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El sionismo en el tiempo presente

Fuentes: academina.edu

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

El tema es amplio, y tenemos poco tiempo. También es muy controvertido. Permítanme mostrarles algunas de las dificultades y esbozar brevemente el enfoque adoptado aquí (1).

Si preguntan a la gente en Israel qué es el sionismo, es probable que obtengan diferentes respuestas. Algunos definen el sionismo simplemente como «buena ciudadanía». Otros son propensos a identificarlo con el nacionalismo judío, mientras otros, con el expansionismo violento. Esto ha llevado a varios observadores a argumentar que el sionismo ya no existe realmente o que ya no es relevante. También produce interminables discusiones acerca de lo que el sionismo «realmente» es. En algunos aspectos no hay nada peculiar en este estado de cosas, a menudo determinadas ideologías modernas son amorfas; es notoriamente difícil reducirlas a unos pocos y claros enunciados y el sionismo no es una excepción a esta regla. Se podría comparar a algo como una ideología de estado moderna, comparable a la forma en que las prácticas y enfoques nacionalistas son a menudo etiquetados como «americanas» en los EE.UU., mientras que algunas formas de desafío a la desigualdad o dominación imperial están etiquetados como «antiamericanas». En ese sentido mínimo, el sionismo se refiere actualmente a un conjunto de actitudes ampliamente en consonancia con las políticas básicas del Estado de Israel. Hay mucho de verdad en este punto de vista, en la medida en que el Estado de Israel mismo incorpora la ideología sionista en sus estructuras institucionales, partes de su la legislación y muchas de sus políticas a largo plazo. Esto nos lleva directamente al centro de esta charla: no es la historia del sionismo, tampoco el reconocimiento del amplio espectro de las ideas sionistas, sino las formas que utiliza las estructuras de poder existentes.

Me pidieron que hablara sobre el legado del sionismo, de sus efectos sobre las estructuras de poder y las desigualdades sociales en el actual Israel. Por lo tanto voy a centrarme en su presencia real como fuerza política que conforma las realidades presentes en Israel/Palestina, decir lo menos posible acerca de su historia y muy poco sobre su conjunto de ideas. Esto requiere algunas clarificaciones.

En primer lugar, mi enfoque es decididamente local: voy a hablar de las realidades de nuestro compartido país empapado en sangre y no de las comunidades judías en los diferentes puntos del mundo. En segundo lugar me iré de una tradición de larga data de debatir el sionismo en los diferentes contextos europeos y, específicamente, el alemán. Puedo hacer esto por dos razones: nuestra discusión tiene que estar integrada en un contexto social y político. Habiendo aclarado el contexto local, el de Israel/Palestina, se complica bastante. Moviéndose hacia atrás y adelante a través de demasiados contextos no llegaría a ser un debate fructífero y haría dificultoso considerar las complejidades de cualquier contexto individual. Pero más allá de esta pragmática consideración, insistiendo en ver el papel del sionismo en la conformación de las realidades en Israel/Palestina, se debe considerar, en cierta medida, la tendencia de las sociedades israelíes y palestinas a desaparecer de Europa e incluso de las discusiones en Alemania como realidades concretas. El conflicto tiende a percibirse -a sabiendas o no- principalmente a través de las lentes eurocéntricas: los israelíes de todos los orígenes y colores se definen como judíos -más específicamente para los europeos judíos- como se visualiza en la tradición occidental. Los árabes, y especialmente los palestinos, se tratan como que no tienen historia propia, pero a menudo aparecen como encarnaciones de las fuerzas y aspectos de la historia europea (2). El Medio Oriente en su conjunto, e Israel/Palestina, en particular, a menudo se reduce a una mera pantalla sobre la que se proyectan miedos, deseos y recuerdos.

Voy a tratar el sionismo principalmente desde la perspectiva de los efectos de sus actuales políticas, enfocándome no en las ideas e ideales, sino más bien en sus funciones sociales y las prácticas que utiliza y legitima. Tratando de evitar un enfoque «interno» que nos llevaría a interminables debates sobre el «verdadero» contenido del sionismo y de la interminable reinvención de uno «auténtico», el sionismo imaginado, opto por centrarme en lo que hace el sionismo. Esto no excluye otros enfoques; las ideas importan mucho y aún más importante son las razones por las que la gente las adopta. Pero sería útil, yo diría, aplazar el examen de la ideología política «desde dentro» -en términos de sus promesas a sus seguidores, sus deseos y temores – y analizar sus efectos en el mundo social.

Colonizar los territorios ocupados

En efecto, no era poco común en la década de 1990 decir que el sionismo en Israel pertenecía al pasado, tal vez al período anterior a la fundación de Israel en 1948, hasta tal vez un poco más tarde -pero ciertamente no en el presente-. Aunque el «pos sionismo» era sólo un fantasma y no una realidad social o política, se consideraba más una palabra de moda que refleja las ilusiones de la élite israelí.

La década de 1990 fueron los días de la gran ilusión, de un sinfín del «proceso de paz» que llevó a la modernización de la ocupación israelí de los territorios palestinos ocupados (en un grado significativo con la ayuda financiera de la Unión Europea), que trajo como coletazo el resurgimiento brutal del conflicto después de octubre de 2000, un enorme sufrimiento y la construcción de ese gran monumento de la civilización moderna conocido como «el muro de separación». Israelíes y palestinos han pagado un precio terrible por las ilusiones de la década de 1990 y, lo más importante, por no hacer frente a la cuestión de la colonización y los asentamientos, por la falsa promesa de «descolonización liviana. El proceso de paz de Oslo cuidadosamente evitó las cuestiones básicas, soberanía política, los asentamientos, los refugiados, y la redistribución de los recursos. En octubre de 2000, grandes sectores de la elite israelíes estaban «profundamente decepcionados» por los palestinos, que ya no estaban dispuestos a seguir esperando el día de nunca jamás, al darse cuenta de que a lo largo de los años del proceso de Oslo, sólo se había consolidado un proceso que dejó huellas profundas en la realidad social: la expansión de las colonias, así como la duplicación del el número de colonos judíos en los territorios ocupados.

