Traducción para Rebelión de Loles Oliván
El presidente de la Autoridad Palestina (AP) sucumbe a la presión estadounidense para que abandone todas las exigencias y precondiciones para reanudar las negociaciones de paz con Israel, informan fuentes palestinas. Abbas ha estado de gira por las capitales del mundo para explicar la posición de su autoridad en relación con el proceso de paz. En este contexto, ha visitado varias capitales europeas y árabes así como Tokio.
Sin embargo, en contactos secretos con los estadounidenses, Abbas parece haber aceptado la idea de que se pueden reanudar las conversaciones con Israel prácticamente sin condiciones, incluso sin obtener por parte del gobierno de Netanyahu la congelación o la detención de la construcción de asentamientos en los territorios ocupados palestinos. El lunes, 8 de febrero, el periódico israelí Haaretz citaba «fuentes fidedignas» en la sede de gobierno de la AP en Ramalah según las cuales Abbas había acordado iniciar «conversaciones indirectas» con Israel a finales de febrero.
Según este periódico, Abbas ha acordado mantener conversaciones «de proximidad» con Israel que se llevarán a cabo probablemente en Washington, en dos salas diferentes y en las que el enviado estadounidense a Oriente Próximo, George Mitchell, comunicará mensajes entre ambas partes.
Este tipo de negociaciones se considera un retroceso habida cuenta de que Israel y la AP habían mantenido numerosas conversaciones directas. Ello significa que la «barrera psicológica» entre las dos partes se había roto de manera irreversible.
Sin embargo, los observadores cuentan que Abbas quiere utilizar las «conversaciones indirectas» para poder seguir diciendo que sigue aferrado a su posición previa que excluye cualquier reanudación de conversaciones si no se congela definitivamente la expansión de asentamientos judíos.
El dirigente palestino tampoco quiere «involucrarse demasiado» en otra serie de conversaciones que puedan resultar perfectamente tan inútiles como las negociaciones anteriores, especialmente a la luz de que las dos partes habían agotado en varias ocasiones la discusión de todas las cuestiones pertinentes y que lo que realmente se necesitaba era la toma de decisiones, no llevar a cabo más conversaciones.
No está claro todavía de qué temas discutirán las dos partes en las próximas conversaciones. El gobierno israelí encabezado por el primer ministro Benjamín Netanyahu se ha negado a reanudar las conversaciones en el punto donde se quedaron bajo el gobierno de Olmert-Livni, en tanto que la AP ha exigido que el gobierno de Israel muestre su compromiso con los acuerdos alcanzados anteriormente. Lejos de adherirse a tales acuerdos, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman, ha declarado que el concepto global de «territorios por paz» está acabado.
Los observadores han señalado que la voluntad de Abbas de reanudar las conversaciones con Israel mientras Israel expande el ritmo de la construcción de asentamientos en Jerusalén Oriental y en el resto de Cisjordania constituye un claro retroceso y un reconocimiento de facto de debilidad y de derrota. «Este hombre ha estado diciendo durante muchos meses que no iba a volver a la mesa de negociaciones con el régimen sionista de Israel hasta que se congelasen los asentamientos. Y ahora dice mantendrá conversaciones indirectas con Israel. Bueno, ¿cuál es la diferencia?» se pregunta Ahmed Hamdan, comentarista independiente de la región de Hebrón.
Y añade, «[…] Este serio retroceso envía un mensaje peligroso a los estadounidenses y a los sionistas porque establece que se puede forzar a la parte palestina a hacer más y más concesiones en las cuestiones fundamentales y que cuando los palestinos dicen ‘no’ no significa que sea su posición final». Por otra parte, Hamdan sostiene que el retroceso de Abbas sobre la cuestión de los asentamientos podría aumentar la popularidad de Netanyahu. «Ahora Netanyahu podría jactarse de que su intransigencia y tozudez han dado resultado. Podrá argumentar que si Israel muestra sólo un poco más de paciencia logrará sus objetivos».
Aunque Abbas ha acusado a la Administración Obama del incumplimiento de los compromisos anteriores hechos a los palestinos y a todo el mundo árabe, ha declarado que no está buscando nuevas garantías de Washington en cuanto a la duración de la propuesta de conversaciones «de proximidad» indirectas. «La parte palestina no ha establecido ninguna condición en particular», declaró Abbas ante periodistas en Japón cuando se le preguntó en qué condiciones iba a aceptar la oferta de EE.UU. en las conversaciones de proximidad.
Añadió que espera que Mitchell vuelva a explicarle con más claridad las conversaciones propuestas a mediados de febrero. Después, Abbas agregó, consultará con líderes árabes y tomará una decisión.
Otro comentarista palestino. Hani al Masri, opina que Abbas intenta volver a las conversaciones gradualmente para desensibilizar a la opinión pública palestina tanto como sea posible. «Se enfrenta a un dilema: si no regresa a las conversaciones será acusado por Washington e Israel de obstruir el proceso de paz, y si regresa, no recibirá casi nada de Israel. Tratará de eludir esa situación buscando seguridad y garantías por parte de los estadounidenses. Pero el problema no radica en la obtención de garantías y seguridad de Washington. El problema es que Israel se niega a poner fin a la ocupación y poner fin a su robo de tierras palestinas».
Netanyahu ha indicado que sus reiterados llamamientos a la reanudación de conversaciones de paz con los palestinos en ningún modo implican que esté dispuesto a hacer concesiones a los palestinos. De hecho, el primer ministro israelí ha añadido nuevas condiciones a su infame discurso en la Universidad Bar Illan de Tel Aviv en junio de 2009, cuando dijo que cualquier futura entidad palestina tendría que estar totalmente controlada por Israel, incluidas las fronteras, los pasos fronterizos, las relaciones exteriores, las redes de comunicaciones, el espacio aéreo y las aguas territoriales.
Hace dos semanas, Netanyahu declaró que Israel tendría que mantener una presencia militar en Cisjordania en el contexto de cualquier futuro acuerdo con los palestinos. Asimismo señaló que Israel tendría que mantener el control militar del Valle del Jordán, que constituye la frontera entre Jordania y cualquier futura entidad política palestina. Según algunas fuentes en Ramalah, Abbas cree que Washington podría estar tratando de obligar a los dirigentes palestinos a abandonar, aunque no necesariamente ante la opinión pública, las constantes palestinas tradicionales con respecto a la inviolabilidad de las fronteras de 1967, el estatuto de Jerusalén y los refugiados.
Una fuente ha dado a entender que Washington podría recurrir a fortalecer al primer ministro Fayyad a expensas de Abbas. Fayyad es definitivamente más aceptable para Israel que Abbas. Mientras asistía a la conferencia anual de evaluación estratégica de Herzliya, cerca de Tel Aviv, Fayyad declaró que él estaba más preocupado por «construir» un Estado palestino que por declararlo.
Huelga decir que esto es música a los oídos de Netanyahu y del stablishment de la extrema derecha israelí. Ellos lo entienden en el sentido de que Israel tendrá más tiempo para construir más asentamientos mientras los palestinos estén ocupados en construir su Estado en lo que quiera que reste de Palestina ocupada.