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El ‘sorpasso’ de Bildu al PNV

Fuentes: Rebelión

Si tomamos en cuenta la población de Euskalherria en el Estado español, ha faltado muy poco para que Bildu haya sido el partido más votado, sumando las cuatro provincias. En el cómputo total de los votos municipales, el PNV adelanta a Bildu por poco menos de 14.000 votos, pero se debe tener en cuenta, que […]


Si tomamos en cuenta la población de Euskalherria en el Estado español, ha faltado muy poco para que Bildu haya sido el partido más votado, sumando las cuatro provincias. En el cómputo total de los votos municipales, el PNV adelanta a Bildu por poco menos de 14.000 votos, pero se debe tener en cuenta, que en los pueblos de Euskalerria se presentan muchas listas independientes, de ciudadanos implicados en la vida local sin pertenecer a ninguna formación nacional.

Si descontamos las 23 alcaldías que Bildu ha conseguido en Nafarroa, en la Comunidad Autónoma Bildu alcanza 100 alcaldías, el mayor número; por su parte, los independientes tienen 35, mientras que el PNV tiene que conformarse con 95. A pesar de esa ventaja institucional, para hablar de un claro y auténtico ‘sorpasso’ o adelantamiento de Bildu sobre el PNV, tendríamos que saber cuáles son las intenciones de esos independientes.

¿A qué lista autonómica van a parar los votos municipales que reciben esos independientes? Si observamos los resultados en Nafarroa, Bildu recibe casi 6.000 votos más en las autonómicas que en las municipales, y por su parte NaBai recibe 13.500 votos más. No podemos equiparar Nabai con el PNV, pues aunque juega un papel parecido, la situación de Nafarroa no puede compararse a la de Bilbao o Guipúzcoa. Pero aún así, aunque en el País Vasco no haya habido elecciones para el gobierno nacional, podemos observar que el voto a las Juntas Generales aumenta la diferencia entre el PNV y el Bildu, de 50.000 votos en las municipales a 60.000 votos. Como conclusión podemos decir que la mayoría de la población nacionalista en Euskadi todavía es conservadora -aunque no reaccionaria como sucede en el resto del Estado español-.

Bildu ha heredado los votos de la izquierda abertzale, anteriores a la ilegalización, superando los resultados de la década final del siglo XX en Euskadi, cuando se presentaba con la marca Euskal Herritarrok. Después de superar la prueba de la represión del Estado español, los abertzales has reaparecido con más fuerza. Cierto que el precio que han tenido que pagar para ese crecimiento, es el del abandono de la violencia y la confrontación armada con el centralismo español. Pero no deja de ser meritorio el haberse replegado militarmente de ese modo, no ya sin perder votos, sino incluso ganándolos. Los dirigentes políticos del Movimiento Vasco de Liberación Nacional han sabido jugar sus cartas, y con una tenacidad digna de todo encomio enfilan una nueva época en las mejores condiciones.

La debilidad del Estado español y el capitalismo financiero que lo controla, es cada día más evidente por la crisis económica que ha estallado en los últimos años. Las manifestaciones y movilizaciones ciudadanas -el 15M, el 19J, etc.- son expresión de un descontento cada vez mayor entre la población española. Éstas, aunque no adopten un programa revolucionario sino reformista y apenas tengan consecuencias en la redistribución del poder político, están erosionando la credibilidad del actual ordenamiento político y económico.

La profunda crisis del capitalismo pone en la agenda del día su superación hacia una sociedad más justa y solidaria. En Euskadi, la primera consecuencia política de esto, ha sido el reforzamiento de Bildu y el fracaso del españolismo, identificado con la ideología reaccionaria y la corrupción social. Si como es de prever, la crisis económica sigue su marcha hacia el desastre en España -5 millones de parados, empobrecimiento de la población, déficit de la balanza de pagos, endeudamiento público y privado, bancarrota de las finanzas públicas, etc.-, una fuerza anticapitalista tiene muchas oportunidades para crecer. La única solución auténtica para esos problemas que plantea la financiarización de la economía consiste en meter mano a los bancos desde el Estado y acabar con el dominio del capital financiero sobre la vida social y la economía de un pueblo. Y eso solo se podrá hacer cambiando el orden político a través de la participación ciudadana y la profundización de la democracia. Es el camino de Islandia, que está ya incluido en el programa abertzale y en la historia de su movimiento durante las últimas décadas.

A punto de producirse el sorpasso de los revolucionarios euskaldunes sobre la mayoría conservadora, en Euskadi se pueden avistar ya los nuevos tiempos que cambiarán la historia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.