Esta es la realidad, el centro de la cuestión es la colonización y el despojo. Está bastante claro ahora que en el corazón de nuestra tragedia -el quid de la injusticia y el más serio obstáculo para cualquier compromiso histórico viable y aceptable entre israelíes y palestinos- está en el proceso de colonización. (3)

Aunque los sucesivos gobiernos israelíes son políticamente responsables de la expansión del colonialismo es esencial ver que, en la práctica, siempre ha sido básicamente un proyecto articulado, impulsado por una alianza de tres grandes actores: el Estado, los movimientos políticos y otras organizaciones de gran envergadura. El Estado actuó a través de un amplio espectro de ministerios (Agricultura, Construcción, Defensa, Turismo, etc.), pero no se debe pasar por alto el papel pionero de la división especial del ejército israelí en lo que respecta a la colonización. Los soldados eran usados frecuentemente, sobre todo hasta 1978, para ocupar posiciones militares que se convertirían en los asentamientos permanentes, pero la principal fuente de mano de obra era civil. Los sucesivos gobiernos israelíes han trabajado en conjunto con los movimientos políticos sionistas que proporcionaron la mayor parte de los colonos y promovieron el proceso de colonización, desde el movimiento de la izquierda sionista, Ha-Shomer Ha-Tza’ir hast a el mesiánico ultranacionalista Gush Emunim.

Tanto el Gobierno como los movimientos coloniales se han basado en el continuo apoyo del movimiento sionista -más específicamente de sus fuertes organizaciones- que han desempeñado un papel clave en la financiación y realización del proyecto de colonización (3).

Ahora todos estamos familiarizados con la horrible realidad de Cisjordania, un espacio fragmentado, intercalado con los asentamientos judíos y conectado por una red de caminos que separan las comunidades palestinas entre sí y sufriendo el enclave de un sistema de controles de carretera, puestos militares y el muro de separación. Este patrón se ha establecido con base en dos planes generales de 1978-1979; uno redactado en una oficina del Gobierno, el otro en las oficinas de la Organización Sionista Mundial (OSM). E l Plan de Sharon -un plan de acción preparado por Ariel Sharon, ministro de Agricultura en el primer mandato de Menachem Begin, y el Plan Drobles- el plan para colonizar Cisjordania preparado por Matitiahu Drobles, jefe del Departamento de Colonización de la Organización Sionista Mundial entre 1978 y 1992 (4).

El papel de la Organización Sionista Mundial no está confinado a una planificación de estrategias. Después de 1967 el Fondo Nacional Judío (JNF en inglés y KKL en hebreo) estuvo involucrado en la compra de tierras en los territorios palestinos ocupados a través Himanuta (propiedad exclusiva de una subsidiaria del KKL) (5); turbias transacciones de tierras han dado lugar repetidamente a acusaciones de corrupción, falsificación de documentos y soborno (6).

Además el KKL jugó un papel clave en la construcción de la infraestructura para los asentamientos en Cisjordania y la Franja de Gaza (7). De hecho, en los primeros diez años de ocupación de Cisjordania, la Franja de Gaza y los Altos del Golán, cuando los proyectos de colonización no eran aún reconocidos abiertamente por el gobierno, el KKL demostró ser un vehículo eficiente para la promoción de la colonización a través de la puerta trasera (8). Después de 1977, cuando el partido de derecha Likud tomó el poder, la División de las colonias de la Organización Sionista Mundial se empoderó aún más; el KKL todavía promueve proyectos de colonización en Cisjordania (sobre todo en el valle del Jordán) (9 ), pero el procedimiento habitual es que el Gobierno israelí asigne fondos a la División de los asentamientos de la OSM involucrados directamente en la construcción y expansión de asentamientos en estrecha cooperación con las organizaciones de los colonos (10). Un periodista israelí ha descubierto recientemente cuán grande es la cantidad de dinero que se canaliza al Departamento de asentamientos, que incluso en tiempos de recortes presupuestarios de los servicios sociales esenciales, dichos servicios están generalmente garantizados con mayor presupuesto que el presupuesto original (11).

Este poderoso triángulo -el Estado (incluyendo su sistema de seguridad), los movimientos sionistas de colonos (que proveen el núcleo duro de los nuevos colonos y que libran en el terreno la lucha cotidiana) y la Organización Sionista Mundial (que aporta el dinero y la infraestructura a través de su Departamento de asentamientos y el KKL) ha sido la principal fuerza detrás de la colonización de la Ribera Occidental, Gaza y los Altos del Golán. Esta es la alianza que todavía está vigente. Todos los protagonistas no sólo invocan el sionismo como el marco ideológico de sus actos conjuntos, sino que forman parte del movimiento sionista y sus instituciones.

Si bien el poder político no está para gestionar los asuntos de todos los días, sí lo hace en la toma de decisiones estratégicas sobre el futuro político de las comunidades, entonces está claro que los asentamientos son el factor más importante para moldear el futuro de los palestinos y los israelíes y el más serio obstáculo para cualquier solución basada en los principios de igualdad y libre determinación. En ese sentido, todavía estamos dominados por la visión de Ariel Sharon, seguimos viviendo a la sombra del Plan de colonialismo de Drobles en sus diversas prolongaciones.

