíes y, desde 2004, más de diez representantes del Consejo Estudiantil han sido arrestados por el ejército israelí. Y aquí nos preguntamos ¿por qué un Estado desplegaría su fuerza militar en contra de un ciudadano, en este caso de un estudiante de 24 años?

El principio ordenador de la vida universitaria, como dijo uno de los más grandes rectores que ha tenido la Universidad Nacional Autónoma de México, Javier Barros Sierra, es su calidad de espacio crítico que se funda en la defensa de los derechos humanos. Ningún estudiante puede ser detenido, o peor aún, secuestrado por su afiliación política o sus opiniones críticas.

Las libertades de pensamiento, de reunión y de expresión son nuestro fundamento, por eso, desde el país de Ayotzinapa, donde conocemos de cerca el deterioro ético que demuestra la persecución y desaparición de estudiantes, y ante el llamado de la Universidad de Birzeit por protestar contra estos hechos, estudiantes del Centro de Estudios de Asia y África y del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, condenamos el secuestro de Omar Kiswani y el hostigamiento sistemático que vive la colectividad estudiantil en Palestina. Nuestro razonamiento no necesita verbalizarse: si protestamos contra aquellas agresiones, que desafían todas las normas, leyes y derechos internacionales, protestamos también contra la violencia que inunda nuestra latitud.


Fuentes

Andrew I. Killgore, «Hanna Nasir-President of Birzeit University», en Washington Report On Middle East Affairs, julio 1992, en: https://www.wrmea.org/1992-july/personality-hanna-nasir%E2%80%94president-of-bir-zeit-university.html

Mersiha Gadzo, «Birzeit student unión presidente Omar Kiswani arrested on campus», en Aljazeera, 8 de marzo de 2018, en: https://www.aljazeera.com/news/middleeast/2018/03/president-birzeit-student-union-beaten-arrested-campus-180307192246881.html

http://www.birzeit.edu/en/about/history

«El rector Javier Barros Sierra y el 68 ¡Viva la discrepancia!, en Proceso, 27 de julio, 2008, en: http://www.proceso.com.mx/89585/el-rector-javier-barros-sierra-y-el-68-viva-la-discrepancia

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.