Este es el único legado sionista más importante que debemos considerar en cualquier discusión para una solución política del conflicto palestino-israelí. La continua e inquebrantable hegemonía ininterrumpida de esta alianza durante los últimos 45 años es una razón importante porque la discusión política en Israel hoy en día está vacía de contenido político, evitando la cuestión más crucial, que es la cuestión palestina. Más que nada, esta omisión refleja la incapacidad política frente a este hecho absolutamente crucial, el peso de las decisiones políticas y proyectos llevados a cabo por una alianza entre las instituciones estatales y no estatales, tales como el KKL y la OSM, sobre las que los ciudadanos israelíes -ya sin tomar en cuenta a los palestinos- no tienen ningún control. Esta -en gran parte invisible- división del trabajo entre el «Estado profundo» y la OSM hace que sea muy difícil responsabilizar a las instituciones estatales. El Estado ha sido capaz de promover la colonización a través de la puerta trasera, ya sea utilizando al KKL, la Agencia Judía o la OSM; y se puede agregar la inscripción, de manera similar, de las tierras del Estado a favor de la filial del KKL Himanuta, una empresa privada, para que estas tierras no se puedan arrendar o vender a las personas no judías (12).

Habría sido irresponsable por mi parte hablar del poder en Israel sin tener en cuenta la ocupación. Vamos ahora a cruzar la Línea Verde dejando de lado los territorios ocupados desde 1967 y nos centraremos en Israel dentro de sus fronteras previas a 1967. Las más diversas y tangibles maneras en que el sionismo conforma las realidades actuales en Israel son a través del control de los recursos esenciales, en primer lugar la tierra (12), papel clave en la transformación radical y el paisaje natural que acarreó la colonización, y en tercer lugar la configuración de la toma de decisiones y el despojo de sus derechos a ciudadanos israelíes a través de patrones establecidos en colusión entre las organizaciones estatales y sionistas, no necesariamente establecidas en Israel. Voy a ilustrar cada una de estas maneras centrándome principalmente en el KKL (Fondo Nacional Judío).

Control de los recursos claves: la tierra

La tierra por supuesto no es todo, pero en una sociedad colonial de asentamientos, como es la israelí, representa mucho. Y no solamente por su valor simbólico. La tierra y el agua conservan su importancia para la agricultura en un mundo que va hacia el final de la ilusión de un suministro de alimentos sin fin. En una sociedad como la de Israel, donde tantas personas están sin hogar, en la que la vivienda sigue siendo uno de los problemas sociales más urgentes y muestra una dimensión fundamental de la desigualdad social, el acceso a la tierra es crucial, se pueden hacer fortunas en el negocio de la construcción y todos los grandes bancos tienen fuertes inversiones en hipotecas para viviendas.

El 93 % de la tierra en Israel está en manos del Estado. Antes de 1948, los judíos poseían menos del 5 % de la tierra. Hasta 1948, los palestinos poseían el 82 % -84 % de la tierra. Ahora los palestinos que quedaron dentro de Israel -el 20 % del total de sus ciudadanos- poseen no más del 4 %. Esto es bastante flagrante en términos de expropiación y desigualdad. La mayor parte de esta masiva transferencia de la propiedad no ocurrió antes de la guerra de 1948, sino entre 1949 y 1953, por medio de dos artículos de la legislación cuyos resultados vemos hasta nuestros días: la ley de propiedad de ausentes (1950) y la ley de derecho a la adquisición de tierras (1953). Todos los partidos políticos que apoyaron estas dos leyes se definen a sí mismos como sionistas (13).

Gran parte de las tierras que eran propiedad de los refugiados palestinos fueron trasladadas en varias etapas de estar en custodia del Estado a las principales instituciones del movimiento sionista ya sea como propiedad o para uso a largo plazo: la Autoridad para el Desarrollo de Israel, que era un órgano conjunto que tenía representantes no solo del Gobierno (ministros de Finanzas, Agricultura, Industria y Trabajo) además de la Agencia Judía y el Fondo Nacional Judío-.

Las tierras más valiosas de los refugiados palestinos fueron negociadas por el Estado en un sombrío acuerdo -una verdadera acción de Noche y Niebla– al Fondo Nacional Judío, a fin de prevenir cualquier posibilidad de que el Estado tenga que restituir la propiedad a los refugiados palestinos. El 11 de diciembre de 1948, la ONU aprobó la resolución 194 que reconoce el derecho de devolución o compensación de sus bienes a los refugiados palestinos. En enero de 1949, el Gobierno adoptó la idea de vender 1.000.000 dunams (1 dunam = 0,1 hectárea) al Fondo Nacional Judío. El acuerdo fue seguido por un segundo «acuerdo de un millón de dunams«, pero debido a posteriores dificultades, el KKL devolvió parte al Estado. El Fondo Nacional -KKL- incluso no pagó todo el precio pactado, ya que tenía permitido utilizar fondos estatales para pagar al Estado por la tierra de la que se había apropiado (14.) Estas tierras, según estimaciones conservadoras, totalizaron al menos 1,5 millones de dunams, más del doble de la cantidad de tierra comprada por el KKL desde su fundación (15).

El KKL todavía posee la mayor parte de estas tierras, que son su principal fuente de ingresos. El organismo disfruta, como veremos, de un estatuto jurídico especial en Israel. Está exento de impuestos, pero no hace públicos sus ingresos ni tampoco es actualmente objeto de la ley de libertad de información (16).

Los principales periódicos publicaron estimaciones de que la propiedad de tierras del KKL le proporciona un ingreso anual que asciende a aproximadamente mil millones de nuevos shekels israelíes al año, más o menos los ingresos anuales de una de las grandes y más exitosas compañías de informática de Israel, Matrix (17). La concentración de los recursos y la riqueza convirtió al KKL en objeto de repetidas y feroces peleas por el control entre los políticos israelíes, involucrando graves acusaciones de corrupción (18).

Pero la cuestión no es el ingreso en sí mismo, sino el poder y la discriminación sistemática. El propósito principal del Fondo Nacional Judío es la adquisición de la tierra «para la colonización judía». Según el memorándum de la compañía Fondo Nacional Judío, todas sus tierras -es decir, incluyendo la tierra palestina expropiada- solo se arrendarán a los judíos (19)

Se podría decir que esto es historia. No lo es. Como resultado, algunas de las tierras del KKL se concentran en la zona central de Israel, alrededor de Tel Aviv, Jerusalén y Haifa y se encuentran entre las tierras más valiosas del país (20). Cualquier discusión actual de los problemas de vivienda en Israel, de la necesidad de una justa distribución de los recursos públicos y al mismo tiempo cualquier discusión seria acerca de la justicia histórica para los refugiados palestinos tiene que llegar a un acuerdo con el hecho de que una sola corporación, no controlada por los ciudadanos de Israel, es la única propietaria de estas valiosas y esenciales reservas territoriales.

Despojo y colonización

Hay más que eso. En 1961 el KKL firmó un pacto con el Estado de Israel, un acuerdo que todavía está vigente (21). El KKL ha transferido al control del Estado -la Administración de Tierras de Israel- la gestión de la propiedad de la tierra que está bajo su propiedad, sin renunciar a sus derechos de propiedad. A cambio adquirió un estatus especial en la administración de toda la tierra de Israel. Está representado en las más altas esferas de la Administración de Tierras de Israel (22) y ésta se comprometió a administrar la tierra propiedad de KKL según la normativa KKL, es decir, no ceder esas tierras a los árabes. Así es cómo funcionan las cosas hasta este mismo día (23).

No tenemos cifras exactas de la cantidad de tierras que cambiaron de manos en la década de 1950 ni tenemos relatos históricos fiables explicando quién precisamente ganó de esta transformación masiva y cómo. Pero no se puede negar que esta enorme transferencia de la tierra tiene implicaciones de largo alcance no sólo en las desigualdades existentes entre los judíos y los árabes en Israel. También provocó una enorme concentración de recursos en las manos de un pequeño grupo estrechamente aliado con las instituciones estatales y sionistas. Una situación de colonialismo crea enormes posibilidades para los grupos y los individuos de enriquecerse en virtud de su relativa proximidad a los centros de poder. Esta era una enorme cantidad de riqueza para distribuir, directa o indirectamente. Una parte es fácilmente visible. Por ejemplo, el debate que estalló en Israel en la década de 1990 acerca de la tierra asignada a los kibutzim (granjas colectivas N. del T.) cuando la misma privatización creó oportunidades para obtener grandes beneficios por la propiedad de la tierra, también sacó a la luz la parte de la tierra que expoliaron esas granjas colectivas a los palestinos y la exclusión de otros grupos -el más notable el de los judíos de origen y cultura árabe- de cualquier acción de compartir con ellos. Aún así, todavía no tenemos un retrato social de la elite que surgió a través de estos procesos formativos en la década de 1950. Como ha demostrado el sociólogo Shlomo Svirski (24), esta élite fue en gran medida hecha por el Estado, se basó en la asignación de recursos a través del Estado o del movimiento sionista. Y a menudo de ambos.

El segundo aspecto a considerar brevemente no es la asignación de recursos, sino su transformación, es decir, la colonización. El movimiento sionista ha sido la fuerza motriz que empujó la «colonización interna» de la Galilea y el Negev, no menos que en Cisjordania, la Franja de Gaza y los Altos del Golán. Esto no se aplica a la década de 1950 solamente. La judaización de la Galilea desde 1975, por ejemplo, fue un proyecto conjunto de la División de Colonización de la Agencia Judía, del Keren Kayemet y de los sucesivos gobiernos israelíes, desde el Laborista hasta el Likud. Aquí, como en otras partes, es dificultoso distinguir cuidadosamente los funcionarios del Estado de los funcionarios sionistas, como agentes que cruzaron rutinariamente desde el Estado a estar al servicio en puestos clave en la Agencia Judía, por ejemplo, y viceversa, por lo que la cooperación sólo es parcialmente visible en los intercambios institucionales. Además, la judaización de la Galilea desde mediados de la década de 1970 implicó una mezcla familiar de argumentos demográficos, discurso de seguridad, demonización de los ciudadanos palestinos, la creación de beneficios de gentrificación y la movilidad social para los judíos. En ese sentido, se pretendía la segunda ola urbana de la colonización de Cisjordania en la década de 1980.

Árboles y ciudadanía

Hay mucho más que decir sobre el papel del KKL en el actual Israel, pero me estoy limitando aquí con el fin de ilustrar acerca de las consecuencias estructurales de la connivencia de las instituciones y las empresas con el Estado sionista, un patrón particular en el que el Estado parece renunciar a elementos clave de su soberanía en beneficio de una corporación privada de una manera que debilita a sus propios ciudadanos. En este punto se puede hablar de la forestación. En su alianza de 1961 con el Estado de Israel, el KKL adquirió una autoridad especial, por lo general reservada para el Estado. Todas las futuras obras de recuperación y forestación se concentrarían en adelante en las manos del KKL, el cual desarrollaría de allí en más planes de forestación y sería el responsable de su ejecución. El Departamento de Forestación del Gobierno, heredado de la administración británica, fue abolido. Sólo se mantuvo su división de investigación. De manera que el Estado de Israel renunció a una autoridad central y la relegó a una corporación sin rendir cuentas a los ciudadanos israelíes.

¿Por qué habría de hacer esto el Estado? E l portavoz del KKL, Yosef Weitz, director de Departamento de Tierra y de Forestación del KKL, proporcionó al menos un argumento. Afirmó que el Departamento de Forestación del Gobierno no estaba en sintonía con las necesidades de la colonización, mientras que para el KKL la forestación es «la pionera que va delante de los colonos» (25). Y, de hecho, el Departamento de Forestación del KKL no fue sometido a un organismo encargado de la preservación de espacios abiertos o la protección del medio ambiente, sino a la Autoridad de Desarrollo de la Tierra del KKL. Weitz afirmó haber inventado el uso de la forestación para asegurar el control de las tierras que ya estaba asegurado en el convenio de 1920 (26). Este método todavía está en uso.

La legislación urbanística de Israel sólo surgió en la década de 1960. El KKL no tenía rivales con los que lidiar. Persistentemente ignoró las críticas ecológicas de sus proyectos de forestación. Hasta el año 2002 se negó incluso a presentar sus planes de forestación en los comités de planificación (27). Sólo recientemente lo hizo al cooptar algunas de las críticas de los ecologistas, incorporó en parte su crítica y ahora se está mostrando como la mayor organización verde del mundo. Sin embargo los proyectos de forestación del KKL permanecen estrechamente vinculados a su misión principal, la adquisición de la tierra y su preparación para los asentamientos.

Mi ejemplo es del norte del Negev, a pocos kilómetros al norte de Beer Sheva. En este caso, la Administración de Tierras de Israel ha participado durante varios años en una campaña para demoler una aldea beduina «no reconocida», al-Araqib, con el fin de obligar a sus habitantes a renunciar a sus derechos ancestrales a la tierra y pasarlos a municipios. El JNF es el pionero verde de este proceso que encendió el conflicto a finales de 1990 mediante la realización de obras de forestación en la zona que implicaron para los beduinos hechos irreversibles que se estaban desarrollando en el terreno y que les impedía cultivar las tierras que reclaman como propias y hacer en el futuro procedimientos judiciales sin buenos resultados. Estos árboles, dijeron, eran soldados-árboles, que hacían frente a los colonos aún ausentes (28). Durante un debate parlamentario sobre la cuestión de trabajos de forestación en al-Araqib, el ministro de Agricultura -él mismo un candidato en el pasado a la presidencia del KKL- admitió que era bien sabido que la plantación de estos árboles era el mejor método para la defensa de las «tierras de la nación» en contra de los invasores, es decir, los beduinos, «a pesar de que esos árboles pueden derribarse en el futuro para otros fines» (29). Y de hecho, cuando una comunidad cerrada de clase media judía junto a Al-Araqib necesitaba expandirse, estos árboles se arrancaron sin más preámbulos.

Los múltiples usos de los árboles en el proceso de colonización -para cubrir los restos de las aldeas palestinas demolidas, para proteger de reclamos de propiedad, para fortificar la frontera, para crear hechos sobre el terreno o, más fundamentalmente, como un sustituto de los colonos humanos aún ausentes- hace al menos comprensible por qué el Estado ha renunciado a la forestación dejándola en manos de una empresa privada como el KKL. El caso revela, sin embargo, un modelo institucional más básico: La Administración de Tierras de Israel ha recurrido al uso de topadoras para demoler la aldea beduina. El KKL utiliza árboles para ocupar la tierra. Esa misma administración se ha beneficiado de la imagen pública positiva del KKL, que puede confiar en un flujo de donaciones tanto individuales como de las instituciones del Gobierno que buscan contribuir a «hacer florecer el desierto». Cada vez que se enfrenta con la crítica pública en relación con su papel de encender el conflicto con los ciudadanos beduinos, el KKL respondió que sólo estaba ejecutando órdenes, que opera bajo la dirección de la Administración de Tierras de Israel y de los órganos de planificación del Gobierno. Sin embargo, los planes de forestación son enviados por el KKL a los comités de planificación, su gran propiedad territorial y la influencia política predisponen a que dichos organismos cooperen estrechamente con el KKL. Más importante aún es que frente al montaje de la crítica de la opinión pública en Israel y más allá el KKL demostró que era lo suficientemente autónomo como para decidir parar por su cuenta, aunque sea temporalmente, los trabajos de forestación en al-Araqib . Desenmascarar las afirmaciones del KKL de que no es responsable de sus políticas es menos importante que la comprensión del mecanismo básico revelado aquí: movilizar, activar y oscurecer responsabilidades, una alianza informal estrecha entre funcionarios oficiales estatales y las organizaciones sionistas, una alianza que mina el control democrático desde abajo o la participación de los ciudadanos.

Esto podría parecer un pequeño ejemplo. Tome el «proyecto original para el Negev», un plan maestro para el Negev que comprende alrededor del 60 % del territorio de Israel previo a 1967, sus últimas reservas naturales de la tierra, y que afectan directamente las vidas de 600.000 ciudadanos. El proyecto original para el Negev prevé la colonización masiva del Negev por varios cientos de miles de colonos judíos, los nuevos inmigrantes, colonos nacionalistas religiosos, soldados y sus familias, parejas jóvenes de la periferia de Israel o familias que se espera se trasladen desde el centro hacia la periferia, ya que son incapaces de pagar por la vivienda. En mayo de 2006 Shimon Peres anunció, como ministro de Desarrollo del Negev y Galilea, que su primera tarea sería la construcción de un nuevo asentamiento judío en el Negev, Karmit, como parte del «proyecto original para el Negev». Se describió como el primero entre muchos de estos asentamientos «designados para inmigrantes americanos ricos, jóvenes que quieren emigrar a Israel y vivir con estilo» (30). Un editorial de la revista Bnei B’rith dijo a los nuevos colonos potenciales de los EE.UU. y Canadá que «el Negev es lo más parecido a una pizarra limpia (¡sic!), que es lo que muchos de los pioneros llegados antes de la creación del Estado de Israel encontraron cuando primero vinieron a la Tierra Santa» (31). Los pioneros habrían podido encontrar indios o beduinos, pero esto era imposible de modificar.

El «proyecto original para el Negev», sin embargo, no se preparó en Israel. Fue proyectado por la Agencia Judía, financiado por el Fondo Nacional Judío de Estados Unidos, desarrollado por McKinsey & Company, la consultora de gestión mundial, en colaboración con militares de Israel y el Ministerio para el Desarrollo del Negev de la Galilea, enfocado casi abiertamente con el objetivo de la judaización de la tierra.(32) Es fácilmente reconocible la participación de McKinsey como un signo familiar de los tiempos neoliberales, eludiendo la responsabilidad de la participación política y democrática (33), pero el papel dirigente del JNF-EE.UU. y los planificadores militares es propio de nuestra realidad colonial (34). Una cosa es darse cuenta de que los planes maestros para la colonización de Cisjordania fueron preparados por el Departamento de Colonización de la Organización Sionista Mundial, junto con Ariel Sharon, otra es darse cuenta de que «el proyecto original para el Negev» ha sido elaborado a través de una articulación de alianzas de las empresas sionistas, firmas privadas de consultoría y ministerios del Gobierno sin tener que consultar a los ciudadanos afectados ni, ciertamente, a los beduinos que suponen actualmente un tercio de la población del Negev.

El sionismo es parte del actual Israel. Más allá de su papel en la colonización y el control de los recursos claves por las instituciones de la Organización Sionista Mundial, el sionismo afecta profundamente las estructuras políticas: Israel no puede pertenecer a sus ciudadanos, mientras el movimiento sionista, sus instituciones y corporaciones gozan de un status especial, privilegiado, y ocupa una posición que conforma la realidad social y económica en detrimento de los palestinos y a espaldas de todos los ciudadanos de Israel. Los palestinos no pueden convertirse en ciudadanos iguales, de forma individual y colectiva, mientras las instituciones sionistas producen la posición privilegiada para los judíos, que pueden estar disfrutando ahora de los privilegios de forma directa e indirecta gracias al Estado y sus aliados en el movimiento sionista y que aceptan pagar el precio de este privilegio en el largo plazo, la dependencia de los patrones y el odio a los desfavorecidos.

Esto es estructural ya que los principios democráticos se ven socavados fatalmente cuando los ciudadanos no son aún formalmente soberanos. No subestimo la importancia de las libertades democráticas en Israel, limitadas como son. Sin embargo la democratización de la sociedad israelí, aún sin considerar la ocupación militar e incluso su esperado traspaso, requiere, simplemente, igualdad de ciudadanía democrática y plena soberanía, en la práctica, una separación completa de las instituciones estatales del movimiento sionista y la restitución de los recursos claves a los ciudadanos, a todos los ciudadanos de Israel.

Lo que tenemos es tanto un movimiento sionista que controla un «estado débil», como un Estado manipulando las instituciones sionistas a voluntad, lo que representa más bien un conflicto donde se monta una institución sobre otra y plagado de corporaciones estatales y públicas-privadas capaces de socavar el control democrático. No estoy argumentando que Israel sea un «estado débil» incapaz de resistir las presiones de los donantes, de las organizaciones no gubernamentales o las corporaciones internacionales. Hemos llegado a saber que algunos estados son considerados mejor como «estados astutos», fingiendo debilidad cuando es necesario con el fin de sacudirse la responsabilidad, gobernados por elites que constantemente cambian los procesos de toma de decisiones con el fin de hacerse incomprensibles para los ciudadanos, los pobres, los explotados y los excluidos. El Estado de Israel no es, ciertamente, débil. Es capaz de mover y eliminar a las poblaciones, controla recursos naturales en una medida sin precedentes en el Norte global, por no hablar de su fuerza militar. Pero tanto la cooperación abierta y silenciosa entre las élites israelíes a través del Estado con los órganos del movimiento sionista, principalmente la Organización Sionista Mundial, la Agencia Judía y el Keren Kayemet, le permite renunciar a la responsabilidad para externalizar los costos y mantener la discriminación oculta.

Pero hablar del Estado es aún demasiado general. Tal vez es el momento para nosotros de pedir prestados conceptos de nuestros vecinos. En Turquía, se habla del estado profundo (devlet derin), una agrupación de influyentes coaliciones y alianzas dentro del sistema político, que incluye a altos funcionarios y oficiales militares, el poder judicial y el crimen organizado. Los políticos van y vienen en Israel, pero las instituciones básicas, tales como la Administración de Tierras de Israel, el Ministerio del Interior o de los militares, son, sin duda, de larga duración, los jugadores de gran alcance, que persiguen objetivos a largo plazo sobre la base de una visión compartida, basada a menudo en los patrones de socialización comunes y múltiples lazos sociales dentro de la élite de Israel.

No hay nada especial acerca de que las élites políticas trabajen en estrecha colaboración con las grandes corporaciones. Lo que le da el neoliberalismo en Israel su sabor particular es – entre otras cosas – la estrecha alianza de largo tiempo entre el «estado profundo» y las instituciones del movimiento sionista.

Esta alianza se interpone en el camino de la democratización del sistema político de Israel y cualquier transformación social que garantice básicamente la igualdad del derecho al bienestar de todos sus ciudadanos. Para lograr la reconciliación histórica con el pueblo palestino, la colonización debe parar, tanto en los territorios ocupados como dentro de Israel. Las instituciones que la motorizan, como la Agencia Judía, la OSM y el KKL, deben irse. El control que tienen de los recursos esenciales dentro de Israel se interpone en el camino de cualquier intento de lograr una medida de justicia social dentro de Israel por medio de la redistribución. En la medida en que ofrecen beneficios discriminadamente, eluden compartir el poder y la igualdad de la ciudadanía sin restricciones, la democracia no puede estar garantizada. El sionismo, por lo tanto, no es una reliquia histórica en Israel y Palestina. Proporciona la plantilla para canalizar el flujo de la energía y de los recursos que sustenta una visión exclusivista y colonial de la sociedad israelí y que está incrustada en innumerables prácticas.

Ningún partido sionista ofrece a los ciudadanos palestinos igualdad de derechos, ni individuales ni colectivos. Todos mantienen su pertenencia a la Organización Sionista Mundial y todos se aferran al KKL y sus considerables recursos. Aferrarse a ellos impide la protesta y canaliza, una y otra vez, la lucha contra el «enemigo real», los palestinos. En septiembre de 2011, hacia el final del verano de la protesta social en Israel, el presidente de la Unión de Estudiantes exigió del Gobierno apoyo financiero para el asentamiento de la periferia como una solución a la difícil situación de «buenos israelíes» integrantes de la clase media que cumplieron el servicio militar. «Esta es una oportunidad histórica para cumplir la visión sionista y colonizar la periferia «, escribió, ignorando no sólo a los ciudadanos árabes, sino también a los habitantes judíos de la periferia de Israel. Esta es la lógica bien conocida de la construcción de su futuro sobre las ruinas de los pobres y de las comunidades indígenas, una lógica colonial. Para lograr cambios sociales en Israel, esta lógica debe ser impugnada por medio de alianzas sociales que estén por encima de las divisiones étnicas, alianzas que ofrezcan a los palestinos plena igualdad y puedan ofrecer a los israelíes un verdadero futuro viable fuera del gueto fortificado, sin muros ni vallas de separación.

  1. Este artículo está basado en la conferencia «Israel 2012: Democracia bajo presión», 26-28 de octubre de 2012.

  2. Said, Edward W. (1980), La Cuestión de Palestina, Londres, p 54.

  3. Zertal, Idith/Eldar, Akiva ( 2007 ), Lords of the Land:  e War over Israel’s Settlements in the Occupied Territories 1967-2007 , New York.

  4. De hecho, el departamento ya tenía un director, el anciano Raanan Weitz de Mapai (laborismo). Durante un tiempo sirvieron juntos, pero el derechista Drobles, miembro del Likud, fue el jefe verdadero y permanecieron en esta situación durante 17 años.

  5. En la reciente participación de Himanuta -otro nombre para el Fondo Nacional Judío (n: del T.)- en el desalojo de los residentes palestinos de Silwan ver Sheizaf, Noam Sharvit, ( 2011) : Despite denials, JNF to continue eviction effort of JerusalemPalestinians, + 972 Magazine, 28/02/2011 (http:// 972 mag.com).

  6. Sharvit, Noam ( 20015 ) ejecutivos del Fondo Nacional Judío, sospechosos de corrupción y fraude de tierras, Globes 27/02/2005; Barkat, Amiram (2005): el Fondo Nacional Judío dueño de la compañía que compró tierras en los territorios, Haaretz 17/02/2005;

    Levinson, Chaim (2013), exoficial del ejército israelí en Cisjordania corta un acuerdo de cohecho, Haaretz 09/04/2013. Para casos más antiguos sobre acusaciones de forzamiento de documentos y uso de sobornos, ver «In Injunction Order issued against selling Notre Dame», Davar, 13/12/1970 (hebreo); Bachar, Ilana/ Freud, Talma (1986) Two Lawyers and a Land Broker suspected of forging land titles, Maariv, 19/06/1986 [Hebrew].

  7. Tres ejemplos entre muchos «Preparing the Ground for Mevo Choron [Settle-ment],» Davar, 25/05/1972 ; «Preparing the Ground for a New Settlement in Pit’hat Ra- fi ach,» Davar, 13/04/1972 ; Tzvi Ilan, «A Jewish Country is being created in the Shomron Desert,» Davar, 22/12/1972 .

  8. En uno de los casos más prominentes, el New York Times destapó la construcción de una importante carretera en Cisjordania, la «carretera Allon» en el valle del Jordán. De hecho fue construida por el KKL: Talmi, Menachem 1973): The Allon Road – What all the fuss is about, Maariv (23/02/1973).

  9. Informe Tarabut (2013) JNF in the Jordan Valley: Colonization Now, (o8/02/2013) Tarabut Website (www.tarabut.info).

  10. Con más exactitud, hay dos departamentos de colonización, uno es el de la Agencia Judía, básicamente controlada por los donantes más importantes y que opera principalmente dentro de las fronteras de Israel de 1967; mientras que el departamento de colonización de la Organización Sionista Mundial se enfoca en los Territorios Ocupados, aunque desde 2004, también dentro de las fronteras anteriores a 1997.

  11. Levinson, Chaim, (2003), el departamento de colonización de la Organización Sionista Mundial recauda más dinero de lo presupuestado, Haaretz, 17/06/2013

  12. Blougrund, David, (2001)  e Jewish National Fund,  e Institute for Advanced Strategic & Political Studies, p. 10 (www.israeleconomy.org).

  13. Diputados del partido sionista de izquierda Mapam estuvieron ausentes durante la votación de la ley de Adquisición de Tierras (1953).

  14. Kremnitzer, Mordechai/Confino, Roy (2013). Observación de la legislación, el proyecto de ley en lo que respecta al Acuerdo de Intercambio de Tierras entre el Fondo Nacional Judío y la Administración Nacional de Tierras 17/04/2008 Israel Democracy Institute Website (www.idi.org.il)

  15. Oren-Nordheim, Michael (1999): La cristalización de la política de colonización en el Estado de Israel desde su establecimiento y durante los primeros años de la Administración de Tierras de Israel (1948-1965) tesis de doctorado en la Universidad hebrea de Jerusalén, páginas 236-266 (hebreo). En vísperas de la fundación del Estado de Israel, el Fondo nacional Judío se adueñó de 942.092 dunams, en agosto de 1964 el mismo Fondo era dueño de 2.604.916 dunams (ibid, pp. 51-264)

  16. Winograd, Alona, (2013) ¿Qué está pasando con el Fondo Nacional Judío? Haaretz 05/07/2013; Hovel, Re-vital: Se podría hacer una revisión de control al Fondo Nacional Judío si el ministerio de Justicia de Israel impusiera sus reglas, Haaretz 25/07/2013

  17. En 2008, aproximadamente 972 millones de shekels de renta de la tierra; en 2009 1.133 millones de shekels; aproximadamente mil millones en 2011: Choresh, Hadar (2011) Ingresos de la Administración de Tierras de Israel, aproximadamente cuatro mil trescientos sesenta millones, Maariv 03/08/2011; Blau, Uri (2011): Viendo el bosque y los árboles: la historia no contada del Fondo Nacional Judío, Haaretz 09/12/2011

  18. Sadeh, Shuki (2011): Aquí es donde concretamente el dinero crece en los árboles: qué hace realmente con sus donaciones el KKL, Haaretz 06/01/2011 (en hebreo); Sadeh, Shuki (2013) ¿Qué hay entre el Fondo Nacional Judío y las pintadas a favor de Israel en Hebron?, Haaretz, 13/06/2013

  19. Más precisamente, «para cualquier judío y para cualquier organismo de judíos excluido o para cualquier compañía bajo control de judíos… que está relacionado o pretende involucrarse en la colonización de los judíos, (Keren Kayemeth Le-Israel, [JNF], Memorando de la Asociación, 1954)

  20. Algunos datos fueron divulgados por el presidente del KKL, Effi Stenzler, durante una conferencia pública de junio de 2009 «Lo mejor del sionismo, tanto en el Negev como en la Galilea», Karka 67 (2009).

  21. Aún antes estaba regulada la relación entre el Estado de Israel y la Organización Sionista Mundial. En 1952, una ley especial reconocía la posición especial de la Organización Sionista Mundial y la Agencia Judía como organismos autorizados para actuar por el desarrollo y la colonización del país. Se diseñó un convenio especial entre el Estado y la OSM en el año 1954, que fue reemplazado por otro en 1979. En el convenio, el propósito de la OSM se definió como colonización agrícola, con la adquisición de tierras y prepararlas por medio de sus organismos.

  22. Hasta hace poco, el KKL estaba autorizado para estar representado con la mitad del directorio de la Autoridad de Tierras de Israel; ahora está representado por dos integrantes, los otros siete representan a diferentes ministerios gubernamentales. Se guardó a los miembros representantes del KKL la dirección del comité más importante de la Autoridad de Tierras, el Comité de la Tierra. A medida que voy revisando estos informes para su publicación, los periódicos israelíes informan sobre otro conflicto más importante sobre el control del ministerio de Vivienda y del Construcción, bajo la extrema derecha en la coalición, y el KKL que puede llevar a una alteración en el directorio de la Autoridad de Tierras.

  23. «Las tierras del Fondo Nacional Judío deben, principalmente, estar administradas y sujetas al memorándum y los artículos del Fondo Nacional para Israel» (Convenio entre el KKL y el Gobierno de Israel, 1961)

  24. Svirski, Shlomo, (2005): 1967 A Social-Economic Turning-Point in Israel’s History, in: Avi Bareli et al. (eds.) Society and Economy in Israel: Historical and Contem-porary Perspectives, Beer Sheeba: Ben-Gurion Research Institute, Vol. I, pág 91-116

  25. Elhanani, A. (1959): Y. Weitz: Government A ff orestation was not integrated in the Agri-cultural Economy, Davar, 21/08/1959

  26. Weitz, Yosef, (1970): Forest and A ff orestation in Israel, Ramat-Gan, p. 179 [Hebrew]

  27. La Unión por la Defensa del Medio Ambiente de Israel contra el ministerio del Interior, Corte Suprema de Justicia 288/00. Piskei Din. Vol. 55 (5) , pág. 673

  28. Conferencia de Algazi, Gadi (2010) From Gir Forest to Umm Hiran: Notes on Colonial

    Nature and its Keepers, in:  eory and Critique, 37 , pp. 233-253 [En hebreo].

  29. Shalom Simchon, debate en el parlamento,03/03/2010, ver Hasson, Nir (2011): Canal de televisión evangélico transforma el Negev en un bosque y desplaza a los beduinos de Al-Arakib, Haaretz 11/02/2011

  30. Alush, Zvi ( 2006 ): New Southern Town Aims to Attract Affluent American Immigrants, Ynet News, 05/02/2006

  31. Heilmann, Uriel (2008): Israel’s Desert Frontier: Settling the Undeveloped Negev, in B’nai B’rith Magazine, pp. 26-31.

  32. Silvan Shalom, ministro de Desarrollo del Negev y la Galilea expresó su visión: «La judaización de la Galilea, judaización del Negev y completar el mandato de colonizar la tierra de Israel». «Shalom: no se avergüencen de decir judaización de la Galilea». Canal 7, Israel National News, 07/01/2011 ( http://www.israelnationalnews.com ).

  33. Resch, Christine, (2005) A Desert ‘Mirage’: Privatizing Development Plans in the Negev/Naqab, News from Within, 22:8 (October/November 2006)

Gadi Algazi es profesor asociado en la universidad de Tel Aviv, http://www.tau.ac.il/~algazi/ cv.htm

Fuente: https://www.academia.edu/13171479/Zionism_in_the_Present_Tense